plan de gestion DE LA UNIDAD DE CUIDADOS INTENSIVOS
Obesidad y fitoterapia 2
1. Obesidad y fitoterapia
Importancia de las plantas para afrontar la obesidad
La obesidad es uno de los problemas más graves de salud pública, con un fuerte
incremento en las últimas décadas hasta su consideración actual como una plaga. Su
tratamiento continúa produciendo insatisfactorios resultados, sobre todo debido a
estrategias equivocadas y a una mala utilización de los recursos disponibles. Quien
la padece, en la mayoría de los casos no es consciente de que es una enfermedad que
requiere un tratamiento integral, alejado de productos milagrosos que prometen
conseguir el peso ideal sin apenas esfuerzo. El tratamiento de la obesidad exige un
abordaje terapéutico multifactorial en donde las plantas medicinales pueden jugar un
papel
importante, gracias entre otros motivos a la buena aceptación que tienen por parte de
quienes la sufren en palabras del farmacéutico D. Jesús Mallo Lópezen el marco de
las Sextas Jornadas de Fitoterapia y Etnobotánica, celebradas en mayo de 2002 en el
Jardín Botánico de Madrid.
En el transcurso de su ponencia ("La fitoterapia en el abordaje de la obesidad"),
una vez definida la obesidad y sus clases y riesgos, y diferenciada del sobrepeso
en base al índice de masa corporal (IMC), a la hora de hacerle frente D. Jesús
Mallo planteó una serie de medidas desde una perspectiva necesariamente
multifactorial. Así, un tratamiento nutricional o dieta hipocalórica equilibrada,
una adecuada actividad física, la modificación de actitudes erróneas o
desequilibradoras en su caso, y un tratamiento farmacológico y/o fitoterápico.
La obesidad, excesivo acúmulo de tejido adiposo, está causada por una ingesta
energética o calórica que excede al gasto total de energía, desequilibrio que
puede deberse a un exceso de ingesta o a un defecto en el gasto energético.
Mallo López diferencia entre sobrepeso y obesidad. Elsobrepeso se refiere a un
aumento exclusivo de peso sin riesgo asociado para la salud, la obesidad se
relaciona con incremento de la adiposidad corporal asociado a un riesgo
importante para la salud de la persona.
Para clasificar el sobrepeso y determinar si existe o no obesidad suele utilizarse
el índice de masa corporal (IMC), que se calcula dividiendo el peso, en kilos,
entre el cuadrado de la talla en metros: IMC= kg / m 2. La OMS recomienda
2. esta clasificación del sobrepeso en adultos, acorde con el IMC y basada en el
riesgo de mortalidad independiente del sexo y la edad:
Clasificación del sobrepeso
Para abordar la obesidad hay que tener presente que su origen puede tener un
carácter multifactorial, con factores genéticos, psicosociales, nutricionales,
metabólicos y endocrinos: "Estudios estadísticos muestran que el 25% de la
varianza transmisible total es atribuible al factor genético, un 30% a la
transmisión cultural y un 45% a otros factores ambientales no transmisibles, y
sugieren que existe una mayor influencia genética en el acúmulo de grasa
visceral que en la subcutánea, ... El exceso de grasa corporal está determinado
por la herencia cultural y por la herencia genética". Además, previene Mallo:
"Algunos medicamentos pueden causar aumento de peso como los
glucocorticoides, los progestágenos sintéticos, los antidepresivos tricíclicos, la
ciproheptadina, las fenotiazinas y el carbonato de litio".
D. Jesús Mallo enfatiza que el objetivo primordial del tratamiento de la
obesidad no es reducir peso desde el punto de vista estético o exclusivamente
para tratar el exceso de peso, sino la prevención o el manejo de las
enfermedades asociadas a las que la obesidad predispone, por ejemplo infarto,
hipertensión arterial, tumores, hiperlipidemia, gota, alteraciones del sueño y
emocionales, cardiovasculares, etc.
Antes de iniciar cualquier tratamiento la persona debe ser analizada en
profundidad: "Para tener un diagnóstico exacto de cada caso, con el objetivo de
desarrollar un plan terapéutico integral e individual, basado en una intervención
nutricional, ejercicio y modificaciones conductuales, que se verán apoyadas con
un tratamiento farmacológico, fitoterapéutico, etc., ... ".
A destacar que: "Se considera éxito de tratamiento en la obesidad una
disminución de al menos un 10% del peso inicial, ... Existen estudios que
indican que una disminución de peso mayor a un 10% del peso inicial es difícil
de mantener a largo plazo, ya que una pérdida de peso agresiva tiene alta tasa de
fracaso en el tiempo". Pero la persona obesa no percibe así el objetivo logrado
con el tratamiento. Además es un error pretender que alcance un peso ideal que
3. no existe. Su tratamiento debe buscar tanto la disminución de la ingesta
alimentaria como el aumento de su gasto energético.
Establece Mallo en el abordaje terapéutico de la obesidad tres niveles. En el
primero, el tratamiento de la obesidad propiamente dicho, las medidas a adoptar
son un tratamiento nutricional, actividad física, psicoterapia en su caso,
tratamiento farmacológico y/o fitoterápico, cirugía con un IMC mayor de 40.
Un segundo aspecto es el diagnóstico y tratamiento de las complicaciones y
patología asociada, y en tercer lugar el tratamiento de los trastornos
condicionantes de la obesidad.
Dieta, ejercicio y modificación de actitudes
El objetivo del tratamiento nutricional es adecuar los patrones alimentarios y
establecer una dieta hipocalórica equilibrada, nutricionalmente adecuada y
aceptada por la propia persona. Para conseguir una menor ingesta se refuerzan
los mecanismos de saciedad y se recurre a cambios en el ritmo alimentario
("Distribuyendo los alimentos con la mayor frecuencia posible a lo largo del día
y evitando períodos prolongados de ayuno") y en la calidad alimentaria
("Seleccionando los alimentos ricos en agua y fibra, como vegetales, frutas,
carnes magras preferiblemente pescado o pollo, y cereales no procesados"), se
reduce progresivamente las cantidades de los alimentos concentrados en energía
(quesos maduros, cuerpos grasos, embutidos) y se evitan los estimulantes del
apetito (aperitivos, salsas, saborizantes, dulces) y los que desarrollan
comportamientos adictivos (chocolate, productos de confitería, golosinas).
La actividad física, además de reducir la morbimortalidad asociada con
enfermedades cardiovasculares, es un valioso factor de ayuda para reducir el
peso corporal y para mantener el éxito alcanzado con el plan nutricional. Como
efectos beneficiosos del ejercicio sobre el control del peso Mallo López señala
que aumenta el gasto energético total, modifica la composición corporal,
aumenta el gasto energético basal, modula el apetito y modifica los hábitos
alimentarios, aumenta la capacidad de movilización y oxidación de la grasa,
mejora los factores de riesgo asociados a la obesidad y tiene efectos
psicológicos positivos: "La combinación de una dieta hipocalórica y un
aumento en la actividad física son recomendables para lograr una adecuada
reducción del sobrepeso, de la grasa abdominal y mejorar la capacidad
respiratoria". Mejora además el estado físico y la circulación cardíaca, regula la
presión sanguínea y aumenta la capacidad vital.
Como la ingesta de alimentos está en parte condicionada por una serie de
actitudes aprendidas y potencialmente modificables, es objetivo principal la
modificación de las situaciones que estimulan el apetito, de la propia conducta
4. durante las comidas y de lo que sucede después de la ingesta. Debe procurarse
que la propia persona anote su comportamiento frente a la comida, el tipo y la
cantidad de alimento que consume, la hora y la situación y los sentimientos
asociados al acto de comer, de manera que además de identificar los estímulos
que preceden o se asocian a la ingesta, pueda descubrir fuentes ocultas de
calorías. Tras identificar las conductas alimentarias anómalas y los estímulos
que las generan, la persona está en mejor disposición para controlarlos y
disminuir la exposición al alimento, limitar los tiempos y lugares que emplea
para comer y manejar los sentimientos que pueden desencadenar la ingesta.
También deben modificarse y controlarse los pensamientos negativos y baja
autoestima que la persona obesa suele tener. La restricción de alimentos,
además, puede desequilibrar la situación afectiva y provocar ansiedad, tensión o
irritabilidad.
Mallo López enumera una serie de consejos de las técnicas de control del
estímulo: comprar alimentos que requieran preparación, con una lista
preestablecida y hacerlo después de comer, almacenar los alimentos ricos en
calorías en lugares poco accesibles, respetar el horario de las comidas, no comer
mientras se lee o se ve la televisión, intentar comer acompañado, si se come
solo hacerlo de forma ordenada y en la mesa habitual, sacar a la mesa los platos
ya servidos, si se sirve en la mesa evitar ser quien lo haga, retirar la fuente
cuando se hayan servido todos, comer despacio y masticando bien, dejar los
cubiertos en la mesa entre bocado y bocado, hacer una pequeña pausa entre los
platos y no preparar en exceso los alimentos antes de servirlos.
Fármacos y cirugía
D. Jesús Mallo entiende que debe considerarse la prescripción de medicamentos
cuando la persona tiene un IMC igual o mayor de 30 Kg/m2, con un IMC igual
o mayor de 25 kg/m2 acompañado de otros factores de riesgo (hipertensión
arterial, diabetes mellitus tipo 2, hiperlipidemia, ...) o cuando no se han
alcanzado los objetivo con técnicas alimentarias y de actividad física. Tras
establecer tres grupos de fármacos, según actúen modificando la conducta
alimentaria, incrementando la termogénesis o inhibiendo la absorción de grasas,
el ponente pasó revista a un largo listado, señalando los mecanismos de acción,
la dosis y efectos colaterales de cada uno de ellos.
En su opinión son candidatos al tratamiento quirúrgico, considerado como el
más efectivo para la reducción drástica de peso, las personas con un IMC igual
o mayor de 40 kg/m2 y con IMC entre 35-40 kg/m2 y alguna comorbilidad de la
obesidad: "Generalmente se consigue una sustancial reducción de peso de hasta
20 kg que tiene lugar principalmente en los primeros 12 meses de la cirugía,
aunque hay tendencia a recuperar una parte entre los 5 y 15 años siguientes. La
5. cirugía mejora netamente los factores de riesgo asociados con la obesidad, así
como su calidad de vida".
Tratamiento fitoterápico
Mallo López enmarca el empleo de las plantas medicinales dentro de un
tratamiento integral de la obesidad y opina que constituyen una alternativa al
tratamiento farmacológico. Por considerar que la obesidad es una enfermedad
crónica, para su tratamiento deberían utilizarse principios similares a los usados
en otras enfermedades crónicas como hipertensión arterial, diabetes mellitus o
dislipidemia, es decir, sustancias seguras y eficaces, que puedan ser indicadas a
largo plazo.
Por tanto, el medicamento ideal para tratar la obesidad sería aquel que por
cualquiera que sea el mecanismo de acción (aumento del efecto de saciedad que
produce el alimento en sí, aumento de la termogénesis, reducción del ingreso
calórico), tenga una acción predecible en la disminución de peso obtenida y que
tenga un perfil aceptable de efectos colaterales. Existen diferentes fármacos
capaces de ejercer alguno de estos efectos, pero muchos de ellos no cubren las
expectativas deseadas porque: "En muchos casos presentan efectos colaterales
indeseables que determinan el abandono de la pauta terapéutica, son poco
aceptados porque la persona tiende a recelar del empleo de fármacos por miedo
a efectos colaterales, dependencia, efecto rebote, etc., la persona obesa no es
consciente de que es una enfermedad y por tanto no asume la prescripción de
fármacos, que son considerados más como una alternativa a la dieta que como
un complemento de la terapia nutricional".
El tratamiento con plantas medicinales, en cambio, en palabras de Mallo,
presenta un mayor perfil de seguridad con una menor incidencia de efectos
colaterales por lo que suele ser mayor el cumplimiento de la pauta terapéutica,
son bien aceptados por la persona obesa que no los considera como
medicamentos sino como una ayuda a la terapia nutricional que no va a afectar a
su estado de salud, y no recela de ellos por posibles problemas de dependencia:
"Es innegable que entre los pacientes obesos las plantas medicinales gozan de
una mayor aceptación que los fármacos".
Ha de quedar muy claro, enfatiza Mallo López, que el tratamiento
farmacológico y el fitoterápico pueden ser eslabones del tratamiento integral de
la obesidad, una ayuda para modificar los factores necesarios de modo que el
balance energético sea favorable a la pérdida de peso o una ayuda para seguir
más fácilmente la dieta y los cambios en la conducta alimentaria. Además: "No
existen las píldoras milagrosas que tomando una de ellas en cada comida se
puede comer lo que se quiera y se adelgaza, .... Las plantas medicinales son bien
6. aceptadas y pueden ser una gran ayuda para facilitar la pérdida de peso y para
mejorar la eficacia de la dieta".
Grupos de plantas utilizadas en la obesidad
D. Jesús Mallo señala que con el empleo de las plantas medicinales se puede
incrementar el metabolismo corporal para de esta forma aumentar el gasto
energético que llevará a un balance negativo de calorías, favorable a la
reducción del peso. También se puede disminuir el apetito actuando a diversos
niveles. O puede reducirse el aporte calórico de los alimentos. Es posible,
además, actuar sobre pautas de comportamiento como ansiedad, depresión, etc.,
que muchas veces pueden predisponer a la obesidad.
En función de las acciones ejercidas y los mecanismos mediante los cuales
logran ejercer su efecto, clasifica las plantas habitualmente empleadas en el
tratamiento de la obesidad en 7 grupos. En el primero incluye las plantas que
estimulan el metabolismo corporal., las del 2º grupo reducen el apetito y actúan
a diversos niveles, y un tercer grupo de plantas interfiere en el metabolismo
intermediario. Las plantas laxantes "No adecuadas en los tratamientos contra la
obesidad- constituyen otro grupo. En el 5º se encuentran las plantas diuréticas,
porque a menudo la obesidad se acompaña de una retención de líquidos. El 6º
grupo es el formado por plantas tranquilizantes o ansiolíticas, que actúan sobre
pautas de comportamiento como depresión o ansiedad que pueden predisponer a
la obesidad. Por último, un 7º grupo a base de plantas drenadoras y protectoras
hepático-biliares.
1) PLANTAS ESTIMULANTES DEL METABOLISMO
Mallo López subdivide este grupo en otros dos, según se persiga una
estimulación del metabolismo tiroideo o del metabolismo general.
Las plantas que estimulan el metabolismo tiroideo : "Basan su actividad en
asegurar un adecuado mantenimiento de la función tiroidea mediante un aporte
de yodo inorgánico, aunque presentan conjuntamente otros mecanismos de
acción que determinan su empleo en la obesidad".
Según la zona geográfica sea costera o del interior, varía mucho el aporte de
yodo en los alimentos: "La cantidad diaria recomendada (CDR) de yodo, que se
estima en unos 200 microgramos/día, falta en los alimentos consumidos por
poblaciones del interior, en Aragón, Extremadura, León, Valladolid o algunas
zonas de Andalucía".
Entre otras algas las más destacables son Fucus y Laminaria, que mejoran el
metabolismo tiroideo y tienen efectos laxantes y saciantes por la presencia de
polisacáridos no absorbibles. Por precaución: "Como sucede con la sal, por su
7. contenido en yodo y en sodio, están contraindicadas en casos de hipertiroidismo
y con valores de tensión arterial muy elevados no controlados".
FUCUS: alga de color verde parduzco que crece en los acantilados atlánticos,
de la que se utiliza el talo. Sus principios activos son yodo, inorgánico y sobre
todo orgánico ligado a aminoácidos y proteínas, polisacáridos o mucílagos que
al retrasar la absorción de los hidratos de carbono reducen su aporte calórico, y
sales minerales y oligoelementos sobre todo cloruro sódico. En relación a la
obesidad: "Los mucopolisacáridos no absorbibles absorben gran cantidad de
agua y aumentan considerablemente de volumen, ejerciendo un efecto saciante;
al no ser absorbibles ejercen además un efecto laxante y retardan e interfieren
en la absorción de hidratos de carbono y lípidos con la consiguiente
disminución del ingreso calórico".
Entre las plantas que estimulan el metabolismo general D. Jesús Mallo incluye
Té y Café, por su contenido en bases xánticas que ejercen un incremento de la
termogénesis y un efecto inhibidor del apetito, así como Mate, Té de roca,
Guaraná, Cola nitida o acuminata, Cacao y Corteza de naranja o Citrus
aurantium. Añade que estas plantas presentan también un efecto diurético que
favorece la eliminación de líquidos, y que por su efecto lipolítico es frecuente
incluirlas en cremas anticelulíticas. Están contraindicadas en personas con
tensión arterial muy elevada no controlada: "Dicha contraindicación es del
mismo nivel que la que recibiría el café, chocolate, coca-cola, etc.". Las bases
xánticas, prosigue, estimulan el sistema nervioso simpático y hacen que
disminuya el apetito y que aumente el gasto energético: "Aumenta la
termogénesis y la lipólisis, también tiene lugar un efecto anorexígeno y
antifatiga, y diurético por inhibición de la absorción de sodio y un mayor gasto
renal".
TÉ VERDE: se utiliza la hoja no fermentada. Los principios activos son
polifenoles (flavonoides, proantocianidoles y ácidos fenólicos), taninos
catéquicos y bases xánticas. Además de las propiedades de las bases xánticas:
"El té verde interfiere con moduladores de la liberación de la noradrenalina,
aumentando la termogénesis y la oxidación de grasas". Tiene también actividad
diurética, hipolipemiante, antiagregante plaquetaria y antiradicalar.
Contraindicado en problemas cardiacos, insomnio, ansiedad, embarazo e
hipertensión arterial.
2) PLANTAS SACIANTES Y DE ARRASTRE
Se incluyen las plantas y subproductos con alto contenido en mucílagos o fibras
no absorbibles, cuyo efecto se basa en sus propiedades de laxación mecánica, de
saciedad e inhibición del apetito y en la capacidad de interferir en la absorción
de los glúcidos y las grasas. Para que actúen eficazmente y evitar obstrucciones
deben tomarse con abundante cantidad de líquidos, unos 30 minutos antes de la
ingesta, y se recomienda tomar previamente una pequeña cantidad de alimento
para retardar el vaciado gástrico.
8. Con respecto al tratamiento de la obesidad Mallo López explica el
efecto saciante como consecuencia de que la fibra soluble y los mucílagos se
hinchan rápidamente en contacto con el agua o los jugos gástricos formando
una masa voluminosa que proporciona sensación de saciedad.
El efecto arrastre se debe a que estas masas viscosas que originan los
mucílagos y las fibras solubles engloban o atrapan grasas e hidratos de carbono,
con lo que se reduce su absorción y se arrastran y eliminan por las heces junto
con ácidos biliares que consumen colesterol. Se retrasa además la absorción de
hidratos de carbono, lo que conlleva un nivel de glucosa más bajo y una menor
secreción de insulina, que a su vez produce una reducción del apetito ("La
presencia de insulina vía hipotálamo estimula el apetito, por lo que niveles más
moderados originarán una reducción del apetito") y un incremento del
metabolismo lipídico ("La insulina es necesaria para que las células puedan
obtener energía a partir de la glucosa. Menores niveles de insulina en sangre
condicionarán que se recurra también a la grasa y ácidos grasos para obtener
esta energía, con lo que se verá aumentada la combustión de grasas").
Por último y por tratarse de fibras no absorbibles tiene lugar un efecto
ligeramente laxante que también contribuye al efecto antiobesidad por arrastre
de substratos energéticos como grasas e hidratos.
Son plantas y subproductos con fibra soluble o mucílagos, entre otras, Goma
guar, Agar-agar, Llantén, Zaragatona, Chitosán, Pectinas, Salvados
especialmente eficaz el de avena, Glucomanano, Semillas de lino, Laminaria,
Fucus, Ispagula, Celulosas, etc. Están contraindicados en caso de obstrucción
esofágica o intestinal y no conviene tomar simultáneamente preparados de fibra
soluble junto con medicamentos o complejos vitamínico-minerales ya que
pueden también atraparles, arrastrarles y disminuir su absorción. Pueden
aparecer gases y flatulencias al consumir fibras o polisacáridos, por lo que
suelen asociarse con plantas antiflatulentas como Anís verde, Hinojo o Comino.
ESPIRULINA: es un alga de agua dulce cuyo efecto saciante es consecuencia
del alto contenido en proteínas. Según Jesús Mallo los alimentos hiperprotéicos
son termogénicos, incrementan el gasto energético, y proporcionan sensación de
saciedad. La espirulina contiene entre un 65 y un 70% de proteínas y es además
una excelente fuente de vitaminas y minerales, también cuenta con cierta
proporción de mucílagos que contribuye a su acción saciante y le confiere
propiedades ligeramente laxantes. Mallo indica que es frecuente su uso en
obesidad, además, porque constituye un aporte vitamínico-mineral
complementario a dietas que puedan resultar muy estrictas.
3) PLANTAS QUE INTERFIEREN EN EL METABOLISMO
INTERMEDIARIO
En realidad, no se trata de un grupo de plantas sino de una sola, GARCINIA
CAMBOGIA, que, en palabras de D. Jesús Mallo López: "Presenta un
interesante efecto lipolítico y regulador del apetito, ..., como consecuencia de su
9. alto contenido en ácido hidroxicítrico. La inhibición que este ácido ejerce sobre
la enzima citrato-liasa, origina una reducción en la síntesis y formación de
grasas, colesterol y triglicéridos, una disminución del apetito y un aumento de la
combustión de lípidos". Al inhibirse la síntesis de ácidos grasos aumenta la
formación y los niveles de glucógeno, lo que origina que el cerebro reciba la
señal de que no se precisa más alimento, por disponer de reservas energéticas
suficientes, con lo que disminuye el apetito de la persona.
De los estudios realizados, el ponente concluye que el efecto anti-obesidad del
ácido hidroxicítrico, es decir, la supresión del aumento de peso, se debe a un
bloqueo directo de la acumulación de grasa y sin afectar a la cantidad de masa
magra no grasa. Del mismo modo, que está demostrado que la capacidad de
Garcinia Cambogia para reducir el apetito se debe a que el ácido hidroxicítrico
actúa a nivel hepático y a través de mecanismos metabólicos. Por último, que
esta planta presenta una notable actividad para normalizar los niveles de
colesterol y triglicéridos elevados.
4) PLANTAS LAXANTES
Facilitan o aumentan el tránsito intestinal, con lo que la absorción de los
nutrientes es menor y por tanto el efecto laxante puede contribuir al control del
peso. Pero, convengamos con D. Jesús Mallo López que: "No es recomendable
hacer uso de laxo-purgantes con este fin y mucho menos de laxantes
estimulantes o irritantes. En todo caso se debe recurrir a fibras y laxantes
mecánicos que basan su efecto laxante en la presencia de mucílagos", del tipo
de las plantas saciantes y de arrastre comentadas con anterioridad, por ejemplo,
Chitosán, Glucomanano, Goma guar, Salvado de avena, Semillas de lino o
Zaragatona.
Las plantas laxantes más habituales que se encuentran indebidamente en
algunas fórmulas son Cáscara sagrada, Frángula, Ruibarbo o Sen, todas ellas,
entiende Mallo López, contraindicadas de forma general aunque no absoluta en
embarazo y lactancia, así como en situaciones de hemorroides, íleo paralítico,
enfermedades inflamatorias del intestino y en general en dolores abdominales
de etiología desconocida. En todo caso: "Son aconsejables tratamientos cortos o
discontinuados".
5) PLANTAS DIURÉTICAS
Como es frecuente que la persona que padece sobrepeso u obesidad retenga
además líquidos, las formulaciones a base de plantas destinadas a controlar la
obesidad suelen incluir plantas diuréticas. Entre las más conocidas y utilizadas,
Mallo López reseña las siguientes: Abedul, Alcachofera, Brezo, Cola de
caballo, Enebro, Estigmas de maíz, Fresno, Gayuba, Grama, Grosellero negro,
10. Lespedeza, Mate, Mirtilo, Ortiga, Ortosifón, Rabos de cereza, Rusco, Saúco,
Té, Tomillo, Ulmaria, Vara de oro y Vid roja.
6) PLANTAS TRANQUILIZANTES
Aunque no ejercen efecto directo sobre el metabolismo, Mallo López razona su
inclusión a la hora de afrontar la obesidad y sus complicaciones: "Es frecuente
que el comer obedezca en muchos casos a una forma de calmar la ansiedad. De
ahí que se incorporen en las formulaciones anti-obesidad para calmar el apetito
ansioso". Además, cuando se está llevando a cabo una dieta de control de peso,
el cambio en los hábitos alimenticios y la reducción de la ingesta de alimentos
origina cierto estado de ansiedad. En estas situaciones, considera que la
administración de plantas tranquilizantes puede ser de gran ayuda para el
mantenimiento de la dieta. Son plantas tranquilizantes, entre otras posibles,
Amapola, Azahar, Espino blanco, Hierba luisa, Lúpulo, Manzanilla, Melisa,
Pasiflora, Tila, Valeriana y Verbena.
7) PLANTAS DRENADORAS Y PROTECTORAS HEPÁTICO-
BILIARES
Las personas afectadas de sobrepeso frecuentemente presentan una sobrecarga
hepática que origina o condiciona la existencia de problemas dispépticos,
propios de una digestión difícil y laboriosa. Es por lo que en muchas ocasiones
se incorporan plantas hepato- protectoras o con propiedades colerético-
colagogas que favorezcan la secreción y excreción de bilis por el hígado así
como el aumento y estimulación de la expulsión de dicha bilis. Las plantas
colerético-colagogas, además, suelen ejercer un efecto hipocolesterolemiante
pues estimulan la liberación y producción de ácidos biliares que son sintetizados
a partir del colesterol endógeno: "En cierto modo ayudan también a reducir la
grasa corporal", indica Mallo López. Son plantas hepatoprotectoras y colerético-
colagogas: Alcachofera, Boldo, Cardo mariano, Cúrcuma, Diente de león,
Fumaria, Olivo, Ortiga, Rábano negro, Romero, Té, Tilo y Tomillo.
VINAGRE DE MANZANA
Incluímos para terminar unas líneas sobre el vinagre de manzana, elaborado por
fermentación natural de la sidra de manzana, apreciado remedio a lo largo de la
historia que tras haber sido olvidado e incluso denigrado vuelve a ser utilizado
profusamente en la actualidad.
Según Erwin Möller (Los alimentos milagrosos, Grijalbo, México, 1997) el
vinagre de manzana fue reconocido desde la más remota antigüedad como un
agente medicinal. Hipócrates lo recomendaba diluido en agua contra artritis,
asma y trastornos digestivos. Eficaz además en diarrea y flatulencia, analgésico
ante el dolor de cabeza, y auxiliar en las dietas para adelgazar: "Según narra en
11. sus obras el doctor Jarvis, (notable médico rural del estado norteamericano de
Vermont que entre 1910 y 1960 trató a muchas personas con vinagre de
manzana), cuando descubría obesidad en alguno de sus pacientes le
recomendaba reducir al máximo el consumo de grasas y carbohidratos refinados
y aumentar el consumo de agua y de fibra dietética, a la vez que le hacía tomar
dos cucharadas de vinagre diluidas en un vaso con agua en cada alimento".
Karl Baumgärtner (Remedios naturales, Valencia, 1998) añade que el vinagre
de manzana fortalece el sistema inmunológico, depura y desinfecta, disuelve la
mucosidad y revitaliza. El ácido acético de manzana es eficaz para la regulación
de la composición de los líquidos corporales por su efecto diurético, como
reconstituyente y para la desintoxicación y regeneración del organismo: "Las
personas con sobrepeso aprecian el vinagre de manzana porque contribuye a
controlar el peso. Importantes sales minerales, incluidos potasio, sodio, hierro,
magnesio y calcio, y pectina, vitaminas, oligoelementos y otras sustancias
beneficiosas para la salud que se producen en el proceso natural de
fermentación, son las responsables de estas características. Como forma de
administración agradable y efectiva se presentan las pastillas de vinagre de
manzana, con la eficacia del vinagre procedente del ácido acético de manzana,
con un equilibrio natural y sin el penetrante olor y el fuerte sabor agrio típico
del vinagre".
(artículo publicado en Conocer Arganzuela nº 129/130, septiembre/octubre de
2003)