2.
Tienen dificultad para controlar sus impulsos.
No todos los niños tienen las mismas conductas.
Rasgos comunes: Dificultades de atención,
impulsividad e hiperactividad
3.
Un diagnóstico temprano.
Una educación coherente por parte de la familia.
La transmisión de valores positivos y estabilidad
familiar.
El conocimiento por parte de los maestros y la
adaptación de las actividades educativas.
La colaboración entre la familia y la escuela.
Existen varios factores que
ayudan a una buena evolución
del trastorno
4.
• Conocer e informarse del trastorno
• Buscar apoyo de otros docentes y especialistas
• Comunicación con el hogar
• Emplear estrategias de enseñanza creativas,
interactivas e interesantes
• Hablar de manera individual con el niño
• Sentarle en un lugar adecuado
• Plantear actividades flexibles
Los docentes pueden hace
mucho desde la escuela:
5.
Trabajar mucho a partir de juego
Afirmar normas y darle órdenes simples y breves:
Estar siempre dialogando y reflexionando sobre cada
acontecimiento positivo o negativo que suceda.
Tener las normas escritas y colocadas en un lugar
visible.
No permitir que deje las cosas a medio hacer.
No se le puede exigir todo a la vez. Se debe
descomponer la conducta a modificar en pequeños
pasos y reforzar cada uno de ellos.
6.
Darle ánimos continuamente y premiar las conductas
positivas (haber atendido, contestar sin
equivocarse…). Estas conductas pueden ser
reforzadas mediante privilegios de clase (borrar la
pizarra, repartir el material, hacer recados, lo que
además le permite moverse que es lo que necesita) o
mediante comentarios positivos en público, notas
para casa destacando aspectos positivos, una
felicitación de la clase etc.
7.
En la escuela, la falta de atención
que, en ocasiones, muestran en
tareas que requieren un esfuerzo
suele interpretarse como pereza y
además podemos encontrarnos que a
veces, estos niños son capaces de
estar en el aula sin mostrar ni uno de
los síntomas del TDAH cuando,
8.
por ejemplo se encuentran con una
situación nueva, cuando existe
mucho control, o ante actividades
muy interesantes (tipo videojuegos),
lo que hace que en muchas
ocasiones, los educadores piensen
que el comportamiento anómalo es
voluntario, “que para lo que le
interesa sí que se fija” y esto
complica aún más el problema
10.
Les decimos que deben inspirar muy lentamente e ir
dejando que entre el aire por sus pulmones y
abdomen (respiración diafragmática). Éste último se
va a ir convirtiendo en un globo que se va hinchando
a un ritmo lento, después les pedimos que vayan
dejando escapar el aire y sintiendo cómo el globo se
va desinflando poco a poco hasta quedar vacío.
El Globo
11.
(relajación muscular progresiva). Tumbados boca
abajo, les decimos que son una tortuga que va a ir
escondiendo su cabeza y replegando sus patas, hasta
que sólo se vea el caparazón. El niño/a debe haber
encogido y tensado los músculos de los brazos,
piernas y cuello. A continuación sale el sol y el
animal vuelve a asomar muy despacio su cabeza, al
tiempo que va estirando las extremidades,
dejándolas distendidas y relajadas.
La tortuga que se
esconde
12.
El adulto y el pequeño/a van a competir en una
carrera, como si fueran caracoles. Pero como es una
prueba muy especial, el ganador es el que llega el
último, de manera que irán avanzando a cámara
lenta, ejercitándose en movimientos sumamente
lentos y en el autocontrol de la impulsividad.
Paradójicamente en esta ocasión aprenderá que la
recompensa llega cuando uno es capaz de enlentecer
sus movimientos y ser consciente de los músculos
que hay que tensar en cada tramo.
Carrera de caracoles