Nota para Revista a! Las figuritas marcaron a generaciones de argentinos en épocas en las que no solo de usaban para coleccionar sino también para jugar
1. Obra Social de Viajantes Vendedores de la República Argentina • AÑO X N ° 32 • Noviembre 2014
2. 12 . Obra Social de Viajantes Vendedores de la República Argentina
Las figuritas marcaron a generaciones de
argentinos en épocas en las que no solo se
usaban para coleccionar, sino también para
jugar. Una exposición reunió una gran canti-dad
del material que circuló en nuestro país
desde los años veinte hasta comienzos de
la década del noventa, en un recorrido nos-tálgico
y emotivo que muestra como era la
infancia antes de la era digital.
Homenaje!
eran las
de antes
Difíciles
3. Rafael Bitrán (48) juntó figuri-tas
hasta los 12 años de edad,
pero una vez entrado en la
adolescencia se deshizo de todo.
“Llega un momento en que uno co-mienza
a considerar las figuritas ´cosa
de chicos´. Nuestras madres las tiran
para hacer lugar o simplemente pasan
al olvido”, explica.
La colección de figuritas que este pro-fesor
de historia presentó reciente-mente
en el Palais de Glace, no es algo
que traiga de la infancia. Rafael abrió
una librería en 1993 y la reconstruc-ción
se fue dando de a poco, a medida
que fueron llegando a su puerta cada
uno de estos tesoros.
“Primero me enganché con las de fút-bol…
y después con todo”, confiesa.
Hoy tiene en su poder más de 500
álbumes y una innumerable cantidad
de figuritas con personajes del lejano
oeste, estrellas de televisión, dibujos
animados, películas, historietas, au-tos,
aviones y -como él mismo se en-carga
de describir- “piecitas más raras
y desconocidas para la gente que casi
no se coleccionaron”.
A TRAVÉS DE LOS SENTIDOS
Ver -y oler- las figuritas que circularon
años atrás, representa para muchos un
viaje directo a la infancia. Pero encon-trarse,
además, con aquellas que en su
momento eran imposibles de conse-guir,
hace que la carga emocional sea
aún mayor y, la experiencia, única.
Rafael cuenta que el responsable de
que una figurita fuera elegida para
ser “la difícil” de un álbum, era gene-ralmente
el azar, y eso explica porqué
un defensor del seleccionado de Zaire
llamado Mukombo haya pasado a la in-mortalidad
en esta parte del planeta
sin que nadie supiera nada de él; mu-cho
menos como jugaba al fútbol.
Además de la mencionada figurita per-teneciente
al álbum “Munich 74”, algu-nas
de las difíciles que la gente todavía
recuerda y estuvieron presentes en la
muestra fueron la troquelada de Fisher de
“Crack 68”; el arquero de Ferro León Mar-tínez
de “Minifutbol 1972”; y el “Lobo”
Carrascosa de “Campeones 76”.
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4. EL VISITANTE EMOCIONADO
Mientras Rafael hablaba con Revista
a! en la puerta del Palais de Glace,
una persona de unos cuarenta años
que salía de la muestra lo reconoció
y, todavía movilizado por lo que ha-bía
visto segundos atrás, se acercó
a compartir sus sensaciones con el
autor. “Me avisó un amigo que esta-ba
Mukombo y me vine. Fue toda una
odisea. ¡Fue tremendo! Yo completé
ese álbum. ¡Cambié a Mukombo en el
colegio por todo un pilón!”, dijo todo
de corrido prácticamente sin respi-rar.
“Completé el album, lo entregué
y me lo cambiaron por una pelotita
de goma… ¡Mirá qué crueles que eran!
En 2 minutos se quedaron con el al-bum.
Qué maldad. ¡Con la lucha que
fue conseguir esa figurita! ¡Los volví
locos a mis viejos! ¡Era una obsesión!
Así que bueno, me reencontré con
Mukombo. Te lo agradezco mucho”.
Terminó de hablar, saludó y se fue.
Acostumbrado a estas situaciones
Rafael explica: “Este tipo puede ser
una persona seria. Tal vez no lo sea.
Pero puede ser un gerente o un empre-sario
que cuando alguien se acerca a
pedirle un aumento lo saca c…, y acá
se emociona. Porque vuelve justa-mente
a su esencia. Acá es como que
se destapa una olla…”.
Fuera del fútbol hay una muy mencio-nada
por muchos -y paradójicamente
pocas veces vista por casi todos- que
es la “Mona Chita” del álbum “Tarzán”,
de la década del 60.
LA IMAGEN
En tiempos en los que no existía inter-net
y la TV era todavía algo muy exclusi-vo,
las figuritas representaban el único
recurso para poder conocer las caras de
los futbolistas. “Hoy, en cambio, podés
ver en vivo el fútbol de Pakistán y obser-var
a los jugadores en todos los canales
de televisión todos los días”, razona Ra-fael.
Las cámaras registran en la actua-lidad
hasta el más mínimo detalle y, en
una computadora -o incluso en un te-léfono-,
con un simple clic se guarda la
imagen del ídolo para siempre.
En el caso de las mujeres, “el fanatis-mo
estaba en álbumes con brillantina
como Caperucita roja, Blanca nieves,
Homenaje!
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6. Cenicienta; y también en algunos pro-gramas
de televisión que pegaban mu-cho
como La Pantera Rosa y Tarzán",
agrega el historiador.
“Las figuritas eran el único
recurso para poder conocer
las caras de los futbolistas”
Las figuritas, además, ocupaban un lu-gar
central en los chicos a la hora de ju-gar.
“Antes eran una de las 4 o 5 grandes
diversiones o estímulos lúdicos. Hoy son
una más y ya nadie juega”, afirma. “El
material tampoco ayuda. Primero por-que
no son redondas y segundo porque
son de papel. Entonces, hay juegos que
los descartás. A la Tapadita y al Punto
vos podés jugar con la cuadrada solo si
son de cartón, sino no tiene densidad. El
que sí se podría jugar es el Chupi, pero
los chicos no juegan”, repite algo contra-riado
con el asunto Rafael.
EL ÁLBUM POR LA PELOTA
Cuando una persona completaba un
álbum de figuritas podía cambiarlo
por una pelota. Algo que en la actua-lidad,
haciendo cuentas, parece poco
menos que ridículo. “Nosotros tene-
El libro
Muchas de las figuritas y
álbumes que se expusieron en
la muestra, forman parte
del libro “Difíciles eran las de
antes” que Rafael Bitrán pu-blicó
con Francisco Chiappini a
comienzos de este año. Juntos
llevan editados dos libros más:
“Ídolos en cartón” (2005) y
“Malditas difíciles” (2002).
mos la visión de hoy día, que una pelota
la conseguís por 50 mangos, pero en las
décadas del 60 y el 70 no era tan así.
No recuerdo el valor, pero la pelota era
algo imposible”, explica.
De todas maneras, el autor deja en
claro que “los chicos no calculan eco-nómicamente”,
y lo que primó siempre
en todas las épocas fue la fantasía y el
esfuerzo de poder llenar el álbum.
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NO TAN DISTINTOS
Queda claro que la situación
es muy distinta. Pero así y
todo “los pibes todavía se enganchan”,
dice con orgullo el coleccionista de figu-ritas.
Sobre todo en los mundiales, “con
todo el tema de la televisación, el marke-ting
y los jugadores europeos", agrega.
“Muchos se preguntan por qué los chi-cos
en una era tan tecnológica como
esta siguen coleccionando figuritas… y
bueno, porque tiene un mayor misterio
a otras cosas que están más servidas
en la vida”, concluye Rafael. Aunque
ya no haya difíciles…