2. ¿Conozco bien a mis
hijos(as)…Educo, apoyo y me
comprometo con mi familia.
3.
4. Dinámica grupal…
¿Cómo fue mi adolescencia? (Mencionar algunas
experiencias significativas.
¿Qué fue lo que más aprendí?
¿Cuáles eran mis dudas?
¿Cuáles eran mis intereses?
¿Cómo eran mis padres conmigo?
¿Qué paso conmigo después de esa etapa?
5. Aspectos más sobresalientes de la
importancia de conocer a nuestros hijos.
Identificamos
sus virtudes y
debilidades.
Sabemos qué
quieren y hacia
dónde les
gustaría ir.
Indagamos
acerca de lo que
realmente es
importante para
ellos.
Nos interesamos
de sus gustos,
disgustos, qué
los motiva y
cuándo son
felices.
Conocemos sus
sentimientos,
emociones
(alegrías,
miedos).
6. Estrategias para conocer a
nuestros hijos:
LA COMUNICACIÓN: utilizar un lenguaje sencillo, que
le permita comprender lo que se le quiere decir,
tratando de escuchar lo que ellos nos quieren decir y
sacando el tiempo para sentarnos con ellas a platicar
de sus problemas y preocupaciones.
7. SER REALISTAS: en ocasiones vemos a nuestros
hijos de una forma como los queremos ver, no como
en realidad son, pensamos que nadie los conoce
mejor, sus necesidades o intereses que nosotros,
razón por la que hay que verlos con los cinco sentidos,
con con el corazón.
ACEPTAR SUS DEFECTOS Y VIRTUDES: todos
somos imperfectos, tanto padres como hijos, pero
también poseemos cualidades, las cuales al
conocerlas descubriremos los errores es ahí cuando
nos daremos cuenta que en esos momentos es
cuando más nos necesitan.
8. CONOCER LOS ESCENARIOS EN QUE CRECEN: el
hablar con sus profesores, amigos, en la escuela, en
lugares de recreación, todo ello conlleva a conocerlos
un mucho más.
EXPLORAR VALORES E INTERESES: ambos
conceptos se ponen en práctica en sus creencias
religiosas, su independencia, su creatividad, la ayuda
que brinda al prójimo; serán parte clave, ya que al
compartirlos influyen en la dirección que habrán de
tomar nuestros hijos en la vida.
9. Contenido
Conocernos a nosotros mismos es muy importante
para desarrollarnos en cualquier actividad y para
relacionarnos con quienes nos rodea.
Mientras no sepamos comprender quiénes somos,
cómo somos, por qué somos así, qué queremos, qué
no queremos, etc., no podemos establecer vínculos
con otras personas.
10. Hasta que no hayamos analizado con detenimiento y
con profundidad cómo somos, no podremos esperar
que los demás, especialmente la gente más cercana e
importante para nosotros, como nuestra familia, la
pareja, los hijos y los amigos, nos acepten y nos
comprendan.
11. Existen dos maneras fundamentales
para conocernos:
La reflexión y el auto análisis: dedicar tiempo para
pensar quiénes somos.
La retroalimentación: saber preguntar a aquellos que
nos conocen, cómo nos ven y qué piensan de
nosotros.
12. Escucharlos con total apertura, porque aunque nos
disguste lo que digan o no estemos de acuerdo con la
manera en que nos describan, podemos aceptar que
por alguna razón proyectamos esa imagen al exterior.
Esto es algo que podemos hacer poco a poco, pues no
es fácil.
El primer paso es tener la disposición de intentarlo y
entender que implicará oír cosas que tal vez no van a
gustarnos mucho.
13. Aunque parezca algo muy elemental, la mayoría de
las personas no se conocen bien a sí mismas.
Solemos tener algunas ideas básicas acerca de
quiénes o cómo somos, y nos apoyamos en ellas sin
reflexionar si realmente somos así o no.
Muchas veces las ideas que tenemos sobre nuestra
persona corresponden a lo que quisiéramos ser y no a
la realidad.
14. ¿Por qué es tan importante
conocernos a nosotros mismos?
En primer lugar, porque es la única manera de llegar a
aceptarnos y querernos, requisitos indispensables para ser
capaces de aceptar y querer a los demás. ¿Cómo puedo
ser un buen esposo(a) si antes no me conozco, me
acepto y me quiero como soy? ¿Cómo puedo
establecer una relación positiva y constructiva con mis
hijos(as) si antes no tengo claro qué es lo que quiero y
por qué?
15. El desempeño de la función de padre comienza con el
CONOCIMIENTO DE UNO MISMO, es decir, con la
comprensión de lo que uno es como padre y de lo que
se espera del adolescente.
Ahora bien, aceptarnos y querernos como somos no
implica aceptar y conservar todos nuestros defectos, ni
todo lo que nos disgusta. Al conocernos podremos
distinguir entre lo que es determinante y no podemos
cambiar, y aquello que es modificable.
16. Hay varios aspectos en los que podemos y debemos
conocernos bien. Es importante que sepamos
describirnos con objetividad.
1) Aspecto físico: soy alto o bajo, grueso o delgado,
etc.
2) Aspecto emocional: soy alegre o serio, soy ansioso
o despreocupado, etc.
3) Aspecto social: soy introvertido o extrovertido,
solitario o me gusta estar con la gente, prefiero estar
callado o me gusta platicar con los demás, etc.
17. Una vez que hayamos analizado nuestras
características principales, es importante preguntarnos
cuáles de ellas nos agradan y cuáles nos molestan.
Entonces podremos trabajar para modificar aquello
que nos desagrada.
…¿Qué importancia tiene esto?
18. Una persona que sabe cómo es, qué quiere y por qué,
qué se acepta y se quiere, está mejor capacitada para
conocer, comprender y aceptar a los demás.
En consecuencia, puede establecer con ellos
relaciones más saludables y gratificantes. Esto es de
importancia fundamental en el seno familiar.
19. Aceptar a los demás como son, es una labor sumamente
difícil, pero INDISPENSABLE, para la convivencia.
Por lo general tenemos una imagen o un ideal de cómo
queremos que sea nuestra pareja o nuestros hijos y nos
molesta que no se adecuen a ella. Lo que provoca
frustración y conflictos.
Es necesario entender que cada individuo tiene derecho a
construir su propia forma de ser, aunque sea muy diferente
de lo que nos gustaría.
20. En cuanto a las relaciones con los hijos, es importante
comprender que son personas independientes y
que conforme atraviesan diferentes etapas del
desarrollo, desde la primera infancia hasta
convertirse en adultos, irán modificando sus
características físicas y psicológicas,
independizándose cada vez mas de nosotros.
21. Por esta razón conviene olvidarse de poner etiquetas
a los hijos, que pueden confundirlos y condicionar su
comportamiento futuro. Por ejemplo: el hijo que es muy
ordenado y cuyos padres constantemente lo muestran
como una persona que seguramente llegará a ser un
excelente administrador; o la hija que por haber
reprobado algún año escolar, es definida como una
niña desinteresada en la escuela y sin capacidad para
el estudio.
22. Así mismo, la pareja no siempre permanece igual; con
el transcurso del tiempo va cambiando y esto implica
que sólo la comunicación constante nos permita
conocer esas transformaciones, para entenderlas,
respetarlas y poder saber hacia dónde va esa relación.
23. Frecuentemente al integrar una familia, los sujetos
pierden su individualidad y dependen de los demás en
exceso.
Puede suceder, por ejemplo, que una madre se olvide
sus necesidades y deseos y centre su felicidad en los
logros familiares; o que un padre ponga todas sus
expectativas en los éxitos de sus hijos y, sienta una
gran frustración si ellos no responden adecuadamente
a sus expectativas.
Esto nos lleva a tener gratificaciones por los triunfos de
los demás y no por los nuestros, lo cual limita nuestras
posibilidades e impone presiones muy fuertes, por lo
general negativas sobre los hijos(as).
24. Cada miembro de la familia tiene metas individuales,
además de algunas compartidas por la pareja y los
hijos.
Algunas requieren ser establecidas de común acuerdo.
Durante la adolescencia la mayor parte de ellas
será en términos individuales y no familiares.
25. En ocasiones los seres humanos caen en un vacío
existencial, sienten que sus vidas carecen de sentido.
Incluso llegan a no saber siquiera qué les gustaría hacer.
Esto es frecuente en personas que han dedicado toda su
vida a hacer lo que otras quieren sin pensar en ellas
mismas, y se convierte en un problema cuando aquéllas ya
no las necesitan. Generalmente sucede cuando los hijos
crecen o cuando se van de la casa.
26. Frases como “SIN TI MI VIDA NO TIENE SENTIDO”,
dicha a la pareja o a un hijo, crean relaciones de
dependencia que a la larga conducen a problemas con
la interacción. La vida de dependencia que a la larga
conducen a problemas con la interacción.
La vida de cada persona necesita un PROPÓSITO
INDIVIDUAL, al margen del enriquecimiento que le
brinden las relaciones familiares. De esta manera la
difícil etapa que se enfrenta cuando la pareja, por
cualquier motivo, se desintegra, o cuando llega el
inevitable momento en que los hijos se marchan, podrá
ser enfrentada constructivamente, pues existirá un plan
de vida a futuro que marcará una nueva etapa en la
vida de las personas.
27. Es evidente que mientras los hijos son pequeños, sus
requerimientos en términos de tiempo y atención
suelen mantener ocupados a los padres; sin embargo,
conforme van creciendo y especialmente al llegar la
adolescencia, empiezan a tener más actividades
independientes.
Cuando esto ocurre, los padres suelen experimentar
una sensación de pérdida y no saben cómo llenar el
tiempo. Esto no sucedería si como individuos
entendiéramos que antes de ser esposo(a) o padre,
somos PERSONAS, que necesitamos respetar la
independencia de cada persona, conservando
nuestros intereses, objetivos y actividades personales.
28. Los padres que satisfacen sus propias necesidades a
través de actividades personales graficantes, se
aceptan mejor a sí mismos y no necesitan centrar la
satisfacción de sus necesidades en los hijos.
Quienes tienen un alto grado de respeto por sí mismos,
basado en sus logros independientes, aceptan con
más facilidad a sus hijos y la forma como se
comportan.