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Cartas desde el futuro, educación y ecologia carmelo marcén
1. Heraldo de Aragón l Martes 13 de mayo de 2014 TRIBUNA l 19
HERALDO
I La desigualdad, la pobreza y todos los problemas sociales que
la crisis ha creado o ha puesto de manifiesto deberían movernos a cambiar
de rumbo para conseguir que el futuro sea diferente
Por Carmelo Marcén Albero
Cartas desde el futuro
FUERON apareciendo sin más, en
lugaresdiversosdeciudadesypue-
blos. Al principio quienes las en-
contrabanlasentregabanenlasofi-
cinasmunicipalesdeobjetosperdi-
dos. Después ya no. Salió la noticia
hastaenlostelediarios.Todasllega-
ron con el epígrafe ‘Carta al futuro’
escrito en el sobre en letras más o
menos bonitas, algunas en colores.
Pocas llevaban remite. ¡Qué para-
doja!Escribirsobreloindividualsin
reconocerse como la persona que
escribe.Alguien,nosesabeporqué
razón,seofrecióacustodiarlas.Pu-
sounanuncioenlasredessociales.
Le fueron llegando como un goteo;
tambiénrecogiólasdepositadasen
los ayuntamientos. Fueron tantas
queserebosólacajadecartóndon-
de las guardaba, como si las cartas
quisieran contar lo que llevaban
dentro.
Algunaslashabíaleído;traíanpe-
sares y esperanzas de los cuales se
sentíaenciertamaneradepositaria.
Un poco insegura, esta persona
convocó, con carteles adheridos a
las farolas y en Facebook, una lec-
turapúblicaenlaplazaMayordela
capital.Eraundíafestivo.Hastaallí
acudieron gentes diversas, en eda-
desycondiciones.Noeranmuchos,
pero enseguida formaron un senti-
miento colectivo. Quienes tenían
másimpulso,omejorvoz,empeza-
ron a leer algunas cartas para los
demás.Unaseñoramayorquisoser
la primera. Extrajo una al azar de
ese baúl del tiempo. La escribía al-
guien que se identificaba como Pa-
co. Decía que le había costado re-
dactarlaporquelossentimientosle
dificultaban los trazos. Se refería a
ladoblepobrezaenergéticaquepa-
decíaenesemomento:noteníaca-
lefacción porque no la podía pagar
y no entendía el recibo de la luz
porque le faltaban conocimientos
para descifrarlo. Pedía por favor
que hubiese un bono social.
Una niña fue la siguiente. Se em-
peñó en leer una carta de alguien
como ella. No costó mucho encon-
trar un sobre con letra infantil en
varios colores. La escribía un niño,
hijo de inmigrantes, que se lamen-
taba de que en su casa no tuvieran
acceso a Internet por falta de dine-
ro, ahora que en el colegio habían
empezado con los libros ‘on-line’.
Decía que estaba en 6º de Primaria
y que esperaba que el problema se
solucionase pronto porque quería
iralauniversidad.Eraunacartacon
muchosdeseos.Enlaposdatafinal,
expresabacongrandesmayúsculas
que cuando fuese mayor se empe-
ñaríaenquesehicieserealidadque
todoslosniñosdelmundo,ynoso-
lolosricos,tuviesenlasmismaspo-
sibilidadesparaestudiar.Hubomu-
chos aplausos espontáneos.
Se extrajo una carta con remite
de un pueblo. Quiso leerla la presi-
denta de una sociedad cultural. La
cartamezclabapasadoyfuturo.Era
optimista para los tiempos que co-
rren porque la mujer que la había
escrito,queeramayor,decíaquelas
privaciones se pueden remontar
con esfuerzo, pero a la vez se mos-
traba pesimista por el incremento
delindividualismo.Alfinalhablaba
de la posible muerte de su pueblo.
Nunca lo quiso creer, porque con-
fiabaenquelospolíticosayudarían.
Lo habían dicho en la televisión.
Pidió leer la siguiente un joven,
alto, trajeado y con corbata. Escri-
bía alguien que había tenido que
ayudarasushijosporquesehabían
quedado sin casa. Pero no lo hacía
en tono lastimero, sino que veía el
lado positivo de la vida. Decía que
seguro que en el futuro cercano,
que él no vería por sus años, no se
cometeríanmástropelíashipoteca-
rias porque la banca tendría mayor
intención ética que la que él había
sufrido. Parece que al lector le cos-
tabainterpretarlacaligrafíadelau-
tor pues su lectura no era fluida, se
paraba de vez en cuando. Se retiró
rápidodelaconcentración.Tendría
prisa.
Otralaescribíaunamadre.Sela-
mentaba de las penurias económi-
cas que pasaban en casa, de la falta
de trabajo y las discusiones con su
pareja por esta causa, sobre todo a
final de mes cuando se acababa el
dinero del subsidio o la comida de
las ONG. Clamaba porque sus tres
hijosnopodíansercomolosdemás
niños. Decía que se cansaba de es-
cribircartasalospoderespúblicos,
pedía disculpas por descargar to-
dossuslamentosenesta,quenosa-
bía a quién dirigía, y acababa dan-
do las gracias. Se hizo el silencio.
Se escucharon también palabras
degentequesentíaporelfuturode
otros.Sindarsecuentahabíanpasa-
do dos horas. Se disolvieron. Se
quedaron demasiadas cartas sin
leer.
SIN RESPUESTAS
ANTE LA BARBARIE
Santiago Mendive
ACASO sería más adecuado no buscar una
explicación racional en aquellos aconteci-
mientos gobernados por elementos ajenos a
la lógica y la normalidad. No la tiene. El luto
de la mayoría de los partidos políticos na-
cionales y de las instituciones ante el asesi-
nato de la veterana política leonesa Isabel
Carrasco supone la constatación más evi-
dente del estupor que causó ayer en toda la
sociedad española la noticia de su violenta
muerte irracional y execrable. Todo lo de-
más, incluidas las circunstancias de su ase-
sinato y las consideraciones o situación la-
boral de los presuntos autores, son elemen-
tos que pueden explicar un móvil pero que
no deberían dar pie a ninguna otra lectura
ajena a la condena y mucho menos a una
imposible justificación intelectual. La locu-
ra y la sinrazón han segado la vida de la pre-
sidenta del PP y de la Diputación de León
que, no se olvide, fue elegida por los ciuda-
danos en las urnas. El respeto a los partidos,
a sus representantes y a las normas de con-
vivencia son elementos indispensables que
conforman el esqueleto de la sociedad de-
mocrática española, que hoy sufre y no en-
cuentra respuestas ante un hecho incom-
prensible que aturde tanto como duele.
TODOS los años llega el
tiempo de las cerezas, en el
corazón de la primavera, pe-
ro en ninguno había escucha-
do que ya se ha visto un pa-
quete vendido en Harrods,
como producto de lujo en el
palacio de Londres. Las 7.000
hectáreas de cerezas que flo-
recen en Aragón apuntan una
gran cosecha por el calor de
estas semanas y en el merca-
do de Zaragoza ya se pueden
comprar las primeras a seis
euros el kilo. Degustarlas es-
tos días tiene una cierta ima-
gen paradisiaca porque aquí
no somos clientes diarios del
centro comercial Harrods,
aunque las conocemos bien.
Aragón tiene la primera fruta
de hueso del año y la última
de toda España, pero debería
exprimir el valor añadido que
genera esa singularidad en el
mercado de la exportación.
Las empresas agroalimenta-
rias aragonesas de las cerezas
y del melocotón de Calanda
generan hasta envidia sana
en otras comunidades, como
los extremeños del Jerte, por
llegar los primeros al merca-
do, aunque ellos venden sus
frutas hasta con las casas de
turismo rural. Nuestras cere-
zas todavía no tienen un con-
sejo regulador, como el del
aceite y el melocotón, aun-
que crecen a pasos agiganta-
dos. Aragón cuenta con un
centenar de variedades. Val-
dejalón es la comarca con
mayor producción, seguida
de Caspe, Calatayud, Bajo
Aragón y Bajo Cinca. En to-
tal, la comunidad concentra
el 30% de la cosecha estatal,
con una media que ronda las
20.000 toneladas al año.
Pero la imagen de los cere-
zos floridos en el Bajo Ara-
gón, en Valdejalón o en Bolea
es tan idílica como en el Jer-
te, aunque nos cueste utilizar
el marketing para sacar ma-
yor rendimiento a una fruta
que tiñe de rojo Aragón. El
futuro de esta fruta está lejos
de las fronteras, en los mer-
cados de Londres, París, Ber-
lín, como les ha ocurrido a
los vinos de Cariñena, Borja,
Somontano y Calatayud. Pero
los agricultores aragoneses
necesitan cambiar la imagen
de esta joya, de la mano del
Gobierno aragonés, porque
llega mucho más lejos de los
mercados de Aragón y nues-
tras bolsas de la compra.
Falta que los Harrods li-
guen ese paquete con doce
cerezas que lleve una marca
de Aragón y el que las com-
pre sea un futuro turista que
visite esos campos donde na-
ce el futuro de esta tierra.
EDITA: HERALDO DE ARAGÓN EDITORA, S. L. U.
Presidenta Editora: Pilar de Yarza Mompeón
Vicepresidente: Fernando de Yarza Mompeón
Director General: José Manuel Lozano Orús
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(Información). Redactores Jefe: Enrique Mored (Aragón),
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Ramón J. Campo
El futuro de
las cerezas