¿Cuál es el reto para la ayuda profesional cuando él / ella decide poner en práctica un plan de modificación de comportamiento utilizando los principios de condicionamiento operante de aprendizaje?

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¿Cuál es el reto para la ayuda profesional cuando él / ella decide poner en práctica un plan
de modificación de comportamiento utilizando los principios de condicionamiento operante
de aprendizaje?
Autor: Paulo Arieu
El maestro o educador con frecuencia se siente sólo ante grupos de alumnos que colectiva
o individualmente pueden presentar conductas disruptivas y arrastrar a otros. El docente debe
responder ante las multiproblemáticas conductuales que se dan diariamente en las aulas. Aunque
las escuelas suelen disponer de equipos multidisciplinares de asesoramiento e intervención, es
necesario que los docentes estén dotados de herramientas prácticas para optimizar su trabajo y
afrontar con éxito el reto diario que supone intentar educar en la sociedad actual.
Imagen n 1.Ejemplo de fichas para utilizar

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No se trata de que el maestro haga de psicólogo sino que aproveche algunas de las
herramientas de que dispone la Psicología de Modificación de la Conducta y pueda aplicarlas en
clase si lo considera necesario. Muchas de las técnicas que se exponen ya son ampliamente
utilizadas y, de hecho, muchos profesores disponen de experiencia al respecto.
Imagen n 2. Ejemplo de fichas para utilizar
Cada docente o profesional debe valorar en función de las peculiaridades de su alumnado,
colegio u otras circunstancias la idoneidad de su aplicación o la adaptación de las mismas. Si el
maestro de clase desea decide poner en práctica un plan de modificación de comportamiento
utilizando el condicionamiento operante deberá tener en cuenta que el condicionamiento
operante es una forma de aprendizaje psicológico donde un individuo modifica su conducta
debido a la asociación de ésta con un estímulo. Recompensar a un niño con algún tipo de
incentivo que le pueda motivar por hacer su tarea, debería incrementar la probabilidad de que la
haga en el futuro. Pero también está el reforzamiento negativo, donde se evita algo desagradable
y esto le da una recompensa positiva. El castigo es diferente del reforzamiento ya que la idea es
debilitar o eliminar una cierta conducta. Hay castigos positivos y negativos. El castigo positivo

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significa que se introduce un evento o resultado poco favorable o desagradable para debilitar la
respuesta que le sigue. El castigo negativo ocurre cuando se retira un evento o resultado
favorable después de que ocurre un comportamiento. Retirar un reforzador negativo también
puede llevar a un comportamiento positivo ya que detiene o elimina una experiencia
desagradable.
Un método a utilizar por el docente podría ser la Economía de Fichas. La Economía de
Fichas es una técnica ampliamente conocida y aplicada tanto en ambientes educativos como
institucionales, familiares o incluso clínicos. Puede ser utilizada en grupo pero también a nivel
individual. Cuando yo era un adolecente, en el año 1975, con 10 años de edad, mi padre fue
enviado por el gobierno de mi país a realizar un adiestramiento aeronáutico en la Base Naval de
Pensacola (Florida). Allí me tocó ir a la escuela. En la clase, recuerdo que cuando hacia las tareas
y me portaba bien, la maestra me daba unas fichas que yo luego podía canjear por juguetes de mi
agrado. Esta metodología es la llamada Economía de Fichas.
En cierto modo, La Economía de Fichas, puede considerarse una aplicación derivada del
Condicionamiento Operante descrito por Skinner ya que utiliza como base el refuerzo, en
especial los denominados reforzadores secundarios. Son objetos por sí solos carentes de valor o
neutros (fichas, puntos...) pero que luego pueden cambiarse para obtener el premio o refuerzo
primario (juguetes, caramelos, cualquier actividad gratificante, tiempo de juego, etc...). Mediante
la introducción de este tipo de condicionamiento, el niño aprende a manejar de forma más
eficiente una nueva situación de contingencias que le permitirá obtener ciertos beneficios de los
que antes no disponía.

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La Economía de Fichas en clase supone establecer un sistema reglado, con unas normas y
consecuencias positivas para motivar a los niños en la ejecución de conductas deseadas. Se
denomina "de fichas" ya que para conseguir el premio final los niños deberán recoger un
determinado número de fichas o puntos. Su utilización prioritariamente es colectiva, por tanto, se
la puede aplicar a todo el grupo de una clase o aula. Su objetivo será conseguir las metas que el
docente planificó como parte del programa de clase. Lógicamente, cada clase, cada grupo es un
mundo distinto y dependerá de sus propias circunstancias y peculiaridades que el docente
determine marcar unos u otros objetivos.
En general, se pueden señalar dos grandes ámbitos en los que la Economía de Fichas
puede ayudar:
a). Elevar la motivación del grupo hacia determinados aprendizajes.
b). Aumentar las conductas positivas y tratar de controlar y/o eliminar las disruptivas.
Pero el reto que cada docente debe enfrentar es que debe valorar la idoneidad de
aplicarlas y ajustarlas para que sean útiles a las circunstancias de sus propios alumnos, tipo de
aula y colegio, bajo su propia responsabilidad. Estas técnicas no pretenden enseñar al grupo a
funcionar siempre a base de premios sino de darle, en un momento dado, motivos para iniciar un
cambio en sus conductas o motivaciones. Lo que se espera en el futuro es que las conductas
adecuadas se mantengan, pero ya no por los premios sino por lo que en psicología se llama
"reforzadores naturales". Por ejemplo, un niño puede empezar a no efectuar determinadas
conductas disruptivas por ganarse el premio, pero este cambio de comportamiento puede hacer
que funcione mejor con sus amigos y esto convertirse a medio plazo en un reforzador más

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potente que el premio inicial. Las conductas pasan a ser controladas por las consecuencias
positivas que se generan en su entorno.
Los principios del Condicionamiento Operante influyen en la conducta de los individuos
en todas las edades y en todas las situaciones. Skinner los resume en cinco puntos:
a). Control de los reforzadores: si los reforzadores no se controlan, si se dan por azar o
por casualidad, los organismos aprenderán a hacer aquello que hacían en el momento en que se
aplica el reforzador. Los alumnos adquieren conductas o modos de comportamiento de esta
manera, de ahí la importancia de que el profesor conozca lo que está recompensando, que
controle adecuadamente la administración de los reforzadores y que el refuerzo sea contingente
con la conducta deseada.
b). Utilizar reforzadores secundarios: con los alumnos, muchos reforzadores secundarios,
tales como una sonrisa o un gesto de aprobación pueden actuar tan eficazmente o más que un
reforzador primario. Ahora bien, estos reforzadores no actúan por igual en todos los alumnos: un
mismo estímulo puede ser para un alumno algo valioso y atractivo, mientras que para otro puede
ser algo que lo deja insensible o, incluso, algo hacia lo que sienta rechazo. Esto obliga al profesor
a conocer cómo son sus alumnos y cuáles son los reforzadores que más les convienen con objeto
de utilizarlos adecuada y rápidamente. Una fórmula útil para aplicar reforzados es el Principio de
Premack, que consiste en utilizar una conducta de alta frecuencia (es decir, una actividad
preferida por un determinado alumno) como reforzador de una conducta que se quiere conseguir
y que el alumno emite con baja frecuencia.
c). Administrar los reforzadores de manera inmediata: no es conveniente dejar transcurrir
mucho tiempo entre la realización de la conducta y la aplicación del reforzador, puesto que se

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pierde gran parte de su eficacia. Aunque en los humanos, el lenguaje y la memoria hacen que los
efectos negativos de la demora sean menos importantes.
d). Utilizar programas de reforzamiento: El reforzamiento es más eficaz cuando en la fase
de adquisición de una conducta el reforzador se administra de manera continuada y cuando tras
la adquisición de la conducta deseada, se administra de manera intermitente.
e). Controlar las contingencias de reforzamiento: la expresión se refiere a la existencia de
ciertas condiciones para que se produzca el reforzamiento. Es muy importante que los
reforzadores se administren de forma contingente a la conducta deseada.
El tema del reforzamiento, aunque es central en el conductismo, también se incorporó a la
Psicología Cognitiva. Ausubel señala que las recompensas influyen en el aprendizaje de tres
maneras generales:
a). Sirviendo de incentivos que ayudan a hacer que un problema sea significativo
relacionando una secuencia de actividades de aprendizaje con una meta final,
b). La recepción de recompensas incrementa la fuerza de las motivaciones que estén
actuando para impulsar y dirigir la conducta.
c). Las recompensas elevan la probabilidad relativa de que una respuesta se repita
sensibilizando de manera selectiva a la disminución de los umbrales para la producción de
respuestas particulares.
Anita Woolfolk Hoy, recibió su licenciatura en Psicología en 1969 y su doctorado
Psicoeducativo, ambos de la Universidad de Texas en Austin. Woolfolk dice que los hallazgos de
Pavlov y de quienes se han ocupado del condicionamiento clásico tienen dos implicaciones para

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los profesores. En primer lugar, es posible que muchas de nuestras respuestas emocionales a
diferentes situaciones hayan sido aprendidas a través del Condicionamiento Clásico, y en
segundo lugar, se ha puesto de manifiesto que los procedimientos basados en el
condicionamiento clásico pueden servir para ayudar a los alumnos a sentirse menos temerosos y
angustiados ante situaciones que consideran amenazadoras, como hablar en público o sufrir un
examen. Ante estos hechos, el profesor puede tratar de que sus alumnos tengan la oportunidad de
asociar estímulos positivos con sus experiencias en el aula y puede hacer uso del principio de la
extinción para eliminar las respuestas no deseadas. Para ello, debe provocar que el alumno se
coloque él mismo en la situación problemática que le angustia y asegurarse de que no se
producirá ningún efecto negativo.
Las orientaciones que sugiere Woolfolk a los profesores para su uso en las aulas son:
a). Asegurarse de que la conducta positiva de los alumnos en clase será reforzada: las
normas a seguir por los alumnos deben estar claras desde un principio, y también las
consecuencias que se derivarán de su cumplimiento.
b). Asegurarse de que los estímulos utilizados tienen un valor reforzante para el alumno:
ya que no todos los reforzadores actúan por igual en todos los alumnos.
c). Cuando se aborden nuevos aprendizajes, reforzar el mayor número posible de
respuestas, aunque éstas aún no sean del todo correctas (moldeamiento).
d). Una vez conseguida la respuesta deseada, aplicar el reforzamiento de manera
intermitente y no continuada.

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e). Hacer uso de estímulos discriminativos para conseguir nuevas respuestas: el profesor
debe introducir con frecuencia estímulos que recuerden a los alumnos la conducta que se espera
de ellos.
Pienso que si el docente se deja llevar de todos estos consejos, podrá poner en práctica
un plan de modificación de comportamiento utilizando con sabiduría los principios de
condicionamiento operante de aprendizaje, de una manera eficaz, teniendo en cuenta que cada
alumno o grupo de alumnos puede ser distinto. El maestro no debe hacer de psicólogo sino que
debe aprovechar algunas de las herramientas disponibles de la Psicología de Modificación de la
Conducta y aplicarlas en clase si lo considera necesario.

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Bibliografía consultada
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Juvenil. Tarragona. España. Recuperado de
http://psicodiagnosis.es/areaescolar/tecnicasmodificacionconductaaula/economiafichasen
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de http://www.psicocode.com/resumenes/3educacion.pdf
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http://psicodiagnosis.es/areaescolar/tecnicasmodificacionconductaaula/index.php
Jomard, Asa. (s.f.). Principios del condicionamiento operante. Recuperado de
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