Husserl considera que la ética se basa en la responsabilidad histórica y cultural de las personas y que los juicios éticos pueden alcanzar un sentido objetivo. La ética posee un carácter transpersonal y transnacional regulado por la razón. Husserl también cree que es posible un progreso ético continuo guiado por la razón y el buen sentido, con el objetivo final de lograr una humanidad mejor.
1. ÉTICA Y PREÉTICA EN HUSSERL
Husserl considera que la ética desempeña una función renovadora
desde una perspectiva personal, social y cultural. El creador de la
fenomenología reitera el especial valor de una ética objetivista y
naturalista que supera el escepticismo cognoscitivo. De este modo,
reafirma la posibilidad de alcanzar juicios éticos con un sentido y
significación claramente objetiva. Porque las vivencias y la
intencionalidad de las mismas están en profunda relación con el volver
a las cosas mismas, que es un principio básico de la actitud
fenomenológica. Los modos de darse los fenómenos en la conciencia de
cada sujeto expresan estados, y formas de lo cósico y de su aprehensíón
que son objeto de análisis descriptivo. Husserl está convencido de que
la ética parte de la responsabilidad histórica y cultural de las personas
respecto al mundo en el que existen. Escribe este filósofo: «[…] nada se
exige a priori objetivamente de un sujeto, que fuera inalcanzable para
él. Lo que alguien no puede, tampoco debe hacerlo. La intención que
tiene el predicado de deber tiene predicación más rica que el de
conveniencia. Y ahora vemos, pues, que ya con esta ampliación la
subjetividad juega un papel, que no tiene ninguna analogía en el
campo del juicio y la verdad».
Desde el análisis husserliano la ética posee un carácter transpersonal y
también transnacional como la propia lógica que posee una cierta
universalidad. La subjetividad individual y, por tanto, la ética según el
planteamiento de Husserl se rige fundamentalmente por la regulación
de la razón. Como él mismo escribe: «es de la esencia de la vida
humana el discurrir constantemente en la forma del esfuerzo, del afán.
Y la vida humana siempre adopta finalmente la forma de un esfuerzo
positivo y se encamina a la consecución de valores positivos». La
tendencia a hacer siempre lo mejor, a responsabilizarse es la expresión
más inequívoca, de la automotivación subjetiva autodeterminada
positivamente, ante los retos y circunstancias de la realidad.
Lo razonable es interpretado por Husserl como una especie de
imperativo categórico, que es el resultado general de la autorreflexión
proyectada como intencionalidad responsable, respecto a los fines de
la humanidad. Este pensador considera acertadamente, a mi juicio,
que es posible un progreso ético continuado guiado por la razón y el
buen sentido. Ya que los ideales éticos son el estímulo para el posible
logro de la felicidad por parte de los individuos, y de una existencia
más justa y equitativa. En definitiva, la lucha por una humanidad
mejor es uno de los propósitos de Husserl desde una perspectiva ética.
El mejor modo para la resolución de numerosos problemas sociales o
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2. colectivos sería la aplicación de una técnica política social que se
fundamenta en una ciencia racional de lo humano.
Evidentemente, en la realidad empírica son identificables infinidad de
formas de vida específicamente humanas.Que responden a los distintos
tipos de personalidades y ocupaciones e intereses profesionales.Y
existen formas de autorregulación por parte de la voluntad de cada
individuo respecto a su vida personal que pueden denominarse como
escribe Husserl formas preéticas. Si bien puede pensarse que es mejor
subir a un estadio ético que valide y justifique razonablemente una
realidad vital más valiosa en sí misma por sus fines. Respecto a esto
afirma Husserl: «El auténtico artista, por ejemplo, no es aún, como tal,
un hombre auténtico en el sentido más alto. En cambio, el hombre
auténtico puede ser artista auténtico si y sólo si la autorregulación ética
de su vida así lo exige de él».
Se podría decir, en mi opinión, que la ética husserliana está
fundamentada en la justificación racional de los actos y decisiones.
Esencialmente, lo más profundo en relación con la conducta humana es
la contemplación de las prácticamente innumerables posibilidades del
obrar. Si bien es cierto que ante errores y decepciones el sujeto ético
sabe que su libre arbitrio y su libertad se ejercen con buena voluntad,
pero con el riesgo y el azar como elementos inevitables presentes en la
vida. De hecho, Husserl escribe: «Deseo y voluntad, por tanto, de
configurar de nuevas en el sentido de la razón la vida personal entera
según todas las actividades de la persona. Configurarla como una vida
vivida con perfecta conciencia moral, como una vida que su sujeto sea
capaz de justificar ante sí en todo momento y por completo. O dicho de
otro modo: como una vida que traiga contento puro y duradero».
Aunque desde una actitud hermenéutica y dialógica actual es cierto
que surgen infinidad de interrogantes respecto diferentes formas de
razón, racionalidad y razonabilidad con diferencias de sentido sutiles,
discutibles y debatibles. Y en relación con el concepto de justificación
su aplicación a los actos de las personas no es algo absoluto y
dogmático, sino que presupone el uso de argumentaciones rigurosas y
profundas para evitar incurrir en falacias.
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