1. De las caras del socialismo
Adriana Orellana (5º.B)
Antes de comenzar a hablar del socialismo y sus mutaciones, y por ende
introducirlos en este confuso juego llamado política, en el que la única regla es
que no hay reglas, veo conveniente mencionar el concepto de socialismo:
“ideología política cuyo propósito es construir una sociedad sin clases, razón
por la cual en la actualidad la mayoría del socialismo se identifica con los
postulados marxistas y comunistas”. Aclarado esto empezaré con decir que a
mi parecer este concepto puede sonar muy esperanzador, hasta algo utópico, y
claro ¿por qué no intentarlo en el Ecuador? Pero la verdad es que los
resultados en otros países han sido algo desfavorables, lo que me lleva a
hablar de Cuba, si bien es cierto existe la equidad, pero no el desarrollo, ¡qué
impotencia saber que nunca podrás superarte a pesar de tus rigurosos
esfuerzos! ¿verdad? Este desacertado apego de Fidel a esta ideología
estancó a su país. Por supuesto si hablamos de Fidel debemos hablar de
Chávez, quien afirma que esta modernización del socialismo nombrado como
socialismo del siglo 21, es el único camino para salir de la pobreza, y claro no
solo de la material que azota a gran parte de América latina, sino que también
de la espiritual ya que en los postulados de este embrión de ideología se dice
que va a fomentar las ideas del “Che”, la generosidad de Bolívar y la moral de
Cristo con su doctrina: ”ama a tu prójimo como a ti mismo”, recuperando así el
sentido ético de la vida, en el que podríamos decir que el endemoniado
capitalismo, como Chávez diría, es aquello que engendró el egoísmo,
individualismo y corrupción. Es entonces el socialismo del siglo 21 un arma en
contra de todos estos antivalores, ¿no?, nuestro Presidente Correa a su vez
trata, al parecer de seguirle los pasos a su amigo Chávez, aunque de una
manera más solapada, pero es imposible que ante la vigilia de 12 millones de
ecuatorianos, nos sea imperceptible esa analogía que se quiere lograr con
Venezuela, y juzgando por la actitud dictatorial y caprichosa de Correa es
comprensible nuestra preocupación. No queremos llegar a la opresión, no
queremos demagogia, no queremos inestabilidad. La oposición a su vez afirma
que lo que se quiere lograr es mantener al pueblo en un estado de pobreza
para crear una dependencia al gobierno y que estos queden como los
salvadores cuando en realidad es todo lo contrario. Hay tantos conceptos que
nos conducen a la ambigüedad pero la verdad es que ninguna doctrina
comunista, neoliberal, del siglo 21, etc. es en sí la solución de los problemas
del país ni del mundo; hay que comenzar con los cambios particulares para
llegar a los generales, tenemos que ser caritativos con el prójimo, acabar con la
ambición de poder, en fin, amarnos los unos a los otros. Cambiando de actitud
cada uno de los habitantes de esta tierra, de seguro vamos a lograr mayores
beneficios que imponiendo una sola ideología, ya que creo que lo más
conveniente es olvidar los orgullos y apegos para usar lo bueno de cada
pensamiento complementándolos, uniéndonos, convirtiéndonos en una sola
fuerza.