Este documento discute la comorbilidad y diagnóstico diferencial del Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). Señala que el TOC rara vez ocurre solo, y con frecuencia está asociado con otros trastornos de ansiedad, trastornos del estado de ánimo, trastornos de personalidad y otras condiciones. Examinar la comorbilidad es importante para brindar el mejor pronóstico y tratamiento.
Trastorno Obsesivo Compulsivo: Comorbilidad y Diagnóstico Diferencial
1. Trastorno Obsesivo Compulsivo: Comorbilidad y Diagnóstico Diferencial
Enzo Cascardo
Resumen
El TOC es un desorden que, como el resto de los trastornos de ansiedad, difícilmente se
presenta de manera aislada, frecuentemente lo encontramos asociado a otras entidades.
Entre estas se cuentan, otros trastornos de ansiedad, trastornos del estado de ánimo,
trastornos de personalidad, desórdenes por abuso de sustancias, enfermedades neurológicas
y, por último, otros trastornos del espectro obsesivo compulsivo.
Detectar esta situación tiene mucha importancia debido a que, haciendo esto, podemos
categorizar y jerarquizar las patologías comórbidas, de manera tal que estemos en
condiciones de brindar el mejor pronóstico y la estrategia terapéutica más adecuada.
Por otra parte, hacer el diagnóstico del TOC, habitualmente no presenta dificultades.
Sin embargo, en algunas circunstancias, nos vemos en la necesidad de diferenciarlo
de otros cuadros clínicos que iremos viendo en el presente capítulo.
Comorbilidad
La primera consideración que debemos hacer es que la probabilidad que el TOC se presente
de manera pura, no asociado a otro trastorno, es muy baja. Por otra parte, esto ocurre en
todos los trastornos de ansiedad y el Trastorno Obsesivo Compulsivo no es la excepción.
Llamamos comorbilidad, a la concurrencia de procesos etiopatogenicamente diferentes en
un mismo individuo o a la superposición de diagnósticos en situaciones patológicas
complejas que no pueden tipificarse con uno solo.
Se habla de comorbilidad real cuando a un trastorno bien definido, se agrega otro sin
relación etiopatogénica conocida con el anterior. Esta asociación puede potenciar los
efectos nocivos de ambos trastornos. Es la coincidencia de dos o más patologías y es de la
mayor importancia en el momento de formular una estrategia terapéutica y un pronóstico
certero.
Hablamos de comorbilidad secundaria (complicación) cuando un cuadro clínico aparece
sobre otro distinto como consecuencia de este, aunque no presenten una etiopatogenia en
común. El segundo cuadro no hubiera aparecido sin la aparición del primero y no
desaparece totalmente sin el tratamiento del primero.
Por último, denominamos comorbilidad aparente, o pseudocomorbilidad a la que se
produce por deficiencia en la validez y especificidad de los diagnósticos. Aparece cuando
una única enfermedad es susceptible de dos o más diagnósticos.
A propósito del TOC, José Yaryura Tobías, considera comorbilidad cuando el segundo
desorden aparece casi simultaneamente con el trastorno principal, el TOC. El autor habla de
una ventana menor a un año. Cuando el desorden se presenta después de un año del TOC,
lo denomina trastorno o síndrome relacionado al TOC, no lo considera como una
comorbilidad sino que habla de un espectro obsesivo compulsivo (ver capítulo
correspondiente en este libro).
1
2. En verdad, no hay muchos estudios que hayan investigado la comorbilidad del TOC. La
frecuencia con que este desorden se presenta asociado a una o más trastornos está entre el
32 y 82 por ciento, de acuerdo con los distintos estudios clínicos (Tabla 1).
Tabla 1: Tasas de Comorbilidad en diferentes estudios clínicos
Estudios Clínicos Comorbilidad
Yaryura Tobías J. 2000 (USA) 32.2 %
Tukel R, Polat A. 2002 (Turkía) 68.7%
du Toit P, van Kradenburg J, Stein D. 2001 (Sudáfrica) 57.6 %
Cascardo E, Resnik P. 2003 (Argentina) 82.0 %
Si consideramos solamente los trastornos del eje 1, encontramos que el 32.2 por ciento de
los sujetos con TOC desarrollan al menos un trastorno de ese eje, (Yaryura Tobías, 2000)
ya sea como primer trastorno o luego de la aparición del TOC (tabla 2)
Tabla 2: Probabilidad de aparición de un trastorno del Eje 1, asociado a TOC (Yaryura Tobías, 2000)
Trastorno del eje 1 Odds Ratio
Primer trastorno
T. de Ansiedad 3.76 *
T. del Estado de Animo 2.22 *
T. de la Alimentación 1.71 *
T. por Tics 1.92 *
Psicosis 1.21
T. Somatomorfos 0.88
Segundo trastorno
T. de Ansiedad 2.86 *
T. del Estado de Animo 2.44 *
T. Somatomorfos 2.00 *
T. de la Alimentación 1.84 *
Psicosis 0.99
T. por Tics 0.84
Tercer trastorno
T. de Ansiedad 1.93 *
T. del Estado de Animo 1.88 *
T. por Tics 1.37
Psicosis 0.94
T. de la Alimentación 0.12
T. Somatomorfos 0.07
* P< 0.05
En el mismo estudio, el autor muestra la prevalencia de los distintos trastornos asociados al
Trastorno Obsesivo Compulsivo (tabla 3).
2
3. Tabla 3: Prevalencia de los trastornos asociados al TOC (Yaryura Tobías, 2000)
Trastorno Prevalencia (% y n)
Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad 4.5 (n = 6)
T. Dismórfico Corporal 6.8 (n = 9)
Síndrome de Tourette 6.1 (n = 8)
T. de Control de los Impulsos 9.1 (n = 12)
Anorexia Nerviosa 8.3 (n = 11)
Fobia Específica 28.8 (n = 38)
Esquizofrenia 10.6 (n = 14)
Hipocondriasis 3.8 (n = 5)
T. de Pánico 3.0 (n = 4)
Trastornos Afectivos 29.5 (n = 39)
Dependencia de Sustancias 9.8 (n = 13)
En un estudio llevado a cabo el Buenos Aires (Cascardo - Resnik, 2003), encontramos una
comorbilidad del 82 por ciento, dentro del grupo comórbido, se categorizó al TOC como
diagnóstico principal al 62 por ciento de estos pacientes. Vale aclarar que consideramos
diagnóstico principal, en los casos de comorbilidad real, a aquel trastorno que más está
afectando la calidad de vida del sujeto en el momento de la consulta.
Con respecto a la aparición cronológica, solo en el 29.4 por ciento de los casos, el TOC se
inicia de manera secundaria al otro trastorno asociado, de manera tal que podríamos
considerar al Trastorno Obsesivo Compulsivo como un factor de riesgo para tener otros
trastornos de ansiedad o del estado de ánimo.
En esta población clínica, la comorbilidad fue la que se muestra en el gráfico 1.
La importancia de tener en cuenta la presencia de comorbilidad es que, el conocimiento de
tal evento permite, luego de categorizar los diferentes trastornos asociados, efectuar una
adecuada estrategia de tratamiento, farmacológico, pero, sobre todo, psicoterapéutico.
Seguramente dirigiremos nuestros mayores esfuerzos, en primer término, al abordaje del
trastorno que mayor está impactando sobre la actividad global del individuo.
Por otra parte, conociendo los trastornos asociados, podremos formular el pronóstico más
acertado, tanto al paciente como a sus familiares.
11
Gráfico 1: Comorbilidad total del TOC, expresado en porcentajes (Cascardo – Resnik, 2003)
50
40
32,3
30 26,5 26,5 26,5
20
8,8
10
0
TP-AGF FS TAG DEPRESION OTRO
TP-AGF: Trastorno de Pánico-Agorafobia
FS: Fobia Social
TAG: Trastorno de Ansiedad Generalizada
3
4. Steketee, en un estudio llevado a cabo con el auspicio del NIMH (Instituto Nacional de
Salud Mental, USA), muestra como la presencia de comorbilidad en el TOC, predice
pobres resultados a la Terapia Conductual, luego de 16 semanas de tratamiento. Los
hallazgos indican que la asociación con Depresión Mayor predice pobres resultados, para
los síntomas de TOC, en los test post-tratamiento, y que los diferentes rasgos de
personalidad también pueden afectar los resultados inmediatos, aunque no a largo plazo.
El Trastorno de Ansiedad Generalizada fue el que estuvo relacionado con mayor tasa de
abandono de tratamiento y malos resultados en el seguimiento de los pacientes.
Para considerar el estudio de las patologías en comorbilidad (fundamentalmente los
trastornos del eje 1 y 2), las podríamos agrupar como sigue:
1. Trastornos de Ansiedad
2. Trastornos del Estado de Animo
3. Trastornos de Personalidad
4. Trastornos por Consumo de Sustancias
5. Psicosis
6. Trastornos del Espectro Obsesivo Compulsivo
7. Trastornos Neurológicos
Otros Trastornos de Ansiedad
El Trastorno Obsesivo Compulsivo frecuentemente está asociado a otro trastorno de
ansiedad. Datos obtenidos de poblaciones clínicas sugieren que aproximadamente la mitad
de aquellos que sufren TOC, tienen al menos un desorden de ansiedad adicional, a lo largo
de sus vidas (Weissman, 1994). La mayoría de los estudios sobre comorbilidad muestran
resultados dispares (tabla 4), si examinamos un trastorno específico podemos observar que,
para la Fobia Específica, la asociación con el TOC se encuentra entre el 19 y el 46.5 por
ciento. 14 a 42 por ciento para Trastorno de Ansiedad Social, y por último, 12 a 45 por
ciento para Trastorno de Pánico (Austin, Lydiard y col 1990; Crino y Andrews, 1996;
Karno, Golding y col, 1988; Rasmussen y Eisen, 1991)
Tabla 4: Trastornos de Ansiedad en Comorbilidad con el TOC (expresado en porcentajes)
TAG T. de Pánico T. Ansiedad Social
Anthony 1998 12 12 41
Yaryura Tobías 1996 5 6
Moras 1994 31 54 42
Crino 1996 4 12 24
Rasmussen 1989 6 11
Pigott 1993 36 11
Cascardo – Resnik 2003 26 32 26
Trastornos del Estado de Animo
4
5. La depresión es otro de los trastornos que a menudo se asocia con TOC. Las tasas de
comorbilidad varían considerablemente, dependiendo de las muestras clínicas y de los
criterios y métodos para medir el desorden depresivo. Sin embargo, la presencia de
depresión entre los sujetos que padecen TOC es un hecho altamente frecuente.
Las tasas de prevalencia están entre 12 y 80 por ciento, pero, la mayoría de los estudios,
estiman que aproximadamente un tercio de los individuos con TOC tienen una historia
significativa de depresión.
Algunos autores señalan que la probabilidad de que aparezca una depresión en un individuo
con TOC, a lo largo de su vida es del 80 por ciento. Si consideramos el momento de la
consulta, podemos observar que el Trastorno Depresivo Mayor (TDM) aparece en el 39.5
por ciento de los pacientes que consultan por TOC, mientras que este aparece en el 35 por
ciento de las personas que presentan un diagnóstico principal de TDM o Trastorno Bipolar
(TBP).
En lo que concierne a la asociación con TBP, algunos autores que se han ocupado del tema
señalan que la tasa de comorbilidad entre ambos trastornos está alrededor del 15 a 20 por
ciento a lo largo de la vida y, el más frecuentemente asociado con el TOC es el de Tipo II
(relación 2:1 con respecto al de Tipo I).
Perugi y Akiskal (1998) muestran que, en el 27 por ciento de los casos, el TOC cursa de
manera episódica. Estos pacientes tienen una significativamente baja tasa de rituales de
chequeo, y una tasa alta de historia familiar de trastornos del estado de ánimo y
comorbilidad con TBP de tipo II.
Si consideramos a los pacientes que son diagnosticados como TBP, como trastorno
principal, el 35.1 por ciento de ellos reúnen, también, criterios para TOC, esto no difiere del
grupo con T. Depresivo Mayor (35.2 por ciento). Esto sugiere que el Trastorno Obsesivo
Compulsivo es igualmente prevalente en la depresión unipolar que en la bipolar.
Con respecto a esto, Perugi y Akiskal (1997) muestran que en los bipolares se observa
aumento del número de episodios depresivos, mayor riesgo de asociación con T. de Pánico
y con abuso de sustancias, diferente respuesta al tratamiento (administración de ISRS
asociada a switch hipomaníacos), peor pronóstico, más obsesiones de tipo sexuales y
religiosas y menos compulsiones de verificación que en los unipolares. Por el contrario, en
estos últimos, se observa un curso más crónico de la patología, mayor índice de
hospitalización, mayor índice de intentos de suicidio y más obsesiones agresivas y
supersticiosas que en los bipolares.
Trastornos de Personalidad
La mayoría de los estudios sugieren que la mitad de los individuos con TOC, presentan, al
menos, un trastorno de personalidad asociado. Los reportes de comorbilidad están entre 33
y 91.7 por ciento. A la hora de considerar un trastorno específico, los datos son
inconsistentes, probablemente debido a lo variable de las mediciones utilizadas en los
diferentes estudios, y al escaso número de individuos de las muestras.
Algunos autores sugieren que el trastorno del eje II más frecuentemente asociado al TOC es
el T. Dependiente de Personalidad, otros señalan al T. Obsesivo Compulsivo de
Personalidad como el más prevalente (A. Cía, 1995).
Otros trastornos de personalidad asociados al TOC son la Evitativa, la Esquizoide y la
Histriónica (Steketee, 1990).
5
6. Trastornos por Consumo de Sustancias
Hay pocos estudios publicados con relación a la asociación del TOC con el consumo de
sustancias.
En investigaciones a cerca de pacientes alcohólicos en búsqueda de tratamiento, entre 3 a
12 por ciento de los individuos presentaba un Trastorno Obsesivo Compulsivo.
Basados en datos del ECA (Área de Captación Epidemiológica, USA), el riesgo de
desarrollar TOC fue estimado en 5.6 veces más, entre individuos consumidores de cocaína
y marihuana, comparados con los no consumidores.
Aunque las manifestaciones clínicas son bien distintas, unos pocos casos publicados
muestran algunas similitudes, por ejemplo, se puede observar en cocainómanos conducta
compulsiva de búsqueda y, transitoriamente, obsesiones y compulsiones en individuos
intoxicados con opiáceos y alucinógenos.
Psicosis
La comorbilidad y el diagnóstico diferencial con psicosis, tienen un capítulo exclusivo en
otra parte de esta obra, motivo por el cuál este tema no se desarrollará aquí.
Trastornos del Espectro Obsesivo Compulsivo
Igual que los trastornos psicóticos, los trastornos relacionados al TOC tienen un capitulo
aparte, pero podemos efectuar algunas consideraciones.
Algunos autores expresan una alta prevalencia de trastornos del espectro obsesivo
compulsivo en muestras de pacientes con TOC.
Particularmente, una investigación (du Toit P y col, 2001) indica que el 57.6% de los
pacientes con el trastorno, tienen, además, criterios para, por lo menos, un trastorno del
espectro obsesivo compulsivo, y que el 67.1% tiene por lo menos un trastorno del espectro
en comorbilidad a lo largo de la vida. Dentro de estos, los de mayor prevalencia son el
trastorno por auto-injuria (22.4%), compras compulsivas (10.6%), y trastorno explosivo
intermitente (10.6%).
En cuanto a la comorbilidad con Trastornos Alimentarios (TA) podemos señalar que el
TOC es bastante común en muestras de pacientes con T. Alimentarios Kaye y col, 1993),
sin embargo, en muestras de pacientes con TOC, no se observa igual prevalencia de
aquellos desórdenes.
El Trastorno Obsesivo Compulsivo está asociado con un elevado riesgo de padecer bulimia
nerviosa (5 a 15 por ciento) y anorexia (10 a 20 por ciento), en la tabla 5 podemos observar
algunos estudios.
Cuando el TOC y los Trastornos Alimentarios están asociados podemos señalar lo
siguiente:
• Esta comorbilidad se asocia con una gran severidad de los TA.
• La severidad del TOC no predice el desarrollo o el pronóstico del TA.
• La mejoría del TA no se asocia con cambios significativos en el tipo o la severidad de
los síntomas de TOC.
6
7. • Los síntomas de TOC generalmente persisten luego de la recuperación del TA
Tabla 5: Trastornos Alimentarios en Comorbilidad con el TOC (Pigott T. ADAA, Miami 2004)
Estudio (Tamaño de la muestra) Prevalencia del Trastorno Alimentario en Muestras con
TOC
Tamburrino y col. 1994 42% prevalencia a lo largo de la vida de AN - BN
(31 mujeres con TOC) 26% AN (anorexia)
13% con AN y BN
3% BN (bulimia)
Noshirvani y col. 1991 12% prevalencia a lo largo de la vida de AN (36 mujeres / 0
(307 adultos con TOC) hombres)
Fahy y col 1993 11% prevalencia a lo largo de la vida de AN
(105 mujeres con TOC) Mujeres con TOC e historia de AN tuvieron una edad de inicio
del TOC más temprana que aquellas sin historia de AN
Rubenstein y col. 1992 13% prevalencia a lo largo de la vida de AN - BN
(31 mujeres y 31 hombres con TOC) AN: 13% en hombres y 6.5% en mujeres
BN: 3.2% en hombres y 6.5% en mujeres
El Síndrome de Tourette también se asocia frecuentemente al TOC. De hecho, se observan
síntomas de este último trastorno en el 30 a 90 por ciento de muestras de pacientes con
Tourette. Cuando examinamos muestras de pacientes con TOC podemos detectar síntomas
de Tourette o Tics entre el 6 y el 20 por ciento de los casos.
El TOC asociado con Síndrome de Tourette - Tic se asocia con mayor prevalencia de
género masculino, edad de inicio temprana, mayor severidad en los síntomas, mayor
frecuencia de síntomas compulsivos, pobre respuesta a los ISRS y aumento del riesgo
familiar de padecer TOC (Pigott, 2004).
Por último, existe evidencia de la alta asociación con la Hipocondriasis y el Trastorno
Dismórfico Corporal (TDC). Según diferentes autores, la probabilidad a lo largo de su vida
de que un paciente con TOC padezca TDC está entre 7% y 37%. En tanto que en muestras
de pacientes con TDC, del 34 a 78% de ellos, presentan también diagnóstico de TOC.
Trastornos Neurológicos
Algunos autores plantean que entre un 20 a 30 por ciento de los pacientes con TOC son
refractarios al tratamiento, tanto conductual como farmacológico y, que una parte
importante de estos sujetos podría presentar un desorden orgánico cerebral asociado
(Yaryura Tobías J y cols, 2000). Por esto, ponen énfasis en la necesidad de detectar esta
eventualidad ya que la mayoría de estos pacientes son indiferentes a su enfermedad, suelen
estar inmotivados para el tratamiento, no responden al abordaje conductual y farmacológico
y no cumplen con las instrucciones conductuales.
En algunos pacientes con enfermedades neurológicas se observan criterios del Trastorno
Obsesivo Compulsivo, y, en muchos casos, podemos ver una comorbilidad real.
Entre estos desórdenes podemos señalar a la Corea de Huntington (De Marchi, 2000), a la
Encefalitis Letárgica con Parkinsonismo (Bronstein R, Fernandez L, 2000), Enfermedad de
7
8. Parkinson, en distintos tipos de ACV y Epilepsias y, por último, en la Corea de Sydenham
se observa que más de la mitad de los pacientes presentan síntomas obsesivo– compulsivos.
Diagnóstico Diferencial
Habitualmente, hacer el diagnóstico del TOC, no presenta dificultades. Sin embargo, en
algunas circunstancias, nos vemos en la necesidad de diferenciarlo de otros cuadros clínicos
que iremos viendo a continuación.
Más allá de la importante comorbilidad con los trastornos depresivos, a veces estos cuadros
se pueden confundir. En la depresión, la constante cavilación sobre acontecimientos
potencialmente desagradables o sobre posibles acciones alternativas es una característica
frecuente y se considera un aspecto de la depresión congruente con el estado de ánimo.
Este tipo de cogniciones no deben considerarse como una idea obsesiva. Por otra parte,
estas ideas no son egodistónicas (a diferencia del TOC).
En cuanto a la respuesta al tratamiento farmacológico antidepresivo, los pacientes con TOC
responden bien al los ISRS, y lo hacen pobremente a fármacos más noradrenérgicos,
mientras que los depresivos responden a los duales (serotonérgicos – noradrenérgicos).
Además, los sujetos con TOC responden dosis más altas de ISRS y de manera más tardía
que los pacientes con depresión (Cía, 1995).
En cuanto a los Trastornos de Ansiedad, muchas veces es difícil el diagnóstico diferencial
con Trastorno de Pánico, en sujetos con TOC que presentan antecedentes o crisis de pánico
en el momento de la consulta (sin que esto signifique verdadera comorbilidad).
En una investigación (Cascardo-Resnik, 2005), mostramos que el 38.2 por ciento de una
muestra de pacientes con TOC tenía el antecedente de crisis de pánico, mientras que el 26.5
presentaba crisis panicosas al momento de la consulta, con una antigüedad menor a un mes.
Pero sin dudas, el trastorno que más se puede confundir con el TOC es el Trastorno de
Ansiedad Generalizada (TAG). En este último, las preocupaciones excesivas, pueden
parecerse a las ideas obsesivas, aunque los pacientes con TAG, a diferencia de los TOC,
suelen ser egosintónicos con sus preocupaciones, las áreas sobre las cuáles se preocupan
son las mismas que la población “normal”, es decir, la salud y seguridad propias o de sus
allegados, el futuro laboral o económico, etc, mientras que en el Trastorno Obsesivo
Compulsivo el contenido tiene que ver con la obsesión, la contaminación, el orden, la
simetría, etc.
La preocupación excesiva es automática (no intrusiva), el sujeto quiere seguir
preocupándose. En tanto que la idea obsesiva es intrusiva y el paciente quiere rechazarla.
La naturaleza de las cogniciones en el TAG se basan en la sobre-estimación de la
probabilidad de que ocurran eventos negativos y el pensamiento catastrófico. El TOC se
produce por otras distorsiones cognitivas, como ser:
1. Pensar en algo significa que se va a cumplir
2. El fracaso en tratar de prevenir un daño a si mismo o a terceros, es lo mismo que
inducir el daño.
3. Esta responsabilidad no es atenuada por otros factores (la baja probabilidad de que
ocurra el evento).
4. La no-neutralización de una idea intrusiva es igual a que, el daño involucrado en ella,
ocurra.
8
9. 5. Uno puede ejercer control sobre sus pensamientos.
6. Creencias irracionales de patrones distorsionados de pensamiento.
7. Estimación irracional sobre la posibilidad de que ocurra un evento (percepción de
amenaza).
8. Disfunciones en la organización e integración de la experiencia (establecen categorías
conceptuales estrechas y rígidas), más que en el contenido.
9. Evaluación poco (o nada) realista de la amenaza percibida.
Con respecto a la psicosis, cabe consignar que muchas veces las ideas obsesivas pueden
parecerse a las sobrevaloradas y/o a las delirantes. Pero una cuidadosa escucha, nos
pondrán en la pista del trastorno involucrado. Nada más, recordemos las definiciones de
estas alteraciones cualitativas de la ideación del Manual de Psiquiatría del Profesor Juan C.
Betta:
• Idea obsesiva: idea errónea, reconocida por el sujeto, egodistónica, que sobrecarga su
potencial con angustia y perturba el pensamiento pero no desvía el juicio.
• Idea sobrevalorada: originada por sobrecarga afectiva, está en los lindes de la idea
delirante, creada por un juicio parcialmente interferido por estados emocionales
surgidos de creencias, conceptos religiosos, filosóficos, científicos o sociales.
• Idea delirante: error patológico elaborado por una desviación del juicio, es irreductible,
condiciona globalmente la conducta y es defendida por el sujeto, convencido de su
realidad.
Bibliografía
• Austin L, Lydiard R.B., Fossey M, Sealberg J (1990). “Panic and phobic disorders in patients with
obsessive compulsive disorder” Journal of Clinical Psychiatry 51:456-458.
• Baer L, Jenike M, Black D, Treece C. (1992) “Effects of Axis II diagnosis on treatment outcome with
clomipramine in 55 patients with obsessive-compulsive disorder” Archives of General Psychiatry
49:862-866.
• Baer L, Jenike M, Ricciardi J, Holland A (1990) “Standardized assessment of personality disorders in
obsessive-compulsive disorder” Archives of General Psychiatry 47: 826-830.
• Bejerot S, Ekselius L, von Knorring L. (1998) “Comorbidity between obsessive-compulsive disorder
(OCD) and personality disorders”. Acta Psychiatr Scand 97:398-402
• Black D, Yates W, Noyes R, Pfohl B. (1989) “DSM-III personality disorder in obsessive-compulsive
study volunteers: A controlled study” Journal of Personality Disorders 3:58-62.
• Black D, Noyes R, Pfohl B, Goldstein R (1993) “Personality disorder in obsessive-compulsive
volunteers, well comparison subjects, and their first degree relatives” American Journal of Psychiatry
150:1226-1232.
• Brady K, Lydiard B, Malcolm R, Ballenger J (1991). “Cocaine-induced psychosis”. J Clin Psychiatry
52:509-512.
• Cascardo E, Resnik P. (2005) “Comorbidity Between Anxiety Disorders: Clinic Population Data In
Buenos Aires City (Argentina)”, 25 th. National Conference of Anxiety Disorders Association of
America, Seattle. USA.
• Cassano D, del Buono G, Catapano F (1993) “The relationship between obsessive-compulsive
personality and obsessive compulsive disorder: Data obtained by the Personality Disorder Examination”
European Psychiatry 8:219-221.
9
10. • Cath D, Spinhoven P, Landman A, van Kempen G. (2001) “Psychopathology and personality
characteristics in relation to blood serotonin in Tourette's syndrome and obsessive-compulsive disorder”
J Psychopharmacology 15:111-119
• Cía A. (1995) “Trastorno Obsesivo-Compulsivo y síndromes relacionados”. Ed. El Ateneo. Yaryura
Tobias J, Anderson M, Neziroglu F. (2000) “Organicity in Obsessive Compulsive Disorder” Behavior
Modification 24:553-565.
• Crino R, Andrews G. (1996) “Obsessive-compulsive disorder and Axis I comorbidity” Journal of
Anxiety Disorders 10:37-46.
• Crum R, Anthony J. (1993) “Cocaine use and other suspected risk factors for obsessive compulsive
disorder: a prospective study with data from the Epidemiologic Catchment Area surveys”. Drug Alcohol
Depend 31:281-295.
• De Marchi N, Mennella R (2000) “Huntington's disease and its association with psychopathology” Harv
Rev Psychiatry 7:278-89
• DeMarchi N, Morris M, Menella R, LaPia S, Nestadt G. (1998) “Association of obsessive-compulsive
disorder and pathological gambling with Huntington’s disease in an Italian pedigree: possible association
with Huntington’s disease mutation”. Acta Psychiatr Scand 97:62-65
• du Toit P, van Kradenburg J, Niehaus D, Stein D (2001) “Comparison of obsessive-compulsive disorder
patients with and without comorbid putative obsessive-compulsive spectrum disorders using a structured
clinical interview”. Compr Psychiatry 42:291-300.
• Eisen J, Rasmussen S.(1989) “Coexisting obsessive compulsive disorder and alcoholism” J Clin
Psychiatry. 50:96-98.
• Fahy T, Osacar A, Marks I. (1993) “History of eating disorders in female patients with obsessive-
compulsive disorder” International Journal of Eating Disorders 14:439-443.
• Frankel M (1986) “Obsessions and compulsions in Gilles de la Tourette’s syndrome” Neurology 36:378-
382.
• Grabe H, Meyer C, Hapke U, Rumpf H, Freyberger H, Dilling H, John U. (2001) “Lifetime-comorbidity
of obsessive-compulsive disorder and subclinical obsessive-compulsive disorder in Northern Germany”
Eur Arch Psychiatry Clin Neurosci. 251:130-135.
• Hantouche E, Bouhassira M, Lancrenon S, Ravily V, Bourgeois M (1995) “Prevalence of obsessive-
compulsive disorders in a large French patient population in psychiatric consultation”. Encephale 21:571-
80
• Hollander E, Greenwald S, Neville D, Johnson J, Hornig C, Weissman M. (1996) “Uncomplicated and
comorbid obsessive-compulsive disorder in an epidemiologic sample”. Depress Anxiety 4:111-9
• Hollander E. (1992) “Obsessive compulsive related disorders” Washington, DC: American Psychiatric
Press.
• Insel T. (1982) “The dexamethasone suppression test in patients with primary obsessive-compulsive
disorder” Psychiatry Research 6:153-160.
• Jarry J, Vaccarino F. (1996) “Eating disorders and obsessive compulsive disorder: neurochemical and
phenomenological commonalities” J Psych & Neurosc 21: 36-48.
• Joffee R, Swinson R, Regan J. (1988) “Personality features in obsessive-compulsive disorder” Am
Journal of Psychiatry 145:1127-1129.
• Karno M, GoldingJ, Sorenson S, Burnam A. (1988) “The epidemiology of obsessive-compulsive disorder
in five US communities” Arch of Gen Psychiatry 45:1094-1099.
• Kaye W, Weltzin T, Hsu L. (1993) “Relationship between anorexia nervosa and obsessive compulsive
behaviors” Psychiatric Annals 23:365-373.
• Koloda J, Bland R, Newman S. (1994) “Obsessive-compulsive disorder” Acta Psych Scand 89:24-35.
• Kruger S, Braunig P,Cooke R. (2000) “Comorbidity of obsessive-compulsive disorder in recovered
inpatients with bipolar disorder”. Bipolar Disord 2:71-4
• Kruger S, Cooke R, Hasey G, Jorna T, Persad E. (1995) “Comorbidity of obsessive compulsive disorder
in bipolar disorder”. J Affect Disord 34:117-20
• Kushner M, Sher K, Beitman B. (1990) “The relation between alcohol problems and the anxiety
disorders”. Am J Psychiatry 147:685-695.
• Leckman J. (1993) “Tourette’s syndrome”. En E. Hollander (Ed.) Obsessive- compulsive related
disorders (pag.113-138) Washington, DC: American Psychiatric Press.
10
12. • Senjo M. (1989) “Obsessive-compulsive disorder in people that abuse codeine”. Acta Psychiatr Scand;
79:619-620.
• Scahill L, Kano Y, King R, Carlson A, Peller A, LeBrun U, Do Rosario-Campos M, Leckman J. (2003)
“Influence of age and tic disorders on obsessive-compulsive disorder in a pediatric sample” J Child
Adolesc Psychopharmacol.13:S7-17
• Speranza M, Corcos M, Godart N, Jeammet P, Flament M. (2001) “Current and lifetime prevalence of
obsessive compulsive disorders in eating disorders” Encephale 27:541-50.
• Steigard R, Dillon-Stout D. (1992) “Tourette’s syndrome and obsessive compulsive disorder: Clinical
aspects” Psych Clin of North America 15:849-860.
• Steketee G. (1990) “Personality traits and disorders in obsessive-compulsives” J Anx Dis 4:351-364.
• Steketee G, Eisen J, Dyck I, Warshaw M, Rasmussen S. (1999) “Predictors of course in obsessive-
compulsive disorder”. Psychiatry Res. 89:229-238.
• Thiel A, Zuger M, Jacoby G, Schussler G. (1998) “Thirty-month outcome in patients with anorexia or
bulimia nervosa and concomitant obsessive-compulsive disorder” Am J Psychiatry. 155:244-249.
• Thomsen P, Mikkelsen H. (1993) “Development of personality disorders in children an adolescents with
obsessive-compulsive disorder: A 6 to 22 year follow-up study” Act Psych Scand 87:456-462.
• Tukel R, Polat A, Ozdemir O, Aksut D, Turksoy N (2002) “Comorbid conditions in obsessive-
compulsive disorder” Compr Psychiatry 43:204-208.
• von Ranson K, Kaye W, Weltzin T, Rao R, Matsunaga H. (1999) “Obsessive-compulsive disorder
symptoms before and after recovery from bulimia nervosa” Am J Psychiatry. 156:1703-08.
• Weissman M, Bland R, Canino G, Greenwald S, Hwu H, Lee C, Newman S, Oakley-Brown M, Rubio
Stipec M, Wickramaratne P, Wittchen H, Yeh E.(1994) “The Cross national epidemiology of obsessive
compulsive disorder: The Cross National Collaborative Group” Clin Psych 55:5-10.
• Yaryura Tobias J, Anderson M, Neziroglu F. (2000) “Organicity in Obsessive Compulsive Disorder”
Behavior Modification 24:553-565.
• Yaryura Tobias J, Grunes M, Todaro J, McKay D, Neziroglu F Stockman R. (2000) “Nosological
Insertion of Axis I Disorders in the Etiology of Obsessive Compulsive Disorder” J Anxiety Disord 14:19-
30.
• Yaryura Tobías J, Neziroglu F, Pérez Rivera R, Borda T “Obsesiones Corporales” (2003) Ed. Polemos.
• Yaryura Tobías J, Neziroglu F. (2001) “Un viaje al interior del cerebro: El espectro obsesivo-
compulsivo” Ed. Polemos.
• Zitterl W, Demal U, Aigner M, Lenz G, Urban C, Zapotoczky H, Zitterl-Eglseer K. (2000) “Naturalistic
course of obsessive compulsive disorder and comorbid depression. Longitudinal results of a prospective
follow-up study of 74 actively treated patients”. Psychopathology. 33:75-80.
12