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Doce gestos de misericordia
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DOCE GESTOS DE MISERICORDIA CON LOS HERIDOS DE LA
VIOLENCIA EN MÉXICO
1. Un México desgarrado por una “economía que mata”.
En el proceso histórico de construcción del Estado mexicano encontramos que a partir
del año 1982 empieza un proceso de reformas estructurales encaminadas a la
desregulación de la economía y con ello se favorece un proceso de tecnificación de la
sociedad y del gobierno. Ahí encontramos que el mismo proceso de industrialización
impulsado por estas reformas llevó a transformar la relación con la tierra y el trabajo,
dejando de lado su carácter comunitario y trascendental para entrar en un proceso de
mercantilización de la vida. Todo esto con un discurso de modernización y desarrollo
del individuo que atrapó el corazón de muchos mexicanos.
“La crisis mundial que afecta las finanzas y la economía parece poner de relieve
sus deformidades, y, sobre todo, la grave falta de su orientación antropológica,
que reduce al hombre a una sola de sus necesidades: el consumo. Y peor aún, el
ser humano es considerado hoy como un bien en sí que se puede utilizar y
luego desechar. Esta deriva se verifica a nivel individual y social.” (Papa
Francisco a nuevos embajadores 16-05-2013).
La rentabilidad económica como medio y meta del desarrollo llevó a la exclusión de
otras dimensiones de la vida, como es la comunidad, la espiritualidad y el arraigo con
el territorio, algo favorecido por la revolución informática y el mismo proceso de
individualización de la modernidad, que contiene el deseo de un bienestar
inalcanzable y el reconocimiento desde la capacidad de consumo. “No podemos
sostener una espiritualidad que olvide al Dios todopoderoso y creador. De ese modo,
terminaríamos adorando otros poderes del mundo, o nos colocaríamos en el lugar del
Señor, hasta pretender pisotear la realidad creada por él sin conocer límites.”
(Laudato Sí, 75).
Este proceso de absolutización del mercado llevó a colocar al sistema político al
servicio de la economía, aspecto que favoreció la corrupción y con ello el
posicionamiento del narcotráfico y los mega proyectos como empleos alternativos que
han llevado a la instalación de una economía criminal. “El hecho es que el hombre
moderno no está preparado para utilizar el poder con acierto, porque el inmenso
crecimiento tecnológico no estuvo acompañado de un desarrollo del ser humano en
responsabilidad, valores, conciencia.” (Laudato Sí, 105). Es así que, la desregulación de
la economía ha llevado a la apropiación de una vida sin límites que, ante una ausencia
de referentes éticos, modela una idea de libertad desconectada del entorno y expensa
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a dejarse conducir por las fuerzas ciegas del inconsciente, de las necesidades
inmediatas, de las seducciones del marketing o de la violencia.
En este sentido, encontramos que el mismo proceso de mercantilización de la vida ha
llevado a la transformación del uso del tiempo, donde el tiempo más afectado es el
destinado a la convivencia familiar y vecinal. Una realidad que se suma al acceso fácil a
recursos económicos, vía dinero producto de la siembra de droga o remesas de la
migración, el cual ha llevado a desatar la envidia entre vecinos, haciendo cada vez más
difícil identificar intereses comunes y trascendentales, acelerando el mismo proceso
de desvinculación familiar y vecinal, así como la desorganización territorial y el
descuido del entorno. Este proceso ha llevado al debilitamiento de los relatos locales,
la banalización de las fiestas y la apropiación de modelos de vida promovidos por los
medios de comunicación, el sueño americano o el mismo narcotráfico.
Por tanto, la fragmentación del tejido social en México se debe a un proceso de
desvinculación de los individuos favorecido por el modelo aspiracional centrado en el
éxito económico y un proceso de autonomía individual en crisis que conduce a una
dificultad para autorregular la libertad y el ejercicio del poder. Todo esto situado en
un país donde existe una crisis institucionalidad, debido a que las instituciones del
Estado mexicano se forjaron desde el autoritarismo y el corporativismo en los setenta
años de gobiernos del PRI, y la pérdida acelerada de referentes comunes que permitan
la conexión entre los individuos y con la creación.
La mercantilización de la vida ha llevado a la deformación de la conciencia y de la
libertad, así como una vida superficial, que ha transformado la totalidad de las
instituciones sociales, políticas, económicas y culturales. “Así como el mandamiento
de «no matar» pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy
tenemos que decir «no a una economía de la exclusión y la inequidad». Esa economía
mata.” (Evangelii Gaudium, 53). Un proceso de mercantilización impulsado por un
modelo de desarrollo que ha hecho del mercado su propio dios y de las personas
simples consumidores.
2. Jesús que se acerca a sanar y enviar.
El proceso de mercantilización de la vida ha llevado a posicionar como referente
fundamental el éxito económico, situación que conduce a mirar los recursos humanos
y naturales desde la óptica de la ganancia. Ante esta situación, es urgente recuperar
como sociedad mexicana, un referente ético que permita valorar las acciones desde la
capacidad que tengamos de cuidar de los otros y de la creación. En este sentido, el
referente de un Padre creador y dueño del mundo permitirá modelar nuestra
conciencia y nuestra libertad, como lo señala el Papa Francisco:
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“La mejor manera de poner en su lugar al ser humano, y de acabar con su
pretensión de ser un dominador absoluto de la tierra, es volver a proponer la
figura de un Padre creador y único dueño del mundo, porque de otro modo el ser
humano tenderá siempre a querer imponer a la realidad sus propias leyes e
intereses.” (Laudato Sí, 75).
Este Padre creador y dueño del mundo nos ha dejado en Jesús la posibilidad de
relacionarnos con una persona capaz de modelar nuestros afectos, ahí donde se forja
la conciencia y la libertad de la persona. Las relaciones capaces de modelar la
conducta se sitúan en el mundo de los afectos y ahí el conocimiento interno de un
Jesús cercano, que sana y envía es fundamental para apaciguar las heridas que llevan a
la violencia o el deseo de poder que lleva al autoritarismo.
El Dios de los cristianos tuvo la gran idea de personificarse en Jesús para entablar una
relación afectiva con los seres humanos y dejarnos en la creación la posibilidad de
seguirnos relacionando con él por medio de la oración. Quizás el aporte más
significativo de la religión cristiana al mundo actual es la encarnación del hijo de Dios
en una persona, que abre a la posibilidad de modelar la identidad necesaria para crear
un sistema de seguridad social que permita el buen desarrollo de las relaciones en lo
privado y en lo público. Jesús es imagen de la misericordia del Padre que seduce los
afectos desde sus raíces más profundas para romper el círculo de la violencia de su
época y de cualquier época. Una imagen que su Padre decide mostrar a la humanidad
consciente de que podía ser destruida.
Las nuevas generaciones necesitan un referente afectivo desde el cual integrar su vida
y el referente que puede reconstruir una identidad desde el fracaso total es la persona
de Jesús. Toda persona tiene un deseo de intimidad que se convierte en motor de
encuentro con los demás, pero la satisfacción que puede experimentar con otra
persona de su propia especie tiende a reducirse con el tiempo sino logra renovarse
con la existencia de un polo referencial que abra los horizontes de la relación y anime
la creatividad en ella. Sin este polo la relación íntima con el otro tiende a marchitarse
o al concentrar toda la energía en esta relación termina destruyéndose mutuamente. Y
ahí entra la persona de Jesús, como el polo referencial que da profundidad a las
relaciones interpersonales.
Jesús se convierte en un referente que necesita ser mirado constantemente con la
certeza de que la persona también es mirada por El, de tal manera que logren
comunicar cada uno de lo que tiene y puede, en una comunicación como dos almas
enamoradas que se aman en una completa aceptación y poniendo en común sus
propios recursos. Sólo el corazón enamorado de Jesús hace posible que en la
contemplación sea comunicado el afecto capaz de limpiar el núcleo identitario para
que surja en la persona el deseo de sólo agradar a Dios e irrumpa el proceso de
reconstrucción de la persona y con el envío a cuidar la vida de los otros.
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3. Hacia una Iglesia misericordiosa.
El proceso de mercantilización de la vida ha llevado a generar la cultura del descarte,
las personas que no sirven para generar ganancias económicas son descartadas, las
que no sirven a los intereses del Mercado son desechadas. “Ya no se trata simplemente
del fenómeno de la explotación y de la opresión, sino de algo nuevo: con la exclusión
queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya
no se está en ella abajo, en la periferia, o sin poder, sino que se está fuera. Los
excluidos no son «explotados» sino desechos, « sobrantes»” (Evangelii Gaudium, 53).
Ante esta realidad urgen las imágenes de misericordia que dignifique a toda creatura,
capaces de despertar lo mejor que existe en todo hombre y mujer. El olvido de las
imágenes de misericordia ha llevado a crear la falsa idea de que lo único aceptado
social y políticamente es la acción que conduce a la ganancia económica. En este
mundo, todo se vale con tal de generar un crecimiento económico, no importando si se
atenta contra la dignidad de la persona o de la creación.
En este sentido, la Iglesia, en fidelidad a ese Jesús cercano que sana y envía, está
llamada a ser imagen de misericordia. Los gestos de misericordia son los que harán
creíble su palabra, como lo señala el Papa Francisco:
“La Iglesia tiene la misión de anunciar la misericordia de Dios, corazón
palpitante del Evangelio, que por su medio debe alcanzar la mente y el corazón
de toda persona. La Esposa de Cristo hace suyo el comportamiento del Hijo de
Dios que sale a encontrar a todos, sin excluir ninguno. En nuestro tiempo, en el
que la Iglesia está comprometida en la nueva evangelización, el tema de la
misericordia exige ser propuesto una vez más con nuevo entusiasmo y con una
renovada acción pastoral. Es determinante para la Iglesia y para la credibilidad
de su anuncio que ella viva y testimonie en primera persona la misericordia. Su
lenguaje y sus gestos deben transmitir misericordia para penetrar en el
corazón de las personas y motivarlas a reencontrar el camino de vuelta al
Padre.” (Misericordiae vultus, 12).
Los heridos por una economía que mata están a la espera de los gestos de
misericordia del pueblo creyente que alivien su dolor, están a la espera del abrazo de
sus pastores y la palabra de esperanza de sus sacerdotes. La sanación de las heridas
requiere de la comunidad que acoge sin prejuicios y toca el corazón desde la
compasión. Son heridos que traen la fuerza de la resurrección que México necesita
para transformar las estructuras que ahogan a los esfuerzos del Espíritu por levantar
a su pueblo.
En este Jubileo la Iglesia será llamada a curar aún más estas heridas, a aliviarlas
con el óleo de la consolación, a vendarlas con la misericordia y a curarlas con la
solidaridad y la debida atención. No caigamos en la indiferencia que humilla, en
la habitualidad que anestesia el ánimo e impide descubrir la novedad, en el
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cinismo que destruye. Abramos nuestros ojos para mirar las miserias del
mundo, las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de la dignidad, y
sintámonos provocados a escuchar su grito de auxilio. (Misericordiae vultus,
15).
No querer tocar las heridas de las víctimas de una economía que mata, las víctimas de
una libertad desconectada de su entorno o las víctimas del marketing, es negarse a
tocar las heridas del Cristo Crucificado. “En el silencio de la Cruz calla el fragor de las
armas y habla el lenguaje de la reconciliación, del perdón, del diálogo, de la paz.”
(Papa Francisco en Jornada de oración y ayuno por la paz 07-09-2013). México está
herido por una cultura de ambición de poder y de riqueza generada por sus líderes
político y económicos, el territorio se cede a las trasnacionales sin tomar en cuenta
que el creador y único dueño es Dios, el narcotráfico logra posesionarse cada vez más
en los territorios bajo el cobijo de las estructuras económicas y políticas, toda esta
situación hace urgente la organización de la misericordia y ahí la Iglesia tiene una
gran responsabilidad.
4. Pastorales articuladas para trabajar por la paz.
El incremento de las violencias en México tiene en sus raíces un proceso de
fragmentación del tejido social generado por un modelo económico que descarta a los
no redituables y coloca como referente ético la ganancia económica. Esta
mercantilización de la vida tiene como consecuencia un proceso de desvinculación
que lleva a la pérdida de capacidad de respuesta ante los grandes problemas del país.
En este sentido, las pastorales de la Iglesia corren el peligro de estar desconectadas
unas de otras favoreciendo este proceso de fragmentación social.
Es necesario impulsar procesos de articulación de las pastorales desde el territorio y
la comunidad de base, no se necesitan grandes planes nacionales de pastoral, sino lo
más útil son los planes locales donde las diferentes pastorales se pueden ser humildes
y poner de acuerdo para atender las diferentes problemáticas en un trabajo articulado
que tenga como meta la expresión de la misericordia.
Al ser el problema de las violencias un fenómeno complejo y sistémico, como lo
hemos visto en este recorrido por el México herido, la respuesta necesita ser compleja
y sistémica. De ahí la necesidad de vencer los egoísmos, las luchas de poder al interior
de las pastorales, y emprender procesos de diálogo para elaborar un diagnóstico
común y poder construir un proyecto común. La clave está en situar territorial y
comunitariamente estos procesos.
5. Doce gestos de misericordia con los heridos de las violencias en México.
Para este año de la misericordia proponemos doce gestos que puedan ser impulsados
por la Iglesia a nivel diocesano y parroquial, desde los sacerdotes seculares y la vida
consagrada, encaminados a expresar la misericordia con los heridos por las violencias
como imagen del Jesús que se acerca a sanar y enviar.
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a. Promoción de una cultura de la escucha.
La base de los gestos de misericordia está en la capacidad de escucha que podamos
tener como pueblo creyente, una escucha de la voz de los hermanos y la voz de Dios
que se revela en su Palabra.
1. Visitar a los descartados y no escuchados por la sociedad.
Este gesto implica ubicar en la parroquia cuáles son las personas descartadas y no
escuchadas por la sociedad, como pueden ser los presos, los enfermos, un grupo de
migrantes, los niños de la calle, los homosexuales, los colonos de un barrio marginado,
etc. Y una vez ubicados, se trataría de organizar visitas de misericordia con la
intención de conocer su realidad y dejarse tocar por el Cristo Crucificado que ahí
aparece. Con estos gestos pretendemos fomentar la cultura de la escucha, por eso es
importante que las personas se dispongan internamente para realizar estas acciones,
la cual puede realizarse preguntándose ¿a dónde vamos? y ¿a qué vamos? Y una vez
terminado la visita, conviene que el grupo se reúna para compartir la experiencia,
algunas preguntas que pueden ayudar a recuperar esta experiencia son: ¿qué
sentimientos e ideas llegaron?, ¿dónde encontré a Jesús?, ¿a qué me siento llamado?
2. Promover el examen de conciencia.
El examen de conciencia es una práctica promovida por la Iglesia Católica desde hace
varios siglos, el cual consiste en tomar conciencia de cómo está mi interioridad y los
dones que Dios me ha regalado durante ese día. La vinculación con la creación inicia
teniendo conciencia de mi interioridad, donde están los afectos que me permiten
sentirme como parte de Algo Mayor y esta conexión crea la cultura del cuidado de la
creación. El examen se realizar por las noches donde la persona hace un repaso del día
para agradecer los dones recibidos, ubicar alguna falla que necesita remediar y hacer
un propósito para mejorarla. El examen ayuda a tomar conciencia de las actitudes que
ayudan a vincular o las actitudes que llevan a la desvinculación con el entorno.
3. Promover la lectura de la palabra de Dios en familia.
Así como aprendemos a escuchar a los otros desde realidades que normalmente no
estamos acostumbrados a escuchar, ahora se trataría de escuchar en familia la palabra
de Dios para fomentar el sentido comunitario y trascendental de la escucha. A Dios se
le escucha de manera personal pero se profundiza su entendimiento en comunidad y
ahí entra el papel de la familia como principal núcleo de formación cristiana. Además,
esto va generando un espacio de intimidad familiar que favorece una comunicación
más profunda capaz de tejer nuevas relaciones y crear una cultura de la escucha que
pueda trasmitirse a otros espacios, como son la escuela, el barrio, los amigos o el
trabajo.
b. Acompañamiento a las víctimas de las violencias y sus familiares.
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La desconexión de los individuos favorecida por un modelo económico está llevando
al incremento de las violencias en al interior de la familia, en las escuelas, en los
barrios, e incluso se generan negocios a través del secuestro o la extorsión. Ante esta
realidad, es fundamental desarrollar habilidades para acompañar a las víctimas de las
violencias y sus familiares. Este acompañamiento se puede implementar mediante
centros de escucha, donde se tengan elementos psicológicos y espirituales para
apoyárseles; también se puede promover la formación de terapeutas integrales
capaces de atender situaciones traumáticas desde una perspectiva creyente; y cuando
sea conveniente, ofrecer ayudas jurídicas para emprender procesos de búsquedas de
los familiares desaparecidos o secuestrados.
4. Jornadas de oración por la Paz.
La oración por la paz es un elemento que une a una diversidad de actores y permite
hacer visible un valor que ayuda a la buena convivencia. Esta oración se puede
realizar mediante peregrinaciones, horas santas, rosarios o incluso oración en familia.
Es importante fomentar en la oración una relación afectiva con Jesús de tal modo que
permita vivir el proceso de sanación y envío. Un corazón sanado por la relación con el
Jesús misericordioso se convierte en agente de restauración del vínculo con los otros,
con Dios y con la creación.
5. Cercanía y escucha empática con víctimas y familiares.
La actitud de escucha que se pretende promover incluye la disposición a mostrar la
cercanía de Jesús en la cercanía a las víctimas y familiares, así como generar una
escucha empática que permita trasmitir la misericordia del Padre.
6. Encuentro del Obispo con familiares de las víctimas de las
violencias.
Los gestos del Obispo ante los familiares de las víctimas de las violencias, como
representantes de la Iglesia local, son fundamentales para la trasmisión de la
misericordia. Estos encuentros se pueden realizar a nivel diocesano donde se invite,
de manera fraterna, a los familiares de quienes se encuentran desaparecidos o de
quienes han sido asesinados de manera violenta.
7. Sumarse a los esfuerzo por encontrar a los desaparecidos.
A manera de solidaridad, un gesto importante será el sumarse a los esfuerzos de la
sociedad civil para encontrar a los desaparecidos. Esto se puede realizar poniéndose
en contacto con estos grupos y organizando diferentes actividades que expresan la
solidaridad de la Iglesia. Se puede realizar una misa de envío a quienes están
emprendiendo estas búsquedas, se puede colocar una alcancía en el templo para
apoyar económicamente las tareas de rescate, se puede facilitar el espacio parroquial
para su organización o invitación a otros a sumarse a estos esfuerzos.
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c. Atención a las causas de la violencia en México.
Finalmente, otros grupos de gestos importantes para atender la violencia en México
son acciones que puedan atender las causas culturales y estructurales.
8. Recuperar el significado de las fiestas religiosas.
Las fiestas religiosas son el principal mecanismo de integración social que existen en
los barrios del México, sin embargo, no han estado exentas del mismo proceso de
mercantilización de la vida. En cada vez más lugares las fiestas religiosas se han
convertido en ferias, en mercados o negocios particulares, deteriorando el principal
factor de integración social que tenemos en los barrios. Ahí la Iglesia tiene una
responsabilidad y una tarea, y un gesto de misericordia es organizar los esfuerzos
para recuperar el significado de las fiestas religiosas y actuar en consecuencia.
9. Celebraciones de reconciliación en familia.
Atender las causas del incremento del consumo del alcohol y las drogas implica
generar procesos de reconciliación familiar que permitan recuperar la comunicación
en su interior, porque uno de los factores que lleva al consumo de las drogas está en la
pérdida de comunicación con la familia, de ahí la importancia de fomentar las
celebraciones y los reconciliadores de la familia. En este sentido, un gesto importante
es formar reconciliadores de la familia que lleven al fortalecimiento de la base de la
sociedad mexicana.
10. Impulsar una pastoral educativa para la buena convivencia.
El proceso de modernización educativo se ha dirigido a la creación de capacidades
para acceder al mercado de trabajo y se ha dejado de lado la creación de capacidades
para la buena convivencia. En este sentido, un gesto de misericordia para atender las
causas culturales y estructurales es impulsar una pastoral educativa que lleve al
mejoramiento de la convivencia escolar.
11. Conocer y promover economías que dignifican.
El modelo dominante de desarrollo económico está determinado por la utilidad y la
ganancia, el cual nos hace creer que ya no existen otros paradigmas desde los cuales
generar el desarrollo económico. Por esto, es necesario conocer y promover
economías que dignifican, de tal modo que se incentive la creatividad para generar
empresas o negocios con sentido comunitario y territorial.
12. Promover la organización territorial y comunitaria.
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El poder del crimen organizado está en su capacidad de cooptar tres espacios: 1) las
relaciones comunitarias, 2) los espacios públicos, y 3) la relación con Gobierno Local.
Ante esta situación, es necesario impulsar la organización territorial y comunitaria
encaminada a generar habilidades para que la comunidad atienda sus conflictos,
recuperar espacios públicos mediante una diversidad de eventos culturales y
religiosos, y abrir canales de comunicación con gobierno local.
Referencias
Papa Francisco (2013). Evangelli Gaudium. Roma.
Papa Francisco (2014). Laudato Sí. Roma.
Papa Francisco (2014). Misericordiae vultus. Roma