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Trabajo Social de grupo: grupos
soc¡oterapéut¡cos y socloeducativos
Teresa ROSSELL POCH*
Resumen Abstract
El artículo tiene por objetivo presentar una
breve revisión histórica del Trabajo social de
Grupo para plantear una definición y propuesta
organizabva de lo que venimos llamando grupos
socioterapéuticos y grupos socloeducativos. In-
lenta identificar conceptos como sonhi»ótesis, fi-
nalidades y objetivos en el Trabajo Social de
Grupo, con la finalidad de cladficary operativizar
dichos conceptos. Finalmente trata del proceso y
fenómenos de grupo así como de la función del
trabajador social en el mismo.
Introducción
El trabajo social de grupo es un
método de trabajo social que tiene
múltiples aplicaciones. El sentido y el
valor del trabajo de grupo radíca en la
relación que establecen los miembros
entre si dentro del grupo, y en la situa-
ción de grupo en sí misma, que actúa
como “contexto y medio de ayuda”
para el individuo y para el propio
grupo (Vínter 1967). La participación a
un grupo se ofrece a personas que
tienen una situación, un problema o
un interés común, para que, a través
GROUP SOCIAL WORK: 50C10-THERA-
PEUTIC AN SOcIO-EDUCA TI VE GROUP5
This article aims to present a short bisto-
rical review of Group social Work. to estaólish a
detinition anó a proposal of organisation of what
has currently been called socio-therapeutic
groups and socio-educative groups. It Irles to
identity concepís such as hypothesis, goals and
objectives within Group Social Work. in order to
ctarify them and make them operative. Finally it
deals with group proceases and phenomena as
well as with social vvorkers function in it.
del grupo y con la ayuda de un prof e-
sional, en este caso un trabajador so-
cial, puedan conseguir mejorar su si-
tuación personal, y puedan también
aumentar la capacidad para modificar
aspectos sociales que consideran ne-
gativos o mejorables. G. I=onopkaen
el alio 1963 definió el trabajo social de
grupo como “un método de trabajo so-
cial que ayuda a los individuos a me-
jorar su funcionamiento social a través
de experiencias constructivas de
grupo, y a enfrentarse con sus pro-
blemas personales, de grupo y de co-
munidad”. Esta definición es común-
Trabajadora Social. Profesora de la Escola universitária deTrebalí social de Barcelona.
Cuadernos de Trabajo Social n
9 11(1998) Págs. 103 a ¡22
Ecl Universidad Complutense. Madrid 1998
103
Teresa ROSSELL POCH
mente aceptada aunque actualmente
muchos autores enfatizan algunos as-
pectos de la misma: el papel de la
ayuda mutua en el contexto del
grupo, y el papel y la influencia del
grupo para capacitar a sus miembros,
para que a través del grupo puedan
tener más “poder” social, en el sen-
tido de adquirir mayor presencia, parti-
cipación y ascendencia social, dado
que los trabajadores sociales atienden
a personas que se hallan en muchos
casos en situación o en riesgo de mar-
ginación. Este aspecto lo expresa el
término anglosajón ‘ertipowerment”,
que no tiene una traducción exacta en
otros idiomas.
Todo ello lleva a preguntarnos
qué es el grupo y quién es el grupo,
ya que dicho grupo muchas veces no
existe previamente como tal, y por
este motivo no puede considerarse
susceptible de ayuda. Por otro lado, el
grupo, muchas veces, no se crea para
que persista más allá de la consecu-
ción de sus objetivos, y por tanto po-
dría suponerse que es como “un hacer
para deshacer”. Mejor dicho, para
deshacer externamente, cuando los
miembros se separan, porque se han
conseguido los objetivos y el trabajo
de grupo ha terminado. Pero tal vez lo
que sucede es que el grupo, en un
sentido de experiencia emocional, no
se desvanece cuando los miembros
dejan de reunirse, ya que el grupo
como contenido mental pervive como
una experiencia y como un referente
para cada una de las personas partící-
pant es. Al igual que sucede con la fa-
milia, cada miembro ha vívido la situa-
ción grupal de manera distinta, pero
en la medida que ha participado “en
ella”, y “de ella”, ha incorporado una
experiencia personal determinada,
que tendrá repercusiones más allá de
la vida del grupo y se traslucirá en
otras experiencias y relaciones so-
ciales. En otros casos, el grupo, orga-
nizado y maduro para trabajar, desa-
rrollará actividades y perseguirá obje-
tivos que probablemente serían más
difíciles, o imposibles, de alcanzar in-
dividualmente.
Siendo la situación de grupo tan
conocida y tan universal, no por ello
es menos difícil de conceptualizar ni
de comprender. Es más frecuente y
más fácil analizar el comportamiento
individual en el grupo, la presión que
aquél ejerce sobre el mismo, pero es
más complicado y difícil comprender
al grupo como una totalidad y los par-
ticipantes como partes del mismo, que
constituyen al grupo y, que a veces
aparecen, al mismo tiempo emer-
gentes y representantes de esta rea-
lidad grupal. Autores como W. Bion o
J. Bleger han elaborado conceptos
sobre los procesos y fenómenos de
grupo, que los profesionales no
pueden desconocer, sí desean acer-
carse a la comprensión del fenómeno
grupal.
El trabajo social ha sido una de
las profesiones que más precozmente
se dio cuenta del valor del grupo como
forma de ayuda, y a través de su ex-
periencia pudo plantear reflexiones
que se adelantaban a las aportaciones
teóricas de la psicología social y de la
psicoterapia, las cuales más adelante
confirmarían la consistencia de la
orientación tomada desde nuestra pro-
lesión.
104 Cuadernos de Trabajo Social
Trabajo Social de grupo: grupos socioterapéuticos y socioeducativos
1. Inicio de una práctica no
conceptualizada
Los antecedentes y los inicios del
trabajo social de grupo se encuentran
en los EEUU, ello no significa que en
Europa no existiera una práctica con
grupos ya que en cualquier acción so-
cial la concurrencia de grupos consti-
tuye la célula germinadora y organiza-
tíva más primaria, sin embargo, el in-
terés y la práctica, y la formalízación
del trabajo con grupos adquiere en los
EEUU una dimensión mucho más re-
levante que en otros paises, hasta en-
trados los años 60, cuando este mé-
todo se introduce en Europa, Latinoa-
mérica y otros países del mundo.
Como sucede en otros aspectos
del trabajo social, y al igual que su-
cedió con el trabajo social individual o
de casos (iniciado formalmente por M.
Ríchmond, como método de trabajo
social), el trabajo social de grupo se
inicia con una práctica de interven-
ción, que a lo largo del tiempo se va
sistematizando, hasta llegar a esta-
blecer finalidades comunes y criterios
de organización y de conducción de
los grupos que le confieren carácter
de profesionalídad. Al igual que el tra-
bajo social de casos, el trabajo social
de grupo va incorporando elementos
conceptuales generados por distintas
ramas de las ciencias sociales, y
desde el propio marco de referencia
del trabajo social.
Sin embargo, tal como expresaba
G. Konopka en 1963 “el trabajo social
de grupo considerado como un mé-
todo de trabajo social es sólo un con-
cepto reciente”. Su formalización
como método no puede atribuirse a
una persona como M. Ríchmond, ni a
una organización como la COS, sino
al interés de profesionales diversos
que comprobaron la utilidad del tra-
bajo con grupos para fines especí-
ficos, y también, al desarrollo de
grupos de ayuda mutua que demos-
traron la eficacia de dicho procedi-
miento sobre otras técnicas y mé-
todos.
Todos los autores coinciden en la
idea que el TSG surge de la “práctica”,
tiene sus orígenes en los EEUU y se
sustenta en valores “democráticos”.
Dicha práctica se desarrolla, en
un principio, en los incipientes centros
sociales comunitarios (‘settlement
houses”) que acogían a personas que
se integraban a los nuevos suburbios
de las ciudades industriales proce-
dente de zonas rurales. También in-
tentaban integrar grandes grupos de
inmigrantes procedentes de culturas
diversas, con idiomas, valores y cos-
tumbres distintos a la sociedad donde
tendrían que vivir en el futuro. Muchos
de ellos recibían ayuda desde los cen-
tros comunítarios, ayuda material,
educación informal y actividades de
ocio, con la finalidad de mejorar su si-
tuación personal y de integrarse a ac-
ciones colectivas que desembocaban
en asociaciones de todo tipo. Al
mismo tiempo se desarrollaban las pri-
meras actividades de ayuda mutua,
especialmente entre personas proce-
dentes de un mismo país o pertene-
cientes a un mismo grupo religioso,
constituyendo más tarde lo que serían
las grandes empresas económicas y
las grandes organizaciones sanitarias
Cuadernos de Trabajo Social 105
Teresa ROSSELL POCH
y sociales, que existen todavia en la
actualidad.
Dentro de esta situación y unido
al desarrollo de actividades de grupo
destacan los movimientos y organiza-
ciones juveniles como las de Girí
Scouts de los EEUU, o las conocidas
YMCA y YWCA creados entre 1850 y
1870. En ellos la educación informal y
las actividades recreativas eran sus-
tentadas sobre los “valores democrá-
ticos” en los que la libertad individual y
la cooperación y responsabilidad so-
cial eran compartidas. A diferencia de
lo que sucedía en Europa en aquella
época, en la que predominaban los re-
gímenes monárquicos o gobiernos de
carácter autoritario, la sociedad ameri-
cana ofrecía un cambio sustantivo de
valores y posibilidades para satisfacer
necesidades individuales y colectivas.
Filósofos y pedagogos como 4.
Dewey, W.H. kílpatrick y 4. James
aportaron valiosas ideas sobre la ac-
ción social y la acción pedagógica a
través de la atención social.
A principio de siglo y en la dé-
cada de los 20 la sociedad americana
había creado servicios sanitarios, edu-
cativos, sociales, donde los profesio-
nales habían acumulado una extensa
y variada experiencia y la aplicación
del método de grupo abarcaba obje-
tivos muy diversos, desde la acción
social a la terapia. Dentro del trabajo
social surgen ya algunos autores
corno W. Newstetter, C Kaiser, M. Ni-
llíamson y O. Coyle que en el año
1935 maniliestan que el trabajo social
de grupo tiende a: a) crecimiento del
individuo normal y a su ajuste social
mediante experiencias de grupo, b) al
desarrollo del grupo hacía fines espe-
cíficos, y o) a la acción o cambio so-
cial <Vínter 1969).
En 1939 los profesionales que
utilizaban el método de grupo, princi-
palmente psicólogos, trabajadores so-
ciales y pedagogos fundaron la Aso-
ciación Americana para el Estudio del
Trabajo de Grupo <AAETG). Surgía en
aquel entonces la discusión sobre si el
trabajo de grupo debía constituirse
como una profesión nueva o formaba
parte de otra como podrá ser el tra-
baio social, posición defendida por G.
Coyle, o un método de educación
como sostenía W.H Kilpatrick (Ko-
nopka 1968). Las graves consecuen-
cias de la II Guerra Mundial y sus se-
cuelas sociales condujeron a los
miembrosde la AAETG a tomar la de-
cisión de integrarse a la Asociación
Americana de Trabajadores Sociales
(NASW) en el año 1945, constitu-
yendo desde entonces un nuevo mé-
todo de trabajo social, el cual quedaba
integrado por los tres métodos tradi-
cionales: trabajo social de casos, tra-
bajo social de grupo y trabajo social
de comunidad. Sin embargo, parece
que esta idea amplía del trabajo social
no fue inmediatamente aceptada por
todos los trabajadores sociales de la
época, puesto que algunos identifi-
caban el trabajo social con el case-
work” y se resistían a incluir los otros
métodos más nuevos e integrarlos a la
profesión.
Aunque este mismo proceso en
el que se inicia una práctica no identi-
ficada como trabajo social de grupo se
produce en muchos países, en nin-
guno de ellos como en EEUU los pro-
106 Cuadernos de Trabajo Social
Trabajo Social de grupo: grupos socioterapéuticos y socioeducativos
fesionales que trabajan con grupos
llegan a adquirir una identidad antes
de que este método se adscriba a una
profesión determinada.
2. Aplicación
metodológica y primeras
conceptualizaciones en
los EEUU
Entre 1950 y 1960 la práctica de
grupo se halla ya sistematizada y
constituye una especialidad en el
campo de la salud mental y de los ser-
vicios infantiles. Surgen los principales
autores que sentarán las bases del
trabajo social de grupo, entre muchos
otros O. Konopka, G. Wilson, H.
Trecker, RO. Vinter, W. Schwartz, H.
Norten, C. Papelí y B. Rothman, y L
Shulman. A través de sus obras esta-
blecen limites y diferencias entre el
campo de la Psicología Social, dedi-
cada en mayor medida a la investiga-
ción de la Dinámica de Grupo que a la
intervención social, e intentan tam-
bién diferenciar el trabajo social de
grupo, orientado hacía fines de desa-
rrollo individual e integración social,
de la psicoterapia de grupo dirigida al
tratamiento de trastornos mentales.
La definición de trabajo social de
grupo que O. Konopka ofrece en su
libro, anteriormente mencionada, ha
sido básicamente aceptada por la ma-
yoría de los autores que tratan este
tema, y, a partir de ella van introdu-
ciendo nuevos matices, de acuerdo
con las nuevas y particulares concep-
ciones que sobre él se van teniendo
De la definición inicial Konopka dis-
tingue dos categorías de grupos: a)
los grupos que ayudan al desarrollo
de la persona hacía su potencial indi-
vidual para mejorar las relaciones y
aptitudes de la función social, y b) los
grupos que precisan ayuda en la “ac-
ción social”, constituidos frecuente-
mente por “personas muy bien capaci-
tadas, situadas en posición de lide-
razgo en sus comunidades y que de-
sean participar activamente en la solu-
ción de los problemas sociales”.
El libro de Konopka, traducido a
muchos idiomas, entre ellos el caste-
llano en 1968, ha servido de texto a
muchas generaciones de estudiantes
de trabajo social en distintos paises.
Se trata de un libro inspirado, lleno de
contenido conceptual e ideológico, en
el que a través de ejemplos prácticos
va mostrando distintos aspectos meto-
dológícos que orientan la intervención.
Su experiencia profesional y la ma-
durez de sus criterios muestran el pro-
fundo conocimiento del trabajo social
de grupo, y de forma parecida a M.
Richmond se “avanza” incluso a con-
ceptos y criterios de actuación que
más tarde han sido formulados desde
el propio trabajo social u otras disci-
plinas.
En 1967, RO. Vínter de la Es-
cuela de Trabajo Social de la Univer-
sidad de Michigan publica un libro que
lleva por título en la traducción caste-
llana “Principios para la práctica del
Servicio Social de Grupo” en cuyo pró-
logo R.P. Resnick presenta la situa-
ción de este método en aquel mo-
mento y sus antecedentes históricos.
Este libro en el que intervienen varios
autores, contiene avances en la síste-
Cuadernos de Trabajo Social 107
Teresa ROSSELL POCH
matización y progresiva conceptualí-
zación del método de grupo. Las re-
ferencias utilizadas en este texto por
sus autores se refieren tanto a las in-
vestigaciones y conceptos que pro-
ceden de la psicología social: RE.
Bales, W.H. White, G.C. Homans, L.
Festínguer, a autores de trabajo so-
cial: A. Kadusín, F. Hollís, H. Specht,
H. Norten, e introduce también auto-
res británicos que aportan sus investi-
gaciones en el campo de psicoterapia
de grupo: S.H. Foulkes y EJ. Antony.
Trata sobre las fases evolutivas del
grupo aunque sitúa su enfoque de tra-
tamiento en el individuo. Para Vinter el
grupo es un medio y un contexto de
tratamiento, aportación que más ade-
ante desarrolla Kísnerman (1971).
Muchos autores, de esta época,
insisten en diferenciar el trabajo social
de grupo de la psicoterapia de grupo,
ya que con frecuencia psiquíatras y
trabajadores sociales trabajaban con
grupos desde sus respectivas fun-
ciones. Ello es debido también a que
el trabajo social recibe conocimientos
de la psiquiatría y de la psicología, y
su práctica clínica debe ser cautelosa
y continuamente revisada para que el
trabajo social de grupo no se convierta
en una pseudoterapía, aunque sea
considerado dentro del enfoque clí-
nico. En este sentido es interesante
destacar de qué manera el trabajo so-
cial clínico se desarrolló en nuestro
país entre los años 1960-70; esta
perspectiva fue rechazada más ade-
lante durante el cambio democrático
por no comprenderse el término “clí-
nico”, y el interés por esta denomina-
ción ha vuelto a surgir en los últimos
años principalmente por parte de los
trabajadores sociales del sector salud
y salud mental como muestran los tra-
bajos de A. Ituarte. Los años 60 cons-
tituyen un momento de expansión de
trabajo social de grupo. A través de
programas educativos de las Na-
ciones Unidas, expertos en los dis-
tintos métodos de trabajo social: indi-
vidual, grupo y comunidad, se des-
plazan a otros continentes con la fina-
lidad de ofrecer formación especiali-
zada en los tres métodos de trabajo
social. Estos expertos introducen, en
el trabajo social de muchos países eu-
ropeos, la experiencia adquirida en
distintos ámbitos de la acción social,
el conocimiento que sustenta la meto-
dología del trabajo social y el estatus
que puede alcanzar la profesión
dentro de la atención social. Estas
aportaciones fueron asimiladas por
cada país, de acuerdo Con la evolu-
ción que el trabajo social había alcan-
zado en cada uno de ellos, y con la in-
terpretación que de la profesión se
había dado.
3. El trabajo social de
grupo a partir de los años
70 en EEUU y en Europa
Avanzados los años 70 surge
una nueva orientación en el trabajo
social americano que intenta integrar
los métodos de TS en uno sólo cuyos
autores más destacados son H.
Goldsteín, H. Spech y A. Víckery.
Esta orientación tiene su influencia
más directa en el modelo sístémico y
en la influencia que la ecología ad-
quiere en aquel momento así como en
movimientos más ideológicos de signo
108 Cuadernos de Trabajo Social
Trabajo Social de grupo: grupos socioterapéuticos y socíoeducativos
pacifista y globalízador originado en
California, que crítica el cíentifícismo y
el poder. En algunas universidades
americanas llega a enseñarse sola-
mente el llamado “método integrado”,
“ello significa que muchos servicios
utilizan las tres dimensiones del tra-
bajo social, de acuerdo con las nece-
sidades del cliente y se unen más a la
comunidad <Davíes 1975). No obs-
tante, a pesar del impacto del método
integrado no puede negarse que el
trabajo social de grupo en EEUU es
muy fuerte, en la versión más sociote-
rapéutica y clínica, lo cual puede ob-
servarse en los ejemplos de sesiones
en las que los trabajadores sociales
muestran su profundo conocimiento
sobre la vida afectiva y los problemas
psicológicos de sus clientes, aleján-
dose de esta forma de la intervención
en centros recreativos y de la comu-
nidad.
La bibliografía actual muestra
que el desarrollo del trabajo social de
grupo en EEUU es inabarcable, desde
distintas orientaciones teóricas, desde
metodologías diversas, desde marcos
de referencia muy variados; surge un
mundo en el que se relacionan e inte-
gran distintas prácticas de grupo, en
un cont¡nuum que comprende de
modo esquemático la terapia de
grupo, el trabajo social de grupo, los
grupos de ayuda mutua, las asocia-
ciones, etc., que a veces resulta dificil
de conocer y diferenciar. L. Schulman
en su libro “The skílls of Helpíng: indi-
vidual, famílíes and groups” <35 edición
publicada en 1992, la 2~ en 1984),
muestra el grado de madurez de este
método de trabajo social. Madurez te-
óríca, que permite aplicaciones a
campos muy diversos y un desarrollo
de la investigación “sobre” y “desde’ el
trabajo social como no acostumbra a
producírse en otros países.
R.M. Tolman de la Universidad
de Illinois y ChE. Molidor de la Uni-
versidad de Texas publican un articulo
en el año 1994, sobre “A Decade of
Social Group Work Research: Trends
in Methodology, Theory and Program
Development”, en el cual muestra la
revisión sobre las investigaciones pu-
blicadas durante la década de los
años 80, y encuentran que existen 54
equipos de investigación sobre grupo
que acostumbran a publicar en 9 de
las principales revistas de trabajo so-
cial americanas. De su investigación
concluyen que la mayoria de investi-
gaciones se refieren a intervenciones
grupales orientadas bajo el modelo
conductual-cognitívo y aplicadas a un
amplio abanico de temas: maltrato de
niños y mujeres, grupos de padres,
depresión, marginación o díscapací-
dades. Los autores se preguntan el
motivo de que no aparezcan investiga-
ciones que muestren los resultados
del trabajo de grupo con otras orienta-
ciones teóricas, ya que en realidad
existen experiencias muy variadas.
Los estudios que figuran en la investi-
gación se caracterizan por tener di-
seños de corta duración, con interven-
ciones profesionales muy estructu-
radas y ser grupos constituidos por
clientes con características muy ho-
mogéneas. Todo ello facilita la investi-
gación, pero excluye las experiencias
con composición de miembros más
heterogénea y técnicas de interven-
Cuadernosde Trabajo Social 109
Teresa ROSSELL POCH
ción no directivas. A pesar de todo, los
autores muestran su satisfacción por
el incremento de investigaciones en
este campo que parece han sido esti-
muladas por la Association for the Ad-
vancernení of Social Work vvith
Groups.
En los países de América Latina
y en especial Argentina, el trabajo so-
cial de grupo entronca con la corriente
de pensamiento y producción cientí-
fica que inició E. Pichon Rívíere y con
la Escuela de Psiquiatría y Psicoaná-
lisis de la Universidad de Buenos
Aíres, y de autores como 4. Rleger, L.
Grinberg, G. Cirígliano, A. Villaverde y
N. Kísnerman, entre otros muchos,
que hicieron grandes aportaciones al
conocimiento de la terapia y del tra-
bajo social de grupo. Kisnerman es un
autor que, como en otras áreas del
trabajo social, tuvo mucha influencia
en la sistematización del trabajo de
grupo en nuestro país. En otros pa-
ises de este continente dicho método
se ha utilizado en gran medida en el
contexto de la comunidad y dentro del
trabajo de desarrollo comunítario y
como función educativa. Existe una
gran experiencia y las aportaciones te-
óricas son notables.
En Europa, y como ejemplo en el
Reino Unido, el trabajo social de
grupo se inicia en los años 60 y toma
un gran vigor en la década de tos 70,
cuando aparecen los textos de au-
tores que todavía están en vigor: Da-
víes, 1975, Douglas, 1976, Mc-
Caughan, 1978 y Heap, 1979 (Heap
es noruego pero colabora estrecha-
mente con los autores antes mencio-
nados). Tanto en los departamentos
de trabajo social de las universidades
como en los servicios sociales el tra-
bajo de grupo se desarrolla y se aplica
en diversos campos, en algunos de
ellos se utiliza para tratamientos muy
especializados, como maltratos y
abusos infantiles, incesto, delin-
cuencia juvenil, etc. En el Reino Unido
los enfoques radical y feminista han
tenido una gran influencia dentro del
trabajo social y los principios de pre-
vención de la discriminación y de la
exclusión social se hallan presentes
en la mayoría de trabajos de grupo.
Cabe destacar dentro de esta orienta-
ción los trabajos de Mullender y Ward
sobre el “Self-Dírected Groupwork:
Users take action br Empowerment”,
en el que se sostiene la hipótesis que
el grupo es un medio para evitar y
combatir la exclusión y la marginación.
Para ello los profesionales deben usar
métodos en el que se eviten posi-
ciones de desigualdad en el saber y
en el actuar.
En España el trabajo social de
grupo llega “oficialmente” en el año
1964 a través de un seminario de las
Naciones Unidas dirigido por E. Fío-
rentino. A él asistieron distintos profe-
sionales y profesores de escuelas de
trabajadores sociales los cuales pu-
dieron conocer aquel método que se
describía como parte del trabajo social
pero del que se conocía todavía muy
poco. Después del seminario algunas
escuelas introdujeron el tema aún
cuando casi no existía bibliografía de
trabajo social sobre el mismo y nin-
guna práctica. Sin embargo muy
pronto este “nuevo método”, en aquel
entonces, encontró buena acogida por
110 Cuadernos de Trabajo Social
Trabajo Social de grupo: grupos socioterapéuticos y socioeducativos
parte de los profesionales que traba-
jaban en centros hospitalarios, institu-
ciones psiquiátricas, y en grandes ins-
tituciones asilares dedicadas a la
atención de niños, adolescentes, ma-
dres solteras, enfermos crónicos o an-
ciamos. También en el contexto de la
comunidad y del trabajo social comu-
nitario, que formalmente se inicia en el
año 1968 con los Centros comunita-
ríos organizados por Cárítas, los tra-
bajadores sociales utilizan el grupo
como forma de ayuda al individuo,
pero con mayor frecuencia el trabajo
de grupo se dirige a objetivos sociales
y comunitarios. En este contexto los
grupos de acción social, los grupos de
presión, los grupos motor, todos ellos
son instrumento y medio de cambio
personal y colectivo.
Durante el periodo de la transi-
ción se trabajaba mucho con grupos,
principalmente de acción social. En la
confrontación entre una práctica de
trabajo social orientado más ideológi-
camente hacía un cambio social, y
una práctica de trabajo social desde
servicios especializados en medicina,
salud mental, o educación con obje-
tivos socioeducativos y socíoterapéu-
tícos dirigidos al individuo, se radica-
izan las diferencias entre ambos, sin
tener en cuenta el hecho de que
ambos son parte de una misma profe-
sión y de un mismo proceso que va
del individuo a la comunidad, y de la
comunidad a los individuos que la
constituyen, a través de distintos
grupos.
En la etapa democrática y dentro
de las redes de programas y servicios
sociales que existen, el trabajo social
individual y familiar se ha ido priori-
zando por encima del trabajo social de
grupo y de comunidad. Pero en los úl-
timos años vemos resurgir un interés
por los grupos, con objetivos de inter-
vención socioterapéutíca, socíoeduca-
tiva, grupos de acción social, impul-
sión de grupos de ayuda mutua, y el
trabajo de equipo. Los programas de
inserción incluyen siempre trabajo con
grupos socíoeducativos para estimular
la motivación, la responsabilidad, para
desarrollar habilidades y conoci-
mientos que favorecen la integración
social. También se organizan grupos
socíoterapéutícos para atender a per-
sonas con dificultades diversas: fami-
liares cuidadores, padres de hijos con
problemas, esposas de enfermos, u-
dópatas, etc. Los diseños de algunos
de ellos incluyen indicadores que per-
miten la evaluación y la investigación.
4. Tipología del trabajo
social grupa!
Kisnerman (1971) recoge la clasi-
ficación inicial que del trabajo social
de grupo plantea G. Konopka y cieno-
mina los grupos de la siguiente ma-
nera: a) Grupos orientadas hacia el
crecimiento, y dentro de ellos esta-
blece una subdivisión: los grupos tera-
péuticos, los grupos de aprendizaje y
los grupos recreativos, y b) Grupos
de acción social. A veces la distin-
ción entre unos y otros viene expre-
sada por el uso de la preposición tra-
bajo social de grupo y trabajo social
con grupos. Con ello se intenta enfa-
tizar el sentido distinto de dos as-
Cuadernos de Trabajo Social 111
Teresa ROSSELL POCH
pectos del mismo método: “el trabajo
social de grupo indica que el profe-
sional asume al grupo como objeto de
su atención-intervención y su función
de conducción del grupo es necesaria
e imposible de ser sustituida por los
participantes. En el trabajo social con
grupos el trabajador social se sitúa “al
lado” del grupo e intenta fomentar su
capacidad para autoorganízarse y ser
efectivo en el logro de sus objetivos
sociales, al mismo tiempo que intenta
potenciar líderes que lo dirijan.
Los autores anglosajones no in-
cluyen esta distinción porque en el
Reino Unido el trabajo de comunidad
constituye una profesión distinta a la
de trabajo social (Youth and Commu-
nity Work). En todo caso la acción so-
cial se incluye como un objetivo dentro
del trabajo de grupo. Asimismo es im-
portante señalar que en este país se
tiende a utilizar con mayor frecuencia
el término “trabajo de grupo” <group-
work) que trabajo social de grupo, tal
vez porque tiene un sentido más ge-
nérico e inclusivo del trabajo social y
otras especialidades y profesiones
afines (probation officíers, community
workers, etc.).
En un intento de actualizar y cla-
rificar la tipología metodológica del tra-
bajo social de grupo en nuestro país,
propusimos en la IV Jornadas Na-
cionales de Trabajo Social y Salud,
celebradas en Bilbao en 1995, las si-
guientes definiciones:
Grupos cuya finalidad es socio-
terapéutica o socloeducativa: se di-
rigen principalmente a ofrecer ayuda a
los participantes en el grupo. Del be-
neficio que éstos puedan obtener deri-
vará una proyección en el entorno.
Grupos socioterapéuticos: se
utilizan desde el trabajo social para
tratar aquellos aspectos que conflic-
túan y producen sufrimiento a las per-
sonas, o les impide desarrollar sus ca-
pacidades, afectos, relaciones y res-
ponsabilidades sociales. La interven-
ción socioterapéutíca va dirigida a me-
jorar las vivencias y la participación
social de una persona, lo cual implica
un desarrollo de las capacidades per-
sonales para enfrentarse consigo
mismo y con el entorno: grupos de pa-
dres de hijos que presentan pro-
blemas diversos, grupos de mujeres
para aumentar su autoestima e inde-
pendencia, grupos de personas que a
causa de una enfermedad tienen que
modificar sus hábitos de vida, etc.
Grupos socloeducativos: se di-
rigen al desarrollo, adquisición de há-
bitos, comportamientos y funciones,
que por distintas causas, no forman
parte del repertorio comportamental
de los miembros del grupo. La adqui-
sición de estas capacidades, llamadas
también habilidades, puede repre-
sentar un progreso personal, o bien
evitar un proceso de deterioro y margí-
nación social: Grupos para la integra-
ción laboral y social, grupos de refu-
giados que han sufrido muchas pér-
didas, grupos con personas que
deben abandonar una institución peni-
tenciaría u hospitalaria.
Grupos de acción social, cuya
finalidad es la de conseguir objetivos
sociales, los cuales van más allá del
beneficio que puedan conseguir los
propios individuos que constituyen el
grupo. La participación del trabajador
social está en proporción inversa a la
112 Cuadernos de Trabajo Social
Trabajo Social de grupo: grupos socioterapéuticos y socioeducativos
capacidad del grupo para autoorgani-
zarse. Su papel es lograr que el grupo
funcione como un grupo de trabajo
para poder conseguir los objetivos
propuestos, identificando y promocio-
nando líderes de la comunidad.
Grupos de ayuda mutua, los
cuales ofrecen a sus miembros la po-
sibilidad de apoyo mutuo para “con-
llevar’ o superar situaciones que les
afectan, generalmente, durante pro-
longados períodos de tiempo. Los
grupos de ayuda mutua se caracte-
rizan porque en ellos no participan
profesionales.
Los incluimos dentro del TSG
porque aunque operan independiente-
mente y a veces al margen de los ser-
vicios sociales o de salud, mantienen
estrecha relación con los trabajadores
sociales, quienes impulsan, orientan,
ofrecen información y formación a los
participantes y de forma especial a los
facilitadores” de grupos de ayuda
mutua.
Es importante distinguir entre el
componente de ayuda mutua que se
producen en los grupos socioterapéu-
ticos y socioeducativos dirigidos por
profesionales y el objetivo de ayuda
mutua que caracteriza a los grupos
sin la presencia de un profesional.
Cada uno de estos grupos tiene
objetivos genéricos distintos entre sí, y
por consiguiente el abordaje metodo-
lógico y la participación de los profe-
sionales tendrán que ser distintos en
cada uno de los mismos, aunque en
todos ellos el grupo es el foco central
de atención. En este trabajo nos refe-
rímos principalmente a los grupos so-
cíoterapéuticos y socioeducatívos.
5. Hipótesis, finalidades y
objetivos en los grupos
En la bibliografía de trabajo social
en general y también en el trabajo so-
cial de grupo se encuentran un con-
junto de principios o normas de tra-
bajo que bajo términos tales como
“principios”, “propósitos”, “finalidades”,
“premisas”, ‘valores base”, que tratan
de establecer criterios propios del tra-
bajo social para diferenciarlo de otras
profesiones, y para asegurar su buena
práctica. Estos criterios se refieren a
tres aspectos principales: a> los va-
lores y finalidades del trabajo social
que presiden cualquier actividad
dentro del mismo. b) los conoci-
mientos sobre el obieto de interven-
ción, y c) criterios operativos para la
acción. Sin embargo estos tres as-
pectos se encuentran en la bibliografía
aportada por los autores clásicos, con
frecuencia mezclados entre sí y tam-
bién denominados con distintos tér-
minos. También las traducciones han
contribuido a esta confusión terminoló-
gica y conceptual.
Es posible que en los primeros
intentos de sistematizar y dar consis-
tencia a las ideas sobre el beneficio
de la acción grupal, y al no haberse
generalizado todavía los conoci-
mientos sobre la dinámica y los fenó-
menos grupales, los autores citados
tuvieran que sustentar sus afirma-
ciones en observaciones empíricas, y
estructurar metodológicamente esta
práctica profesional, referida al marco
de sus propios objetivos.
Como síntesis de las informa-
ciones y orientaciones múltiples que
Cuadernos de Trabajo Socia/ 113
Teresa ROSSELL POCH
subyacen en la bibliografía sobre el
tema de los grupos en el trabajo social
y refiriéndonos a los que hemos deno-
minado socioterapéutícos y socioedu-
cativos, podríamos proponer la estruc-
tura siguiente: denominar hipótesis a
los conocimientos que fundamentan el
trabajo de grupo, finalidades a las
orientaciones de valor en que se
apoya y al mismo tiempo persigue el
profesional, y objetivas a la consecu-
ción de cambios deseados a través
del grupo.
5.1. Hipótesis
El trabajo social de grupo parte
de conocimientos relacionados con la
acción que ejerce el grupo sobre los
individuos, y sobre el grupo como fe-
nómeno psícosocial. Dichos conoci-
mientos se convierten en hipótesis de
trabajo al mismo tiempo que en obje-
tivos generales que van a presidir
todos los grupos de carácter sociote-
rapéutico y socíoeducatívo mediante
una conducción adecuada. Sí se su-
pone por ejemplo, que cada miembro
del grupo puede ser en algún mo-
mento fuente de ayuda para otro, ello
se convierte en un objetivo posible y
por tanto genérico de todo grupo,
hacía el cual el trabajador social ten-
derá a orientar el proceso y acción del
mismo.
Las principales hipótesis que la
mayoría de autores proponen son:
Existe una estrecha relación
entre la participación social y las expe-
riencias en grupos, por tanto ofrecer
una positiva o estructurante expe-
riencia de grupo puede ayudar a los
participantes.
• La pertenencia a un grupo
cuyos miembros tienen necesidades
similares puede facilitar la identifica-
ción y el apoyo mutuo.
• Las actitudes y los comporta-
mientos pueden modífícarse con
mayor facilidad dentro de un grupo de
iguales. Las diferentes actitudes, co-
nocimientos o estilos de vida pueden
ser una referencia para cada miembro
y motivo de cambio.
• El grupo alivía el aislamiento y
favorece el sentimiento de perte-
nencia, así como el desarrollo de rela-
ciones sociales dentro y fuera del
mismo.
• La pertenencia a un grupo, y el
ambiente contenedor que en él se
crea, permite la expresión de senti-
mientos que el individuo puede sentir
como negativos.
• En el grupo cada miembro con
su presencia y participación puede ser
fuente de ayuda para los demás.
• Los cambios que se producen a
través de los grupos tienden a ser
más consistentes que los conseguidos
con otros métodos.
La situación de grupo puede tam-
bién orientarse de forma negativa, ma-
nipulando los participantes, orientando
hacía fines inadecuados o dejando
que la confusión, la angustia o la irres-
ponsabilidad se desarrolle y refuerce a
través de una mala dirección del
grupo o por la influencia de líderes
que compiten con el profesional y
anulan su papel.
El grupo, la situación grupal,
ofrece por tanto unas oportunidades
que el profesional utiliza para conse-
guir objetivos profesionales especí-
114 Cuadernos de Trabajo Social
Trabajo Social de grupo: grupos socioterapéutícos y socioeducativos
fícos. La elección del método y de las
técnicas tiene que ser adecuada a las
características y necesidades de los
usuarios que van a tratarse en un ser-
vicio determinado. En cada servicio
con programas específicos una per-
sona puede recibir ayuda para mejorar
o resolver algún aspecto de sus difi-
cultades, y por este motivo si los
grupos están bien diseñados pueden
ser compatibles entre sí, al igual que
compatibles con una atención indivi-
dual o familiar.
Por ejemplo, una mujer que partí-
cípa en un programa para receptores
de la renta mínima de inserción forma
parte de un grupo socioeducativo para
tratar de su inserción laboral, al mismo
tiempo, partícípa en un grupo de fami-
liares de alcohólicos en el servicio
donde su marido sigue tratamiento
para su adicción. En cada uno de ellos
la situación de grupo será un medio y
una oportunidad para mejorar su si-
tuación personal, familiar y social. En
el primer grupo podrá mejorar sus ha-
bilidades y actitudes para su inserción
laboral, mientras que en el segundo
tratará principalmente de sus rela-
ciones de pareja y familiares, las con-
secuencias que el alcohol tiene para
la familia y de las diversas formas de
enfrentarse a esta dificultad.
5.2. Finalidades
En la bibliografía sobre el Trabajo
Social de Grupo se encuentran con
frecuencia referencias a las finali-
dades del método. Estas finalidades
se expresan en términos de principios,
valores, filosofía u objetivos gene-
rales, y siempre invocan y plantean la
dimensión de valor, que subyace en el
Trabajo Social, y que constituye un
marco de referencia para los métodos
y las actividades que los trabajadores
sociales realizan.
Aunque algunos autores actuales
no tratan de manera explícita este as-
pecto, porque deben considerar que
está integrado en la práctica profe-
sional, la mayoría de ellos sustenta
explícitamente que además de los co-
nocimientos y experiencia profesional,
la práctica del trabajo social de grupo
debe estar guiada por valores, consi-
deraciones áticas y normas legales.
Todos ellos son definidos por la profe-
sión y constituyen principios y normas
de conducta en cualquier intervención
profesional: Reconocimiento de la dig-
nidad humana, aceptación, confíden-
cíalidad y honestidad. Respeto al de-
recho de escoger y de participar, etc.
Por otro lado cualquier profe-
sional, en este caso los trabajadores
sociales establecen linalidades, ~ínali-
dades que pueden defínirse como as-
pectos a conseguir en todo acto profe-
sional y que tratan más de la cualidad
de los objetivos de la acción que de la
concreción de los mismos. A través de
dichas finalidades se expresarán los
valores de la profesión y dentro de
ellos se enfatizará aquellas dimen-
siones de valor, que cada profesional
considere más importante: para al-
gunos trabajadores sociales cumplir la
legalidad es lo más importante, para
otros serán las relaciones de poder, la
reivindicación de género, o los valores
ecologistas. La finalidad se refiere a
aquello que el profesional desea con-
seguir a través de su intervención.
Cuadernos de Trabajo Social 115
Teresa ROSSELL POCH
Promover y fomentar la capacidad de
autonomía, la independencia, la res-
ponsabilidad, la solidaridad, las rela-
ciones positivas y eficaces, “empower-
ment”, la participación, la justicia so-
cial. Todas ellas finalidades que sub-
yacen a la consecución de los obje-
tivos del grupo.
Las finalidades van más allá de
los objetivos del propio grupo y se di-
rigen, en resumen, a potenciar a los
miembros en sus capacidades. En
este sentido la finalidad se refiere, en
mayor grado, a ampliar los horizontes
de las personas miembros del grupo,
y dichas finalidades se lograran a
través de los objetivos específicos del
grupo. Por este motivo creo que los
trabajadores sociales de grupo no
deben limitarse a fijar objetivos para
fines concretos sino que su incidencia
en el grupo debe posibilitar cambios
cualitativos en los participantes.
5.3. Objetivos de las grupos
socioterapéut¡cos y
socioeducat¡vos
Los objetivos del grupo deben ser
definidos con claridad y a ser posible
con posibilidad de ser evaluados. Éste
es un reto que nunca llega a satisfa-
cerse completamente debido, por un
lado, a la dificultad de mostrar de
forma empírica los cambios alcan-
zados en el grupo, y por otro debido a
la falta de costumbre de definir con
precisión los objetivos de trabajo y sus
indicadores de evaluación. Aunque
hay que admitir que parte de los obje-
tivos no pueden evaluarse empírica-
mente porque, tal vez, sus efectos se
experimentan a largo plazo, o porque
se expresan indirectamente, el profe-
sional que organiza un grupo debe in-
corporar pautas de evaluación que
muestren los cambios alcanzados por
los miembros en el grupo y el proceso
de desarrollo seguido por el mismo
grupo.
Cada persona invitada a parti-
cipar en un grupo sea socioeducatívo
o socioterapéutíco tiene una situación
particular y vive y afronta esta situa-
ción de manera personal, por este mo-
tivo debemos considerar que para
cada miembro, el grupo es un medio
para mejorar esta situación en sí, o la
forma de vivirla y de responder ante
ella. Por esta razón podemos hablar
de objetivos particulares para cada
uno de los miembros, ya que el traba-
jador social intentará ayudar a cada
uno de ellos a través del grupo. Por
ejemplo, una mujer no está de
acuerdo cómo su marido quiere re-
solver” los problemas de su hijo pero
ella no se atreve a intervenir y
“acepta” las intervenciones de su ma-
rido, cosa que la hace sufrir y sentir
mucha rabia hacía él; su problema
fundamental es la pasividad y la sumí-
síon. El trabajador social intentará que
esta situación se trate en el grupo
como cuestión particular y asimismo
como un componente de la relación
de pareja que afecta a todos los
miembros del grupo. De este modo
consideramos que cada persona que
asiste al grupo debe alcanzar obje-
tivos particulares a través del objetivo
grupal.
Los objetivos del grupo, son a
veces, formulados de forma excesiva-
116 Cuadernos de Trabajo Social
Trabajo Social de grupo: grupos socíoterapéuticos y socíoeducatívos
mente genérica. Y esta indefínición
conlíeva ambigúedades en la defini-
ción de los elementos organízativos
del mismo. Como consecuencia en-
contramos contradicciones que no fa-
vorecen su desarrollo. Los objetivos
del grupo deben responder a un área
de necesidades común entre los
miembros, por tanto debe ser identifi-
cada por el profesional y por los pro-
píos miembros.
G. Konopka cuando habla de ob-
jetivos establece las dos grandes cla-
sificaciones mencionadas: grupos
orientados al desarrollo individual y
grupos orientados a la acción social.
N. Kísnerman plantea tres grandes ob-
jetivos: “a) Restauración de las rela-
ciones sociales..., b) Provisión de re-
cursos sociales y personales..., y c)
Prevención de los problemas relacio-
nados con la interacción social ...‘. A.
Brown (1988) es uno de los autores
que con mayor claridad platea una
serie de objetivos posibles de alcanzar
a través del trabajo de grupo: a) valo-
ración individual o autoevaluación, b)
apoyo y mantenimiento individual, c)
cambio individual, d) educación, infor-
mación y educación, e) ocio compen-
satorio, f) mediación entre individuos y
organizaciones, g) apoyo y/o cambio
en el grupo, h) cambio en el entorno, y
í) cambio social. Este último objetivo
para nosotros corresponde a los
grupos de acción social. Pero A.
Brown lo incluye dentro del trabajo de
grupo, como aquél que se halla lin-
dante con la profesión de Juventud y
Trabajo Comunítario que como se ha
dicho anteriormente constituye una
profesión separada del trabajo social.
6. Criterios organizativos
para los grupos
socioterapéuticos y
socioeducativos
En algunos servicios como los de
atención a personas con problemas
de toxicomanías, salud mental, inser-
ción laboral u otros, el trabajo de
grupo está ya establecido y forma
parte del tratamiento habitual que se
ofrece a dichos usuarios.
En otros, cuando un trabajador
social considera que sería necesario
organizar un grupo, antes de iniciarlo
es necesario asegurar que éste será
aceptado por el servicio u organiza-
ción, ya que cada nuevo proyecto
puede introducir modificaciones en el
conjunto. Por este motivo se produce
siempre un nivel de resistencia, en la
dirección y en los equipos interdiscíplí-
narios, que podrá ser superado me-
diante una información adecuada y la
previsión de problemas o inconve-
nientes que puedan surgir. Para ello el
grupo debe planifícarse cuidadosa-
mente y tener en cuenta los aspectos
siguientes:
&1. Características de los
miembros: edad, sexo, etn¡a,
cultura, y características
personales
En algunos grupos la edad y
sexo de los componentes del grupo
deberán ser homogéneos, p.e. en un
grupo de madres adolescentes. En
otros estos mismos aspectos pueden
ser heterogéneos, p.e. en un grupo de
cuidadores de enfermos graves. Lo
Cuadernos de Trabajo Social 117
Teresa FiOSSELL POCH
mismo puede ocurrir con el factor ét-
nico, que a veces será motivo de for-
mación del grupo y otras no será sig-
nificativo. En lo que se refiere a las ca-
racterísticas personales, A. Brown
sostiene que es importante la diver-
sidad de estilos de vida entre los
miembros del grupo.
6.2. Tamaño del grupo y criterio
de abierto o cerrado
Aunque puede organízarse un
grupo con un mínimo de tres miem-
bros, pe. un grupo de duelo com-
puesto por tres madres que han per-
dido recientemente a su hijo por so-
bredosis o sida, lo más frecuente en
los grupos que tratamos es que el nú-
mero de miembros oscile entre 6 y 12
miembros. No debe ser tan pequeño
que los miembros no puedan aprender
unos de otros, ni tan grande que sea
difícil de mantener una atención del
conjunto y se produzcan subgrupos di-
fíciles de manejar. Debe también de-
terminarse si en el grupo asistirán
siempre los mismos miembros o en-
trarán nuevos, para informar a sus
participantes desde un principio.
6.3. Duración y frecuencia
La duración del grupo, de cada
una de las sesiones y la frecuencia de
las mismas están estrechamente rela-
cionadas con los objetivos del grupo.
Un grupo excepcionalmente puede
durar 4 o 5 sesiones, como en el
‘grupo de duelo” mencionado. Por
regla general la duración de un grupo
oscíla entre 10 sesiones (tres meses>
y 40 sesiones (un año>. Como el
grupo para constítuirse necesita seguir
un proceso evolutivo 10 sesiones per-
miten la cohesión del grupo y su ac-
ción positiva entre los miembros. De-
pende también de los aspectos que
deben tratarse, sí son más fáciles de
abordar y modificar o si requieren
mucho tiempo y esfuerzo, pe. cam-
bios en las actitudes hacia el cónyuge
alcohólico o ludópata.
La duración de las sesiones os-
cila entre 1 h. y 1.30 h., aunque de-
bido a la edad o situación emocional
de los miembros pueden ser de 45 m.
o2 h.
La frecuencia puede ser muy va-
riada, según sean los grupos, desde
una vez al mes a tres veces por se-
mana, en situaciones de crisis, p.e.
mujeres que ingresan en un refugio
por malos tratos.
El lugar y el horario convienen
que sea el más favorable para que los
miembros puedan asistir. De no ser
así, las resistencias internas encuen-
tran mayores justificaciones en las difi-
cultades externas.
6.4. Técnicas de grupo
Éste es también uno de los
temas que los libros de trabajo social
de grupo no tratan directamente o en
cada uno de ellos se plantea de forma
distinta. Desde un punto de vista de
mayor o menor directívídad podríamos
distinguir entre técnicas directivas, no
directivas o semídírectívas.
Técnicas directivas. Se caracte-
rizan por: a) el profesional tiene un
papel central y activo en el grupo, b> el
profesional se antícípa a la iniciativa
del grupo, c) el trabajador social pro-
118 Cuadernos de Trabajo Social
Trabajo Social de grupo: grupos socioterapéuticos y socioeducativos
mueve la dinámica de grupo a través
de estímulos programados con la fina-
lidad de conseguir determinados
efectos: p.e. verbalízación, reconoci-
miento, autocrítica, comparación, etc.
Técnicas no directivas. Son las
que: a) permiten la expresión libre y
creativa del grupo, b) el profesional
conduce el grupo a partir de los fenó-
menos y de los contenidos que éste
produce, c) no debe confundirse este
abordaje técnico con la pasividad o
con la posición “laíssez faire’ del tra-
bajador social.
Técnicas semidirectivas. En
ellas el conductor del grupo introduce
un programa de actividades a realizar
o temas para tratar, a través de los
cuales se canaliza la dinámica del
grupo para la consecución de sus ob-
jetivos. Dichas actividades son un
medio de comunicación entre los parti-
cipantes en el grupo.
Las técnicas directivas y semidí-
rectívas se utilizan principalmente
cuando los miembros están poco moti-
vados para asistir y participar en el
grupo, cuando éstos tienen poca ca-
pacidad para expresar sus senti-
mientos o problemas, y cuando
existen defensas importantes para
abordar directamente los problemas.
Las técnicas no directivas permiten
una mejor expresión de ideas y senti-
mientos de los participantes y un pro-
ceso de análisis y elaboración de
emociones y pensamientos.
6.5. Evaluación
En la planificación del grupo es
importante decidir bajo qué paráme-
tros podrán evaluarse los resultados
obtenidos. Estos deben plantearse
como a> resultados para cada
miembro, en términos de mejora, b)
resultados del grupo en términos de
objetivos, y, c> resultados del proceso
metodológico que se ha seguido. Es
también importante poder valorar el
impacto institucional y el impacto so-
cial de cualquier actividad o proyecto.
7. Proceso y fenómenos
de grupo
Para trabajar con grupos es ne-
cesario conocer en primer lugar la pro-
blemática que presentan los miembros
del mismo, y el significado que esta
problemática puede tener para ellos,
para sus familiares, y también la con-
sideración social que esta problemá-
tica tiene en un momento dado. El tra-
bajador social debe conocer pe. el im-
pacto que tiene para los padres el na-
cimiento de un hijo con una disminu-
ción psíquica, sus reacciones más fre-
cuentes, la forma de expresar su an-
gustia, las actitudes que pueden tomar
hacía el hijo y hacía sí mismos. Las di-
ficultades y las ayudas que a nivel fa-
miliar y social puede encontrar, las
exigencias que pueden plantear a los
servicios médicos, escolares o so-
ciales, etc. Todo ello va a mostrarse
en el grupo y va a ser motivo y mate-
rial de trabajo. Lo mismo podría de-
cirse de personas inmigrantes que
deben intagrarse en un medio desco-
nocido y para muchos hostil, o las per-
sonas que a causa de un accidente o
de una enfermedad deben cambiar su
forma de vida, su trabajo y reestruc-
turar su propia identidad.
Cuadernos de Trabajo Social 119
Teresa ROSSELL POCH
Los miembros del grupo a veces
hablan claramente de sus dificultades,
de sus sentimientos y de sus dudas y
preocupaciones, pero también a veces
expresan emociones y actitudes que
el Trabajador Social debe comprender
en el contexto de sus dificultades y de
la situación grupal. Debe observar y
analizar el significado de una determi-
nada conducta en relación a la perso-
nalidad y problemática del individuo
en cuestión, y en relación a la diná-
mica y proceso del grupo.
Cuando un profesional decide uti-
izar el método de grupo debe enfren-
tarse con dos tareas simultánea-
mente: por un lado favorecer la crea-
ción del grupo en si mismo y por el
otro ayudar a que se consigan los ob-
jetivos propuestos. Se trata de dos
procesos que van desarrollándose pa-
ralelamente, que ínteractúan entre sí y
que dependen uno de otro.
Las personas a las que se ofrece
participar en un grupo, aceptan “ir al
grupo’, y van, pero en un principio to-
davía ‘no son un grupo”. Dichas per-
sonas tienen como referencia inicial
el profesional de quien desean de-
pender exclusivamente. En su fan-
tasía esperan recibir consejos,
normas, informaciones, en definitiva
soluciones a sus problemas y quien
“puede” darles todo esto es única-
mente el trabajador social, al que in-
visten de una cierta omnipotencia: “es-
peran que sea como ellos necesitan
que sea”.
Ante esta situación de depen-
dencia el profesional recibirá al grupo
y le iniciará en el camino de consecu-
ción de los objetivos planteados. Sin
embargo no responderá a la fantasía y
demanda de los miembros, sino que
desde el primer momento intentará
crear una red de interacciones entre
los participantes, con la finalidad de
iniciar un proceso de grupo que le
lleve a una cohesión. Cohesión nece-
sana para alcanzar la satisfacción de
los objetivos generales: aprender de
los demás, expresar sentimientos e
ideas, apoyo mutuo, etc. y de los obje-
tivos del grupo: mejorar la autoestíma,
cambio de actitudes, o comprensión y
aceptación de una situación nueva.
Para el grupo es difícil aceptar la
frustración que supone renunciar a las
expectativas de recibir beneficios con
la sola participación, sin un trabajo de
comprensión y de elaboración emo-
cional. La frustración puede traducírse
en agresión dirigida directa o indirec-
tamente al profesional y a veces con
una renuncia a seguir participando en
un grupo que no entienden. El traba-
jador social debe comprender que el
grupo va atravesando por distintas
fases de desarrollo y que algunos de
los fenómenos están relacionados en
mayor parte con el propio grupo que
con la problemática que les afecta.
A. Brown, N. Kisnerman y otros
autores tratan de estas etapas evolu-
tivas del grupo y de los fenómenos
que las caracterizan. Según las res-
pectivas denominaciones compren-
dería las fases siguientes: Fase de
formación o dependencia, en la que
tiene gran importancia la primera se-
sión de grupo. Fase de conflicto, en
la que los miembros se debaten en la
ambivalencia de ser grupo o abando-
narlo, debido a la frustración y el es-
fuerzo que representa soportar sus
propias emociones. Fase normativa o
120 Cuadernos de Trabajo Social
Trabajo Social de grupo: grupos socioterapéuticos y socioeducativos
de organización, cuando los miem-
bros del grupo comprenden el trabajo
que se está llevando a cabo y se res-
ponsabilizan a nivel individual y colec-
tivamente. Fase de trabajo o de inte-
gración, cuando el grupo se enfrenta
con la tarea, los miembros integran lo
que han tratado en el grupo y son ca-
paces de trasladar su progreso fuera
del grupo. Fase final, cuando el grupo
termina.
W.R. Bion analíza la vida emo-
cional de los grupos y establece que
en el mismo se puede observar dos
niveles de funcionamiento. Un nivel en
el que predomina el estado emocional,
el grupo actúa de forma irracional está
invadido por sentimientos que fu-
sionan al grupo y le impiden refle-
xionar. Otro nivel en el que por el con-
trario los contenidos emocionales se
hallan controlados y los miembros
pueden abordar la tarea del grupo,
sea ésta discutir sobre un tema o re-
flexionar sobre las respectivas situa-
ciones personales; el grupo puede
pensar sobre sus emociones y reac-
ciones, dentro y fuera del grupo y esto
le lleva a sus miembros a la posibi-
lidad de progresar en sus dificultades.
En el funcionamiento grupal existe
siempre una predominancia de uno de
estos niveles sobre el otro, y es tarea
del profesional identificar su presencia
y el significado de los contenidos que
el grupo expresa <Grínberg, 1976).
8. Función del trabajador
social en el grupo
La función principal del trabajador
social es ayudar al grupo a conseguir
sus objetivos, sea a través de la ver-
balízación de conflictos, expresión de
sentimientos, resolución de tareas,
estimulación de conductas, clarifica-
ción de ideas y criterios o apoyo emo-
cional. Para ayudar al grupo hay que
comprenderle, comprender al grupo y
el papel que juega cada miembro en
el mismo. Mantener su función de
conductor de grupo y no sucumbir a la
presión del mismo que tratará de con-
vertirle en un miembro más para eludir
el esfuerzo del trabajo.
El trabajador social debe facilitar
la integración de los miembros al
grupo, para ello debe renunciar al pro-
tagonismo y al paternalismo. El grupo
acostumbra a ser creativo, a veces los
participantes se muestran retraídos y
silenciosos, otras intervienen, discuten
y no dejan hablar. El profesional ha de
encontrar su lugar, sin dominar al
grupo y sin perder su autoridad.
Otra de sus funciones os ayudar
a superar los conflictos que se pro-
ducen entre los individuos y en el
grupo. Puede clarificar, sintetizar con-
tenidos grupales, confrontar ideas,
conceptualizar contenidos, interpretar
posiciones que los miembros han to-
mado en un momento dado.
En los grupos socíoterapéuticos y
en los socíoeducativos, el trabajador
social mantiene su situación de líder
formal del grupo o de conductor, no
debe retirarse, como ocurre en los
grupos de acción social, cuando apa-
recen líderes capaces de dirigir al
grupo. Su función terminará con la ter-
minación del grupo.
El profesional debe valorar la
asistencia y participación de los miem-
Cuadernos de Trabajo Social 121
Teresa ROSSELL POCH
bros al grupo, valorar el esfuerzo que
hacen, reforzar la autoestima, la soli-
daridad, la responsabilidad en su vida
y en el grupo. Hacer que se puedan
aceptar mejor a sí mismos y a sus fa-
miliares, con las dificultades y los as-
pectos positivos que han desarrollado
a lo largo de sus vidas, y facilitar que
en el grupo se “viva” una experiencia
humana compartida con otras per-
sonas. Con E. Brecht podríamos pro-
poner: “A la buena gente se la conoce
en que resulta mejor cuanto más se la
conoce , ya que rescatar lo bueno
de cada uno, es también tarea del
grupo.
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Peacock Publishers. Inc. Illinois. S~ ed.
Teresa ROSSELL POCH
Escola Universitária de Trebalí Social
de Barcelona
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Trabajo Social en grupos

  • 1. Trabajo Social de grupo: grupos soc¡oterapéut¡cos y socloeducativos Teresa ROSSELL POCH* Resumen Abstract El artículo tiene por objetivo presentar una breve revisión histórica del Trabajo social de Grupo para plantear una definición y propuesta organizabva de lo que venimos llamando grupos socioterapéuticos y grupos socloeducativos. In- lenta identificar conceptos como sonhi»ótesis, fi- nalidades y objetivos en el Trabajo Social de Grupo, con la finalidad de cladficary operativizar dichos conceptos. Finalmente trata del proceso y fenómenos de grupo así como de la función del trabajador social en el mismo. Introducción El trabajo social de grupo es un método de trabajo social que tiene múltiples aplicaciones. El sentido y el valor del trabajo de grupo radíca en la relación que establecen los miembros entre si dentro del grupo, y en la situa- ción de grupo en sí misma, que actúa como “contexto y medio de ayuda” para el individuo y para el propio grupo (Vínter 1967). La participación a un grupo se ofrece a personas que tienen una situación, un problema o un interés común, para que, a través GROUP SOCIAL WORK: 50C10-THERA- PEUTIC AN SOcIO-EDUCA TI VE GROUP5 This article aims to present a short bisto- rical review of Group social Work. to estaólish a detinition anó a proposal of organisation of what has currently been called socio-therapeutic groups and socio-educative groups. It Irles to identity concepís such as hypothesis, goals and objectives within Group Social Work. in order to ctarify them and make them operative. Finally it deals with group proceases and phenomena as well as with social vvorkers function in it. del grupo y con la ayuda de un prof e- sional, en este caso un trabajador so- cial, puedan conseguir mejorar su si- tuación personal, y puedan también aumentar la capacidad para modificar aspectos sociales que consideran ne- gativos o mejorables. G. I=onopkaen el alio 1963 definió el trabajo social de grupo como “un método de trabajo so- cial que ayuda a los individuos a me- jorar su funcionamiento social a través de experiencias constructivas de grupo, y a enfrentarse con sus pro- blemas personales, de grupo y de co- munidad”. Esta definición es común- Trabajadora Social. Profesora de la Escola universitária deTrebalí social de Barcelona. Cuadernos de Trabajo Social n 9 11(1998) Págs. 103 a ¡22 Ecl Universidad Complutense. Madrid 1998 103
  • 2. Teresa ROSSELL POCH mente aceptada aunque actualmente muchos autores enfatizan algunos as- pectos de la misma: el papel de la ayuda mutua en el contexto del grupo, y el papel y la influencia del grupo para capacitar a sus miembros, para que a través del grupo puedan tener más “poder” social, en el sen- tido de adquirir mayor presencia, parti- cipación y ascendencia social, dado que los trabajadores sociales atienden a personas que se hallan en muchos casos en situación o en riesgo de mar- ginación. Este aspecto lo expresa el término anglosajón ‘ertipowerment”, que no tiene una traducción exacta en otros idiomas. Todo ello lleva a preguntarnos qué es el grupo y quién es el grupo, ya que dicho grupo muchas veces no existe previamente como tal, y por este motivo no puede considerarse susceptible de ayuda. Por otro lado, el grupo, muchas veces, no se crea para que persista más allá de la consecu- ción de sus objetivos, y por tanto po- dría suponerse que es como “un hacer para deshacer”. Mejor dicho, para deshacer externamente, cuando los miembros se separan, porque se han conseguido los objetivos y el trabajo de grupo ha terminado. Pero tal vez lo que sucede es que el grupo, en un sentido de experiencia emocional, no se desvanece cuando los miembros dejan de reunirse, ya que el grupo como contenido mental pervive como una experiencia y como un referente para cada una de las personas partící- pant es. Al igual que sucede con la fa- milia, cada miembro ha vívido la situa- ción grupal de manera distinta, pero en la medida que ha participado “en ella”, y “de ella”, ha incorporado una experiencia personal determinada, que tendrá repercusiones más allá de la vida del grupo y se traslucirá en otras experiencias y relaciones so- ciales. En otros casos, el grupo, orga- nizado y maduro para trabajar, desa- rrollará actividades y perseguirá obje- tivos que probablemente serían más difíciles, o imposibles, de alcanzar in- dividualmente. Siendo la situación de grupo tan conocida y tan universal, no por ello es menos difícil de conceptualizar ni de comprender. Es más frecuente y más fácil analizar el comportamiento individual en el grupo, la presión que aquél ejerce sobre el mismo, pero es más complicado y difícil comprender al grupo como una totalidad y los par- ticipantes como partes del mismo, que constituyen al grupo y, que a veces aparecen, al mismo tiempo emer- gentes y representantes de esta rea- lidad grupal. Autores como W. Bion o J. Bleger han elaborado conceptos sobre los procesos y fenómenos de grupo, que los profesionales no pueden desconocer, sí desean acer- carse a la comprensión del fenómeno grupal. El trabajo social ha sido una de las profesiones que más precozmente se dio cuenta del valor del grupo como forma de ayuda, y a través de su ex- periencia pudo plantear reflexiones que se adelantaban a las aportaciones teóricas de la psicología social y de la psicoterapia, las cuales más adelante confirmarían la consistencia de la orientación tomada desde nuestra pro- lesión. 104 Cuadernos de Trabajo Social
  • 3. Trabajo Social de grupo: grupos socioterapéuticos y socioeducativos 1. Inicio de una práctica no conceptualizada Los antecedentes y los inicios del trabajo social de grupo se encuentran en los EEUU, ello no significa que en Europa no existiera una práctica con grupos ya que en cualquier acción so- cial la concurrencia de grupos consti- tuye la célula germinadora y organiza- tíva más primaria, sin embargo, el in- terés y la práctica, y la formalízación del trabajo con grupos adquiere en los EEUU una dimensión mucho más re- levante que en otros paises, hasta en- trados los años 60, cuando este mé- todo se introduce en Europa, Latinoa- mérica y otros países del mundo. Como sucede en otros aspectos del trabajo social, y al igual que su- cedió con el trabajo social individual o de casos (iniciado formalmente por M. Ríchmond, como método de trabajo social), el trabajo social de grupo se inicia con una práctica de interven- ción, que a lo largo del tiempo se va sistematizando, hasta llegar a esta- blecer finalidades comunes y criterios de organización y de conducción de los grupos que le confieren carácter de profesionalídad. Al igual que el tra- bajo social de casos, el trabajo social de grupo va incorporando elementos conceptuales generados por distintas ramas de las ciencias sociales, y desde el propio marco de referencia del trabajo social. Sin embargo, tal como expresaba G. Konopka en 1963 “el trabajo social de grupo considerado como un mé- todo de trabajo social es sólo un con- cepto reciente”. Su formalización como método no puede atribuirse a una persona como M. Ríchmond, ni a una organización como la COS, sino al interés de profesionales diversos que comprobaron la utilidad del tra- bajo con grupos para fines especí- ficos, y también, al desarrollo de grupos de ayuda mutua que demos- traron la eficacia de dicho procedi- miento sobre otras técnicas y mé- todos. Todos los autores coinciden en la idea que el TSG surge de la “práctica”, tiene sus orígenes en los EEUU y se sustenta en valores “democráticos”. Dicha práctica se desarrolla, en un principio, en los incipientes centros sociales comunitarios (‘settlement houses”) que acogían a personas que se integraban a los nuevos suburbios de las ciudades industriales proce- dente de zonas rurales. También in- tentaban integrar grandes grupos de inmigrantes procedentes de culturas diversas, con idiomas, valores y cos- tumbres distintos a la sociedad donde tendrían que vivir en el futuro. Muchos de ellos recibían ayuda desde los cen- tros comunítarios, ayuda material, educación informal y actividades de ocio, con la finalidad de mejorar su si- tuación personal y de integrarse a ac- ciones colectivas que desembocaban en asociaciones de todo tipo. Al mismo tiempo se desarrollaban las pri- meras actividades de ayuda mutua, especialmente entre personas proce- dentes de un mismo país o pertene- cientes a un mismo grupo religioso, constituyendo más tarde lo que serían las grandes empresas económicas y las grandes organizaciones sanitarias Cuadernos de Trabajo Social 105
  • 4. Teresa ROSSELL POCH y sociales, que existen todavia en la actualidad. Dentro de esta situación y unido al desarrollo de actividades de grupo destacan los movimientos y organiza- ciones juveniles como las de Girí Scouts de los EEUU, o las conocidas YMCA y YWCA creados entre 1850 y 1870. En ellos la educación informal y las actividades recreativas eran sus- tentadas sobre los “valores democrá- ticos” en los que la libertad individual y la cooperación y responsabilidad so- cial eran compartidas. A diferencia de lo que sucedía en Europa en aquella época, en la que predominaban los re- gímenes monárquicos o gobiernos de carácter autoritario, la sociedad ameri- cana ofrecía un cambio sustantivo de valores y posibilidades para satisfacer necesidades individuales y colectivas. Filósofos y pedagogos como 4. Dewey, W.H. kílpatrick y 4. James aportaron valiosas ideas sobre la ac- ción social y la acción pedagógica a través de la atención social. A principio de siglo y en la dé- cada de los 20 la sociedad americana había creado servicios sanitarios, edu- cativos, sociales, donde los profesio- nales habían acumulado una extensa y variada experiencia y la aplicación del método de grupo abarcaba obje- tivos muy diversos, desde la acción social a la terapia. Dentro del trabajo social surgen ya algunos autores corno W. Newstetter, C Kaiser, M. Ni- llíamson y O. Coyle que en el año 1935 maniliestan que el trabajo social de grupo tiende a: a) crecimiento del individuo normal y a su ajuste social mediante experiencias de grupo, b) al desarrollo del grupo hacía fines espe- cíficos, y o) a la acción o cambio so- cial <Vínter 1969). En 1939 los profesionales que utilizaban el método de grupo, princi- palmente psicólogos, trabajadores so- ciales y pedagogos fundaron la Aso- ciación Americana para el Estudio del Trabajo de Grupo <AAETG). Surgía en aquel entonces la discusión sobre si el trabajo de grupo debía constituirse como una profesión nueva o formaba parte de otra como podrá ser el tra- baio social, posición defendida por G. Coyle, o un método de educación como sostenía W.H Kilpatrick (Ko- nopka 1968). Las graves consecuen- cias de la II Guerra Mundial y sus se- cuelas sociales condujeron a los miembrosde la AAETG a tomar la de- cisión de integrarse a la Asociación Americana de Trabajadores Sociales (NASW) en el año 1945, constitu- yendo desde entonces un nuevo mé- todo de trabajo social, el cual quedaba integrado por los tres métodos tradi- cionales: trabajo social de casos, tra- bajo social de grupo y trabajo social de comunidad. Sin embargo, parece que esta idea amplía del trabajo social no fue inmediatamente aceptada por todos los trabajadores sociales de la época, puesto que algunos identifi- caban el trabajo social con el case- work” y se resistían a incluir los otros métodos más nuevos e integrarlos a la profesión. Aunque este mismo proceso en el que se inicia una práctica no identi- ficada como trabajo social de grupo se produce en muchos países, en nin- guno de ellos como en EEUU los pro- 106 Cuadernos de Trabajo Social
  • 5. Trabajo Social de grupo: grupos socioterapéuticos y socioeducativos fesionales que trabajan con grupos llegan a adquirir una identidad antes de que este método se adscriba a una profesión determinada. 2. Aplicación metodológica y primeras conceptualizaciones en los EEUU Entre 1950 y 1960 la práctica de grupo se halla ya sistematizada y constituye una especialidad en el campo de la salud mental y de los ser- vicios infantiles. Surgen los principales autores que sentarán las bases del trabajo social de grupo, entre muchos otros O. Konopka, G. Wilson, H. Trecker, RO. Vinter, W. Schwartz, H. Norten, C. Papelí y B. Rothman, y L Shulman. A través de sus obras esta- blecen limites y diferencias entre el campo de la Psicología Social, dedi- cada en mayor medida a la investiga- ción de la Dinámica de Grupo que a la intervención social, e intentan tam- bién diferenciar el trabajo social de grupo, orientado hacía fines de desa- rrollo individual e integración social, de la psicoterapia de grupo dirigida al tratamiento de trastornos mentales. La definición de trabajo social de grupo que O. Konopka ofrece en su libro, anteriormente mencionada, ha sido básicamente aceptada por la ma- yoría de los autores que tratan este tema, y, a partir de ella van introdu- ciendo nuevos matices, de acuerdo con las nuevas y particulares concep- ciones que sobre él se van teniendo De la definición inicial Konopka dis- tingue dos categorías de grupos: a) los grupos que ayudan al desarrollo de la persona hacía su potencial indi- vidual para mejorar las relaciones y aptitudes de la función social, y b) los grupos que precisan ayuda en la “ac- ción social”, constituidos frecuente- mente por “personas muy bien capaci- tadas, situadas en posición de lide- razgo en sus comunidades y que de- sean participar activamente en la solu- ción de los problemas sociales”. El libro de Konopka, traducido a muchos idiomas, entre ellos el caste- llano en 1968, ha servido de texto a muchas generaciones de estudiantes de trabajo social en distintos paises. Se trata de un libro inspirado, lleno de contenido conceptual e ideológico, en el que a través de ejemplos prácticos va mostrando distintos aspectos meto- dológícos que orientan la intervención. Su experiencia profesional y la ma- durez de sus criterios muestran el pro- fundo conocimiento del trabajo social de grupo, y de forma parecida a M. Richmond se “avanza” incluso a con- ceptos y criterios de actuación que más tarde han sido formulados desde el propio trabajo social u otras disci- plinas. En 1967, RO. Vínter de la Es- cuela de Trabajo Social de la Univer- sidad de Michigan publica un libro que lleva por título en la traducción caste- llana “Principios para la práctica del Servicio Social de Grupo” en cuyo pró- logo R.P. Resnick presenta la situa- ción de este método en aquel mo- mento y sus antecedentes históricos. Este libro en el que intervienen varios autores, contiene avances en la síste- Cuadernos de Trabajo Social 107
  • 6. Teresa ROSSELL POCH matización y progresiva conceptualí- zación del método de grupo. Las re- ferencias utilizadas en este texto por sus autores se refieren tanto a las in- vestigaciones y conceptos que pro- ceden de la psicología social: RE. Bales, W.H. White, G.C. Homans, L. Festínguer, a autores de trabajo so- cial: A. Kadusín, F. Hollís, H. Specht, H. Norten, e introduce también auto- res británicos que aportan sus investi- gaciones en el campo de psicoterapia de grupo: S.H. Foulkes y EJ. Antony. Trata sobre las fases evolutivas del grupo aunque sitúa su enfoque de tra- tamiento en el individuo. Para Vinter el grupo es un medio y un contexto de tratamiento, aportación que más ade- ante desarrolla Kísnerman (1971). Muchos autores, de esta época, insisten en diferenciar el trabajo social de grupo de la psicoterapia de grupo, ya que con frecuencia psiquíatras y trabajadores sociales trabajaban con grupos desde sus respectivas fun- ciones. Ello es debido también a que el trabajo social recibe conocimientos de la psiquiatría y de la psicología, y su práctica clínica debe ser cautelosa y continuamente revisada para que el trabajo social de grupo no se convierta en una pseudoterapía, aunque sea considerado dentro del enfoque clí- nico. En este sentido es interesante destacar de qué manera el trabajo so- cial clínico se desarrolló en nuestro país entre los años 1960-70; esta perspectiva fue rechazada más ade- lante durante el cambio democrático por no comprenderse el término “clí- nico”, y el interés por esta denomina- ción ha vuelto a surgir en los últimos años principalmente por parte de los trabajadores sociales del sector salud y salud mental como muestran los tra- bajos de A. Ituarte. Los años 60 cons- tituyen un momento de expansión de trabajo social de grupo. A través de programas educativos de las Na- ciones Unidas, expertos en los dis- tintos métodos de trabajo social: indi- vidual, grupo y comunidad, se des- plazan a otros continentes con la fina- lidad de ofrecer formación especiali- zada en los tres métodos de trabajo social. Estos expertos introducen, en el trabajo social de muchos países eu- ropeos, la experiencia adquirida en distintos ámbitos de la acción social, el conocimiento que sustenta la meto- dología del trabajo social y el estatus que puede alcanzar la profesión dentro de la atención social. Estas aportaciones fueron asimiladas por cada país, de acuerdo Con la evolu- ción que el trabajo social había alcan- zado en cada uno de ellos, y con la in- terpretación que de la profesión se había dado. 3. El trabajo social de grupo a partir de los años 70 en EEUU y en Europa Avanzados los años 70 surge una nueva orientación en el trabajo social americano que intenta integrar los métodos de TS en uno sólo cuyos autores más destacados son H. Goldsteín, H. Spech y A. Víckery. Esta orientación tiene su influencia más directa en el modelo sístémico y en la influencia que la ecología ad- quiere en aquel momento así como en movimientos más ideológicos de signo 108 Cuadernos de Trabajo Social
  • 7. Trabajo Social de grupo: grupos socioterapéuticos y socíoeducativos pacifista y globalízador originado en California, que crítica el cíentifícismo y el poder. En algunas universidades americanas llega a enseñarse sola- mente el llamado “método integrado”, “ello significa que muchos servicios utilizan las tres dimensiones del tra- bajo social, de acuerdo con las nece- sidades del cliente y se unen más a la comunidad <Davíes 1975). No obs- tante, a pesar del impacto del método integrado no puede negarse que el trabajo social de grupo en EEUU es muy fuerte, en la versión más sociote- rapéutica y clínica, lo cual puede ob- servarse en los ejemplos de sesiones en las que los trabajadores sociales muestran su profundo conocimiento sobre la vida afectiva y los problemas psicológicos de sus clientes, aleján- dose de esta forma de la intervención en centros recreativos y de la comu- nidad. La bibliografía actual muestra que el desarrollo del trabajo social de grupo en EEUU es inabarcable, desde distintas orientaciones teóricas, desde metodologías diversas, desde marcos de referencia muy variados; surge un mundo en el que se relacionan e inte- gran distintas prácticas de grupo, en un cont¡nuum que comprende de modo esquemático la terapia de grupo, el trabajo social de grupo, los grupos de ayuda mutua, las asocia- ciones, etc., que a veces resulta dificil de conocer y diferenciar. L. Schulman en su libro “The skílls of Helpíng: indi- vidual, famílíes and groups” <35 edición publicada en 1992, la 2~ en 1984), muestra el grado de madurez de este método de trabajo social. Madurez te- óríca, que permite aplicaciones a campos muy diversos y un desarrollo de la investigación “sobre” y “desde’ el trabajo social como no acostumbra a producírse en otros países. R.M. Tolman de la Universidad de Illinois y ChE. Molidor de la Uni- versidad de Texas publican un articulo en el año 1994, sobre “A Decade of Social Group Work Research: Trends in Methodology, Theory and Program Development”, en el cual muestra la revisión sobre las investigaciones pu- blicadas durante la década de los años 80, y encuentran que existen 54 equipos de investigación sobre grupo que acostumbran a publicar en 9 de las principales revistas de trabajo so- cial americanas. De su investigación concluyen que la mayoria de investi- gaciones se refieren a intervenciones grupales orientadas bajo el modelo conductual-cognitívo y aplicadas a un amplio abanico de temas: maltrato de niños y mujeres, grupos de padres, depresión, marginación o díscapací- dades. Los autores se preguntan el motivo de que no aparezcan investiga- ciones que muestren los resultados del trabajo de grupo con otras orienta- ciones teóricas, ya que en realidad existen experiencias muy variadas. Los estudios que figuran en la investi- gación se caracterizan por tener di- seños de corta duración, con interven- ciones profesionales muy estructu- radas y ser grupos constituidos por clientes con características muy ho- mogéneas. Todo ello facilita la investi- gación, pero excluye las experiencias con composición de miembros más heterogénea y técnicas de interven- Cuadernosde Trabajo Social 109
  • 8. Teresa ROSSELL POCH ción no directivas. A pesar de todo, los autores muestran su satisfacción por el incremento de investigaciones en este campo que parece han sido esti- muladas por la Association for the Ad- vancernení of Social Work vvith Groups. En los países de América Latina y en especial Argentina, el trabajo so- cial de grupo entronca con la corriente de pensamiento y producción cientí- fica que inició E. Pichon Rívíere y con la Escuela de Psiquiatría y Psicoaná- lisis de la Universidad de Buenos Aíres, y de autores como 4. Rleger, L. Grinberg, G. Cirígliano, A. Villaverde y N. Kísnerman, entre otros muchos, que hicieron grandes aportaciones al conocimiento de la terapia y del tra- bajo social de grupo. Kisnerman es un autor que, como en otras áreas del trabajo social, tuvo mucha influencia en la sistematización del trabajo de grupo en nuestro país. En otros pa- ises de este continente dicho método se ha utilizado en gran medida en el contexto de la comunidad y dentro del trabajo de desarrollo comunítario y como función educativa. Existe una gran experiencia y las aportaciones te- óricas son notables. En Europa, y como ejemplo en el Reino Unido, el trabajo social de grupo se inicia en los años 60 y toma un gran vigor en la década de tos 70, cuando aparecen los textos de au- tores que todavía están en vigor: Da- víes, 1975, Douglas, 1976, Mc- Caughan, 1978 y Heap, 1979 (Heap es noruego pero colabora estrecha- mente con los autores antes mencio- nados). Tanto en los departamentos de trabajo social de las universidades como en los servicios sociales el tra- bajo de grupo se desarrolla y se aplica en diversos campos, en algunos de ellos se utiliza para tratamientos muy especializados, como maltratos y abusos infantiles, incesto, delin- cuencia juvenil, etc. En el Reino Unido los enfoques radical y feminista han tenido una gran influencia dentro del trabajo social y los principios de pre- vención de la discriminación y de la exclusión social se hallan presentes en la mayoría de trabajos de grupo. Cabe destacar dentro de esta orienta- ción los trabajos de Mullender y Ward sobre el “Self-Dírected Groupwork: Users take action br Empowerment”, en el que se sostiene la hipótesis que el grupo es un medio para evitar y combatir la exclusión y la marginación. Para ello los profesionales deben usar métodos en el que se eviten posi- ciones de desigualdad en el saber y en el actuar. En España el trabajo social de grupo llega “oficialmente” en el año 1964 a través de un seminario de las Naciones Unidas dirigido por E. Fío- rentino. A él asistieron distintos profe- sionales y profesores de escuelas de trabajadores sociales los cuales pu- dieron conocer aquel método que se describía como parte del trabajo social pero del que se conocía todavía muy poco. Después del seminario algunas escuelas introdujeron el tema aún cuando casi no existía bibliografía de trabajo social sobre el mismo y nin- guna práctica. Sin embargo muy pronto este “nuevo método”, en aquel entonces, encontró buena acogida por 110 Cuadernos de Trabajo Social
  • 9. Trabajo Social de grupo: grupos socioterapéuticos y socioeducativos parte de los profesionales que traba- jaban en centros hospitalarios, institu- ciones psiquiátricas, y en grandes ins- tituciones asilares dedicadas a la atención de niños, adolescentes, ma- dres solteras, enfermos crónicos o an- ciamos. También en el contexto de la comunidad y del trabajo social comu- nitario, que formalmente se inicia en el año 1968 con los Centros comunita- ríos organizados por Cárítas, los tra- bajadores sociales utilizan el grupo como forma de ayuda al individuo, pero con mayor frecuencia el trabajo de grupo se dirige a objetivos sociales y comunitarios. En este contexto los grupos de acción social, los grupos de presión, los grupos motor, todos ellos son instrumento y medio de cambio personal y colectivo. Durante el periodo de la transi- ción se trabajaba mucho con grupos, principalmente de acción social. En la confrontación entre una práctica de trabajo social orientado más ideológi- camente hacía un cambio social, y una práctica de trabajo social desde servicios especializados en medicina, salud mental, o educación con obje- tivos socioeducativos y socíoterapéu- tícos dirigidos al individuo, se radica- izan las diferencias entre ambos, sin tener en cuenta el hecho de que ambos son parte de una misma profe- sión y de un mismo proceso que va del individuo a la comunidad, y de la comunidad a los individuos que la constituyen, a través de distintos grupos. En la etapa democrática y dentro de las redes de programas y servicios sociales que existen, el trabajo social individual y familiar se ha ido priori- zando por encima del trabajo social de grupo y de comunidad. Pero en los úl- timos años vemos resurgir un interés por los grupos, con objetivos de inter- vención socioterapéutíca, socíoeduca- tiva, grupos de acción social, impul- sión de grupos de ayuda mutua, y el trabajo de equipo. Los programas de inserción incluyen siempre trabajo con grupos socíoeducativos para estimular la motivación, la responsabilidad, para desarrollar habilidades y conoci- mientos que favorecen la integración social. También se organizan grupos socíoterapéutícos para atender a per- sonas con dificultades diversas: fami- liares cuidadores, padres de hijos con problemas, esposas de enfermos, u- dópatas, etc. Los diseños de algunos de ellos incluyen indicadores que per- miten la evaluación y la investigación. 4. Tipología del trabajo social grupa! Kisnerman (1971) recoge la clasi- ficación inicial que del trabajo social de grupo plantea G. Konopka y cieno- mina los grupos de la siguiente ma- nera: a) Grupos orientadas hacia el crecimiento, y dentro de ellos esta- blece una subdivisión: los grupos tera- péuticos, los grupos de aprendizaje y los grupos recreativos, y b) Grupos de acción social. A veces la distin- ción entre unos y otros viene expre- sada por el uso de la preposición tra- bajo social de grupo y trabajo social con grupos. Con ello se intenta enfa- tizar el sentido distinto de dos as- Cuadernos de Trabajo Social 111
  • 10. Teresa ROSSELL POCH pectos del mismo método: “el trabajo social de grupo indica que el profe- sional asume al grupo como objeto de su atención-intervención y su función de conducción del grupo es necesaria e imposible de ser sustituida por los participantes. En el trabajo social con grupos el trabajador social se sitúa “al lado” del grupo e intenta fomentar su capacidad para autoorganízarse y ser efectivo en el logro de sus objetivos sociales, al mismo tiempo que intenta potenciar líderes que lo dirijan. Los autores anglosajones no in- cluyen esta distinción porque en el Reino Unido el trabajo de comunidad constituye una profesión distinta a la de trabajo social (Youth and Commu- nity Work). En todo caso la acción so- cial se incluye como un objetivo dentro del trabajo de grupo. Asimismo es im- portante señalar que en este país se tiende a utilizar con mayor frecuencia el término “trabajo de grupo” <group- work) que trabajo social de grupo, tal vez porque tiene un sentido más ge- nérico e inclusivo del trabajo social y otras especialidades y profesiones afines (probation officíers, community workers, etc.). En un intento de actualizar y cla- rificar la tipología metodológica del tra- bajo social de grupo en nuestro país, propusimos en la IV Jornadas Na- cionales de Trabajo Social y Salud, celebradas en Bilbao en 1995, las si- guientes definiciones: Grupos cuya finalidad es socio- terapéutica o socloeducativa: se di- rigen principalmente a ofrecer ayuda a los participantes en el grupo. Del be- neficio que éstos puedan obtener deri- vará una proyección en el entorno. Grupos socioterapéuticos: se utilizan desde el trabajo social para tratar aquellos aspectos que conflic- túan y producen sufrimiento a las per- sonas, o les impide desarrollar sus ca- pacidades, afectos, relaciones y res- ponsabilidades sociales. La interven- ción socioterapéutíca va dirigida a me- jorar las vivencias y la participación social de una persona, lo cual implica un desarrollo de las capacidades per- sonales para enfrentarse consigo mismo y con el entorno: grupos de pa- dres de hijos que presentan pro- blemas diversos, grupos de mujeres para aumentar su autoestima e inde- pendencia, grupos de personas que a causa de una enfermedad tienen que modificar sus hábitos de vida, etc. Grupos socloeducativos: se di- rigen al desarrollo, adquisición de há- bitos, comportamientos y funciones, que por distintas causas, no forman parte del repertorio comportamental de los miembros del grupo. La adqui- sición de estas capacidades, llamadas también habilidades, puede repre- sentar un progreso personal, o bien evitar un proceso de deterioro y margí- nación social: Grupos para la integra- ción laboral y social, grupos de refu- giados que han sufrido muchas pér- didas, grupos con personas que deben abandonar una institución peni- tenciaría u hospitalaria. Grupos de acción social, cuya finalidad es la de conseguir objetivos sociales, los cuales van más allá del beneficio que puedan conseguir los propios individuos que constituyen el grupo. La participación del trabajador social está en proporción inversa a la 112 Cuadernos de Trabajo Social
  • 11. Trabajo Social de grupo: grupos socioterapéuticos y socioeducativos capacidad del grupo para autoorgani- zarse. Su papel es lograr que el grupo funcione como un grupo de trabajo para poder conseguir los objetivos propuestos, identificando y promocio- nando líderes de la comunidad. Grupos de ayuda mutua, los cuales ofrecen a sus miembros la po- sibilidad de apoyo mutuo para “con- llevar’ o superar situaciones que les afectan, generalmente, durante pro- longados períodos de tiempo. Los grupos de ayuda mutua se caracte- rizan porque en ellos no participan profesionales. Los incluimos dentro del TSG porque aunque operan independiente- mente y a veces al margen de los ser- vicios sociales o de salud, mantienen estrecha relación con los trabajadores sociales, quienes impulsan, orientan, ofrecen información y formación a los participantes y de forma especial a los facilitadores” de grupos de ayuda mutua. Es importante distinguir entre el componente de ayuda mutua que se producen en los grupos socioterapéu- ticos y socioeducativos dirigidos por profesionales y el objetivo de ayuda mutua que caracteriza a los grupos sin la presencia de un profesional. Cada uno de estos grupos tiene objetivos genéricos distintos entre sí, y por consiguiente el abordaje metodo- lógico y la participación de los profe- sionales tendrán que ser distintos en cada uno de los mismos, aunque en todos ellos el grupo es el foco central de atención. En este trabajo nos refe- rímos principalmente a los grupos so- cíoterapéuticos y socioeducatívos. 5. Hipótesis, finalidades y objetivos en los grupos En la bibliografía de trabajo social en general y también en el trabajo so- cial de grupo se encuentran un con- junto de principios o normas de tra- bajo que bajo términos tales como “principios”, “propósitos”, “finalidades”, “premisas”, ‘valores base”, que tratan de establecer criterios propios del tra- bajo social para diferenciarlo de otras profesiones, y para asegurar su buena práctica. Estos criterios se refieren a tres aspectos principales: a> los va- lores y finalidades del trabajo social que presiden cualquier actividad dentro del mismo. b) los conoci- mientos sobre el obieto de interven- ción, y c) criterios operativos para la acción. Sin embargo estos tres as- pectos se encuentran en la bibliografía aportada por los autores clásicos, con frecuencia mezclados entre sí y tam- bién denominados con distintos tér- minos. También las traducciones han contribuido a esta confusión terminoló- gica y conceptual. Es posible que en los primeros intentos de sistematizar y dar consis- tencia a las ideas sobre el beneficio de la acción grupal, y al no haberse generalizado todavía los conoci- mientos sobre la dinámica y los fenó- menos grupales, los autores citados tuvieran que sustentar sus afirma- ciones en observaciones empíricas, y estructurar metodológicamente esta práctica profesional, referida al marco de sus propios objetivos. Como síntesis de las informa- ciones y orientaciones múltiples que Cuadernos de Trabajo Socia/ 113
  • 12. Teresa ROSSELL POCH subyacen en la bibliografía sobre el tema de los grupos en el trabajo social y refiriéndonos a los que hemos deno- minado socioterapéutícos y socioedu- cativos, podríamos proponer la estruc- tura siguiente: denominar hipótesis a los conocimientos que fundamentan el trabajo de grupo, finalidades a las orientaciones de valor en que se apoya y al mismo tiempo persigue el profesional, y objetivas a la consecu- ción de cambios deseados a través del grupo. 5.1. Hipótesis El trabajo social de grupo parte de conocimientos relacionados con la acción que ejerce el grupo sobre los individuos, y sobre el grupo como fe- nómeno psícosocial. Dichos conoci- mientos se convierten en hipótesis de trabajo al mismo tiempo que en obje- tivos generales que van a presidir todos los grupos de carácter sociote- rapéutico y socíoeducatívo mediante una conducción adecuada. Sí se su- pone por ejemplo, que cada miembro del grupo puede ser en algún mo- mento fuente de ayuda para otro, ello se convierte en un objetivo posible y por tanto genérico de todo grupo, hacía el cual el trabajador social ten- derá a orientar el proceso y acción del mismo. Las principales hipótesis que la mayoría de autores proponen son: Existe una estrecha relación entre la participación social y las expe- riencias en grupos, por tanto ofrecer una positiva o estructurante expe- riencia de grupo puede ayudar a los participantes. • La pertenencia a un grupo cuyos miembros tienen necesidades similares puede facilitar la identifica- ción y el apoyo mutuo. • Las actitudes y los comporta- mientos pueden modífícarse con mayor facilidad dentro de un grupo de iguales. Las diferentes actitudes, co- nocimientos o estilos de vida pueden ser una referencia para cada miembro y motivo de cambio. • El grupo alivía el aislamiento y favorece el sentimiento de perte- nencia, así como el desarrollo de rela- ciones sociales dentro y fuera del mismo. • La pertenencia a un grupo, y el ambiente contenedor que en él se crea, permite la expresión de senti- mientos que el individuo puede sentir como negativos. • En el grupo cada miembro con su presencia y participación puede ser fuente de ayuda para los demás. • Los cambios que se producen a través de los grupos tienden a ser más consistentes que los conseguidos con otros métodos. La situación de grupo puede tam- bién orientarse de forma negativa, ma- nipulando los participantes, orientando hacía fines inadecuados o dejando que la confusión, la angustia o la irres- ponsabilidad se desarrolle y refuerce a través de una mala dirección del grupo o por la influencia de líderes que compiten con el profesional y anulan su papel. El grupo, la situación grupal, ofrece por tanto unas oportunidades que el profesional utiliza para conse- guir objetivos profesionales especí- 114 Cuadernos de Trabajo Social
  • 13. Trabajo Social de grupo: grupos socioterapéutícos y socioeducativos fícos. La elección del método y de las técnicas tiene que ser adecuada a las características y necesidades de los usuarios que van a tratarse en un ser- vicio determinado. En cada servicio con programas específicos una per- sona puede recibir ayuda para mejorar o resolver algún aspecto de sus difi- cultades, y por este motivo si los grupos están bien diseñados pueden ser compatibles entre sí, al igual que compatibles con una atención indivi- dual o familiar. Por ejemplo, una mujer que partí- cípa en un programa para receptores de la renta mínima de inserción forma parte de un grupo socioeducativo para tratar de su inserción laboral, al mismo tiempo, partícípa en un grupo de fami- liares de alcohólicos en el servicio donde su marido sigue tratamiento para su adicción. En cada uno de ellos la situación de grupo será un medio y una oportunidad para mejorar su si- tuación personal, familiar y social. En el primer grupo podrá mejorar sus ha- bilidades y actitudes para su inserción laboral, mientras que en el segundo tratará principalmente de sus rela- ciones de pareja y familiares, las con- secuencias que el alcohol tiene para la familia y de las diversas formas de enfrentarse a esta dificultad. 5.2. Finalidades En la bibliografía sobre el Trabajo Social de Grupo se encuentran con frecuencia referencias a las finali- dades del método. Estas finalidades se expresan en términos de principios, valores, filosofía u objetivos gene- rales, y siempre invocan y plantean la dimensión de valor, que subyace en el Trabajo Social, y que constituye un marco de referencia para los métodos y las actividades que los trabajadores sociales realizan. Aunque algunos autores actuales no tratan de manera explícita este as- pecto, porque deben considerar que está integrado en la práctica profe- sional, la mayoría de ellos sustenta explícitamente que además de los co- nocimientos y experiencia profesional, la práctica del trabajo social de grupo debe estar guiada por valores, consi- deraciones áticas y normas legales. Todos ellos son definidos por la profe- sión y constituyen principios y normas de conducta en cualquier intervención profesional: Reconocimiento de la dig- nidad humana, aceptación, confíden- cíalidad y honestidad. Respeto al de- recho de escoger y de participar, etc. Por otro lado cualquier profe- sional, en este caso los trabajadores sociales establecen linalidades, ~ínali- dades que pueden defínirse como as- pectos a conseguir en todo acto profe- sional y que tratan más de la cualidad de los objetivos de la acción que de la concreción de los mismos. A través de dichas finalidades se expresarán los valores de la profesión y dentro de ellos se enfatizará aquellas dimen- siones de valor, que cada profesional considere más importante: para al- gunos trabajadores sociales cumplir la legalidad es lo más importante, para otros serán las relaciones de poder, la reivindicación de género, o los valores ecologistas. La finalidad se refiere a aquello que el profesional desea con- seguir a través de su intervención. Cuadernos de Trabajo Social 115
  • 14. Teresa ROSSELL POCH Promover y fomentar la capacidad de autonomía, la independencia, la res- ponsabilidad, la solidaridad, las rela- ciones positivas y eficaces, “empower- ment”, la participación, la justicia so- cial. Todas ellas finalidades que sub- yacen a la consecución de los obje- tivos del grupo. Las finalidades van más allá de los objetivos del propio grupo y se di- rigen, en resumen, a potenciar a los miembros en sus capacidades. En este sentido la finalidad se refiere, en mayor grado, a ampliar los horizontes de las personas miembros del grupo, y dichas finalidades se lograran a través de los objetivos específicos del grupo. Por este motivo creo que los trabajadores sociales de grupo no deben limitarse a fijar objetivos para fines concretos sino que su incidencia en el grupo debe posibilitar cambios cualitativos en los participantes. 5.3. Objetivos de las grupos socioterapéut¡cos y socioeducat¡vos Los objetivos del grupo deben ser definidos con claridad y a ser posible con posibilidad de ser evaluados. Éste es un reto que nunca llega a satisfa- cerse completamente debido, por un lado, a la dificultad de mostrar de forma empírica los cambios alcan- zados en el grupo, y por otro debido a la falta de costumbre de definir con precisión los objetivos de trabajo y sus indicadores de evaluación. Aunque hay que admitir que parte de los obje- tivos no pueden evaluarse empírica- mente porque, tal vez, sus efectos se experimentan a largo plazo, o porque se expresan indirectamente, el profe- sional que organiza un grupo debe in- corporar pautas de evaluación que muestren los cambios alcanzados por los miembros en el grupo y el proceso de desarrollo seguido por el mismo grupo. Cada persona invitada a parti- cipar en un grupo sea socioeducatívo o socioterapéutíco tiene una situación particular y vive y afronta esta situa- ción de manera personal, por este mo- tivo debemos considerar que para cada miembro, el grupo es un medio para mejorar esta situación en sí, o la forma de vivirla y de responder ante ella. Por esta razón podemos hablar de objetivos particulares para cada uno de los miembros, ya que el traba- jador social intentará ayudar a cada uno de ellos a través del grupo. Por ejemplo, una mujer no está de acuerdo cómo su marido quiere re- solver” los problemas de su hijo pero ella no se atreve a intervenir y “acepta” las intervenciones de su ma- rido, cosa que la hace sufrir y sentir mucha rabia hacía él; su problema fundamental es la pasividad y la sumí- síon. El trabajador social intentará que esta situación se trate en el grupo como cuestión particular y asimismo como un componente de la relación de pareja que afecta a todos los miembros del grupo. De este modo consideramos que cada persona que asiste al grupo debe alcanzar obje- tivos particulares a través del objetivo grupal. Los objetivos del grupo, son a veces, formulados de forma excesiva- 116 Cuadernos de Trabajo Social
  • 15. Trabajo Social de grupo: grupos socíoterapéuticos y socíoeducatívos mente genérica. Y esta indefínición conlíeva ambigúedades en la defini- ción de los elementos organízativos del mismo. Como consecuencia en- contramos contradicciones que no fa- vorecen su desarrollo. Los objetivos del grupo deben responder a un área de necesidades común entre los miembros, por tanto debe ser identifi- cada por el profesional y por los pro- píos miembros. G. Konopka cuando habla de ob- jetivos establece las dos grandes cla- sificaciones mencionadas: grupos orientados al desarrollo individual y grupos orientados a la acción social. N. Kísnerman plantea tres grandes ob- jetivos: “a) Restauración de las rela- ciones sociales..., b) Provisión de re- cursos sociales y personales..., y c) Prevención de los problemas relacio- nados con la interacción social ...‘. A. Brown (1988) es uno de los autores que con mayor claridad platea una serie de objetivos posibles de alcanzar a través del trabajo de grupo: a) valo- ración individual o autoevaluación, b) apoyo y mantenimiento individual, c) cambio individual, d) educación, infor- mación y educación, e) ocio compen- satorio, f) mediación entre individuos y organizaciones, g) apoyo y/o cambio en el grupo, h) cambio en el entorno, y í) cambio social. Este último objetivo para nosotros corresponde a los grupos de acción social. Pero A. Brown lo incluye dentro del trabajo de grupo, como aquél que se halla lin- dante con la profesión de Juventud y Trabajo Comunítario que como se ha dicho anteriormente constituye una profesión separada del trabajo social. 6. Criterios organizativos para los grupos socioterapéuticos y socioeducativos En algunos servicios como los de atención a personas con problemas de toxicomanías, salud mental, inser- ción laboral u otros, el trabajo de grupo está ya establecido y forma parte del tratamiento habitual que se ofrece a dichos usuarios. En otros, cuando un trabajador social considera que sería necesario organizar un grupo, antes de iniciarlo es necesario asegurar que éste será aceptado por el servicio u organiza- ción, ya que cada nuevo proyecto puede introducir modificaciones en el conjunto. Por este motivo se produce siempre un nivel de resistencia, en la dirección y en los equipos interdiscíplí- narios, que podrá ser superado me- diante una información adecuada y la previsión de problemas o inconve- nientes que puedan surgir. Para ello el grupo debe planifícarse cuidadosa- mente y tener en cuenta los aspectos siguientes: &1. Características de los miembros: edad, sexo, etn¡a, cultura, y características personales En algunos grupos la edad y sexo de los componentes del grupo deberán ser homogéneos, p.e. en un grupo de madres adolescentes. En otros estos mismos aspectos pueden ser heterogéneos, p.e. en un grupo de cuidadores de enfermos graves. Lo Cuadernos de Trabajo Social 117
  • 16. Teresa FiOSSELL POCH mismo puede ocurrir con el factor ét- nico, que a veces será motivo de for- mación del grupo y otras no será sig- nificativo. En lo que se refiere a las ca- racterísticas personales, A. Brown sostiene que es importante la diver- sidad de estilos de vida entre los miembros del grupo. 6.2. Tamaño del grupo y criterio de abierto o cerrado Aunque puede organízarse un grupo con un mínimo de tres miem- bros, pe. un grupo de duelo com- puesto por tres madres que han per- dido recientemente a su hijo por so- bredosis o sida, lo más frecuente en los grupos que tratamos es que el nú- mero de miembros oscile entre 6 y 12 miembros. No debe ser tan pequeño que los miembros no puedan aprender unos de otros, ni tan grande que sea difícil de mantener una atención del conjunto y se produzcan subgrupos di- fíciles de manejar. Debe también de- terminarse si en el grupo asistirán siempre los mismos miembros o en- trarán nuevos, para informar a sus participantes desde un principio. 6.3. Duración y frecuencia La duración del grupo, de cada una de las sesiones y la frecuencia de las mismas están estrechamente rela- cionadas con los objetivos del grupo. Un grupo excepcionalmente puede durar 4 o 5 sesiones, como en el ‘grupo de duelo” mencionado. Por regla general la duración de un grupo oscíla entre 10 sesiones (tres meses> y 40 sesiones (un año>. Como el grupo para constítuirse necesita seguir un proceso evolutivo 10 sesiones per- miten la cohesión del grupo y su ac- ción positiva entre los miembros. De- pende también de los aspectos que deben tratarse, sí son más fáciles de abordar y modificar o si requieren mucho tiempo y esfuerzo, pe. cam- bios en las actitudes hacia el cónyuge alcohólico o ludópata. La duración de las sesiones os- cila entre 1 h. y 1.30 h., aunque de- bido a la edad o situación emocional de los miembros pueden ser de 45 m. o2 h. La frecuencia puede ser muy va- riada, según sean los grupos, desde una vez al mes a tres veces por se- mana, en situaciones de crisis, p.e. mujeres que ingresan en un refugio por malos tratos. El lugar y el horario convienen que sea el más favorable para que los miembros puedan asistir. De no ser así, las resistencias internas encuen- tran mayores justificaciones en las difi- cultades externas. 6.4. Técnicas de grupo Éste es también uno de los temas que los libros de trabajo social de grupo no tratan directamente o en cada uno de ellos se plantea de forma distinta. Desde un punto de vista de mayor o menor directívídad podríamos distinguir entre técnicas directivas, no directivas o semídírectívas. Técnicas directivas. Se caracte- rizan por: a) el profesional tiene un papel central y activo en el grupo, b> el profesional se antícípa a la iniciativa del grupo, c) el trabajador social pro- 118 Cuadernos de Trabajo Social
  • 17. Trabajo Social de grupo: grupos socioterapéuticos y socioeducativos mueve la dinámica de grupo a través de estímulos programados con la fina- lidad de conseguir determinados efectos: p.e. verbalízación, reconoci- miento, autocrítica, comparación, etc. Técnicas no directivas. Son las que: a) permiten la expresión libre y creativa del grupo, b) el profesional conduce el grupo a partir de los fenó- menos y de los contenidos que éste produce, c) no debe confundirse este abordaje técnico con la pasividad o con la posición “laíssez faire’ del tra- bajador social. Técnicas semidirectivas. En ellas el conductor del grupo introduce un programa de actividades a realizar o temas para tratar, a través de los cuales se canaliza la dinámica del grupo para la consecución de sus ob- jetivos. Dichas actividades son un medio de comunicación entre los parti- cipantes en el grupo. Las técnicas directivas y semidí- rectívas se utilizan principalmente cuando los miembros están poco moti- vados para asistir y participar en el grupo, cuando éstos tienen poca ca- pacidad para expresar sus senti- mientos o problemas, y cuando existen defensas importantes para abordar directamente los problemas. Las técnicas no directivas permiten una mejor expresión de ideas y senti- mientos de los participantes y un pro- ceso de análisis y elaboración de emociones y pensamientos. 6.5. Evaluación En la planificación del grupo es importante decidir bajo qué paráme- tros podrán evaluarse los resultados obtenidos. Estos deben plantearse como a> resultados para cada miembro, en términos de mejora, b) resultados del grupo en términos de objetivos, y, c> resultados del proceso metodológico que se ha seguido. Es también importante poder valorar el impacto institucional y el impacto so- cial de cualquier actividad o proyecto. 7. Proceso y fenómenos de grupo Para trabajar con grupos es ne- cesario conocer en primer lugar la pro- blemática que presentan los miembros del mismo, y el significado que esta problemática puede tener para ellos, para sus familiares, y también la con- sideración social que esta problemá- tica tiene en un momento dado. El tra- bajador social debe conocer pe. el im- pacto que tiene para los padres el na- cimiento de un hijo con una disminu- ción psíquica, sus reacciones más fre- cuentes, la forma de expresar su an- gustia, las actitudes que pueden tomar hacía el hijo y hacía sí mismos. Las di- ficultades y las ayudas que a nivel fa- miliar y social puede encontrar, las exigencias que pueden plantear a los servicios médicos, escolares o so- ciales, etc. Todo ello va a mostrarse en el grupo y va a ser motivo y mate- rial de trabajo. Lo mismo podría de- cirse de personas inmigrantes que deben intagrarse en un medio desco- nocido y para muchos hostil, o las per- sonas que a causa de un accidente o de una enfermedad deben cambiar su forma de vida, su trabajo y reestruc- turar su propia identidad. Cuadernos de Trabajo Social 119
  • 18. Teresa ROSSELL POCH Los miembros del grupo a veces hablan claramente de sus dificultades, de sus sentimientos y de sus dudas y preocupaciones, pero también a veces expresan emociones y actitudes que el Trabajador Social debe comprender en el contexto de sus dificultades y de la situación grupal. Debe observar y analizar el significado de una determi- nada conducta en relación a la perso- nalidad y problemática del individuo en cuestión, y en relación a la diná- mica y proceso del grupo. Cuando un profesional decide uti- izar el método de grupo debe enfren- tarse con dos tareas simultánea- mente: por un lado favorecer la crea- ción del grupo en si mismo y por el otro ayudar a que se consigan los ob- jetivos propuestos. Se trata de dos procesos que van desarrollándose pa- ralelamente, que ínteractúan entre sí y que dependen uno de otro. Las personas a las que se ofrece participar en un grupo, aceptan “ir al grupo’, y van, pero en un principio to- davía ‘no son un grupo”. Dichas per- sonas tienen como referencia inicial el profesional de quien desean de- pender exclusivamente. En su fan- tasía esperan recibir consejos, normas, informaciones, en definitiva soluciones a sus problemas y quien “puede” darles todo esto es única- mente el trabajador social, al que in- visten de una cierta omnipotencia: “es- peran que sea como ellos necesitan que sea”. Ante esta situación de depen- dencia el profesional recibirá al grupo y le iniciará en el camino de consecu- ción de los objetivos planteados. Sin embargo no responderá a la fantasía y demanda de los miembros, sino que desde el primer momento intentará crear una red de interacciones entre los participantes, con la finalidad de iniciar un proceso de grupo que le lleve a una cohesión. Cohesión nece- sana para alcanzar la satisfacción de los objetivos generales: aprender de los demás, expresar sentimientos e ideas, apoyo mutuo, etc. y de los obje- tivos del grupo: mejorar la autoestíma, cambio de actitudes, o comprensión y aceptación de una situación nueva. Para el grupo es difícil aceptar la frustración que supone renunciar a las expectativas de recibir beneficios con la sola participación, sin un trabajo de comprensión y de elaboración emo- cional. La frustración puede traducírse en agresión dirigida directa o indirec- tamente al profesional y a veces con una renuncia a seguir participando en un grupo que no entienden. El traba- jador social debe comprender que el grupo va atravesando por distintas fases de desarrollo y que algunos de los fenómenos están relacionados en mayor parte con el propio grupo que con la problemática que les afecta. A. Brown, N. Kisnerman y otros autores tratan de estas etapas evolu- tivas del grupo y de los fenómenos que las caracterizan. Según las res- pectivas denominaciones compren- dería las fases siguientes: Fase de formación o dependencia, en la que tiene gran importancia la primera se- sión de grupo. Fase de conflicto, en la que los miembros se debaten en la ambivalencia de ser grupo o abando- narlo, debido a la frustración y el es- fuerzo que representa soportar sus propias emociones. Fase normativa o 120 Cuadernos de Trabajo Social
  • 19. Trabajo Social de grupo: grupos socioterapéuticos y socioeducativos de organización, cuando los miem- bros del grupo comprenden el trabajo que se está llevando a cabo y se res- ponsabilizan a nivel individual y colec- tivamente. Fase de trabajo o de inte- gración, cuando el grupo se enfrenta con la tarea, los miembros integran lo que han tratado en el grupo y son ca- paces de trasladar su progreso fuera del grupo. Fase final, cuando el grupo termina. W.R. Bion analíza la vida emo- cional de los grupos y establece que en el mismo se puede observar dos niveles de funcionamiento. Un nivel en el que predomina el estado emocional, el grupo actúa de forma irracional está invadido por sentimientos que fu- sionan al grupo y le impiden refle- xionar. Otro nivel en el que por el con- trario los contenidos emocionales se hallan controlados y los miembros pueden abordar la tarea del grupo, sea ésta discutir sobre un tema o re- flexionar sobre las respectivas situa- ciones personales; el grupo puede pensar sobre sus emociones y reac- ciones, dentro y fuera del grupo y esto le lleva a sus miembros a la posibi- lidad de progresar en sus dificultades. En el funcionamiento grupal existe siempre una predominancia de uno de estos niveles sobre el otro, y es tarea del profesional identificar su presencia y el significado de los contenidos que el grupo expresa <Grínberg, 1976). 8. Función del trabajador social en el grupo La función principal del trabajador social es ayudar al grupo a conseguir sus objetivos, sea a través de la ver- balízación de conflictos, expresión de sentimientos, resolución de tareas, estimulación de conductas, clarifica- ción de ideas y criterios o apoyo emo- cional. Para ayudar al grupo hay que comprenderle, comprender al grupo y el papel que juega cada miembro en el mismo. Mantener su función de conductor de grupo y no sucumbir a la presión del mismo que tratará de con- vertirle en un miembro más para eludir el esfuerzo del trabajo. El trabajador social debe facilitar la integración de los miembros al grupo, para ello debe renunciar al pro- tagonismo y al paternalismo. El grupo acostumbra a ser creativo, a veces los participantes se muestran retraídos y silenciosos, otras intervienen, discuten y no dejan hablar. El profesional ha de encontrar su lugar, sin dominar al grupo y sin perder su autoridad. Otra de sus funciones os ayudar a superar los conflictos que se pro- ducen entre los individuos y en el grupo. Puede clarificar, sintetizar con- tenidos grupales, confrontar ideas, conceptualizar contenidos, interpretar posiciones que los miembros han to- mado en un momento dado. En los grupos socíoterapéuticos y en los socíoeducativos, el trabajador social mantiene su situación de líder formal del grupo o de conductor, no debe retirarse, como ocurre en los grupos de acción social, cuando apa- recen líderes capaces de dirigir al grupo. Su función terminará con la ter- minación del grupo. El profesional debe valorar la asistencia y participación de los miem- Cuadernos de Trabajo Social 121
  • 20. Teresa ROSSELL POCH bros al grupo, valorar el esfuerzo que hacen, reforzar la autoestima, la soli- daridad, la responsabilidad en su vida y en el grupo. Hacer que se puedan aceptar mejor a sí mismos y a sus fa- miliares, con las dificultades y los as- pectos positivos que han desarrollado a lo largo de sus vidas, y facilitar que en el grupo se “viva” una experiencia humana compartida con otras per- sonas. Con E. Brecht podríamos pro- poner: “A la buena gente se la conoce en que resulta mejor cuanto más se la conoce , ya que rescatar lo bueno de cada uno, es también tarea del grupo. Bibliografía BROWN. A. (1998>. Trebalí de grup. Barcelona. Ecl Frontisa. BERNARO. 0. (1 ~ The use ofgroups insocial workpractice. London, Routledge and Kegan Paul. oouGLAs. T. (1976>, Groupwork Practice, London .Tavistook Publications. GRINBERT. Ly cols. (1976>. Introducción a las ideas deBion, Buenos Aires. Nueva visión. RISNERMAN. N. (1969>. servicio social de Grupo. Buenos Aires. Humanitas. KONOPKA. G. (1966). Trabajo social de grupo, Madrid, Euroamérica. MuLLENOER. A. y WARD. 0. (1995>. Self-di- rected Groupwork: Users Take Action br Empovverment. Londres, Whiting and Brrch. ROSSELL, T. (1995). El grupo socioterapéutico, zaragoza, Revista Trabsio Social Salud, ni 21. vINTER. R. (1969>. Práctica del servicio social de grupo. Buenos Aires. Humanitas. 5C1-IULMAN, L. (1992>. The skiIls ol helping, FE Peacock Publishers. Inc. Illinois. S~ ed. Teresa ROSSELL POCH Escola Universitária de Trebalí Social de Barcelona 122 Cuadernos de Trabajo Social