1.
LA CONQUISTA DE LA AUTONOMIA
El niño es un ser dotado de iniciativa y de muchas capacidades, un ser
que se forma a partir de sus propias experiencias y son estas
experiencias las que determinan su posterior comportamiento y la futura
formación de su personalidad.
La conquista de la autonomía es la capacidad que tiene el niño a
interactuar de forma efectiva con el medio que le rodea y extraer de él,
resultados, sus propios aprendizajes.
“Cuando hablamos de competencia, hablamos de inteligencia”….”de saber
cómo”….”la competencia es una acción, una transformación del entorno”…”la
aptitud de escoger”…”las particularidades que dan informaciones importantes
necesarias para elaborar una serie de acciones”.
Según Emmi Pickler, el desarrollo humano se da a partir del movimiento
y de la estructura del entorno, del rol del adulto y de unas condiciones
materiales adecuadas. Cuando nos referimos al rol del adulto hay que
señalar el concepto que se tenía de este en referencia al desarrollo del
bebé En principio el adulto es la persona adecuada que daba todo el
apoyo necesario porque el niño se desarrolle. Esto es el que de buena
manera se pretende sin darse cuenta que el que se consigue es el
contario, que el niño sea cada ve más dependiente y pasivo.
Acompañar a aprender
Eulalia Font Fuset, maestra infantil
2. Cuando se habla del adulto, hay que referirse sin duda a su actitud, a su
comportamiento: El adulto que acompaña al niño en este desarrollo
tiene que tener una actitud amorosa de escucha, saber escuchar,
tomar conciencia de las iniciativas de estos y atender las diferentes
atenciones corporales de forma cualitativa para colaborar en su
interacción y que esta sea positiva en el desarrollo emocional y afectivo
porque el niño se sienta seguro y confiado y esto le motiva a seguir
avanzando en sus propias iniciativas.
“Cuando el niño tiene una iniciativa resulta ser un colaborador activo en la suya
interacción”
Todo esto se ve reflejado en la relación posterior del adulto, la calidad
de esta dependerá de la escucha y del seguimiento que se haga de
las iniciativas y necesidades de los niños. Mediante estas atenciones, el
niño va estructurando su propia imagen mediante sus experiencias
cotidianas, siempre acompañadas por el adulto de referencia. Del
adulto dependerá que la interacción sea cualitativa y esto dependerá
en gran parte de su personalidad futura.
En forma de conclusión, citaré diferentes palabras, significativas
extraídas del libro de Judit Falk.
“niño, feedback, movimiento, competencia, niño activo, iniciativa, acción,
interacción, adulto, atenciones corporales, equilibro emocional, equilibrio afectivo,
ajuste adecuado, personalidad posterior, actividad constante y autónoma, escucha,
actitud abierta, posibilidades, cuerpo, posturas, desarrollo motor, seguridad,
satisfacción, vivir, sentir, aprender, expresarse, cuerpo, psiquismo, calidad,
sensaciones, participando, repeticiones, comunicación, diálogo, anticipación,
bienestar integral, atención verbalizada, actitud, salud mental, imagen….”
Lali