1. LA REVOLUCIÓN CRISTIANA
A LA LUZ DE LOS MANUSCRITOS DEL MAR MUERTO
POR NICOLE SCHUSTER
Al analizar el libro Los Manuscritos del Mar Muerto de Farah Mébarki y Émile
Puech1
, uno se hunde en el trasfondo histórico y religioso del que emergieron las
tendencias diversas del judaísmo primitivo que constituyeron el vínculo,
desconocido hasta el desciframiento de los escritos llamados de "Qumrán", entre la
corriente judaica primitiva –que se cristalizó en el Antiguo Testamento– y la
corriente judeo-cristiana –que se trasluce en el Nuevo Testamento.
¿Pero qué son los "Manuscritos del Mar muerto"?
Los Manuscritos del Mar muerto son escritos que tribus de beduinos hallaron a
partir de 1947 en el desierto de Judea, el cual se extiende hasta el Mar Muerto, en el
centro de Palestina. En este perímetro se descubrieron las "cuevas de Qumrán",
denominadas de esa manera por los nómadas en virtud del nombre semítico que
significaba "Gomorra", ciudad que, supuestamente, estaba situada cerca de las
cuevas.
Unos ocho cientos “rollos” han sido encontrados en la cueva de Qumrán. Los
manuscritos habían sido colocados en jarras, por lo que varios fragmentos
sobrevivieron el paso de los milenarios. Entre ellos había textos bíblicos2
que
fueron, hacia el final del siglo I después de nuestra era, incorporados en el canon
judío de Palestina o Alejandría, y que dieron nacimiento a la Biblia hebraica, o
Antiguo Testamento. Todos los libros de la Biblia judía canónica, a excepción de
Ester, fueron extraídos de los documentos de Qumrán. A ellos se añaden textos
declarados "apócrifos"3
, o sea, textos que no fueron tomados en cuenta por los
judíos y la Iglesia cristiana por haber sido cuestionados o porque su mensaje no era
conforme a la proyección ideológica que las corrientes que los rechazaron querían
imponer.
La proveniencia de los Manuscritos del Mar Muerto
Los Manuscritos fueron redactados por adeptos del orden religioso esenio, el
cual, según el "Rollo de los himnos" encontrado en Qumrán, unía a los miembros
1
Los Manuscritos del Mar Muerto de Farah Mébarki y Émile Puech. Editions du
Rouergue. 2002.
2
Entre ellos, el Pentateuco, los Libros proféticos, los Hagiógrafos, los Textos
deuterocanónicos…
3
Entre ellos, el Libro de los Jubileos, Enoc, los Testamentos de los 12 Patriarcas, Apócrifo
de la Génesis, Pseudo-Jeremia, Nacimiento de Noe, entre otros.
2. de la comunidad de Sokoka, la cual era puesta bajo la égida del "Maestro de
Justicia", la figura religiosa suprema de esa secta. Después de la toma de la ciudad
de Jerusalén por los Macabeos, el Maestro de justicia optó por el exilio. Los esenios
consideraban el nuevo gobierno ilegítimo porque provenía de la línea de Aarón, y,
para ellos, era imperativo que la investidura fuese otorgada a un sacerdote que
perteneciera a la línea de los Sadoc, descendientes del rey David. Los esenios,
contemporáneos de los Fariseos y Saduceos, huían asimismo de la corrupción
incentivada por la presencia de los Romanos, quienes, según Flavius Josef4
,
perseguían a ese grupo religioso.
En su libro Guerra judía, el historiador judío-romano Tito Flavio Josefo contaba
que los esenios se sometían a un código de conducta sumamente constrictor
(celibato5
, intangibles principios cotidianos de alimentación e higiene …). Habían
hecho voto de austeridad, renunciado a toda riqueza, y, para ellos, la repartición de
bienes entre los miembros del grupo era una norma. La opinión de Flavio Josefo,
según la cual el grupo era extremadamente religioso y obedecía a comandos
rituales muy estrictos como lo era el proceso de la purificación, fue corroborada por
la Regla de la Comunidad. Este papiro, que también provenía de Qumrán, revela
efectivamente el carácter intransigente de los dictámenes que el grupo seguía, por
lo que su trasgresión era sujeta a sanciones. Dado que los miembros que
conformaban la comunidad se amparaban en un estilo de vida sectario, hermético,
autárquico, muchos ven en los esenios la expresión primitiva del movimiento
monástico cristiano de los cenobitas.
¿Dónde situar a Cristo en esto?
Los Manuscritos de Qumrán ponen al descubierto cuestiones y esbozos de
respuesta que la sociedad y los esenios, que vivían al margen de ella, se hacían en
cuanto a las estructuras sociales y comunitarias, a sus concepciones teológicas y a
su comportamiento religioso. Encontramos en el libro de Farah Mébarki y Émile
Puech las posiciones de los grupos sociales de la época, como los fariseos y
saduceos, y se hace referencia igualmente a la de Cristo relativa a estas.
En este marco, las enseñanzas y la práctica de esa figura, que fue llamada
“Jesús”6
, aparecen como la síntesis de esos diversos códigos de conducta, como el
4
Flavius Josef (aprox. 30-100 después de nuestra era), historiador judío y ciudadano
romano
5
Sin embargo, la cuestión del celibato no ha sido resuelta hasta hoy. Según Flavius Josef,
parece que el celibato era obligación entre los miembros que formaban el núcleo duro de la
secta, pero los miembros de la "otra orden de esenios" podían casarse entre sí por razones
de "reproducción de raza" y vivir en un régimen de unión matrimonial monógamo muy
estricto.
6
Aquí se trata solamente de un análisis de Jesús en relación con los textos descubiertos en
1943, teniendo en cuenta que Jesús no existía al momento de la redacción de los
Manuscritos, los cuales, según la prueba científica de carbón 14, datan, a más tardar, de la
3. producto de una reflexión que desemboca en una superación de ellos, y que se
traduce por la adaptación y la aplicación más humana y más conforme de esos
códigos a las vicisitudes de la vida cotidiana, sin que esta reformulación afectara la
autoridad divina y sus preceptos. Dentro de esta óptica, Cristo se hubiera
empeñado en reinterpretar la Ley mosaica, la cual "no es absoluta ni definitiva", al
brindar variantes en la percepción de los preceptos tales como el Sabbat, el
divorcio, la actitud hacia los templos de adoración y, en particular, el carácter de la
interacción que nace de la unión entre Dios, los sacerdotes, las autoridades del
culto y los creyentes, haciendo que la relación entre estos últimos y Dios fuera más
directa. Y para dar a esta comunicación más fluidez y autenticidad, Cristo habría
"considerado la obediencia a Dios y la búsqueda de la perfección superiores al
culto del sacrificio en el templo, que, a partir de allí, fue dejado atrás". Al innovar
e introducir un tipo de "alianza nueva y eterna" con un Dios que se hubiera
sobrepuesto a la Alianza de los judíos que imperaba en ese entonces, Jesús hace
tambalear los principios enunciados por las diferentes corrientes contemporáneas.
Por lo tanto, el enfoque bastante progresista de Cristo hacía de la ley judaica un
tejido de relaciones más abiertas que rompen con el hermetismo de los esenios, los
cuales consideraban al Maestro de Justicia el único a quien Dios hubiera revelado
sus misterios. Jesús representaría, dentro de este contexto, el salto hacia un
evangelismo que no introducía ninguna diferenciación entre judíos y cristianos y
que volvía obsoleta la intermediación de la elite sacerdotal entre el cielo y la tierra.
A través de ello, Jesús marcaba su distancia para con los grupos discriminadores
que concedían, de forma restrictiva, la validez de la fe judaica primitiva a un
pequeño grupo de judíos representados por una cúpula religiosa cuyas prácticas
cultuales confirmaban la voluntad de reforzamiento del rol supuestamente
indispensable que esta cúpula se arrogaba en materia de intermediación entre Dios
y los creyentes.
Es basándose en esas divergencias de posiciones entre la corriente destacada por
la ley mosaica y los principios propuestos por Cristo que los autores fundan la no-
pertenencia de Jesús a la comunidad esenia(7).
Conclusión
En su libro, Farah Mébarki y Émile Puech no buscan denunciar el hecho de que
los escritos fueron señalados como apócrifos y rechazados por posteriores
historiadores cristianos debido a factores ideológico-religiosos. Para los autores, los
mitad del siglo antes de nuestra era. Todos los escritos ulteriores eran copias redactadas
por escribas, p. 252.
7
Uno de los argumentos principales de los autores del libro en cuanto a un eventual lazo
ideológico entre Cristo y la Comunidad esenia es que "el Mesías Jesús no puede depender
del esenismo para quien la autoridad principal es el Maestro de Justicia a quien Dios a
revelado sus misterios". Además, Jesús obedecía muy probablemente al calendario luni-
solar fariseo mientras que los esenios seguían el calendario solar.
4. manuscritos de Qumrán solamente permiten sustentar científicamente un cierto
paralelismo y/o un cierto distanciamiento entre el mensaje de Jesús y los textos
esenios. Además, al evocar las circunstancias georeligiosas de las que brotó el
cristianismo, Farah Mébarki y Émile Puech muestran otro aspecto de la Biblia
hebraica –cuyo curso evolutivo culminó más de un milenio después de que se
iniciara8
. Ponen de relieve un rasgo fundamental de los Manuscritos: "la
‘pluriformidad’ que caracteriza el proceso de desarrollo y transmisión de la
Biblia". Ello, por un lado, invalida la teoría de ciertos iluminados que siguen
pensando que la Biblia fue escrita por Dios personalmente.
Por otro lado, el contexto socio-religioso del cual surgió la religión cristiana
podría hacer pensar que, más que una figura de la que el apparachik religioso se
apropió para fomentar el statu quo entre la población, la imagen que se proyecta de
Jesús bien podría –si uno lo estudiara fuera del contexto bíblico en que uno suele
fundamentarse para conocerlo– ser el símbolo de la revuelta. El presunto Jesús
sería este revolucionario que se erige en contra de las instituciones que tienden a
esclerosarse y que, por ello, se vuelven dogmáticas. Representaría el modelo de
osadía y la voluntad de concientizar a la gente para instaurar un mundo en que las
propuestas alternativas al sistema totalitarista y al pensamiento único sí podrían
imponerse siempre y cuando estuvieran respaldadas por parámetros ideológico-
políticos y por una base que rechaza la abulia popular, así como se atreve a retar las
autoridades plutocráticas y a creer en el cambio.
8
El texto de la biblia judaica fue definitivamente elaborado en los años 1000 de nuestra
era. Ver p:176 del libro analizado.