Un buen negociador busca llegar a un acuerdo que beneficie a ambas partes a través del diálogo. Es claro y respetuoso al expresar sus ideas, amigable, buen oyente y no es malicioso. Además, tiene confianza, es firme, creativo e innovador, pero también paciente. Lo más importante es que sea una buena persona que no intente aprovecharse de los demás.