Cambio de paradigma_en_la_concepcion_del_docente[1]
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CAMBIO DE
PARADIGMA
EN LA CONCEPCIÓN
DEL DOCENTE.
Ponencia para el I Congreso
Internacional de Educación
organizado por el
Polo Académico de San Luis Potosí.
Abril del 2000.
Presenta: Profr. Ramón Cámara Guadarrama.
Profesor en Educación Primaria.
Licenciado en Ciencias Religiosas
Estudiante de la Maestría en Educación.
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Nunca más concebiremos nuevamente al maestro como un enseñante, aún
cuando sea experto en ello; aún cuando sus técnicas de enseñanza sean las
mejores. ¿Podrá competir con los recursos tecnológicos? ¿Podrá percibir
plenamente las necesidades de sus pupilos? ¿Podrá manipular sus mentes para
el alcance total de la asimilación de conceptos?
Ya Paulo Freire sabiamente afirmó: “Nadie educa a nadie. Nadie se educa solo.
Todos nos educamos en COMUNIDAD” (1961). Y con ello volvemos a
cuestionar el papel del maestro: ¿Un enseñante? ¿Un educador? Desde 1961,
con la presencia de este gran maestro brasileño, queda relativizada la
concepción del maestro como educador, pero la fuerza de la costumbre nos ha
llevado a que lo sigamos concibiendo así (¡aún después de 39 años!); y
reafirmemos su labor como meramente educativa.
En otra etapa, otro mundo, otra situación y nación completamente diversa, se
presenta Carl Rogers con su teoría de la Educación centrada en el cliente.
Entonces queda relativizada nuevamente la función del maestro como
enseñante. Vuelve a ponerse en crisis la conceptualización de la identidad del
maestro.
Y resurge con más brío la pregunta: ¿Quién es el maestro? ¿Quién debería
ser?
No son muchas las respuestas que a ello podamos ofrecer. Es difícil pensar que
no sea un mero enseñante, o un educador (aún cuando hoy día siga ejerciendo
esas funciones, ya sea por convicción o por costumbre; ya por conocimiento o
desconocimiento).
El papel del maestro debe ser diferente al asignado hasta la actualidad(Cfr.
ROGERS, Carl 1961): tiene una labor educativa que es fundamental que ejerza,
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y hay conocimientos que lo llevan al proceso de enseñanza, pero no como un
mero educador o un mero enseñante.
¿Qué caso tiene facilitar la transmisión de conocimientos (por muy valiosos que
éstos sean) si no tienen una razón de ser en la vida de la persona? ¿Valdrá la
pena que alguien aprenda a leer y a escribir en la primaria si conforme crece
procura leer lo mínimo indispensable y no le importa escribir grafías sin tomar
en cuenta si están correcta o incorrectamente manifestadas? (SERRA, Roger,
1996).
¿No será más importante que la lectura y la escritura tengan una razón de ser
en nuestra vida y no solamente una utilidad práctica? ¿Qué será lo
fundamental: que dominemos la habilidad por la habilidad o que encontremos en
la lectura y escritura una herramienta más para crecer en nuestro proceso de
comunicación: de expresión y escucha de ideas, mensajes, actitudes,
sentimientos y personas (en el sentido pleno de la palabra)?
Esto se enseña, es cierto. Pero su aprendizaje y dominio no depende de la
enseñanza, sino de la vivencia y descubrimiento que la persona haga de ello (y
esta experiencia no se enseña. Se descubre.).
Propongo una conceptualización del maestro como alguien distinto a lo que ha
sido hasta el momento, y no por un mero esnobismo, sino por una imperiosa
necesidad de cambio que lleve a que la modificación del concepto conduzca
también a la movilización de actitudes y, por lo tanto, de funciones:
Nunca más un mero enseñante.
Nunca más un simple transmisor de conocimientos.
Nunca más un manipulador de la educación al servicio de un Sistema
(FREIRE, Paul; ROGERS, Carl).
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Su verdadero papel en la educación hoy debe cambiar, para concebirlo, de
ahora en adelante, como un INGENIERO EN DESARROLLO DE PROYECTOS
VITALES.
Sí. El maestro debe ser en sí mismo un profesionista MUY PROFESIONAL, que
desarrolle un proceso ingenieril en la educación, que lo lleve a la facilitación de
la construcción de lo más valioso que tiene el ser humano y que la escuela lo
lleva a desarrollarlo: EL PROYECTO DE VIDA.
Definamos un poco por qué ingeniero:
a) El proceso de la educación es de planteamiento, cálculo, diseño, construcción
y de proyección (Enciclopedia ENCARTA 1995).
b) El proceso de Ingeniería implica un replanteamiento, con fundamentos
sólidos, con cimientos fuertes y coherentes entre el tipo de terreno y el
modelo de construcción.
c) Este proceso es aplicable al cien por ciento en la vida del ser humano.
d) La ingeniería trabaja siempre sobre diseño, sobre planos, los cuales
responden a las necesidades para lo cual se destinará el proyecto a
desarrollar.
e) Por lo tanto, a pesar de ser construcción, y pese a que el destino final sea
semejante al de otras construcciones, no puede ser idéntico a ninguna otra,
aún cuando se manejen muchas similitudes.
f) Influyen: el tipo de terreno, medidas y formas del mismo, estado actual del
terreno y hasta la ubicación geográfica y orientación de éste. De acuerdo a
ello se inicia el proceso de diseño.
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g) En razón del diseño, TODO, absolutamente todo, tiene un sentido real, y no
siempre en razón de su funcionalidad, sino de la esencia de la construcción a
realizar, y tomando en cuenta el destino final de la obra (SPIROKOSTOF).
En la vida del ser humano, elemento esencial de la Creación; Ser supremo en la
Naturaleza, todo debe tener un sentido que lo lleve a proyectarse a sí mismo,
que lo lleve a ganar su esencia dentro de su propia existencia (y encontrándolo
en ella lo encontrará en la sociedad, en su entorno, en la naturaleza…) (Cfr.
UNESCO, 1996).
Todo: el hablar, reír, comer, cantar, divertirse, estudiar, aprender, ir a la
escuela, leer y escribir… Todo debe llevarlo a proyectarse a sí mismo y a
reconocer en su persona no solamente sus necesidades, sino también sus
fortalezas y debilidades, pero tomando como punto de referencia el “yo que se
quiere ser”; el objetivo de vida, la razón de ser de la existencia (SERRA,
Roger, 1996; BUSCAGLIA, Leo, 1988).
Los conocimientos en la escuela son no solamente importantes, sino muchas
veces, fundamentales, pero deben tener un sentido en la ida de quien accede a
ellos. No deben surgir repentina o abruptamente, como chispazos de la mente
que no dejan rastro y que así como llegaron, se fueron (COROMINAS,
Fernando; UNESCO, 1996).
La finalidad de la escuela no es solamente preparar para la etapa siguiente. La
escuela pretende preparar para la vida, y proporciona herramientas para la
vida (Cfr. UNESCO, 1996; SEP, Objetivos Generales en los Programas de
Educación Primaria).
Si el sentido de la escuela es tal, el ser del maestro debe ser coherente con
este desarrollo.
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Entender a la educación de esta manera, implica saber que el ser humano es
único e irrepetible; un ser con potencialidades infinitas y con un desarrollo
particular. Pero al fin y al cabo único, y su proyecto de vida debe ser como el
traje que nos mandamos hacer con el sastre: un traje a la medida.
El maestro debe ser capaz, no de realizar el proyecto de vida de sus alumnos,
sino de ayudarles a que lo vayan descubriendo, asimilando y proyectándolo, y
vayan tomando decisiones coherentes con él, y que de esa manera integren en
él los conocimientos proporcionados en la escuela.
El maestro debe ser capaz de ayudar a que el alumno integre en su desarrollo
cognitivo, todo aquello que el alumno necesita para progresar en su vida, y
ayudarlo a entender que los conocimientos generales son herramientas
universales indispensables de las cuales tendremos qué valernos
independientemente del camino que tomemos.
No implica hacer nada nuevo.
Es seguir realizando exactamente lo que estamos haciendo en la educación,
pero con un sentido nuevo, con un punto de llegada superior, con una conciencia
de ingenieros, que sabemos dónde estamos, con qué contamos y a dónde
queremos dirigirnos; qué proyectamos y qué razón de ser tendrá el proceso a
realizar.
Así como hay ingenieros en distintas ramas, el proceso ingenieril en el docente
tendrá qué ser diferente, y tener sus especializaciones, pero siempre
conservando el proceso de calcular, de dirigir, de construir, de trazar posibles
rutas y presentar los convenientes o inconvenientes de la elección de cada una
de ellas, de los costos que cada uno de los modelos planteados trae consigo.
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Renunciemos a la idea del docente como un mero enseñante (ROGERS, Carl
1961).
Renunciemos al simple papel de transmisor (COROMINAS, Fernando).
Hagamos del docente un constructor, un ingeniero. Sí: Un INGENIERO EN
DESARROLLO DE PROYECTOS VITALES.
Y no por el cambio de nombre, sino por la convicción que esto trae consigo.
Feliz lucha en el cambio del paradigma.
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BIBLIOGRAFÍA:
CHANFÓN Olmos, Carlos, Dr.
HISTORIA DE LA ARQUITECTURA Y EL URBANISMO.
Textos utilizados como antología por la Facultad de Arquitectura de la
Universidad del Bajío A. C. (UBAC). 1993
CHANFÓN Olmos, Carlos, Dr.
VISIÓN CLÁSICA DE LA ARQUITECTURA.
Textos utilizados como antología por la Facultad de Arquitectura de la
Universidad del Bajío A. C. (UBAC). 1993
SPIROKOSTOF.
EL ARQUITECTO: HISTORIA DE UNA PROFESIÓN.
Textos utilizados como antología por la Facultad de Arquitectura de la
Universidad del Bajío A. C. (UBAC). 1993
ROGERS, Carl
LIBERTAD Y CREATIVIDAD EN LA ENSEÑANZA.
Ediciones Paidós. 1982
ROGERS, Carl.
EL PROCESO DE CONVERTIRSE EN PERSONA
Editorial Paidós 1994.
Barcelona.
COROMINAS, Fernando
EDUCAR HOY ES DIFERENTE.
Editorial Planeta.
Barcelona, 1994.
BUSCAGLIA, Leo
EL ARTE DE SER PERSONA.
Editorial Diana
México, 1988.
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ARGÜELLES, Antonio
GÓMEZ, José Antonio.
HACIA LA REINGENIERÍA EDUCATIVA. El caso CONALEP.
Edición conjunta: NORIEGA, Editores, CONALEP, INAP.
México, 1999. 1ª edición.
SERRA, Roger.
PABLO CONSIGO MISMO
Ediciones Orsay
México, 1996.
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LEARNING THE TREASURE WITHIN. Report to UNESCO of the
International Comission on Education for the Twenty First Century.
FRANCE. UNESCO PUBLISHING
Traductor: AVILA Lomelí, Víctor.