La Sostenibilidad Corporativa. Administración Ambiental
LA DISLEXIA ESTÁ EN TODAS PARTES
1. Neus Buisán Cabot
“No importa en que idioma
No importa en que país
No importa a que edad
La Dislexia esta en todas partes”
Asociación Europea de la Dislexia la
segunda conferencia Europea de la
Dislexia. Noviembre 2007-Luxembourg.
La lectura comprensiva y la expresión escrita suponen el nivel más alto dentro
del aprendizaje de las competencias escolares básicas que van adquiriéndose
a lo largo del periodo de escolarización. Precisan de la integración de las
experiencias y los aprendizajes relacionados; escuchar, hablar y leer, y pone
en funcionamiento todas las dimensiones del sistema lingüístico; la fonología,
la morfosintáxis, el léxico, la semántica y la pragmática.
Por ello saber leer y escribir, además del lenguaje oral, son los ejes centrales
de todos los sistemas educativos en los primeros años escolares y deberían
prolongarse mucho más, puesto que con demasiada facilidad se dan por
adquiridas competencias que en muchos casos no están suficientemente
consolidadas. Este podría ser el caso de los niños y niñas con dificultades para
desarrollar adecuadamente aquellas competencias básicas, ellos y ellas
tendrán menos oportunidades para adquirir aquellos conocimientos exigidos
en los currículums escolares, con las consiguientes repercusiones personales,
escolares, familiares y sociales.
Ciertamente, la lectura fluida y la escritura ortográficamente correcta, tienen el
valor formativo propio de las disciplinas destinadas a incrementar las
habilidades comunicativas del estudiante y, por otra parte, tienen una gran
trascendencia social.
Sabemos que el lenguaje oral se adquiere por la simple exposición al medio
socio-familiar, no es así con la lectura, la escritura y la ortografía que precisan
de una instrucción sistemática y prolongada. La adquisición del código oral
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2. siempre precede al escrito; la lengua se adquiere y comprende desde lo oral;
todos los métodos de aprendizaje lecto-escritor deben apoyarse en el código
oral y el léxico creado a partir de él, y deben introducir un acercamiento gradual
a la correspondencia entre ambos códigos, el oral y el gráfico. En las lenguas
transparentes1
, como las de nuestro entorno lingüístico, se podría decir que los
niños pueden leer desde el momento que aprenden el sonido de las letras y el
modo en que se combinan para formar palabras.
El lenguaje escrito es una actividad lingüística secundaria que deriva de una
primaria que es el lenguaje oral, de todas las habilidades lingüísticas la lectura
y la escritura son las más difíciles y complejas, la adquisición de las cuales
implican dos tareas fundamentales: la primera de nivel inferior; la
descodificación, que permite el reconocimiento de la palabra y la segunda de
nivel superior, la comprensión que nos permite el acceso al conocimiento.
La adquisición de la lectura en los niños necesita el desarrollo de la apreciación
de la naturaleza segmental de la palabra, la consciencia fonológica, que es la
habilidad que debe desarrollarse para llegar a ser lectores competentes. La
mayoría de niños perciben que las palabras están compuestas de pequeños
segmentos ( los fonemas ), el o ella aprenden a tratar las palabras escritas
como pequeños segmentos unidos y a comprender la correspondencia entre
las letra y los fonemas. Este concepto es el principio alfabético y está en el
fondo de los programas de enseñanza que se centran en el desarrollo de las
habilidades de descodificación fonémica.
Para la mayoría de personas esto sucede con un alto grado de automatismo
y poco o ningún esfuerzo consciente, a menos que el material que se ha de
comprender sea muy poco conocido o muy complejo. Los alumnos que no
pueden llegar a esta automatización, leen más lentamente, les es difícil
desentrañar el significado de las palabras desconocidas, la comprensión no se
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Una lengua tiene una ortografía trasparente cuando más se aleja del principio alfabético, es decir, cuanto
mayor es la distancia entre la forma sonora y la forma gráfica de las palabras, por ejemplo el inglés y el
francés. Contrariamente, el castellano o el italiano tienen una ortografía transparente, ya que su forma
sonora y su forma gráfica están muy cercanas
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3. produce fácilmente o de manera automática. Es decir su procesamiento del
lenguaje es lento y supone un esfuerzo consciente.
Sabemos que los mecanismos que permiten el reconocimiento de las palabras
es importante para la lectura, también sabemos que es una condición
necesaria pero no suficiente. Hay personas que llegan a tener una estrategia
adecuada para el reconocimiento de las palabras, pero no consiguen
desarrollar una lectura comprensiva, la importancia de la descodificación y el
reconocimiento de las palabras está en que, el proceso inverso –el que una
persona tenga una buena lectura comprensiva pero no haya aprendido a
descodificar las palabras no es posible -, aunque en personas disléxicas
parece darse esta paradoja ya que, en ellas, la comprensión siempre esta
mejor preservada que la descodificación.
Los problemas de muchos de estos niños se hacen evidentes al inicio o
durante la escuela secundaria cuando las necesidades lectoras son más
exigentes. Se espera de ellos que lean mucho más material que en cursos
anteriores, y que este material es más difícil, ya no es suficiente “pillar” sólo la
idea general y utilizar las pistas del contexto por hacer suposiciones validas. El
material ahora requiere una lectura más precisa y fluida, y aquellos que antes
habían podido compensar la debilidad de sus destrezas en identificar palabras
ahora encuentran en la lectura una actividad poco agradable.
Pero cuando en una escuela el profesorado decide establecer los criterios
necesarios para atender a sus alumnos con TEDAE (Trastornos Específicos del
Desarrollo del Aprendizaje Escolar) necesita referentes claros.
La Dra. Shaywitz ha identificado cuatro pasos necesarios para una intervención
adecuada en la lectura:
Intervención precoz: El diagnóstico es la clave del primer paso. Los
niños y niñas disléxicos deberían ser diagnosticados antes de fracasar
en la lectura y la escritura. La detección precoz de la dislexia tiene
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4. beneficios evidentes en el desarrollo de los niños, tanto en su
personalidad como en la reeducación del trastorno.
Enseñanza intensiva: Para evitar el retraso en la lectura los niños
disléxicos deberían recibir una enseñanza especializada desde los
primeros años de su escolarización
Enseñanza adecuada: La formación e información de los maestros y
maestras, o de los especialistas, su conocimiento, comprensión y
experiencia se hace imprescindible para una buena integración escolar
de los alumnos disléxicos.
Tiempo suficiente: Cuando un alumno consigue una lectura correcta
pero no alcanza la fluencia necesaria debemos proseguir con el
tratamiento especializado Uno de los errores más comunes en la
enseñanza de la lectura en los niños disléxicos es retirar
prematuramente el apoyo especializado.
Evitar la frustración, conseguir el mayor progreso posible, facilitar el
aprendizaje en los momentos más difíciles; estos son nuestros objetivos.
Objetivos mediatizados muchas veces por instrucciones curriculares que
no se ajustan a las necesidades de nuestros alumnos con TEDAE.
Entre los elementos curriculares exigidos progresivamente en la escuela, el
dominio de la ortografía se convierte en la culminación de uno de sus objetivos
básicos: aprender a escribir correctamente. Ciertamente, la ortografía, tiene el
valor formativo propio de una disciplina destinada a incrementar las habilidades
comunicativas del estudiante y, por otra parte, tiene una trascendencia social
que no tienen otros aspectos de la lengua.
Tanto en la lectura como en la escritura el análisis de los errores debe
permitirnos mejorar el proceso de aprendizaje.
Ya en 1926 Alexandre Galí, en su obra “L’ensenyament de l’ortografia als
infants” establece la división entre ortografía natural y ortografía arbitraria
La ortografia natural se basa en la capacidad de reproducir gráficamente el
código fonológicamente legítimo i de respetar las unidades lingüísticas, es
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5. decir el infinitivo del verbo “haber” puede escribirse como “aver”, y
evidentemente podemos leerlo porque los grafemas que hemos utilizado en la
segunda forma corresponden a los fonemas que integran esta palabra, y por
tanto será correcto si analizamos a nivel de ortografía natural. Sin embargo si
escribimos “jaber” no hemos conseguido representar los sonidos –fonemas- de
la palabra que queremos escribir y por tanto será incorrecto en su ortografía
natural. Siguiendo con el ejemplo si escribimos “ha ver” es evidente que
tampoco conseguimos reproducir gráficamente aquello que pretendemos y ello
supone que su ortografía natural es incorrecta.
La ortografía arbitraria responde a las normas convencionales cada lengua, y
en nuestro ejemplo es evidente que tanto “aver” como “ha ver” son
ortográficamente incorrectas
Pero es fácil convertir un texto de nuestros alumnos en un folio lleno de
correcciones que dejan patente lo mal que escribe el niño o la niña. El
aprendizaje de la ortografía se convierte en un camino intrincado lleno de
dictados, copias, repeticiones y reglas ortográficas que, muchas veces
inútilmente, nuestros alumnos intentan memorizar. Los errores deberían de
dejar de ser únicamente objeto de sanción, para convertirse en vías de acceso
al conocimiento de la realidad psicolingüística del sujeto.
Lo cierto es que la enseñanza de la ortografía se ha mantenido dentro de una
visión tradicional, partiendo del estudio de las reglas y de sus excepciones, sin
una búsqueda de las causas de los errores ni del mejor camino para su
superación, apoyándose en el aprendizaje puramente memorístico, que no
consigue convertirse en una estrategia nemotécnica eficaz, muchas veces
porque el niño no comprende el léxico utilizado por los profesores, o en la
realización de dictados que, más que un instrumento al servicio del aprendizaje
ortográfico, sólo han servido para controlar el número de palabras escritas
erróneamente.
La actividad ortográfica no tiene por finalidad en sí misma la de transmitir un
mensaje, sino la de manejar con corrección el medio gráfico que la lengua pone
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6. al alcance del emisor para que este transmita el mensaje. Escribir es la
automatización gráfica de un proceso de aprendizaje. La transcripción gráfica
de las letras y palabras pasa de ser un proceso lento, irregular y que requiere
un alto control y esfuerzo por parte de los niños, a un proceso rápido y
someramente controlado por parte de los adultos. La automaticidad de una
tarea descarga, siquiera parcialmente, la memoria de trabajo, que puede
dedicar mayores recursos a los procesos de alto nivel. Estos automatismos no
se adquieren de la misma forma en las personas disléxicas
La falta de fluidez y los errores en la lectura y los errores ortográficos son,
fáciles de detectar y cuantificar y, ya desde los primeros cursos, son
precursores de severos problemas que no hacen más que aumentar con el
paso del tiempo por la mayor exigencia y complejidad de las demandas
escolares, pero tenemos la posibilidad de orientar la enseñanza-aprendizaje de
la lectura y la ortografía desde el análisis de los errores observados en la
conducta de los sujetos en sus actividades.
De aquí se deriva la importancia de estudiar la competencia real que muestran
los estudiantes en un momento dado de su desarrollo curricular, lo que se
puede conseguir a través del análisis de sus errores, que son los que muestran
las deficiencias y necesidades de los aprendices.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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