La formación reticular se ubica en el diencéfalo, mesencéfalo, puente anular, bulbo raquídeo y médula espinal. Controla funciones motoras, sensoriales y del sistema nervioso autónomo a través de varios núcleos como el rafe, grupo central y colinérgicos. Una lesión de la formación reticular puede causar inconsciencia permanente, coma, narcolepsia o afectación del control de órganos internos.