2. A partir del texto “El porvenir de una ilusión”(1927)
Freud hace constantes referencias a
las doctrinas religiosas en relación con las ideas
delirantes.
Encuentra en éstas una
buena vía para explicar la religión.
Ambas son inverosímiles, indemostrables como
irrefutables.
3. Todas las religiones de la humanidad son delirios de masa.
Así lo trabaja Freud en “El malestar en la cultura”(1930).
Todos los creyentes son personas que comparten entre sí
el delirio y quien participa su delirio no está en capacidad de distinguirlo como tal.
Con esto Freud esboza la idea de que el delirio no está ni lejos ni nos es ajeno.
Compartimos mucho con el paranoico. Ambos intentamos corregir un aspecto
insoportable del mundo protegiéndonos contra el sufrimiento por medio de una
transformación de la realidad
4. Es posible que la ruptura del yo con el mundo exterior, se haga siguiendo una
articulación preexistente, rastreando ciertas líneas de escisión.
El delirante se extraña de la realidad exterior porque conoce más
de la realidad interior.
A partir del texto “Construcciones en el análisis”(1937)
Freud va a sostener con mucho
más vehemencia la relación entre lo experimentado en alguna etapa de la edad
temprana y la formación delirante.
De ahí que confirme la correlación del delirio con la
verdad.
5. “Moisés y la religión Monoteísta”(1939[1934-1938])
En éste último, Freud confiesa saber de tiempo atrás, que en la idea delirante se
esconde un fragmento de verdad olvidada, cuya fuerza de
convencimiento radica en ello.
A esta verdad que le llama histórico - vivencial la piensa como los actos de fe en las
religiones, es decir, como síntomas psicóticos sin la condena del aislamiento por
tratarse de delirios de masa.
6. “Moisés y la religión Monoteísta”(1939[1934-1938])
En éste último, Freud confiesa saber de tiempo atrás, que en la idea delirante se
esconde un fragmento de verdad olvidada, cuya fuerza de
convencimiento radica en ello.
A esta verdad que le llama histórico - vivencial la piensa como los actos de fe en las
religiones, es decir, como síntomas psicóticos sin la condena del aislamiento por
tratarse de delirios de masa.