SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 19
Descargar para leer sin conexión
RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011
EL PAPEL DEL DELEGADO DE GRUPO DE ALUMNOS EN LOS CENTROS
EDUCATIVOS DE EDUCACIÓN SECUNDARIA
López Azuaga, Rafael
76085471-E
Licenciado en Psicopedagogía
Resumen
Desde siempre, en los centros educativos ha existido la figura del “delegado de clase”
como un apoyo tanto para el docente como para el alumnado. Diversos autores y
algunas experiencias de alumnos demuestran que esta figura está muy infravalorada,
sobre todo por sus compañeros de clase. En este trabajo teórico analizamos las
principales funciones del delegado desde la actual legislación educativa y aquellas
funciones que han desarrollado algunos ejemplos de delegados de clase. Planteamos una
serie de propuestas de mejora que pueden ayudar a que la figura del delegado sea más
relevante dentro de la organización del centro educativo.
Palabras clave:
Delegado de clase, Junta de Delegados, Participación del alumnado, Organización de
centros educativos
INTRODUCCIÓN
Desde que ha existido la escuela, la figura del “delegado de clase” siempre ha estado
presente. Desde Educación Primaria se ha elegido a un alumno como “delegado de
clase”, o incluso todos pasaban por ese puesto durante unos días específicos, o todo el
alumnado durante algunos días tenían algunas funciones determinadas. Yo mismo he
llegado a ser delegado durante algunos años, algunos de ellos a la fuerza debido a que
no había candidatos y no tuve más remedio que tomar las riendas. En Educación
Secundaria esta figura toma mayor relevancia, dado la evolución del desarrollo
enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 17
RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011
cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas
tareas.
La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más
subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros
educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la
única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la
participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los
años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir
a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a
cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era
consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado
es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer
recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc.
Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una
mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los
intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que
consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo
consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él.
Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus
compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse
respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para
realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que
estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas
de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando
el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas
situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con
sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese
amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o
“enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero”
como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la
rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la
elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea
perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que
enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011
cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas
tareas.
La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más
subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros
educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la
única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la
participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los
años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir
a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a
cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era
consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado
es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer
recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc.
Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una
mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los
intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que
consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo
consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él.
Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus
compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse
respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para
realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que
estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas
de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando
el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas
situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con
sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese
amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o
“enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero”
como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la
rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la
elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea
perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que
enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011
cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas
tareas.
La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más
subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros
educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la
única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la
participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los
años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir
a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a
cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era
consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado
es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer
recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc.
Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una
mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los
intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que
consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo
consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él.
Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus
compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse
respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para
realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que
estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas
de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando
el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas
situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con
sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese
amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o
“enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero”
como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la
rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la
elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea
perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que
enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011
cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas
tareas.
La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más
subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros
educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la
única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la
participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los
años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir
a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a
cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era
consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado
es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer
recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc.
Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una
mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los
intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que
consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo
consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él.
Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus
compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse
respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para
realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que
estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas
de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando
el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas
situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con
sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese
amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o
“enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero”
como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la
rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la
elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea
perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que
enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011
cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas
tareas.
La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más
subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros
educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la
única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la
participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los
años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir
a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a
cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era
consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado
es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer
recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc.
Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una
mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los
intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que
consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo
consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él.
Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus
compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse
respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para
realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que
estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas
de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando
el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas
situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con
sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese
amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o
“enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero”
como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la
rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la
elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea
perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que
enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011
cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas
tareas.
La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más
subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros
educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la
única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la
participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los
años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir
a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a
cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era
consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado
es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer
recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc.
Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una
mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los
intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que
consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo
consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él.
Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus
compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse
respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para
realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que
estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas
de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando
el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas
situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con
sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese
amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o
“enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero”
como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la
rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la
elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea
perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que
enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011
cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas
tareas.
La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más
subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros
educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la
única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la
participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los
años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir
a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a
cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era
consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado
es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer
recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc.
Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una
mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los
intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que
consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo
consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él.
Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus
compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse
respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para
realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que
estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas
de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando
el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas
situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con
sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese
amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o
“enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero”
como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la
rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la
elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea
perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que
enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011
cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas
tareas.
La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más
subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros
educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la
única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la
participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los
años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir
a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a
cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era
consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado
es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer
recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc.
Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una
mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los
intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que
consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo
consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él.
Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus
compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse
respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para
realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que
estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas
de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando
el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas
situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con
sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese
amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o
“enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero”
como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la
rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la
elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea
perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que
enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011
cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas
tareas.
La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más
subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros
educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la
única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la
participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los
años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir
a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a
cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era
consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado
es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer
recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc.
Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una
mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los
intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que
consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo
consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él.
Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus
compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse
respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para
realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que
estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas
de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando
el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas
situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con
sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese
amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o
“enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero”
como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la
rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la
elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea
perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que
enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011
cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas
tareas.
La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más
subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros
educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la
única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la
participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los
años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir
a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a
cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era
consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado
es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer
recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc.
Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una
mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los
intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que
consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo
consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él.
Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus
compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse
respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para
realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que
estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas
de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando
el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas
situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con
sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese
amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o
“enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero”
como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la
rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la
elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea
perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que
enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011
cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas
tareas.
La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más
subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros
educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la
única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la
participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los
años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir
a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a
cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era
consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado
es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer
recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc.
Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una
mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los
intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que
consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo
consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él.
Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus
compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse
respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para
realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que
estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas
de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando
el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas
situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con
sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese
amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o
“enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero”
como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la
rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la
elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea
perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que
enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011
cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas
tareas.
La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más
subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros
educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la
única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la
participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los
años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir
a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a
cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era
consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado
es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer
recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc.
Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una
mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los
intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que
consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo
consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él.
Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus
compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse
respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para
realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que
estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas
de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando
el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas
situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con
sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese
amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o
“enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero”
como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la
rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la
elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea
perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que
enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011
cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas
tareas.
La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más
subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros
educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la
única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la
participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los
años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir
a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a
cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era
consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado
es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer
recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc.
Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una
mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los
intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que
consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo
consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él.
Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus
compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse
respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para
realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que
estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas
de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando
el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas
situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con
sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese
amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o
“enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero”
como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la
rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la
elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea
perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que
enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011
cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas
tareas.
La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más
subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros
educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la
única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la
participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los
años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir
a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a
cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era
consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado
es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer
recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc.
Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una
mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los
intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que
consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo
consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él.
Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus
compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse
respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para
realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que
estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas
de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando
el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas
situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con
sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese
amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o
“enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero”
como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la
rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la
elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea
perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que
enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011
cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas
tareas.
La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más
subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros
educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la
única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la
participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los
años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir
a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a
cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era
consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado
es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer
recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc.
Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una
mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los
intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que
consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo
consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él.
Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus
compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse
respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para
realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que
estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas
de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando
el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas
situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con
sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese
amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o
“enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero”
como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la
rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la
elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea
perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que
enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011
cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas
tareas.
La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más
subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros
educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la
única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la
participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los
años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir
a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a
cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era
consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado
es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer
recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc.
Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una
mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los
intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que
consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo
consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él.
Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus
compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse
respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para
realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que
estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas
de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando
el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas
situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con
sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese
amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o
“enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero”
como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la
rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la
elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea
perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que
enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011
cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas
tareas.
La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más
subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros
educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la
única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la
participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los
años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir
a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a
cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era
consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado
es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer
recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc.
Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una
mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los
intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que
consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo
consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él.
Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus
compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse
respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para
realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que
estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas
de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando
el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas
situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con
sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese
amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o
“enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero”
como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la
rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la
elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea
perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que
enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011
Rivas Tilde, A. (2000). Habilidades sociales y relaciones interpersonales. En Ramón
Amor, J (Ed.) (2000). Sexualidad y personas con discapacidad psíquica. Colección
FEAPS, n. 1, pp. 283-289. FEAPS: Madrid. Consultado el 20-10-2010.
Disponible en: http://www.feaps.org/biblioteca/sexualidad_ydi/22_habilidades.pdf
Vallés Arándiga, A. (2000). La inteligencia emocional de los hijos. Cómo desarrollarla.
Colección Educación y Familia. EOS: Madrid. Consultado el 14-07-2009.
Legislación educativa
Decreto 19/2007, de 23 de enero, por el que se adoptan medidas para la promoción de la
Cultura de Paz y la Mejora de la Convivencia en los Centros Educativos sostenidos con
fondos públicos. Consultado el 04-05-2011. Disponible en:
http://www.juntadeandalucia.es/compromisos20082012/archivos_repos/0/61.pdf
Decreto 327/2010, de 13 de julio de 2010, por el que se aprueba el Reglamento
Orgánico de los Institutos de Educación Secundaria. Consultado el: 21-01-11
Disponible en: http://www.juntadeandalucia.es/boja/boletines/2010/139/d/updf/d2.pdf
Orden de 27 de julio de 2006 por la que se regulan determinados aspectos referidos al
Plan de Orientación y Acción Tutorial en los Institutos de Educación Secundaria.
Consultado el 05-04-2010. Disponible en:
http://www.juntadeandalucia.es/boja/boletines/2006/175/d/updf/d7.pdf
enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 35

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

Los cinco ejes de la educacion sexual integral
Los cinco ejes de la educacion sexual integralLos cinco ejes de la educacion sexual integral
Los cinco ejes de la educacion sexual integralAdela Perez del Viso
 
Clase E.S.I. y sus Ejes
Clase E.S.I. y sus EjesClase E.S.I. y sus Ejes
Clase E.S.I. y sus Ejespatryto
 
LINEAMIENTOS CONTRA LA VIOLENCIA.pptx
LINEAMIENTOS CONTRA LA VIOLENCIA.pptxLINEAMIENTOS CONTRA LA VIOLENCIA.pptx
LINEAMIENTOS CONTRA LA VIOLENCIA.pptxAbrahamClemensAntelo
 
Trabajo de sociología
Trabajo de sociologíaTrabajo de sociología
Trabajo de sociologíaRodrigo Renedo
 
Diagnóstico de Violencia Escolar / Escuela Primaria Rosario García Sánchez, L...
Diagnóstico de Violencia Escolar / Escuela Primaria Rosario García Sánchez, L...Diagnóstico de Violencia Escolar / Escuela Primaria Rosario García Sánchez, L...
Diagnóstico de Violencia Escolar / Escuela Primaria Rosario García Sánchez, L...María Luisa Cabral Bowling
 
Oficio de estudiante.pdf
Oficio de estudiante.pdfOficio de estudiante.pdf
Oficio de estudiante.pdfaldogallo4
 
Informe de observacion y práctica esc Josefa O
Informe de observacion y práctica esc Josefa OInforme de observacion y práctica esc Josefa O
Informe de observacion y práctica esc Josefa OAndrea Sánchez
 
Observacion en la escuela
Observacion en la escuelaObservacion en la escuela
Observacion en la escuelaKryztal77
 
Diagnóstico de Violencia Escolar / Escuela Primaria Rosario Castellanos, La P...
Diagnóstico de Violencia Escolar / Escuela Primaria Rosario Castellanos, La P...Diagnóstico de Violencia Escolar / Escuela Primaria Rosario Castellanos, La P...
Diagnóstico de Violencia Escolar / Escuela Primaria Rosario Castellanos, La P...María Luisa Cabral Bowling
 
Taller acoso escolar
Taller acoso escolarTaller acoso escolar
Taller acoso escolarTania Ruiz
 
Proyecto bullying en 5. grado de primaria 1
Proyecto bullying en 5.  grado de primaria 1Proyecto bullying en 5.  grado de primaria 1
Proyecto bullying en 5. grado de primaria 1Marcos Nieto Rendon
 
Proyecto sobre bullying edit edgardo
Proyecto sobre bullying edit edgardoProyecto sobre bullying edit edgardo
Proyecto sobre bullying edit edgardoFelipe Garcia Orozco
 

La actualidad más candente (20)

Los cinco ejes de la educacion sexual integral
Los cinco ejes de la educacion sexual integralLos cinco ejes de la educacion sexual integral
Los cinco ejes de la educacion sexual integral
 
Clase E.S.I. y sus Ejes
Clase E.S.I. y sus EjesClase E.S.I. y sus Ejes
Clase E.S.I. y sus Ejes
 
LINEAMIENTOS CONTRA LA VIOLENCIA.pptx
LINEAMIENTOS CONTRA LA VIOLENCIA.pptxLINEAMIENTOS CONTRA LA VIOLENCIA.pptx
LINEAMIENTOS CONTRA LA VIOLENCIA.pptx
 
Trabajo de sociología
Trabajo de sociologíaTrabajo de sociología
Trabajo de sociología
 
Diagnóstico de Violencia Escolar / Escuela Primaria Rosario García Sánchez, L...
Diagnóstico de Violencia Escolar / Escuela Primaria Rosario García Sánchez, L...Diagnóstico de Violencia Escolar / Escuela Primaria Rosario García Sánchez, L...
Diagnóstico de Violencia Escolar / Escuela Primaria Rosario García Sánchez, L...
 
Oficio de estudiante.pdf
Oficio de estudiante.pdfOficio de estudiante.pdf
Oficio de estudiante.pdf
 
Proyecto bullying
Proyecto bullyingProyecto bullying
Proyecto bullying
 
Informe de observacion y práctica esc Josefa O
Informe de observacion y práctica esc Josefa OInforme de observacion y práctica esc Josefa O
Informe de observacion y práctica esc Josefa O
 
Violencia escolar
Violencia escolarViolencia escolar
Violencia escolar
 
Ppt acoso escolar (2)
Ppt acoso escolar (2)Ppt acoso escolar (2)
Ppt acoso escolar (2)
 
Maltrato infantil
Maltrato infantilMaltrato infantil
Maltrato infantil
 
Observacion en la escuela
Observacion en la escuelaObservacion en la escuela
Observacion en la escuela
 
Bullying y Acoso Escolar
Bullying y Acoso EscolarBullying y Acoso Escolar
Bullying y Acoso Escolar
 
Diagnóstico de Violencia Escolar / Escuela Primaria Rosario Castellanos, La P...
Diagnóstico de Violencia Escolar / Escuela Primaria Rosario Castellanos, La P...Diagnóstico de Violencia Escolar / Escuela Primaria Rosario Castellanos, La P...
Diagnóstico de Violencia Escolar / Escuela Primaria Rosario Castellanos, La P...
 
Taller acoso escolar
Taller acoso escolarTaller acoso escolar
Taller acoso escolar
 
Violencia en el noviazgo
Violencia en el noviazgoViolencia en el noviazgo
Violencia en el noviazgo
 
Proyecto bullying en 5. grado de primaria 1
Proyecto bullying en 5.  grado de primaria 1Proyecto bullying en 5.  grado de primaria 1
Proyecto bullying en 5. grado de primaria 1
 
Taller ciberacoso
Taller ciberacosoTaller ciberacoso
Taller ciberacoso
 
Bullying
BullyingBullying
Bullying
 
Proyecto sobre bullying edit edgardo
Proyecto sobre bullying edit edgardoProyecto sobre bullying edit edgardo
Proyecto sobre bullying edit edgardo
 

Destacado

Exclusión Versus Inclusión: Iniciativas que fomentan una educación inclusiva
Exclusión Versus Inclusión: Iniciativas que fomentan una educación inclusivaExclusión Versus Inclusión: Iniciativas que fomentan una educación inclusiva
Exclusión Versus Inclusión: Iniciativas que fomentan una educación inclusivaGabinete Psicopedagógico Kaposkly
 
Programación didáctica anual globalizada para Educación Primaria (Andalucía)
Programación didáctica anual globalizada para Educación Primaria (Andalucía)Programación didáctica anual globalizada para Educación Primaria (Andalucía)
Programación didáctica anual globalizada para Educación Primaria (Andalucía)Gabinete Psicopedagógico Kaposkly
 
La primera parte de una programación
La primera parte de una programaciónLa primera parte de una programación
La primera parte de una programaciónAlberto Herranz Peris
 
Propuestas de formación de agentes educativos para comunicarnos con personas ...
Propuestas de formación de agentes educativos para comunicarnos con personas ...Propuestas de formación de agentes educativos para comunicarnos con personas ...
Propuestas de formación de agentes educativos para comunicarnos con personas ...Gabinete Psicopedagógico Kaposkly
 
Análisis autobiográfico de un estudiante de Bachillerato acerca de su etapa c...
Análisis autobiográfico de un estudiante de Bachillerato acerca de su etapa c...Análisis autobiográfico de un estudiante de Bachillerato acerca de su etapa c...
Análisis autobiográfico de un estudiante de Bachillerato acerca de su etapa c...Gabinete Psicopedagógico Kaposkly
 
Memoria de Actividades del curso 2015-2016. Gabinete Psicopedagógico Kaposkly
Memoria de Actividades del curso 2015-2016. Gabinete Psicopedagógico KaposklyMemoria de Actividades del curso 2015-2016. Gabinete Psicopedagógico Kaposkly
Memoria de Actividades del curso 2015-2016. Gabinete Psicopedagógico KaposklyGabinete Psicopedagógico Kaposkly
 
Ficha de trabajo: Comentario de una noticia sobre el botellón
Ficha de trabajo: Comentario de una noticia sobre el botellónFicha de trabajo: Comentario de una noticia sobre el botellón
Ficha de trabajo: Comentario de una noticia sobre el botellónGabinete Psicopedagógico Kaposkly
 
Memoria del Proyecto "Explorando el uso de las TIC en el ámbito de la Atenció...
Memoria del Proyecto "Explorando el uso de las TIC en el ámbito de la Atenció...Memoria del Proyecto "Explorando el uso de las TIC en el ámbito de la Atenció...
Memoria del Proyecto "Explorando el uso de las TIC en el ámbito de la Atenció...Gabinete Psicopedagógico Kaposkly
 
Memoria de Actividades curso 2014-2015. Gabinete Psicopedagógico Kaposkly
Memoria de Actividades curso 2014-2015. Gabinete Psicopedagógico KaposklyMemoria de Actividades curso 2014-2015. Gabinete Psicopedagógico Kaposkly
Memoria de Actividades curso 2014-2015. Gabinete Psicopedagógico KaposklyGabinete Psicopedagógico Kaposkly
 

Destacado (20)

Exclusión Versus Inclusión: Iniciativas que fomentan una educación inclusiva
Exclusión Versus Inclusión: Iniciativas que fomentan una educación inclusivaExclusión Versus Inclusión: Iniciativas que fomentan una educación inclusiva
Exclusión Versus Inclusión: Iniciativas que fomentan una educación inclusiva
 
Programación didáctica anual globalizada para Educación Primaria (Andalucía)
Programación didáctica anual globalizada para Educación Primaria (Andalucía)Programación didáctica anual globalizada para Educación Primaria (Andalucía)
Programación didáctica anual globalizada para Educación Primaria (Andalucía)
 
La primera parte de una programación
La primera parte de una programaciónLa primera parte de una programación
La primera parte de una programación
 
Propuestas de formación de agentes educativos para comunicarnos con personas ...
Propuestas de formación de agentes educativos para comunicarnos con personas ...Propuestas de formación de agentes educativos para comunicarnos con personas ...
Propuestas de formación de agentes educativos para comunicarnos con personas ...
 
Noción de contar: Conjuntos aleatorios
Noción de contar: Conjuntos aleatoriosNoción de contar: Conjuntos aleatorios
Noción de contar: Conjuntos aleatorios
 
Salvemos a "La Pepa": Cuenta-Cuentos
Salvemos a "La Pepa": Cuenta-CuentosSalvemos a "La Pepa": Cuenta-Cuentos
Salvemos a "La Pepa": Cuenta-Cuentos
 
Flecha de indicación con pictogramas
Flecha de indicación con pictogramasFlecha de indicación con pictogramas
Flecha de indicación con pictogramas
 
Ficha de Creatividad Literaria
Ficha de Creatividad LiterariaFicha de Creatividad Literaria
Ficha de Creatividad Literaria
 
Comentario de texto crítico - La crisis de Ucrania
Comentario de texto crítico - La crisis de UcraniaComentario de texto crítico - La crisis de Ucrania
Comentario de texto crítico - La crisis de Ucrania
 
Análisis autobiográfico de un estudiante de Bachillerato acerca de su etapa c...
Análisis autobiográfico de un estudiante de Bachillerato acerca de su etapa c...Análisis autobiográfico de un estudiante de Bachillerato acerca de su etapa c...
Análisis autobiográfico de un estudiante de Bachillerato acerca de su etapa c...
 
"Google apps" como recurso didáctico
"Google apps" como recurso didáctico"Google apps" como recurso didáctico
"Google apps" como recurso didáctico
 
Ficha de creación y análisis de textos publicitarios
Ficha de creación y análisis de textos publicitariosFicha de creación y análisis de textos publicitarios
Ficha de creación y análisis de textos publicitarios
 
Memoria de Actividades del curso 2015-2016. Gabinete Psicopedagógico Kaposkly
Memoria de Actividades del curso 2015-2016. Gabinete Psicopedagógico KaposklyMemoria de Actividades del curso 2015-2016. Gabinete Psicopedagógico Kaposkly
Memoria de Actividades del curso 2015-2016. Gabinete Psicopedagógico Kaposkly
 
Ficha de escritura de textos personales
Ficha de escritura de textos personalesFicha de escritura de textos personales
Ficha de escritura de textos personales
 
Propuestas de intervención ante la exclusión sociolaboral
Propuestas de intervención ante la exclusión sociolaboralPropuestas de intervención ante la exclusión sociolaboral
Propuestas de intervención ante la exclusión sociolaboral
 
Ficha de trabajo: Comentario de una noticia sobre el botellón
Ficha de trabajo: Comentario de una noticia sobre el botellónFicha de trabajo: Comentario de una noticia sobre el botellón
Ficha de trabajo: Comentario de una noticia sobre el botellón
 
Ficha de trabajo - Actividades de expresión escrita
Ficha de trabajo - Actividades de expresión escritaFicha de trabajo - Actividades de expresión escrita
Ficha de trabajo - Actividades de expresión escrita
 
Series de árboles: Ordenar de menor a mayor
Series de árboles: Ordenar de menor a mayorSeries de árboles: Ordenar de menor a mayor
Series de árboles: Ordenar de menor a mayor
 
Memoria del Proyecto "Explorando el uso de las TIC en el ámbito de la Atenció...
Memoria del Proyecto "Explorando el uso de las TIC en el ámbito de la Atenció...Memoria del Proyecto "Explorando el uso de las TIC en el ámbito de la Atenció...
Memoria del Proyecto "Explorando el uso de las TIC en el ámbito de la Atenció...
 
Memoria de Actividades curso 2014-2015. Gabinete Psicopedagógico Kaposkly
Memoria de Actividades curso 2014-2015. Gabinete Psicopedagógico KaposklyMemoria de Actividades curso 2014-2015. Gabinete Psicopedagógico Kaposkly
Memoria de Actividades curso 2014-2015. Gabinete Psicopedagógico Kaposkly
 

Similar a El papel del delegado de grupo de alumnos en los centros educativos de Educación Secundaria

Resumen de la profesion docente y la comunidad escolar...... nota de lectura ...
Resumen de la profesion docente y la comunidad escolar...... nota de lectura ...Resumen de la profesion docente y la comunidad escolar...... nota de lectura ...
Resumen de la profesion docente y la comunidad escolar...... nota de lectura ...vilma95
 
La profesion docente y la comunidad escolar
La profesion docente y la comunidad escolarLa profesion docente y la comunidad escolar
La profesion docente y la comunidad escolarMontserrat Patiño
 
Síntesis de la lectura la profesión docente y la comunidad escolar crónica ...
Síntesis  de la lectura  la profesión docente y la comunidad escolar crónica ...Síntesis  de la lectura  la profesión docente y la comunidad escolar crónica ...
Síntesis de la lectura la profesión docente y la comunidad escolar crónica ...Sergio Mayo
 
Lectura 2.11.la voz de los estudiantes en los centros educativos
Lectura 2.11.la voz de los estudiantes en los centros educativosLectura 2.11.la voz de los estudiantes en los centros educativos
Lectura 2.11.la voz de los estudiantes en los centros educativosorganizacionescolar
 
El auxiliar docente
El auxiliar docenteEl auxiliar docente
El auxiliar docenteCecilia Paye
 
Sala de profesores_y_maestros_2011
Sala de profesores_y_maestros_2011Sala de profesores_y_maestros_2011
Sala de profesores_y_maestros_2011lerodriguez08
 
La profesión docente y la comunidad escolar reporte de lectura
La profesión docente y la comunidad escolar reporte de lecturaLa profesión docente y la comunidad escolar reporte de lectura
La profesión docente y la comunidad escolar reporte de lecturaTutuy Jarquin Marcial
 
La vida de los adolescentes en la Escuela Secuandaria
La vida de los adolescentes en la Escuela SecuandariaLa vida de los adolescentes en la Escuela Secuandaria
La vida de los adolescentes en la Escuela SecuandariaXochitl Nuño
 
La gestión pedagógica de la escuela justa espeleta y alfredo furlan
La gestión pedagógica de la escuela justa espeleta y alfredo furlanLa gestión pedagógica de la escuela justa espeleta y alfredo furlan
La gestión pedagógica de la escuela justa espeleta y alfredo furlanjaneth valencia
 
La profesión docente y la comunidad escolar
La profesión docente y la comunidad escolarLa profesión docente y la comunidad escolar
La profesión docente y la comunidad escolarAndrea Lizeth Diaz Lopez
 
Ell educador-de-adultos (1)
Ell educador-de-adultos (1)Ell educador-de-adultos (1)
Ell educador-de-adultos (1)Jazmin Salgado
 

Similar a El papel del delegado de grupo de alumnos en los centros educativos de Educación Secundaria (20)

Resumen de la profesion docente y la comunidad escolar...... nota de lectura ...
Resumen de la profesion docente y la comunidad escolar...... nota de lectura ...Resumen de la profesion docente y la comunidad escolar...... nota de lectura ...
Resumen de la profesion docente y la comunidad escolar...... nota de lectura ...
 
La profesion docente y la comunidad escolar
La profesion docente y la comunidad escolarLa profesion docente y la comunidad escolar
La profesion docente y la comunidad escolar
 
1. estigma
1. estigma1. estigma
1. estigma
 
Ensayo (1)
Ensayo (1)Ensayo (1)
Ensayo (1)
 
Síntesis de la lectura la profesión docente y la comunidad escolar crónica ...
Síntesis  de la lectura  la profesión docente y la comunidad escolar crónica ...Síntesis  de la lectura  la profesión docente y la comunidad escolar crónica ...
Síntesis de la lectura la profesión docente y la comunidad escolar crónica ...
 
Lectura 2.11.la voz de los estudiantes en los centros educativos
Lectura 2.11.la voz de los estudiantes en los centros educativosLectura 2.11.la voz de los estudiantes en los centros educativos
Lectura 2.11.la voz de los estudiantes en los centros educativos
 
Suarez 158944 educ 631 dra_rosado
Suarez 158944 educ 631  dra_rosadoSuarez 158944 educ 631  dra_rosado
Suarez 158944 educ 631 dra_rosado
 
Kaplan Buenos y Malos alumnos
Kaplan Buenos y Malos alumnosKaplan Buenos y Malos alumnos
Kaplan Buenos y Malos alumnos
 
Paulo freire cartas
Paulo freire      cartasPaulo freire      cartas
Paulo freire cartas
 
El auxiliar docente
El auxiliar docenteEl auxiliar docente
El auxiliar docente
 
Sala de profesores_y_maestros_2011
Sala de profesores_y_maestros_2011Sala de profesores_y_maestros_2011
Sala de profesores_y_maestros_2011
 
El auxiliar docente
El auxiliar docenteEl auxiliar docente
El auxiliar docente
 
La profesión docente y la comunidad escolar reporte de lectura
La profesión docente y la comunidad escolar reporte de lecturaLa profesión docente y la comunidad escolar reporte de lectura
La profesión docente y la comunidad escolar reporte de lectura
 
La vida de los adolescentes en la Escuela Secuandaria
La vida de los adolescentes en la Escuela SecuandariaLa vida de los adolescentes en la Escuela Secuandaria
La vida de los adolescentes en la Escuela Secuandaria
 
La gestión pedagógica de la escuela justa espeleta y alfredo furlan
La gestión pedagógica de la escuela justa espeleta y alfredo furlanLa gestión pedagógica de la escuela justa espeleta y alfredo furlan
La gestión pedagógica de la escuela justa espeleta y alfredo furlan
 
Art.period
Art.periodArt.period
Art.period
 
La profesión docente y la comunidad escolar
La profesión docente y la comunidad escolarLa profesión docente y la comunidad escolar
La profesión docente y la comunidad escolar
 
Ell educador-de-adultos (1)
Ell educador-de-adultos (1)Ell educador-de-adultos (1)
Ell educador-de-adultos (1)
 
Informatica 6
Informatica 6Informatica 6
Informatica 6
 
Informatica 6
Informatica 6Informatica 6
Informatica 6
 

Más de Gabinete Psicopedagógico Kaposkly

Actividad guiada para la organización de un concierto de música
Actividad guiada para la organización de un concierto de músicaActividad guiada para la organización de un concierto de música
Actividad guiada para la organización de un concierto de músicaGabinete Psicopedagógico Kaposkly
 
Vamos a debatir: Actividades de debate para alumnado de Educación Primaria y ...
Vamos a debatir: Actividades de debate para alumnado de Educación Primaria y ...Vamos a debatir: Actividades de debate para alumnado de Educación Primaria y ...
Vamos a debatir: Actividades de debate para alumnado de Educación Primaria y ...Gabinete Psicopedagógico Kaposkly
 

Más de Gabinete Psicopedagógico Kaposkly (20)

Memoria de actividades y actuaciones Curso 2022-2023
Memoria de actividades y actuaciones Curso 2022-2023Memoria de actividades y actuaciones Curso 2022-2023
Memoria de actividades y actuaciones Curso 2022-2023
 
Actividad guiada para la organización de un concierto de música
Actividad guiada para la organización de un concierto de músicaActividad guiada para la organización de un concierto de música
Actividad guiada para la organización de un concierto de música
 
Actividades: Resolución de conflictos y Lluvia de ideas
Actividades: Resolución de conflictos y Lluvia de ideasActividades: Resolución de conflictos y Lluvia de ideas
Actividades: Resolución de conflictos y Lluvia de ideas
 
Vamos a debatir: Actividades de debate para alumnado de Educación Primaria y ...
Vamos a debatir: Actividades de debate para alumnado de Educación Primaria y ...Vamos a debatir: Actividades de debate para alumnado de Educación Primaria y ...
Vamos a debatir: Actividades de debate para alumnado de Educación Primaria y ...
 
Venta de una casa antigua y de otras extrañas
Venta de una casa antigua y de otras extrañasVenta de una casa antigua y de otras extrañas
Venta de una casa antigua y de otras extrañas
 
Responder a preguntas: "¿Por qué...?"
Responder a preguntas: "¿Por qué...?"Responder a preguntas: "¿Por qué...?"
Responder a preguntas: "¿Por qué...?"
 
Realización de una entrevista
Realización de una entrevistaRealización de una entrevista
Realización de una entrevista
 
Trabajemos la empatía
Trabajemos la empatíaTrabajemos la empatía
Trabajemos la empatía
 
Saber decir no
Saber decir noSaber decir no
Saber decir no
 
Actividades para trabajar las habilidades sociales8
Actividades para trabajar las habilidades sociales8Actividades para trabajar las habilidades sociales8
Actividades para trabajar las habilidades sociales8
 
Actividades para trabajar las habilidades sociales7
Actividades para trabajar las habilidades sociales7Actividades para trabajar las habilidades sociales7
Actividades para trabajar las habilidades sociales7
 
Actividades para trabajar la Escucha activa y la empatía
Actividades para trabajar la Escucha activa y la empatíaActividades para trabajar la Escucha activa y la empatía
Actividades para trabajar la Escucha activa y la empatía
 
Actividades para trabajar las habilidades sociales6
Actividades para trabajar las habilidades sociales6Actividades para trabajar las habilidades sociales6
Actividades para trabajar las habilidades sociales6
 
Actividades para trabajar las habilidades sociales5
Actividades para trabajar las habilidades sociales5Actividades para trabajar las habilidades sociales5
Actividades para trabajar las habilidades sociales5
 
Actividades para trabajar las habilidades sociales4
Actividades para trabajar las habilidades sociales4Actividades para trabajar las habilidades sociales4
Actividades para trabajar las habilidades sociales4
 
Actividades para trabajar las habilidades sociales3
Actividades para trabajar las habilidades sociales3Actividades para trabajar las habilidades sociales3
Actividades para trabajar las habilidades sociales3
 
Actividades para trabajar las habilidades sociales2
Actividades para trabajar las habilidades sociales2Actividades para trabajar las habilidades sociales2
Actividades para trabajar las habilidades sociales2
 
Actividades para trabajar la asertividad
Actividades para trabajar la asertividadActividades para trabajar la asertividad
Actividades para trabajar la asertividad
 
Actividades para trabajar habilidades sociales1
Actividades para trabajar habilidades sociales1Actividades para trabajar habilidades sociales1
Actividades para trabajar habilidades sociales1
 
Categorías: Clasifica en categorías una serie de elementos
Categorías: Clasifica en categorías una serie de elementosCategorías: Clasifica en categorías una serie de elementos
Categorías: Clasifica en categorías una serie de elementos
 

Último

La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...
La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...
La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...JonathanCovena1
 
2024 - Expo Visibles - Visibilidad Lesbica.pdf
2024 - Expo Visibles - Visibilidad Lesbica.pdf2024 - Expo Visibles - Visibilidad Lesbica.pdf
2024 - Expo Visibles - Visibilidad Lesbica.pdfBaker Publishing Company
 
plan de capacitacion docente AIP 2024 clllll.pdf
plan de capacitacion docente  AIP 2024          clllll.pdfplan de capacitacion docente  AIP 2024          clllll.pdf
plan de capacitacion docente AIP 2024 clllll.pdfenelcielosiempre
 
TEMA 13 ESPAÑA EN DEMOCRACIA:DISTINTOS GOBIERNOS
TEMA 13 ESPAÑA EN DEMOCRACIA:DISTINTOS GOBIERNOSTEMA 13 ESPAÑA EN DEMOCRACIA:DISTINTOS GOBIERNOS
TEMA 13 ESPAÑA EN DEMOCRACIA:DISTINTOS GOBIERNOSjlorentemartos
 
ACUERDO MINISTERIAL 078-ORGANISMOS ESCOLARES..pptx
ACUERDO MINISTERIAL 078-ORGANISMOS ESCOLARES..pptxACUERDO MINISTERIAL 078-ORGANISMOS ESCOLARES..pptx
ACUERDO MINISTERIAL 078-ORGANISMOS ESCOLARES..pptxzulyvero07
 
FORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURA
FORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURAFORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURA
FORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURAEl Fortí
 
Ley 21.545 - Circular Nº 586.pdf circular
Ley 21.545 - Circular Nº 586.pdf circularLey 21.545 - Circular Nº 586.pdf circular
Ley 21.545 - Circular Nº 586.pdf circularMooPandrea
 
Ecosistemas Natural, Rural y urbano 2021.pptx
Ecosistemas Natural, Rural y urbano  2021.pptxEcosistemas Natural, Rural y urbano  2021.pptx
Ecosistemas Natural, Rural y urbano 2021.pptxolgakaterin
 
Dinámica florecillas a María en el mes d
Dinámica florecillas a María en el mes dDinámica florecillas a María en el mes d
Dinámica florecillas a María en el mes dstEphaniiie
 
Lecciones 05 Esc. Sabática. Fe contra todo pronóstico.
Lecciones 05 Esc. Sabática. Fe contra todo pronóstico.Lecciones 05 Esc. Sabática. Fe contra todo pronóstico.
Lecciones 05 Esc. Sabática. Fe contra todo pronóstico.Alejandrino Halire Ccahuana
 
origen y desarrollo del ensayo literario
origen y desarrollo del ensayo literarioorigen y desarrollo del ensayo literario
origen y desarrollo del ensayo literarioELIASAURELIOCHAVEZCA1
 
Cuaderno de trabajo Matemática 3 tercer grado.pdf
Cuaderno de trabajo Matemática 3 tercer grado.pdfCuaderno de trabajo Matemática 3 tercer grado.pdf
Cuaderno de trabajo Matemática 3 tercer grado.pdfNancyLoaa
 
GUIA DE CIRCUNFERENCIA Y ELIPSE UNDÉCIMO 2024.pdf
GUIA DE CIRCUNFERENCIA Y ELIPSE UNDÉCIMO 2024.pdfGUIA DE CIRCUNFERENCIA Y ELIPSE UNDÉCIMO 2024.pdf
GUIA DE CIRCUNFERENCIA Y ELIPSE UNDÉCIMO 2024.pdfPaolaRopero2
 
MAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grande
MAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grandeMAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grande
MAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grandeMarjorie Burga
 
Planificacion Anual 2do Grado Educacion Primaria 2024 Ccesa007.pdf
Planificacion Anual 2do Grado Educacion Primaria   2024   Ccesa007.pdfPlanificacion Anual 2do Grado Educacion Primaria   2024   Ccesa007.pdf
Planificacion Anual 2do Grado Educacion Primaria 2024 Ccesa007.pdfDemetrio Ccesa Rayme
 

Último (20)

La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...
La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...
La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...
 
2024 - Expo Visibles - Visibilidad Lesbica.pdf
2024 - Expo Visibles - Visibilidad Lesbica.pdf2024 - Expo Visibles - Visibilidad Lesbica.pdf
2024 - Expo Visibles - Visibilidad Lesbica.pdf
 
Medición del Movimiento Online 2024.pptx
Medición del Movimiento Online 2024.pptxMedición del Movimiento Online 2024.pptx
Medición del Movimiento Online 2024.pptx
 
plan de capacitacion docente AIP 2024 clllll.pdf
plan de capacitacion docente  AIP 2024          clllll.pdfplan de capacitacion docente  AIP 2024          clllll.pdf
plan de capacitacion docente AIP 2024 clllll.pdf
 
Power Point: Fe contra todo pronóstico.pptx
Power Point: Fe contra todo pronóstico.pptxPower Point: Fe contra todo pronóstico.pptx
Power Point: Fe contra todo pronóstico.pptx
 
TEMA 13 ESPAÑA EN DEMOCRACIA:DISTINTOS GOBIERNOS
TEMA 13 ESPAÑA EN DEMOCRACIA:DISTINTOS GOBIERNOSTEMA 13 ESPAÑA EN DEMOCRACIA:DISTINTOS GOBIERNOS
TEMA 13 ESPAÑA EN DEMOCRACIA:DISTINTOS GOBIERNOS
 
Tema 8.- PROTECCION DE LOS SISTEMAS DE INFORMACIÓN.pdf
Tema 8.- PROTECCION DE LOS SISTEMAS DE INFORMACIÓN.pdfTema 8.- PROTECCION DE LOS SISTEMAS DE INFORMACIÓN.pdf
Tema 8.- PROTECCION DE LOS SISTEMAS DE INFORMACIÓN.pdf
 
ACUERDO MINISTERIAL 078-ORGANISMOS ESCOLARES..pptx
ACUERDO MINISTERIAL 078-ORGANISMOS ESCOLARES..pptxACUERDO MINISTERIAL 078-ORGANISMOS ESCOLARES..pptx
ACUERDO MINISTERIAL 078-ORGANISMOS ESCOLARES..pptx
 
FORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURA
FORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURAFORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURA
FORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURA
 
Ley 21.545 - Circular Nº 586.pdf circular
Ley 21.545 - Circular Nº 586.pdf circularLey 21.545 - Circular Nº 586.pdf circular
Ley 21.545 - Circular Nº 586.pdf circular
 
Ecosistemas Natural, Rural y urbano 2021.pptx
Ecosistemas Natural, Rural y urbano  2021.pptxEcosistemas Natural, Rural y urbano  2021.pptx
Ecosistemas Natural, Rural y urbano 2021.pptx
 
Dinámica florecillas a María en el mes d
Dinámica florecillas a María en el mes dDinámica florecillas a María en el mes d
Dinámica florecillas a María en el mes d
 
Unidad 3 | Metodología de la Investigación
Unidad 3 | Metodología de la InvestigaciónUnidad 3 | Metodología de la Investigación
Unidad 3 | Metodología de la Investigación
 
Lecciones 05 Esc. Sabática. Fe contra todo pronóstico.
Lecciones 05 Esc. Sabática. Fe contra todo pronóstico.Lecciones 05 Esc. Sabática. Fe contra todo pronóstico.
Lecciones 05 Esc. Sabática. Fe contra todo pronóstico.
 
Fe contra todo pronóstico. La fe es confianza.
Fe contra todo pronóstico. La fe es confianza.Fe contra todo pronóstico. La fe es confianza.
Fe contra todo pronóstico. La fe es confianza.
 
origen y desarrollo del ensayo literario
origen y desarrollo del ensayo literarioorigen y desarrollo del ensayo literario
origen y desarrollo del ensayo literario
 
Cuaderno de trabajo Matemática 3 tercer grado.pdf
Cuaderno de trabajo Matemática 3 tercer grado.pdfCuaderno de trabajo Matemática 3 tercer grado.pdf
Cuaderno de trabajo Matemática 3 tercer grado.pdf
 
GUIA DE CIRCUNFERENCIA Y ELIPSE UNDÉCIMO 2024.pdf
GUIA DE CIRCUNFERENCIA Y ELIPSE UNDÉCIMO 2024.pdfGUIA DE CIRCUNFERENCIA Y ELIPSE UNDÉCIMO 2024.pdf
GUIA DE CIRCUNFERENCIA Y ELIPSE UNDÉCIMO 2024.pdf
 
MAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grande
MAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grandeMAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grande
MAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grande
 
Planificacion Anual 2do Grado Educacion Primaria 2024 Ccesa007.pdf
Planificacion Anual 2do Grado Educacion Primaria   2024   Ccesa007.pdfPlanificacion Anual 2do Grado Educacion Primaria   2024   Ccesa007.pdf
Planificacion Anual 2do Grado Educacion Primaria 2024 Ccesa007.pdf
 

El papel del delegado de grupo de alumnos en los centros educativos de Educación Secundaria

  • 1. RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011 EL PAPEL DEL DELEGADO DE GRUPO DE ALUMNOS EN LOS CENTROS EDUCATIVOS DE EDUCACIÓN SECUNDARIA López Azuaga, Rafael 76085471-E Licenciado en Psicopedagogía Resumen Desde siempre, en los centros educativos ha existido la figura del “delegado de clase” como un apoyo tanto para el docente como para el alumnado. Diversos autores y algunas experiencias de alumnos demuestran que esta figura está muy infravalorada, sobre todo por sus compañeros de clase. En este trabajo teórico analizamos las principales funciones del delegado desde la actual legislación educativa y aquellas funciones que han desarrollado algunos ejemplos de delegados de clase. Planteamos una serie de propuestas de mejora que pueden ayudar a que la figura del delegado sea más relevante dentro de la organización del centro educativo. Palabras clave: Delegado de clase, Junta de Delegados, Participación del alumnado, Organización de centros educativos INTRODUCCIÓN Desde que ha existido la escuela, la figura del “delegado de clase” siempre ha estado presente. Desde Educación Primaria se ha elegido a un alumno como “delegado de clase”, o incluso todos pasaban por ese puesto durante unos días específicos, o todo el alumnado durante algunos días tenían algunas funciones determinadas. Yo mismo he llegado a ser delegado durante algunos años, algunos de ellos a la fuerza debido a que no había candidatos y no tuve más remedio que tomar las riendas. En Educación Secundaria esta figura toma mayor relevancia, dado la evolución del desarrollo enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 17
  • 2. RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011 cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas tareas. La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc. Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él. Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o “enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero” como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
  • 3. RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011 cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas tareas. La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc. Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él. Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o “enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero” como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
  • 4. RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011 cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas tareas. La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc. Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él. Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o “enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero” como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
  • 5. RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011 cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas tareas. La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc. Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él. Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o “enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero” como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
  • 6. RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011 cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas tareas. La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc. Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él. Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o “enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero” como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
  • 7. RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011 cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas tareas. La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc. Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él. Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o “enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero” como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
  • 8. RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011 cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas tareas. La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc. Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él. Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o “enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero” como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
  • 9. RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011 cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas tareas. La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc. Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él. Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o “enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero” como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
  • 10. RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011 cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas tareas. La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc. Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él. Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o “enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero” como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
  • 11. RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011 cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas tareas. La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc. Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él. Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o “enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero” como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
  • 12. RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011 cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas tareas. La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc. Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él. Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o “enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero” como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
  • 13. RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011 cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas tareas. La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc. Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él. Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o “enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero” como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
  • 14. RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011 cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas tareas. La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc. Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él. Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o “enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero” como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
  • 15. RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011 cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas tareas. La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc. Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él. Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o “enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero” como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
  • 16. RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011 cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas tareas. La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc. Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él. Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o “enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero” como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
  • 17. RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011 cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas tareas. La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc. Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él. Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o “enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero” como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
  • 18. RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011 cognitivo del alumnado, ya que le permite estar más capacitado para realizar nuevas tareas. La figura del delegado ha sido, a lo largo de los años, una de las figuras más subestimadas, desprestigiadas e incluso “explotadas” de las que existen en los centros educativos. Siguiendo a Fernández Enguita (1993), la figura del delegado de clase es la única visible para todos, y una de las pocas vías que tiene el alumnado para favorecer la participación de éstos en la organización de los centros educativos. A lo largo de los años, al poco tiempo de comenzar el curso escolar se convocaban elecciones para elegir a un delegado, o el grupo-clase designaba a aquel que veían más adecuado para llevar a cabo este cargo. Uno de los inconvenientes que encontramos es que el alumnado no era consciente de las funciones y responsabilidades de un delegado. Para ellos, un delegado es: “El que va a por tizas”, “El que mantiene limpia la clase”, “El que va a hacer recados para el maestro”, “El que anota las faltas de asistencia en el parte”, etc. Consideraban cada una de estas tareas como un “marrón”, y que el delegado era una mezcla de asistente y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los intereses de sus compañeros. Por ello, designaban como delegado a aquel que consideraban como “repelente” o simplemente que no era de su agrado o incluso lo consideraban tan inocente que podrían aprovecharse de él. Una de las funciones de los alumnos es atender las necesidades de sus compañeros, y si el delegado no resultaba ser un alumno con capacidad de hacerse respetar por sus compañeros, éstos terminaban aprovechándose de él. Le enviaban para realizar recados personales, o les amenazaban sin se chivaban a sus profesores de que estaban realizando a escondidas una conducta inadecuada: Chillar en clase, tirar bolitas de papel a una compañera, levantarse del pupitre y charlar con sus compañeros cuando el docente se ausenta de la clase, etc. El delegado terminaba ocultando algunas de estas situaciones para ganarse el favor de sus compañeros a la vez que seguía cumpliendo con sus funciones de delegado. Si hacía lo contrario, podría darse el caso de que fuese amenazado a la salida del colegio o que lo insultasen llamándole “empollón” o “enchufado del profe”. En otras ocasiones, designaban a aquel considerado “follonero” como una manera de posibilitar que el grupo-clase se rebelase del docente, a raíz de la rebeldía del propio delegado. Así entonces las intenciones del profesorado con la elección del delegado se frustrarían, posibilitando que el trabajo del docente sea perjudicado a raíz de no contar con el apoyo del delegado para las funciones a las que enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 18
  • 19. RREEVVIISSTTAA DDIIGGIITTAALL EENNFFOOQQUUEESS EEDDUUCCAATTIIVVOOSS Nº 84 1/12/2011 Rivas Tilde, A. (2000). Habilidades sociales y relaciones interpersonales. En Ramón Amor, J (Ed.) (2000). Sexualidad y personas con discapacidad psíquica. Colección FEAPS, n. 1, pp. 283-289. FEAPS: Madrid. Consultado el 20-10-2010. Disponible en: http://www.feaps.org/biblioteca/sexualidad_ydi/22_habilidades.pdf Vallés Arándiga, A. (2000). La inteligencia emocional de los hijos. Cómo desarrollarla. Colección Educación y Familia. EOS: Madrid. Consultado el 14-07-2009. Legislación educativa Decreto 19/2007, de 23 de enero, por el que se adoptan medidas para la promoción de la Cultura de Paz y la Mejora de la Convivencia en los Centros Educativos sostenidos con fondos públicos. Consultado el 04-05-2011. Disponible en: http://www.juntadeandalucia.es/compromisos20082012/archivos_repos/0/61.pdf Decreto 327/2010, de 13 de julio de 2010, por el que se aprueba el Reglamento Orgánico de los Institutos de Educación Secundaria. Consultado el: 21-01-11 Disponible en: http://www.juntadeandalucia.es/boja/boletines/2010/139/d/updf/d2.pdf Orden de 27 de julio de 2006 por la que se regulan determinados aspectos referidos al Plan de Orientación y Acción Tutorial en los Institutos de Educación Secundaria. Consultado el 05-04-2010. Disponible en: http://www.juntadeandalucia.es/boja/boletines/2006/175/d/updf/d7.pdf enfoques@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 35