1. Introducción
En este trabajo vamos hablar sobre la reforma universitaria, desde la reforma de
córdoba en el año 1918 hasta la reforma universitaria en el Perú en el año 1919.
Hablaremos de la reforma que era un movimiento estudiantil de Córdoba buscaba
lograr una participación plena del estudiante como ciudadano de la república
universitaria, capaz de elegir y ser elegido
La Reforma pretendía plantear temas de proyección latinoamericana en el que
participaran los obreros y público en general no matriculado formalmente en la
universidad.
Así mismo, los estudiantes denunciaban el atraso científico de la universidad y sobre
todo el carácter “arcaico y elitista del sistema de gobierno en la institución”.
También hablaremos de la reforma universitaria en el Perú. ¿Se trata acaso de un
movimiento político-cultural promovido por el movimiento estudiantil? ¿Cuándo tuvo su
inicio y a que se opuso? ¿Bajo la base y de qué inspiración se generó? ¿Era un
periodo que pedía a gritos el cambio? ¿Qué pasó en 1919?.
1
2. La reforma universitaria
La reforma de córdoba, 1918
La autonomía y el cogobierno son las conquistas más representativas de la Reforma
de Córdoba de 1918, una proclama estudiantil del orden político y académico que
traspasó las fronteras nacionales del continente latinoamericano. Si bien los
acontecimientos y consecuencias de esta Reforma han llamado la atención de
especialistas en la historia de la universidad y de los movimientos sociales, a casi cien
años del legado de Córdoba es más que necesario hacer una valoración retrospectiva
desde la universidad actual hasta los principios esenciales del Manifiesto de 1918, los
ideales y las tareas de la universidad.
La Reforma de Córdoba dejó una impronta perdurable en la historia política y de la
cultura de Argentina. Los acontecimientos de Córdoba fueron el triunfo de un
movimiento estudiantil que supo aprovechar la coyuntura social en un país marcado
por la permanencia de un sistema autoritario de viejas costumbres. La importancia de
las universidades argentinas y su papel organizador político y social de las clases
medias fue creciendo a través de los años, siempre coincidiendo con las
inestabilidades políticas. Se ha propuesto incluso una interesante periodización de la
historia de las universidades argentinas demarcada por los altibajos políticos.
La Reforma
El movimiento estudiantil de Córdoba buscaba lograr una participación plena del
estudiante como ciudadano de la república universitaria, capaz de elegir y ser elegido.
También suprimir el dogmatismo imperante mediante el establecimiento de la docencia
libre para asegurar la existencia de cátedras paralelas o nuevas. La Reforma pretendía
plantear temas de proyección latinoamericana en el que participaran los obreros y
público en general no matriculado formalmente en la universidad. Así mismo, los
estudiantes denunciaban el atraso científico de la universidad y sobre todo el carácter
“arcaico y elitista del sistema de gobierno en la institución”.
El manifiesto rechazó la reforma liberal promulgada a la Universidad de Córdoba por
José Nicolás Matienzo y apoyada por el clero, pues consideraba que lo único que
hacía era mantener el dominio de “una casta de profesores”. Así pues, reclamó el
derecho de la insurrección desconociendo el proceso electoral llevado a cabo en el
mes de junio de 1918, y del que se dijo que hubo irregularidades porque no se firmó el
acta del nombramiento oficial del nuevo rector. Los estudiantes aseguraron haberse
levantado contra un régimen administrativo autoritario en el que las funciones públicas
se ejecutaban favoreciendo a determinados grupos. La Universidad de Córdoba, por
demás, expresaron los estudiantes, era una institución donde no se reformaban
estatutos por miedo a represalias y se pagaban favores, sin descontar que la práctica
docente estaba dogmatizada y muy apartada de las ciencias modernas.
El Manifiesto hizo llamado a todos los estudiantes del continente a liberarse de ese
autoritarismo universitario imperante en todo el territorio y exigir que sus ideas fuesen
2
3. reconocidas por medio de sus representantes. Estos fueron algunos de los puntos
fundamentales consignados en el documento de 1918:
• Autonomía universitaria. Sin duda el punto más polémico y trascendental de la
Reforma que sostenía que la universidad debía ser autogobernada, eligiendo
sus propias directivas y formulando sus propios estatutos y programas de
estudio. El propósito era que los asuntos políticos externos no influyesen en el
ritmo de la actividad universitaria. Dicho principio también implicaba que la
fuerza pública no ingresara a los recintos universitarios. De alguna manera
también proponía una autarquía financiera, un fin hoy imposible de cumplir.
• Cogobierno. Otro de los puntos más importantes de la Reforma, el cual
implicaba que los profesores, estudiantes y egresados participasen en el
gobierno universitario, práctica que se extendió a lo largo de los continentes
americano y europeo.
• Libertad de cátedra o docencia libre con cátedras paralelas y cátedras libres.
Con esto se buscaba garantizar que existiese la mayor cantidad posible de
corrientes de pensamiento y tendencias sin censuras ni prejuicios. Cualquier
cátedra tenía autonomía para investigar y enseñar y no podía ser vigilada
académicamente. Así mismo, debía haber variedad de cátedras que podrían
ser elegidas libremente por el estudiante.
• Libertad académica para el análisis y expresión de ideas filosóficas, científicas,
sociales y políticas.
• Misión social de la universidad para que su función social fuese mucho más
allá de la simple enseñanza de las aulas de clase. La educación universitaria
debía involucrarse en la investigación y la solución de los problemas de la
sociedad y de las naciones. Lo que hoy se llama la extensión universitaria.
• Vinculación de la universidad con el resto del sistema educativo nacional de
base. Esto implicaba el apoyo universitario en los procesos de formación y una
real cohesión del sistema de Educación Superior con los niveles medio
general, técnico y primario.
• Asistencia libre a clases para facilitar el proceso académico a los estudiantes
de clase media que tuviesen que desempeñarse como trabajadores.
• Docencia libre, es decir, el aula disponible para todo aquel que quisiera impartir
sus conocimientos sin importar su corriente de pensamiento. Esto unido a
concursos de oposición para seleccionar el profesorado y periodicidad de las
cátedras.
• Gratuidad de la enseñanza superior para que la educación superior fuese
asequible a todos los sectores sociales.
• Unidad latinoamericana, lucha contra cualquier forma autoritaria de gobierno.
3
4. La reforma universitaria en el Perú
Noventa y siete años han pasado: la Reforma Universitaria de 1919 llega a la edad
madura. Su impacto recayó en varias generaciones de activistas, escritores,
intelectuales, científicos, artistas y políticos, que han adherido a sus principios de
democratización de la cultura y la enseñanza. ¿Se trata acaso de un movimiento
político-cultural promovido por el movimiento estudiantil?
¿Cuándo tuvo su inicio y a que se opuso? ¿Bajo la base y de qué inspiración se
generó? ¿Era un periodo que pedía a gritos el cambio? ¿Qué pasó en 1919?
“El movimiento estudiantil peruano de 1919 recibió sus estímulos ideológicos de la
victoriosa insurrección de los estudiantes de Córdoba y de la elocuente admonición del
profesor Alfredo L. Palacios. Pero, en su origen, constituyó principalmente un
amotinamiento de los estudiantes contra algunos catedráticos de calificada y
ostensible incapacidad”, cita José C. Mariategui, en sus Siete ensayos.
Efectivamente, la reforma universitaria de 1919 no se dio aisladamente. Tuvo como su
antecedente directo en la reforma universitaria de 1918 en Córdoba, Argentina, y su
contexto social en las luchas obreras por mejores condiciones de trabajo. Sin
embargo, existe otro antecedente que es pocas veces mencionado. Se trata de las
reformas producidas en la Universidad del Cuzco, entre 1910 y 1923, bajo el fructífero
rectorado del doctor Albert Giesecke y con la colaboración de la llamada “Escuela
Cuzqueña” indigenista.
Los primeros pasos
A principios del año universitario de 1919 unos estudiantes (Jorge Guillermo Leguía,
Manuel G. Abastos, Ricardo Vegas García, José León y Bueno, Eloy Espinoza
Saldaña, Jorge Cantuarias y Jorge Basadre) agrupados alrededor de la figura
descollante de Raúl Porras, llevaron a cabo el “Conversatorio Universitario”, o sea, la
primera visión crítica de la historia peruana hecha en ese siglo y colectivamente
organizada en San Marcos; la organización de los comités de reforma y del Comité
General de la Reforma Universitaria, que lideraron el movimiento; y, finalmente, la
transformación de la Federación de Estudiantes del Perú, bajo la dirección de Haya de
la Torre, una vez terminado el movimiento de reforma, en un espacio político moderno.
Ese grupo sería después conocido como la Generación del Centenario. Puesto que
esta generación ha sido descrita como aquella cuyas acciones e ideas le dieron forma
al Perú del siglo pasado. “La chispa de la agitación es casi siempre un incidente
secundario; pero la fuerza que la propaga y la dirige viene de ese estado de ánimo, de
esa corriente de ideas que se designa -no sin riesgo de equívoco- con el nombre de
"nuevo espíritu"”, cita Mariategui.
4
5. Grito de Reforma
El 28 de junio de 1919 los estudiantes reunidos en asamblea eligieron un Comité
encargado de coordinar el movimiento de Reforma Universitaria. Los estudiantes
buscaban reformular la enseñanza así como renovar la plana docente de la
Universidad.
A principios de agosto, bajo una huelga general, el Comité de Reforma presentó las
demandas estudiantiles al rector José Pardo y Barreda. En él se leía: "Por vez primera
los universitarios hablan al país en nombre de la cultura”.
El movimiento de la Reforma tenía lógicamente que atacar, ante todo, esta
estratificación conservadora de las Universidades.
La provisión arbitraria de las cátedras, el mantenimiento de profesores ineptos, la
exclusión de la enseñanza de los intelectuales independientes y renovadores, se
presentaban claramente como simple consecuencia de la doctrina oligárquica.
Estos vicios no podían ser combatidos sino por medio de la intervención de los
estudiantes en el gobierno de las universidades y el establecimiento de las cátedras y
las asistencias libres, destinadas a asegurar la eliminación de los malos profesores a
través de una concurrencia leal con hombres más aptos para ejercer su docencia.
Las demandas estudiantiles se fundamentaron, como cita Jorge Basadre, en el anhelo
de mejoramiento y modernización de la enseñanza y propugnaron en la participación
en el gobierno de las universidades, la docencia libre, el derecho de tacha, la
supresión de la lista, la libertad de enseñar y la creación de seminarios y de becas
para estudiantes pobres.
La reforma de 1919 fue, aparte de un estallido de clases medias en la población
estudiantil, una demanda clamorosa por una enseñanza mejor, una protesta ostensible
contra lo que entonces se calificó como “esclerosos de la docencia”. Sus postulados
principales afirmaron la necesidad de elevar el nivel de la docencia y de atraer a los
jóvenes hacia la ciencia y la cultura.
Hasta ese entonces, la Universidad tenía una instrucción medieval y monástica,
retrógrada e indiferente a la vida, sujeta a la enseñanza tradicional. Se regía por
académicos ineptos en todos los sentidos. Era una universidad cerrada cuando las
circunstancias ya estaban cambiando en el mundo y en nuestro propio país. Así, la
manifestación estudiantil reunida el 4 de septiembre, bajo el grito de los principios que
clamaban, terminó en la Plaza de Armas para entregar al presidente Leguía un
memorial que solicitaba su intervención en el conflicto. Leguía había sido elegido
“Maestro de la Juventud” en 1918 y había manifestado simpatías hacia la reforma al
asistir el 1º de agosto a la ceremonia de inauguración de la nueva directiva de la
Federación de Estudiantes.
Lo que se logró
La manifestación estudiantil se había hecho sentir en todos los estratos sociales y
había despertado el interés en intelectuales, políticos y artistas. Asimismo debido a la
relación existente entre la universidad y la producción cultural el movimiento de la
Reforma Universitaria ha impactado de tal modo en las formas y contenidos del arte y
5
6. la ciencia, que es posible, para muchos, considerarla como un movimiento cultural.
Los reclamos tuvieron aceptación. Grande fue la trascendencia del decreto del 20 de
setiembre de 1919 firmado por el presidente Leguía y el ministro de educación Arturo
Osores. Este decreto estableció cátedras libres en las facultades con aprobación del
concejo universitario, ordeno que los delegados elegidos por los alumnos formaran
parte del Concejo Universitario.
Un proyecto de ley presentado en la Asamblea Nacional el 9 de octubre resultó
aprobado con ligeras modificaciones ese mismo día y se convirtió en la ley 4002. En
ella se declaraba la vacancia de las cátedras con enseñanza deficiente, con la cual se
dio validez a las tachas estudiantiles, pero con ciertas condiciones. Pues así pudo
lograrse los principios fundamentales de la Reforma Universitario: autonomía
universitaria, cogobierno, extensión universitaria, libertad de cátedra, cátedra paralela
y cátedra libre, entre otros logros importantes. El movimiento reformista, entonces,
tuvo importantes consecuencias en la legislación, formas de gobierno, concepción de
la docencia, la didáctica, pero sobre todo en la definición de las relaciones de la
universidad con la sociedad y con el Estado. Así, la Reforma Universitaria ha puesto
de manifiesto la necesidad de precisar el rol de la universidad con el fin de que esta
atienda las necesidades y problemas de la sociedad en que se encuentra inserta.
6
7. Conclusión
La reforma que era un movimiento estudiantil de Córdoba buscaba lograr una
participación plena del estudiante como ciudadano de la república universitaria,
capaz de elegir y ser elegido.
La Reforma pretendía plantear temas de proyección latinoamericana en el que
participaran los obreros y público en general no matriculado formalmente en la
universidad.
La Reforma Universitaria de 1919 llega a la edad madura. Su impacto recayó
en varias generaciones de activistas, escritores, intelectuales, científicos,
artistas y políticos, que han adherido a sus principios de democratización de la
cultura y la enseñanza.
A principios del año universitario de 1919 unos estudiantes (Jorge Guillermo
Leguía, Manuel G. Abastos, Ricardo Vegas García, José León y Bueno, Eloy
Espinoza Saldaña, Jorge Cantuarias y Jorge Basadre) agrupados alrededor de
la figura descollante de Raúl Porras, llevaron a cabo el “Conversatorio
Universitario”.
Los estudiantes buscaban reformular la enseñanza así como renovar la plana
docente de la Universidad
El movimiento de la Reforma tenía lógicamente que atacar, ante todo, esta
estratificación conservadora de las Universidades.
La manifestación estudiantil se había hecho sentir en todos los estratos
sociales y había despertado el interés en intelectuales, políticos y artistas.
7