Mata, S. - Kriegsmarine. La flota de Hitler [2017].pdf
Epicteto i a_iv
1. 'ErXEIPl~ION
KE<I>AAAION A
1. Toiv 6v'tov 'teX uev so-nv t<p' 1'1/ltV, 'teX 8f OUK t<p'1'1
utv. 'Eo' 1'1/ltV uev U1tOATljft<;, 6p/lrl, 6p£~t<;, tKKAtcrt<;
1. Comenta Max Pohlenz: «Esta "clasificaci6n de las cosas", esta
dihairesis, es el fundamento de la etica de Epicteto, la grande y sim
ple verdad de la que, segun el, depende toda la conducta del hombre,
la orientaci6n de su vida entera, y cuyas consecuencias saca el con
inexorable rigor" (Die Stoa, I. p. 330). Curtido su caracter en las ad
versidades que, mientras fue esclavo, hubo de soportar, y quizas
tambien por temperamento, no era amigo Epicteto de andarse con
contemplaciones, medias tintas ni tibiezas. De ahf que, aun admi
tiendo la tradicional clasificaci6n estoica de las cosas en «buenas»,
«rnalas» e «indiferentes» (adiaphora) (SVF, 1,191-196,559-562; III.
117-168) respecto a la moral y a la felicidad, prefiriese, para la prac
tica, esta bipartici6n mas tajante. Arriano hizo muy bien al encabe
zar con ella la programatica declaraci6n de principios con que se ini
cia este resumen doctrinal: es el nuclco mismo de la ensefianza de
su maestro (cfr. Diatr., I, 22, 10; II,S, 4).
«Las cosas que dependen de nosotros» (ta eph' hemin) podria aca
so traducirse «que son responsabilidad nuestra- en un sentido de res
ponsabilidad un tanto neutro 0 intermedio entre el que Ie dieran las
interpretaciones del estoicismo como extremadamente determinis
ta 0, por el contrario, plenamente libertarista. Veanse al respecto las
matizaciones que hace R.W. Sharples, respondiendo a Frede, White
y otros, en «Could Alexander (Follower of Aristotle) Have Done Bet
ter?", en Oxford Studies in Ancient Philosophy, vol. V, 1987,215-216.
Vease asimismo A.A. Long, «Freedom and determinism in the Stoic
theory of human action", en Problems in Stoicism, Londres, 1971,
189-192, donde trata especialmente de Epicteto, subrayando la si-
T
MANUAL
CAPITULO I
[Para ser libres y felices es fundamental distinguir entre
10 que estd en nuestro poder y 10 que no]
1. De 10 que existe, unas cosas dependen de nosotros, otras
no.' De nosotros dependen juicio, impulso.? deseo, aversion
y, en una palabra, cuantas son nuestras propias acciones.'
milaridad de su pensamiento con el de la primera epoca de la Estoa.
2. La horme (pl. hormai; verba horman) abarcaba entre los estoicos
las significaciones de nuestros terminos impulso, tendencia, instinto, em
puje al actuar... Cfr. Brad Inwood, Ethics and Human Action in Early Stoi
cism, Oxford, Clarendon Press, 1985, donde se hallaran tres apendices so
bre la horme. Segun Diatr. III, 2, 1: «Tres son los campos en que ha de
ejercitarse quien quiera ser bueno y honrado: el concemiente a los deseos
y a las aversiones [... Jel concemiente a los impulsos y a las repulsiones
[0 refrenamientos: aphormasJ y, en suma, a 10que conviene [0 al deber],
a fin de actuar con orden, con sensatez, sin descuido; el tercero es el que
atafie a la prevenci6n de errores y juicios temerarios y, en general, a los
asentirnientos». La horme es una «tendencia del anima hacia algo» (Es
tobeo, 160) y se da en todos los seres animados, es un movimiento 0 ape
tito del alma; peru en el hombre se intelectualiza, convirticndose en un
«movimiento de la dianoia» en direcci6n a un objeto (Pohlenz, I, p. 91).
Cicer6n dice en De[inibus, III, 7, 23: «Atque ut membra nobis ita data
sunt, ut ad quandam rationem vivendidata esse appareant, sic appetitio ani
mi, quae 6Pl-11'l graece vocatur, non ad quovis genus vitae, sed ad quan
dam formam vivendi videtur data, itemque et ratio et perfecta ratio".
3. U operaciones 0 actividades. «Prirnero el hombre, enjuician
do, se forma una opinion de los objetos que Ie rodean; despues tien
de hacia ellos para alcanzarlos 0, por el contrario, se aleja de ellos,
2 3
2. 'ErXEIPIMON
Kat tVt AOY41 baa 1']I..lLtEpa ~Pya' OUK E:q) 1']1l1V OE 'to am
lla,1'] K'tijat<;, M~at, apxat Kat tVt AOY41 baa OUX 1']11£
repo; epya.
2. Kat 'ta IlEV E:cp'1']1l1V E:O"'tt cpuan E:AEuElEpa, aKwAu
t«, arraparr6ota'ta, 'tel OE OUK E:q) 1']IIIV aaElEvij, oouAa,
KffiAur«, aAAO'tpw.
no los apetece, los rechaza; en fin, a este movimiento de tendencia
ode repulsa, se anade, segun sea el caso, un sentimiento de deseo
-6pfSt<;- a de aborrecirniento -~KKAt<Jt<;-»(M. Guyau).
La hypolepsis, susceptio, equivale propiamente a una «aceptacion
juiciosa», una susceptio in mente per iudicium rectum, una concep
tuacion prohairetica de acuerdo can una phantasia kataleptike (vea
se mas adelante notas 16 y 38).
4. 0 tambien reputaciones. Al sabia no le importaran nada ni los
honores, galardones, pampas u otras vanidades ni 10 que pueda pen
sarse de cl cuando haga 10 que deba, 10 que juzgue recto, 10 unico que
depende de el: obedecer a la naturaleza, a la razon, aDios, actuando
en consecuencia. Asf, estara por encima del que dirdn,
Cfr. Diatr., III, 24, 50: «OUcSE:V noretv rof cSosm ~vfKa» (no ha
cer nada par causa del parecer), Ibid., 68: «<pTjIJ-TJ. ouvTj8n<; ronoi, cSw
'tpt~Tj, ltuna 'tau'ta UAAO'tpW» (Iama, lugares acosturnbrados, en
tretenirnientos, todas estas cosas son ajenas). (Cfr. Manual, caps.
XIII, XXIII, XXIV, etc.)
5. Es un tropo calificar a las casas de fibres. Segun acaba de de
cir, tales cosas libres son solo nuestras propias acciones. Unicamen
te actuando par nuestro propio querer, can independencia, can au
tonomia, seremos libres. «Solo el sabio es libre y, comparado can el,
un reyes esclavo. Porque la libertad es el derecho a actuar can in
dependencia, la esclavitud una privacion de actuar independiente
mente» (Zenon, en Diog. Laer., VII, 12l).
(En que medida se plantearon los estoicos la cuestion del como com
patibilizar la suma libertad caracteristica del sabia y equivalente a su fe
Iicidad ·--efr. nota 15-, asi como eI origen de su responsabilidad y los
meritos morales, can el determinismo universal de la heimarmene]
Segun observa Pohlenz, «Das griechische Freiheitsgefuhl war viel
zu stark, urn die Kausalitat des ausseren Naturgeschehens auch das ei
gene Seelenleben einzubeziehen. Noch fur Epikur ist der freie Wille des
Menschen die unmittelbar gewisse Erfahrungstatsache, auf der er sei
ne Ethik aufbaut» (el sentimiento de la libertad era entre los griegos
demasiado fuerte como para ineluir en la causalidad de los procesos
naturales aun la propia vida espiritual. Hasta para Epicuro ellibre que
rer del hombre es el data de experiencia inmediatamente cierto sabre
el que edifica su etica). (Die Stoa, I, p. 104; cfr. ademas pp. 105-106 y
II, pp. 58-62; tambien, del mismo M. Pohlenz, Freiheit, pp. 139 y 203.)
MANUAL
mientras que no dependen de nosotros el cuerpo, la ri
queza, honras," puestos de mando y, en una palabra,
to do cuanto no son nuestras propias acciones.
2. Y las cosas que dependen de nosotros son por na
turaleza libres.> sin impedimento, sin trabas; mientras
que las que no dependen de nosotros son inconsisten
tes.? serviles.? sujetas a impedimento, ajenas.f
Crisipo formula el problema clansimamente (SVF, II, 974,1001,
1007) y sabiendo muy bien que de la respuesta al mismo dependfa
toda la etica estoica; asi que se esforzo par hallar una soluci6n sa
tisfactoria. «Si alguien -decfa- echa a rodar cuesta abajo un cilin
dro de piedra. sera sin duda el iniciador del movimiento de este, pero
la causa de que se siga precipitando la constituiran la forma y el peso,
a sea, la propia esencia del cilindro. Pues, asi tarnbien, la heimarmene
nos da, can la "fantasia" [efr. nota 17], eI primer estimulo externo,
pero ella misma ha puesto en nuestro interior la facultad de auto
determinarnos, que puede sustraerse a la solicitacion extema yes, par
tanto, la causa efectiva de nuestras decisiones y actuaciones» (Aula
Gelio, VI, 2). (Cfr. Pohlcnz, Grundjragen, p. 104.)
Epicteto no parece que se preocupara mucho par el problema
metafisico de la libertad, sino mas bien par la libertad practica, pro
pugnandola como centro de todo su sistema educativo. En la teorfa,
a su nocion de libertad podrian oponersele todas las objeciones que
se suelen poner al intelectualismo etico.
Su formula: « 'EAfU8fP0<; E:CHtV 6 Sciiv 00<; ~ouA£'tm» (Iibre es el
que vive como quiere [Diatr. IV, 1, 1, Ycfr. II, 1, 23]) repite formula
ciones mas antiguas: Quid est enim libertas? Potestas vivendi ut velis
(Ciceron, Parad. V, 1; cfr. notas 172 y 330).
6. 0 impotentes, debiles, despreciables, sin validez, La unica fucr
za genuina la tiene, segun Epicteto, el hegemonikon actuando con su
Iibre prohairesis, el libre albedrio del alma racional.
7. Sc sigue procediendo. en estas frases, mediante tropos. Y el
llamar serviles a esclavas a las casas cuya existencia no depende de
nosotros tiene, sin duda. alga de intencionado trueque paradojico
-muy al gusto y al estilo de la Estoa antigua-, puesto que de los cs
elavos se podia disponer como de casas, y ahora, en cambia, quien
habfa sido eselavo llama esclavas a las casas que no esten en poder
de nuestro albedrio. Como si dijera que ni entonces rue verdadera
mente esc/avo ni ahara par su actual condicion de liberto es verda
deramente libre, sino que la libertad solo se halla en eI recto decidir
can el propio albcdno, sicndo todo 10 dernas autentica esclavitud, par
mucho que parezca otra cosa (efr. cap. XIV, 2, nota 79).
8. 'H <XAAO'tpi a se llama a vcces (Isocrates, 218 a) al pais inhos
pita, extrano, ala tierra enerniga, Pero la ajenidad de las casas no irn
4 5
3. 'ErXEIPi~ION
3. Meuvnoo oiiv, o-n, £av 'ta <pUO£l oouAa £A£u8£pa
ot118f1~ Kat 'ta (UAO'tpta '(Ota, £/l1toolo8li on, 1t£v8li
O£l~, 'tapax8lioll, /l£/l'Vn Kat 8EOU~ Kat av8pdmou~,
£av O£ 'to cov /lOVOV oi118f1~ cov £1Vat, 'to OE aAAO
rptov, W01t£p £0'tlV, aAAO'tptoV, OUO£l~ cs aVaYKaO£l
OUO£1to't£, OUO£l~ o£ KCOAUO£l, 0'0 /l£/l'VfI ouo£va, OUK
£YKaA£O£l~ nvt, (XKCOV 1tpa~£l~ 0'00£ ~V, OUO£l~ ce ~Aa
'V£l' £X8pOV OUX ~~£l~, 0'00£ yap ~Aa~£pov 'tl 1t£lOn.
4. TllAlKOU'tCOV OUV £<pl£/l£VO~ usuvnoo, bn 0'0 O£t /l£
'tPlCO~ K£KlVll/l£VOV a1t't£o8at au1:COV, aAAa 'ta /lEV
a<pltvat 1taV't£A(i)~, 'ta 0 u1t£p'tl8£08at 1tPO~ 'to nrxpov.
plica en elias, para el estoicismo, hostilidad, sino s610 indiferencia.
Lo que ocurre es que, bajo esta calificaci6n, quiza vibren, en Epic
teto muchas connotaciones. Toda la dialectica del arno y del escla
YO, sus correlatividades e inversiones, laten ya en esta adjetivaci6n
referidas a un poner de realce al maximo que 10 propio del hombre
es s610 el actual' racional y libremente. Cualquier otra cosa Ie es aje
na y ha de traerle sin cuidado; de 10contrario, Ie resultara hostilmente
enajenante, alienante: Ie esclavizara.
9. Esto es, «si te enganas dejandote lIevar de pasiones 0 impul
sos y apetitos sin controlarlos, sin obedecer a los dictados de la ra
z6n, confundiendote. tomando pOl' dependientes de ti 0 propias tu
yas las cosas que de ti no dependen, que son ajenas a ti, a til libre
poder decisorio [... ]».
1O. Involuntariamente. Insiste en 10que ha dicho unas lineas mas
arriba: «nadie te coaccionara». Epicteto pone as! la libertad por en
cima de todo tipo de necesidad externa, de todo forzamiento, de
toda constricci6n 0 atadura fisica.
11. EI sabio esta convencido de que todo mal revierte en pro del
bien, en cuanto que se conforma al orden c6smico. EI sabio vive fe
liz y optimista, consintiendo libremente al Destino y confiando en la
Providencia. Cuando el orden no aparece claro, al sabio Ie queda el
recurso a la u1tE~aipEcrt<; (la reserva). (Cfr. notas 30 y 44; adernas, cfr,
cap. XXVII.) Y «10mejor carece de nocividad», dice Seneca (Epist.
ad Lucil, LXXV).
12. Como son la tranquilidad del animo, la libertad interior, la
felicidad.
13. 0 tibiamente. Anota con acierto M. Guyau en este pasaje:
«K'JVEtV, K'JvEtcr8at [mover, moversc] son expresiones importantes
en el vocabulario filos6fico de Epicteto: aunque s610 aparezca KEKtvn
/.U3VOV esta vez en el Manual, en otras formas se las encuentra a me
nudo en las Diatribes». Segun el Menon de Plat6n, 10propio de la dia-
MANUAL
3. Recuerda, pues, que si las cosas por naturaleza es
clavas las creyeres libres y las ajenas propias.? andaras
obstaculizado, afligido, lleno de turbaci6n e increparas
a los dioses y a los hombres; en cambio, si s610 10 tuyo
juzgas que es tuyo y 10 ajeno, como realmente es, aje
no, nadie te coaccionara nunca, nadie te pondra im
pedimento, no increparas a nadie, no acusaras a ser al
guno, nada haras que no quieras,10 nadie te perjudicara:
no tendras enemigo, pues ni te dejaras persuadir de que
haya algo perjudicial.' I
4. Puesto que aspiras a conseguir tan grandes bienes, 12
ten en cuenta que no ha de hacerse con enos quien se
haya movido remisarnente.l' sino que unas cosas es
preciso dejarlas del todo, y otras diferirlas de momen
lectica socratica era sacudir violentamente las almas, como el pez tor
pedo sacude con sus descargas a los cuerpos -descargas, sacudidas
o calambres salutiferos, pues s610 embotan 0 entorpecen primero,
para despues hacer reaccionar 0 despabilarse-. Los estoicos pro
curan imitar esta especie de violencia que S6crates ejercia sobre los
hombres. Tambien ellos quieren, y por cierto con toda la dureza es
toica, punzar, picar, aguijonear a sus oyentes: «pungunt enim quasi
aculeis, interrogatiunculis angustis» (Ciceron, De [inibus, IV, 2, 7).
Es esta, scgun Epicteto, la parte mas dificil de la dialectica. EI re
procha a sus predecesores el haber explicado sutilmente todo 10 que
concierne a este arte, pero habiendo descuidado su usa. Se sabe
-dice- el significado de muchos terminos tecnicos y complicados,
pero no se sabe meter en las almas de los no fil6sofos las ideas mis
mas que esos terrninos expresan, no se sabe remover las almas: «Lo
que debe aprenderse para saber hacer usa de la raz6n ha sido agu
damente escrito por los nuestros, pero en cuanto a servirnos de ello
estamos totalmente descntrenados». Y 10 prueba asf: «Dale, si no, a
cualquiera de nosotros un ignorante por interlocutor y no halla ma
nera de servirse de ello, sino que, apenas Ie ha sacudido (Ktvl1cra<;)
un poco, como este se Ie escabulla, no puede ya manejarle, sino que
o acaba insultandole 0 burlandose de el y diciendo: "[Es un ignorante!
[No hay nada que hacer con ell" [... ] [Sabemos mil] expresiones tee
nicas y, por 10mismo, dificiles y fastidiosas para los profanos, de las
cuales sornos incapaces de desprendernos. En cambio, en modo al
guno somos capaces de mover a ese profano con expresiones a par
tir de las cuales podria el, siguiendo sus representaciones, conceder
algo 0 rechazarlo» tDiatr., II, 12, 1-3 y 10-12).
6 7
4. 'ErXEIPIMON
Edv bE Kat 'tau't' e8£A1lt; Kat aPXElV Kat rrAou't£1V,
'tuXOV uev OUb' au'twv 'tOUHOV 't£U~1l bta 'to Kat 'tWV
npo teprov e<piw8m, miv'twt; yc f,l1)v tKctvorv arro't£U~n,
bt'rov f,lOVWV g£u8£pia Kat £ubmf,lovia rr£ptyivetrn.
5, Eu8ut; oiiv rrua1l <pav'taaie;t 'tpaXcte;t f,l£At'ta emAt-
La verdadera tarea del filosofo consistirfa, segun Epicteto, en tra
tar de arrancar a las almas de ese torpor, de esa prematura muerte
de la ignorancia en que languidecen y, suscitando en elias una revo
luci6n interior, moverlas hacia la filosoffa: KlVE1V npo«; l!nAocrOlpiav
tDiatr., III, 24, 15). Es menester que quien oiga a un fil6sofo experi
mente en sf mismo una inquietud, mantenga un combate por ven
cerse y liberarse: rrEpl. alnO! Tywvl.acrEv, que de las cosas exteriores
por las que dispersaba sus miradas vuelva los ojos de su mente ha
cia sf: tmcr1:palpT) £1.<; aln6v (se convierta a sf) y al salir de la confe
rencia exclame: «[Bien me ha tocado el filosofo!», y se proponga no
seguir ya comportandose como hasta entonces iDiatr., III, 23,37). Si
no se consigue esto, si a las almas solo se las mueve tibiamente, f10
jamente, halagandolas 0 entreteniendolas, (como vamos a pretender
alcanzar y que alcancen elias los bienes de la sabidurfa?
14. Estas yestas mismas son las que dependen de nosotros, pero
el deseo de las cuales debe diferirse de momenta (cfr. cap. II, 2).
15. Las primeras, 0 sea, las que han de dejarse del todo; entre elias
el mandar y el ser rico, cosas que no dependen de nosotros.
16. Para los estoicos. la libertad y la felicidad son inseparables.
En Epicteto la eudaimonia sigue teniendo «el sentido religioso que
habia infundido en este concepto la antigua piedad helenica» (Poh
lenz, I, p. 353); el podria haber dicho, como despues Marco Aure
lio, que «Ha alcanzado la eudaimonia, es piadoso, aquel que lIeva
en sf un buen dcmonio» (VII, 17). "La eudaimonia es una disposi
ci6n interior en la que de la armorna del alma y de la conciencia de
cumplir una mision sefialada por Dios brota la alcgria» (Pohlenz,
I,p.111).
Este demonio y esta armonia vienen a ser, en definitiva. el hege
monikon-nous-prohairesis que, en el sabio, ha alcanzado la perfeccion
yes, en esencia, la libertad suma, el vivir plenamente conforrne ala
razon-naturaleza propia del hombre. Que «toda cosa vale par su
bien propio [... ] la raz6n perfecta es el bien propio del hombre [... ]
La raz6n: ella, si es recta y consumada, colma la felicidad del hom
bre [... ] Esta razon perfeeta llarnase virtud y se identifica con la ho
nestidad [... ] Siendo asf que la sola raz6n perfccciona al hombre, sola
la perfecta raz6n Ie hace bienaventurado [... ]» (Seneca, Epist. ad
Lucil., LXXVI).
Unicarnente, pues, optando conforme a razon por las cosas que
dependen de nosotros, por mantenernos virtuosos y honestos cjer-
MANUAL
to, Pero si deseas estas y tambien mandar y ser rico,
puede que ni estas mismas!" las logres par apetecer
tambien las primeras, 15 siendo, eso sf, ciertfsimo que no
obtendras aquellas cosas par medio unicarnente de las
cuales se consiguen la libertad y la felicidad.!"
5, En seguida, pues, a toda fantasia!" perturbadora
citandonos en alcanzar la perfecta armorna racional, seremos ge
nuinamente Iibres y felices; contra 10 que pretendian los epicurcos,
que querian conciliar la busqueda de Ia virtud con el disfrute de bie
nes externos tales como el placer, identificando estc con el bien
sumo.
17. Aunque el tecnicismo oovrcci« suele ser traducido gene
ralmente por representacion, con el significado de «imagcn-copia»,
me parece mejor dejar el terrnino tal cua!.
"Zenon acepto el principio de que nuestra aisthesis [sensacion]
es siempre verdadera, en cuanto que reproduce siempre algo real, por
ejemplo, la imagen del objeto que impacta directamente nuestro ojo.
»Ahora bien, para el conocimiento no es la aisthesis el factor deci
sivo, sino la phantasia, y esta se presenta eon la pretension de darnos
a conocer el objeto mismo, pero tanto puede ser falsa como verdade
ra, pues a su formacion contribuyen no solo los factores externos mas
dispares -naturaleza del objeto, distancia, modalidades de la obser
vacion, etc.- sino tambien el estado de los organos sensoriales. Si la
phantasia reproduce 0 no el objeto con exactitud. y, por 10 tanto, si es
o no verdadera y no s610 aparente 0 engafiosa, Ie corresponde verifi
carlo unicamente allogos, el cualla acepta 0 la rechaza ejerciendo su
synkatathesis [sintesis comprobadora, asenso]» (Pohlenz, I, p. 60).
Y «(que cualidad ha de tener una phantasia para hacer posible
la aprehcnsion 0 captacion del objeto mismo?». Zenon fijo los si
guientes requisites: ante todo, tiene que «provenir de un objeto real
y presente; adernas, ha de imprimirse y como sellarse en el alma de
una forma adecuada a ese objeto y ha de ser tal que no pudiera de
terminarse sin la presencia del objeto» (ibid.).
Para Crisipo, la phantasia no es otra cosa que el organa central
mismo, el hegemonikon, en un determinado estado suyo, esto es, en
cuanto, por efecto de una afeccion externa, experimenta un cambio
cualitativo tibid., 61).
Pese a su origen sensible, las representaciones no se reducen a
puras sensaciones, sino que implican una elaboraci6n compleja,
en el curso de la cual el hegemonikon no cesa de mostrarse activo.
Esta actividad comporta, primeramente, una deliberaei6n interior,
que Crisipo define como un movimiento interno de la razon y
cuyo cornetido es «cornprender ux phantasia de cada uno de los sen
tidos, inferir de sus mensajes cual es el objeto, acogerlo cuando
8 9
5. 'ErXEIPI,j.ION
relV on «q>av'taO"la d Kat 0'0 1tav'tw<; 'to ornvouevov.»
"Enstro £~t'ta1;e aUT'"v Kat oOKllla1;e rot.; xovoot tou
rou; ol; exn<;, 1tpw'tQ) OE 't01J'tQ) Kat llaAlO"'ta, notepov,
1tept 'ta £qil'1l..ltV £O"'tlv l11tept 'ta OUK £qil1lltV Kdv 1tepl
rt 'trovOUK £qil1lltV fI, 1tPOXnpov ~O"'tw 'to OlO'!l «ouMv
1tpo<; £I..lt.»
KE<I>AAAION B
1. Meuvnoo, e>'!l 6pt~ew<; £1taYYCAla £1tl'tUXla OU optm
£KKA10"ew<; £1taYYCAla 'to 1l111tepl1teO"etV £KclVQ) () £KKA1
vetm, Kat 6 IlEV ~v opt~el <X1to'tuyxavwv <X'tux1'<;, 6 oE
~v £KKA10"el 1tepl1tl1t'twv ouO"'tux1'<;. "Av usv oiiv uovo
EKKAlvn:;'ta 1tapa q>'0mv 'trov £1tt 0"01, ouosvt, cOv £KKA1
esta presente y tambien acordarse de el cuando esta ausente e in
cluso prever su futura aparicion» (Calcidio, Com. al Timeo, 220).
Llevando adelante la elaboracion de los datos sensibles, el pensa
miento (nous, hegemonikon) forma en seguida unas nociones (en
noiai). Resultan estas ante todo de una actividad espontanea -son
las pre-nociones, nociones primeras tprolepseisi-« y, despues de
un examen 0 estudio reflexivo (0 1'l~E't£pac; OtOamcaAtac; Ka £m
~EAEtac; -mediante nuestros conocimientos aprendidos y nuestras
reflexiones- (Aecio, Plac., IV, 11; SVF, II, 83). Probablemente
Epicteto esta pensando en esta activa genesis de las nociones cuan
do alaba a la Providencia por haberle dado al hombre «una cons
titucion mental que no solo nos permite recibir las impresiones de
los objetos sensibles, sino tambien hacer una eleccion entre elias,
qui tar y anadir, combinar tales elementos con tales otros [... ] y pa
sar de unas nociones a otras que con las primeras se vinculan de
algun modo» (Diatr., I, 6, 10). (Cfr. A.J. Voelke, pp. 43-44, YDiatr.,
II, 18,24.)
18. Porque, si esa impresion es perturbadora, e.d., penosa, aspera,
ingrata, suscitante de desordenados apetitos, por fuerza habra de ser
solo aparentemente verdadera y sera, por tanto, portadora de false
dad, contraria a la razon 0 indigna de nuestra aquiescencia (cfr. Ci
ceron, Tusc. disp., IV, 6, 11 YDiog, Laerc., VII, 110).
19, Canones, e.d., reglas, criterios, normas. Que tienes: el Manual
es, no para instruir inicialmente, sino para uso de los ya instruidos.
MANUAL
procura reprocharle: «Fantasia eres y no, en absoluto,
10 que parece». 18 A continuaci6n, examinala despacio
y ponla a prueba con los canonesl? que tienes, princi
palmente con este primero/" de si es acerca de las co
sas que dependen de nosotros 0 acerca de las que no es
tan en nuestro poder. Y, como sea acerca de alguna de
las cosas que no dependen de nosotros, este a punto 10
de que «En nada me atafie».21
CAPITULO II
[Cudles han de ser los objetos de nuestros deseos
y aversiones]
1. Recuerda que 10 que el deseo se promete22
es la con
secucion de 10que desees; 10que la aversion se promete
es no ir a caer en aquello de que se huye. Quien no 10
gra 10que desea es desafortunado, pero quien cae en 10
que teme es desgraciado.P Por 10 tanto, si de entre las
cosas que de ti dependen solo rehuyes las contrarias a
la naturaleza.i" no te toparas con ninguna de las que
aborreces; pero, en cambio, si te empefias en esquivar
20. Es decir, ateniendote a este que hemos puesto en primer lu
gar por ser el mas importante.
21. Cfr. Diatr., III, 16, 15, y III, 22, 38-49.
22. 0 sea: 10 que anuncia 0 declara como su propia finalidad y
como su objeto. En el fondo, el deseo es una especie de promesa in
terior que nos hacemos a nosotros mismos y cuyo cumplimiento no
depende precisamente de nosotros.
23. ~ua'tu::(l'lc; (desventurado, mal afortunado) es peor que solo
<X1:UXt'C; (sin suerte, sin fortuna). La mala suerte trae desgracias; el
no tener suerte puede quedarse en eso.
24. Cfr. Diatr., I, 4, 1-2. Segun los estoicos, -el fin [la perfeccion
humana] se logra viviendo conforme a la naturaleza, 10 que qui ere
decir segun la virtud de cada uno y de las cosas todas del universo,
omitiendo cuanto esta prohibido por la ley general, que es la recta
razon, que a todos invade y es la misma que existe en Zeus, gober
nador de todo, y es tambien la misma virtud del hombre feliz, que
es la buena conducta de la vida, en la cual todo se hace armonica
mente al espfritu de cada cual v al dictamen del que rige el univer
10 11
6. ·EiXEIPIL'.ION
vetc, m:pt1t£afr vo oov 0'dv tKKAtVn; 1'1 8av(X"Cov 1'1 1t£
vtov, oua'tux'li aEti;.
2. "Apov ojiv nv tKKAtatV a1to 1tav'tffiv 'troy OUK
t<p' it utv Kat ~£'ta8£~ t1tt 't(x 1tapa cuotv 'troy t<p' it ~lv.
Tnv 6p£~tv ot 1tav't£Aro~t1tt ron rtrxpov'toz; aV£A£' av
't£ yap optYTl 'troy OUK t<p' nutv 'ttvo~, a'tux£lv avaYKll,
'troy 't£ t<p'it~lv, oorov opty£a8at KaMv av, ouotv 0'0
O£1tffi cot 1tap£<J'tt. Movrp ot 'to opucv Kat a<pop~dv
xpro, xoooe»; usvrot Kat ~£8' U1t£~atpta£ffi~Kat avn
~tvffi~.
SO» (Di6g. Laerc., VII, 88). Y como, segun Epicteto, 10mas propio del
hombre. la esencia suya, su naturaleza, es ser Iibre, el precepto «Vive
segun la naturaleza». segun la tuya y la del universo todo, equivale
a decir: «Se Iibre, obedeciendo s610 a la recta razon»,
25. Pues son cosas que no dependen de ti y, de elias, algunas pue
den sobrevenirtc, y la muerte -que no es mas que el fin natural del
individuo, que, segun el orden c6smico se escinde en sus elementos,
para que otro individuo pueda ocupar su puesto-- te sobrevendra de
seguro (efr. Diatr., II, 1, 17-18; III, 13, 14; III, 24, 92 ss.: 13, 13 ss.:
IV, 7, 15 y 27). Cfr. Pohlenz, 1, p. 340: Epicteto no cree en una su
pervivencia personal, pero el disolverse en el todo es un retorno a
Dios, retorno que el que se halla entre las cadenas de la corporeidad
puede, a veces, desear ardientemente. La £~aY(j)YT1 (Ia partida; tam
bien, el suicidio) s610 es acto razonable cuando Zeus ha dado Ia se
nal (1, 29, 28 S.; II, 15,5; III, 24, 101; 26, 29, etc.).
26. Segun Zenon, las pasiones, los afectos, son impulsos desme
surados que, por esta desmesura, rompen la arrnonfa de la natura
leza, son contrarios a ella y representan, por tanto, el mas grave pe
ligro para la autodeterminaci6n del logos y para la vida moral.
27. Mientras no hayas progresado en la sabiduria 10 bastante
como para desear ya s610 10 honesto, mejor sera que suprimas todo
deseo.
28. Pues -se supone- que aun eres un principiante, que aun no
estas preparado para lograr que todas tus acciones, deseos, etc., sean
sabiamente virtuosos. Aun eres poco versado y ejercitado en la filo
sofia.
29. Es decir, contentate ahora, a los comienzos de tu practical'
la filosofia, con ir procurando servirte de los impulsos, instintos y ten
dencias espontancas de tu naturaleza bajo la gufa y el control de la
raz6n.
MANUAL
la enfermedad, la muerte 0 la pobreza, seras desgra
ciado.25
2. Retira, por consiguiente, tu aversi6n de todas las
cosas que no dependen de nosotros y aplicala mas bien
a las que, dependientes de nosotros, sean contrarias a
la naturaleza.26 En cuanto al deseo, suprimelo pOl'aho
ra27 enteramente; pues, si deseas alguna de las cosas
que no dependen de nosotros, es forzoso que fracases,
y si alguna de las que dependen de nosotros, de cuan
tas fuere honesto desear, ninguna esta todavia a tu al
cance.28 Usa s610 del intentar y el refrenarte.I? pero li
geramente y con reserva y sin rigidez.I"
30. Sin tiranteces, con elasticidad del animo, pero al mismo
tiempo sin creerte que to do vaya a ir siempre sobre rosas: COIl re
servas, es decir, previendo que es muy posible que algunas cosas
de las que intentes no las consigas y que otras que quieras evitar
o en las que quieras refrenarte te salgan al paso 0 se escapen de
tu control. «EI sabio no muda el consejo mientras las cosas estan
en el mismo ser que tenian cuando las emprendi6. [... J Por otra
parte, emprende toda obra haciendo esta salvedad: "Si no sobre
viene algun casu que 10 impida". Por eso decimos que al sabio Ie
sucede todo segun 10 que tenia previsto y nada contra 10 que pen
so, porque siempre previno mentalmente que podria atravesarse
algun accidente que impidiera 10 que el tenia deliberado. Es de im
prudentes prometerse confiadamente la buena fortuna; el sabio la
mira por el haz y por el enves: sabe cuan anchos dominios tiene
el error, cuan inciertas son las cosas humanas, cuantos estorbos
obstan a la ejecuci6n de nuestros designios; sigue con perfecta in
diferencia el dudoso y resbaladizo resultado de los acaecimientos
y recibe los sucesos inciertos con resoluciones cicrtas» (Seneca, De
beneiiciis, IV, cap. 34).
«Navegare, si ningun incidente me 10 estorba; llegare a pretor, si
ninguna cosa me 10 impide; me saldra bien el negocio, si no inter
viene nada que 10 eche a perdcr.» De ahi que digamos que al sabio
nada lc acontece contra su opini6n. No Ie eximimos de los azares hu
manos, sino de los errores; ni afirmamos que Ie suceda to do tal
como dese6, sino tal como 10 pens6. Y 10 que primero tuvo en cuen
ta en cualquier caso es que algo podria impedir la realizaci6n de sus
deseos. De manera que al animo de quien no sc prometi6 seguridad
alguna de obtener el exito es forzoso que le resulte mas tolerable el
dolor del fracaso (Seneca, De tranquil. animi, XIII, 2).
12 13
7. 'ErXEIPILlION
KE<1>AAAION r
'Erp' haer-rou 'tWV ",uXaycoyouV'tcov 1'1 xpfiav 1tapf
XOV'tcov 1'1 <HfPYOIl£vCOV ueuvnoo £1ttAEyEtV ozotov £<J
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<J't£PY11<;, 6n «xt'l'tpav <J't£PYCO»' Ka'tfa)'El<Jll <; yap whfj <;
0'0 'tapax8l1<Jn' dv 1tatolov <Jau'tou Ka'ta<ptA1l<; 1'1 yu
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1OU<; a1toppalvovtc«; rou; £yKPOUOIl£vOU<;, rou; A0100
pouvror; 'tOU<; KAE1t'tov'ta<;' Kal otiro»; a<J<paAE<HfpOV
a",n 'tou ~pyou, £av £1ttAEY11<; fu8u<; 6n «Aou<Ja<J8at
8£ACO Kal 't1)v £Ilau'tou npouipeotv Ka'ta <pU<Jtv ~xou<Jav
31. 0 que atraen, Todas estas cosas son a81lhpopa (indiferen
tes), de suyo, para la moral.
32. Bien poca cosa: algo deleznable.
33. Es decir, perecedero, mortal. Pero, [resulta bastante inhu
mana una indiferencia que implica el tratar por el mismo rasero la
rotura de una olla y la muerte de un ser querido!
En Diatr., III, 24, 84, se hacen parecidas recomendaciones ponien
do ejemplos similares. Son todas cosas que no dependen de nosotros.
34. Ala letra: no te perturbards. La imperturbabilidad, la maxi
ma tranquilidad del animo, la calma absoluta del espiritu, plena
mente liberado de afectos pasionales (a1ta8Elu [apatia: que no in
sensibilidadJ) es la meta ultima del estoico. «Si fractus illabatur
orbis, impavidum ferient ruinae» (Horacio, Odas, III, 3). El sabio es
toico: "Como caiga el orbe hecho pedazos, sus minas heriran a un
hombre irnpavido».
35. Cfr, Diatr., III, 15: «Que todo ha de hacerse con circunspec
cion». Y comparese con el cap. XXIX del Manual.
36. Los antiguos griegos y romanos solian ir mucho a las termas
a bafiarse y alii con versaban y se entretenian gentes de la mas varia
condicion. Los percances e incidencias, como estos que aquf se apun
tan, debfan de ser ordinarios en tales ambientes.
14
MANUAL
CAPITULO III
[Adviertase bien 10 que es en sf cada cosa y 10 que vale]
Sobre cada cosa de las que seducen el animo-" 0 de
las que reportan utilidad 0 de las que son queridas, re
cuerda que has de discernir de que calidad es, empe
zando por las mas pequefias. Si te agrada una olla, has
de decirte: «Una olla32 es 10 que estimo». Con 10 que, si
se hace pedazos, no te alteraras, Cuando beses a tu hi
jito 0 a tu mujer, has de decirte que a un ser humanov
besas, pues asi, aunque muera, no perderas la calma.H
CAPITULO IV
[Tener en cuenta la naturaleza de nuestras acciones
y sus circunstancias]
Cuando vayas a emprender alguna tarea, traete a
las mientes cual es la naturaleza de ese quehacer.F' Si
sales de casa para banarte, representate las cosas que
suelen ocurrir en el bano publico:36 los que salpican, los
que dan empujones, los que insultan, los que roban.F
Y as! acometeras con mayor firmeza la accion si te di
ces, por ejemplo: «Ouiero ir a bafiarme y que mi bien
pensada decision-s se mantenga en conformidad con la
37. Ladrones de bolsos y de ropas los hay tambien en nuestras
piscinas publicas, Las vestes clasicas grecorromanas, mas sencillas
y faciles de quitar del cuerpo que las actuales, serian tambien muy
faciles de hurtar. Tarnbien hay siempre, en esos arnbitos, molestos
gamberros que insultan, maleducados que empujan 0 salpican, etc.
Estas agiles pinceladas realistas dejan entrever un cierto humor so
carron de su autor.
38. 0 elecci6n basica, opcion fundamental. El concepto de pro
hairesis, que es central en Epicteto, se presta a muy diferentes in
terpretaciones por su pregnante complejidad. Ha sido traducido de
muchas maneras distintas: propositum, voluntas, consilium, mens ra
tione utens et voluntate, asf Schweighaeuser; [aculte de juger et de vou
loir, libre-arbitre, as! Courdaveaux; Wille, as! Enk, Schulthess, Muc
ke; will, as! Carter, Long, Matheson; choice, as! Carter; moral purpose,
15
8. 'ErXEIPII'lION
'tTjpijO'au Krxt ffiO'au't(o~ £ep £KamOU i?pyOU. 00't0) yap
<Xv 'tt 1tPO~ 'to AouO'a0'8at yEVTj'tat £f.L1tObo'>v, 1tpOXEtpOV
i?mat b10't1 «aAA 0'0 route ij8EAov f.LOVOV, aAAa Ka't 'tTtV
£f.Lamou npocdpeotv Ka'ta cpUO'lV i?xouO'av 'tTjpijO'at·
0'0 rnprioro b£, £av ayavaK'tcD 1tPO~ 'ta ytvOf.LEva.»
KE<f>AAAION E
Tupuotret roi»; av8po'>1tou~0'0 'ta 1tpawa'ta, ana
'ta 1tEP't 'tcDV 1tpawa'tO)v bOwa'ta' OlOV 6 8ava't0~ 0'0
asf Oldfather; vrije keu:e, asf Hesselin; vrijheid van wil, wil, asf Stell
wag; albedrio, libre albedrio, asf Jordan de Urnes: voluntad, asf Pe
rez Ballestar; intencio, asf Leita, etc., etc.
M.J. Souilhe. M.A. Jagu y M.L. Guery, en su edici6n y versi6n de
los Entretiens (Paris, Belles Lettres, 1975) prefieren, siguiendo indi
caciones de Th. Colardeau, el terrnino persona moral (cfr. p. L de su
Introduction).
Andre-Jean Voelke, en su muy trabajada y atinada obra L'Idee de
Volante dans Ie Stoicisme (Paris, PUF, 1973), dedica un largo apar
tado (pp. 142-160) a estudiar la prohairesis, particularmente en Epic
teto. Recalca el sentido activo de la prohairesis, que es siempre un acto
o la funci6n de ejecutarlo 0, al menos, el prop6sito de hacerlo. Asi.
las tendencias, los deseos y todas las funciones del hegemonikon
-0,10 que es 10 mismo, del logos, del yo, del hombre (terminos estos
que aparecen intercambiables)- son formas diversas, expresiones,
funciones, contenido 0 materia de la prohairesis. (En 10 cual viene a
ser Epicteto un continuador de Arist6teles, para quien "La prohairesis
es "intcleccion descosa" 0 "deseo dclibcrado", y este principio es el
hombre» [I~tica Nicom., VI, 2, 1.139 b 4-5]' Cfr. R. Roda "EI concepto
de "zpornpeou;" en la etica de Aristotclcs». Universitas Tarraconen
sis, IX [1987], 291-301; «Individuo y acci6n en el pensamiento grie
go», Pensamiento, 185, vol. 47 [1991], 91-95.) Distingue Voelke tres
grupos principales de significaciones del termino prohairesis: 1) elec
ci6n previa, de fondo, inicial; opci6n-decisi6n basica: fundamental vo
luntad-prop6sito de pureza moral; libre albedrio: 2) decisi6n juiciosa
puntual (= en cada caso); bien pensada resoluci6n 0 elecci6n reflexio
nada; acci6n libre, voluntaria; y 3) el yo mismo (cceutovl, el alma hu
mana, el hegemonikon 0 principio rector. Y comenta, finalmente, 10que
de elemento divino tiene, segun Epicteto, nuestra prohairesis: «Es la
"porcion que de sf mismo nos ha dado Dios" para que podamos "hacer
buen uso de las fantasias" (Diatr., I, 1, 12); es "nuestra alma" (I, 14,6),
"la raz6n, el pensamiento" (1,3,3). Sobre ella no tiene ningun poder ni
MANUAL
naturaleza». Y del mismo modo para cada obra. Por
que asf, si algo llega a ser obstaculo a que te banes, no
te costara arguirte: «La verdad es que yo no queria s610
eso, sino tambien seguir manteniendo mi eleccion'?
de acuerdo con la naturaleza, y no la mantendre si me
irrito contra 10 que sucede».
CAPITULO V
[S610 nuestros juicios pueden turbarnos]
Lo que turba a los hombres no son los sucesos, sino
las opinionesi'' acerca de los sucesos. Por ejernplo, la
Dios mismo: es libcrrima, independiente en sus actuaciones (I, 17, 27;
I, 1, 23; I, 6, 40). Sin embargo, esta total independencia no es irres
ponsabilidad: los juicios y elecciones con que nuestra prohairesis deci
de determinan 10que seremos (I, 12,34). Dandonos la prohairesis, Dios
nos ha confiado nuestra propia custodia (IV, 12, 12), de suerte que de
bemos ejercer una autentica "tutela" iepitropei sobre nosotros mismos
(II, 8, 21-23). Asi, la doctrina estoica de la oikeiosis presenta, en Epik
teto, un matiz religioso muy notable: es ante Dios ante quien somos res
ponsabies de nosotros mismos. Por 10 que nuestro hombre puede de
clarar cuando piensa en su propia muerte: "[Ojala no me cogiera
pensando en otra cosa que en cuidar mi voluntad de ser despasionado,
libre, sin constricci6n, independiente!" Ocupado en esto quisiera que
me hallase, para poder decide aDios: "(Transgredi en algo tus 6rdenes?
(Utilicemallosrecursosquemediste?[... J..(lII.5.7-8;cfr.IV. 10, 13)).
En esta actitud para consigo transparece una de las virtudes fun
damentales de Epicteto, la del aides 0 respeto a sf mismo: respeto re
ligioso, que procede de la conciencia de que somos portadores de un
elemento divino que no debemos manchar con nuestros pensamien
tos ni con nuestras acciones, sino honrarlo como se merece (cfr. II,
8, 9-23; I, 3, 4. En I, 19, 8 se habla de quien honra ['tEnlll1Kol<;] a su
prohairesis; en IV, 13, 14, de quien la deshonra [l)'tllluKon]; en III, 2,
3, de quien hace caso omiso de ella [tv OUOEVt 'tiSEam, la tiene en
nadaj), Tarnbien Marco Aurelio, afirmando que el hombre debe res
petar a su propia razon, recalca que esta raz6n es divina (VI, 35, 2).
39. Seguir manteniendo mi eleccion equivale a ser constante (cfr.
la preciosa obra de Seneca sobre este t6pico estoico de la constancia
del sabio); constantia es, adernas, el vocablo latino que puede equi
valer a un estar firme con la totalidad del orden natural.
40. Las cosas no pueden mover nuestro animo; s610 la manera
16 17