Este documento cuenta la historia de un campesino virtuoso que fue injustamente acusado de asesinato. En el juicio, el juez corrupto le dio la opción de elegir entre dos papeles que decían "culpable", pero el campesino comió uno de los papeles. Esto forzó al juez a liberarlo, demostrando que la creatividad puede ayudar cuando todo parece perdido. La moraleja es que debemos ser creativos, especialmente en momentos de crisis.