5. P O R C R I S T O , C O N É L Y E N É L , A T I , D I O S P A D R E
O M N I P O T E N T E , E N L A U N I D A D D E L E S P Í R I T U
S A N T O , T O D O H O N O R Y T O D A G L O R I A , P O R L O S
S I G L O S D E L O S S I G L O S .
A M É N
Doxología Final
6. Doxología Final
La palabra “doxología” viene del griego
“doxa”, que significa “gloria”.
Doxología, por tanto, significa
glorificación.
8. La plegaria eucarística
desemboca en la
doxología final, esto es,
en la glorificación de
Dios: El sacerdote
tomando la patena con
el pan consagrado y el
cáliz, y sosteniéndolos
elevados, dice: «Por
Cristo, con él y en él, a
ti Dios Padre
omnipotente, en la
unidad del Espíritu
Santo, todo honor y
toda gloria por los
siglos de los siglos».
9. El «Amén» del pueblo es una
verdadera aclamación y no
sólo una respuesta como
tiende a presentarse. La
comunidad celebrante
expresa de este modo su
fe y adhesión vital al don
del Hijo que el Padre nos
ha dado en el Espíritu
Santo. Es el «Amén» gozoso
de un pueblo que no cesa de
dar gloria a quien lo engendra
sin cesar en el amor. Cristo es,
en última instancia, el que
sustenta el «Amén» con que
nosotros glorificamos a
Dios. La liturgia toma así
la forma de un diálogo.
10. La doxología nos da la clave y
la auténtica perspectiva de
toda oración cristiana. Está
dirigida al Padre por
medio de Jesucristo en el
Espíritu Santo. No
caigamos en la rutina de una
fórmula vaciada de su
dinamismo y contenido
profundo. Por Cristo, con él y
en él, la oración de los hijos
se dirige al Padre, esto es, a
la fuente y término de la
vida. Cristo es la cabeza de la
Iglesia y ésta no puede orar
más que por él, con él y en él.
Los discípulos oramos
unidos vitalmente a Cristo.
11. Pero si podemos orar unidos a Cristo
es porque el Espíritu Santo no cesa de
unirnos a él y hacer de los reunidos
una verdadera comunión fraterna, tal
como la plegaria ha pedido.
La oración se convierte de este modo
en una proclamación gozosa de la
verdad de un Dios que ama al
hombre hasta el don de su propio
Hijo. Glorificar al Padre por
Cristo en el Espíritu es el marco,
de ahora en adelante, de toda
oración que se precie de ser
cristiana. La comunidad eucarística
ora con la conciencia de estar
incrustada en la relación y comunión
del Padre y del Hijo en el Espíritu
Santo.