El documento propone un cambio de paradigma en el diseño de la infraestructura vial, con un enfoque en prevenir muertes y lesiones graves en lugar de reducir accidentes. Plantea que el sistema vial debe "perdonar" los errores humanos mediante un diseño que pone la vida de las personas en el centro. También sugiere que la infraestructura vial urbana y interestatal debe ser auditada y evaluada de manera proactiva para estar al servicio de los usuarios de manera segura.