Exposición en la que se alternan fotografías y construcciones fotográficas creadas a partir de ellas. Se trata de una reproducción y de una recreación de aspectos de Perú. Texto del catálogo de presentación de la muestra "Reproduciendo / Recreando Perú".
Ver exposición: https://luisjferreira.es/1-obra-plastica-exposiciones/12-reproduciendo-recreando-peru/
BIOGRAFIA MARIANO MELGAR presentacion en power point
Reproduciendo / Recreando Perú. Texto de catálogo.
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“REPRODUCIENDO / RECREANDO PERÚ”
“Reproduciendo / Recreando Perú” es un proyecto de exposición de trabajos
fotográficos nacido de un viaje a Perú, de igual modo que el proyecto expositivo
anterior “Reproduciendo / Recreando Myanmar” se había gestado en un recorrido por
Myanmar. Como el precedente, éste ofrece parejas de obras, de forma que en cada
una presento una fotografía tomada de la realidad y una construcción fotográfica,
aunque con la particularidad de que en cada par dicha construcción se efectúa con
una sola fotografía, con su pareja, a diferencia del proyecto previo en el que cada
construcción fotográfica se ejecutaba con una captura tomada como base y con otras
tomas. Evidentemente, esta forma de proceder, a pesar de ser más simple, entraña un
aumento de dificultad, puesto que resulta más fácil crear y expresar manejando varios
materiales que hacerlo con uno sólo, a semejanza de lo que ocurre, por ejemplo, con
el lenguaje verbal (con la palabra “creo” limitadamente se puede componer por adición
y reorganización de letras “corre”, “coreo” o “cobre”, por omisión “ceo”, “reo” o “re”, por
cambio de posición “cero” u “ocre”, palabras de distinta grafía y semántica; pero si la
composición la efectuamos con la palabra elegida “creo” y con otras -las que
queramos- las posibilidades de construir lenguaje son ilimitadas). No obstante, tengo
que admitir que si bien he optado por este desafío que me ha resultado muy atrayente,
me quedo con la curiosidad insatisfecha de no haber podido conocer otros posibles
resultados con la intervención de más fotografías. Pero, después de todo, esta es una
característica inherente al trabajo plástico (o a la vida misma) como proceso
permanente de toma de decisiones, mientras la obra no está concluida, en el que con
cada elección se va perfilando lo que se va deseando y, en consecuencia, desechando
otras posibilidades que quedan en el limbo de la no materialización, de manera que la
obra es el resultado de un conjunto de decisiones y, consecuentemente, de opciones
desechadas.
La presente muestra, como la anterior mencionada, se compone de cuarenta
trabajos de dos tipos muy diferentes, relacionados entre sí de dos en dos; de modo
que veinte son fotografías variadas, algunas con algún leve retoque, que reproducen
diferentes realidades peruanas (personas -mujeres, hombres y niños-, animales,
edificaciones, paisajes y objetos -algunos arqueológicos-), y las otras veinte son
trabajos que las recrean digitalmente y que participan del mismo planteamiento de
heterogeneidad. La exposición está organizada, pues, como arriba indicaba, por
parejas de obras conformadas por una reproducción de alguna existencia de ese
fascinante país americano y por una imaginativa y libre recreación de ella, en un
ejercicio plástico y narrativo en el que voy alternativamente reproduciendo y recreando
ese lugar, sus gentes y elementos de su cultura, de ahí que haya denominado la
exposición “Reproduciendo / Recreando Perú”. Perfectamente se podría establecer un
símil entre la recreación libre que puede hacer un músico de una pieza folclórica
andina, por ejemplo, con instrumental y efectos sonoros modernos, logrando un
resultado notoriamente diferente aunque se reconozca el tema de referencia, a lo que
estamos bastante acostumbrados, y cada una de las recreaciones aquí presentadas,
que indudablemente llamarán más la atención por no ser una práctica tan recurrente.
En el texto de la muestra referida, casi homónima, comentaba que aunque los
términos reproduciendo y recreando tuvieran una cierta identidad semántica, dado que
ambos vienen a expresar producir de nuevo algo, recreando posee otras acepciones
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más precisas de las que me servía entonces y ahora retomo. Si reproducir lo adopto
por su sentido de volver a producir una cosa, de copiarla o imitarla, recrear lo empleo
por su significación de crear otra cosa a partir de esa ya existente transformándola
elocuentemente, y obteniendo por añadidura deleite, alegría o entretenimiento, puesto
que etimológicamente recrear significa también causar placer o diversión, como suelen
experimentar los escolares en su deseado recreo. Así, pues, reproduciendo Perú lo
que hago es sencillamente verter detalles de ese país que he fotografiado con mi
cámara, como si estuviera copiándolos, imitándolos o haciendo que existan de nuevo
en la imagen capturada, y recreando Perú estoy creando imaginativas versiones
mediante particularidades inexistentes en la realidad peruana registrada, partiendo de
lo sí existente fotografiado, haciéndolo con agrado y satisfacción, y procurando
transmitir estos estados mediante la seducción.
Evidentemente, esta propuesta abre un gran distanciamiento entre la imagen que
reproduce la realidad del mundo exterior y la que lo recrea fantásticamente. Sabido es
que la técnica fotográfica permite registrar una realidad circundante empírica visible
con cierta objetividad, a la que naturalmente remite; sin embargo, dicho recurso no
captura con absoluta objetividad los elementos exteriores que están delante del
objetivo o de la pantalla de la cámara que se emplea, afirmación que confirma el hecho
de que distintos instrumentos fotográficos (diferentes modelos de cámaras de la misma
marca, más aún de marcas distintas, distintos móviles, etc.) no la registran con el
mismo resultado. Pero también sucede que cuando una realidad concreta es
fotografiada por distintos individuos en el mismo momento haciendo uso del mismo
instrumento, los productos logrados no son exactamente iguales; circunstancia que no
sorprende, puesto que aunque la realidad sea objetiva es a la vez subjetiva para cada
cual al abordarla singularmente. Por consiguiente, la fotografía es evidenciación,
reproducción y testimonio de la existencia externa por apropiación de un instante
fugaz, y, al tiempo, es igualmente un modo personal de sugerir e interpretar, de
intervenir, de dilatar el momento fugitivo congelándolo, que refiere al universo subjetivo
de quien la toma, y de quien participa de ella con su exposición. Esta característica
que aporta la fotografía de reproducción de objetividad subjetivizada queda patente en
las veinte capturas aquí presentadas (las primeras de cada pareja), mientras que las
otras veinte (las segundas de cada par) son un ejercicio de intensa subjetivización,
explosiones de libertad expresiva totalmente personal que se atienen, eso sí, a las
anteriores puesto que de ellas brotan. Si realmente al fotografiar no reflejo propiamente
una neutralidad aséptica sino una voluntad poética tintada de vivencias personales, al
crear con los materiales obtenidos se incrementa desmedidamente la intervención
personal interior, y la aparente objetividad inicial, entonces, se torna en palpable
subjetividad, aunque sin alcanzar el grado absoluto que supone la desconexión con el
mundo sensible y que aportaría la abstracción plástica.
Por su carácter estrictamente fotográfico, las veinte instantáneas que en esta
muestra ofrezco, así como las ciento diez que presento en mi blog registradas también
en Perú, pueden considerarse en sí mismas obras con el relativo arte que puedan
entrañar; son perfectamente autónomas como productos plásticos y, desde luego, no
precisan de ningún tipo de recreación o artificio. Sin embargo, a la vista está que he
preferido alternar presencias fotográficas “al natural”, sin apenas intervención
manipulativa, de reproducción, con otras de recreación construidas sin constricciones,
con el claro propósito de enriquecer el plan expositivo y de aportar ejemplificaciones
de carácter didáctico. El hecho de confrontar en la muestra trabajos de un tipo y de
otro, de cotejar tareas de reproducción y de recreación de diversos modos y, además,
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de generar cada construcción fotográfica por primera vez con una sola fotografía, me
puede permitir evidenciar con sencillez lo que se puede hacer y cómo variar eso que
es posible realizar; el cómo efectuarlo lo desentraño paralelamente en diversos
tutoriales publicados en mis webs sobre las obras: “Policías seriadas” (págs. 12 y 52),
“Islas flotantes” (págs. 14 y 53), “Geofauna” (págs. 16 y 54), “Espejismo” (págs. 20 y
56) y “Realidad distorsionada” (págs. 32 y 62). Con esta exposición, como con todas,
me planteo brindar unas visiones distintas de las cosas, operando sobre ellas
transformativamente y generando nuevos significados, con el afán de subvertir
mediante la subversión, como comento acerca de la obra que cierra la muestra, la
titulada “Paisaje subvertido” (págs. 50 y 71); es decir, al ver las cosas de otra manera
procuro dar constructivamente la vuelta a lo existente (a lo capturado por mi cámara en
este caso), adoptando una perspectiva diferente a la habitual, a la común, a la
normalizada, que me impulsa a ejecutar cambios y manifestarlos, tanto en el plano
plástico como en el discursivo. Quizá convenga tener en cuenta que si las artes se
caracterizan por algo significativo es precisamente por subvertir, por mostrar las
diferentes realidades de otro modo distinto del ordinario, práctica que alberga
ineludiblemente el germen de su evolución o revolución, según sea el grado de cambio
alcanzado.
Hay lugares que cuentan con inmensas posibilidades experienciales y que atrapan
profundamente los sentidos, las emociones, la imaginación, la mente… todo el ser,
dejándolo gratamente conmocionado y colmado. Uno de esos lugares es, precisamen-
te, Perú. En Myanmar me había sobrecogido también, pero no tanto; me envolvió
fundamentalmente su exoticidad, aunque encontré menor variedad y riqueza
experiencial, sin que ciertamente desmereciera. El país andino me ha resultado
fascinante por su tremenda diversidad en los ámbitos paisajístico (selvático, montaño-
so, desértico-costero), cultural (arqueología de distintas culturas prehispánicas, gastro-
nomía, folclore, vestimenta, enseres, etc.), humano (razas indígenas, mestizas y
europeas, fundamentalmente) y biológico (con una botánica excepcional por su
amplitud de especies y abundancia, y una fauna interesantísima si bien de riqueza
menos visible). Preferí partir al viaje con un desconocimiento casi total de lo que me
iba a encontrar en él, aunque estuviera suficientemente planificado, para dejarme
sorprender por inesperados descubrimientos de la más variada índole. Cada
experiencia vivida y cada día me parecían insuperables, pero lo que sobrevenía a
continuación solía superarlo o, al menos, igualarlo. Al regreso, una vez sorprendido y
embaucado por lo vivido, al efectuar estos trabajos y reflexionar sobre ellos (los
comentarios de las fichas técnicas de las obras dan cuenta de variadas reflexiones -
págs. 51 a 71-), ha sido cuando he ido sedimentando los hallazgos y ampliando el
conocimiento.
No puedo soslayar que también me ha impactado la perceptible dinámica de
dominación de unos seres humanos para con otros, más visible desde luego en los
países considerados en vías de desarrollo que en los tomados por desarrollados. Así,
por ejemplo, el diseño de ciudad en cuadrícula, partiendo de una plaza principal
(denominada significativamente “Plaza de armas”, donde residía -o en sus inmediacio-
nes- el poder militar, religioso, económico y administrativo) y dividiendo el espacio
circundante mediante una retícula de calles, que siguieron en sus formas más
elementales los griegos en sus asentamientos por el Mediterráneo, los romanos en los
campamentos militares instalados en los territorios conquistados y los españoles en
las guerras de Reconquista, se observa claramente en los cascos históricos de Cusco,
Lima, Cajamarca, Arequipa o Trujillo; modelo que los conquistadores y colonizadores
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hispanos impusieron conscientes de que urbanizar era dominar (de que suponía
garantizar el proceso de dominio, transculturación y explotación), y cuyas manifesta-
ciones monumentales delatan lo inseparablemente unidos que discurren el arte y la
historia. Evidencias de esas relaciones de sometimiento son asimismo la casi
testimonial pervivencia de las lenguas precoloniales que quedan (así como de otras
manifestaciones culturales indígenas), la instrumentalización de la lengua castellana
desde el poder, el abandono rural, la miseria urbana y la pobreza estructural, la
doblegación de la mujer, la mendicidad infantil latente o encubierta, los notorios déficits
en la recuperación del pasado precolombino, etc.
Con todas sus luces y sombras, con sus agrados y desagrados, indudablemente
Perú ofrece una inconmensurable diversidad, considerando no obstante que la que
tiene connotaciones negativas resulta lógicamente indeseable y se desea superable.
Presenta múltiples estímulos de variadísima naturaleza que pueden ser objeto de
apasionante vivencia y fotografiado. Cabalmente a ello me he entregado en mi
recorrido por sus tierras; podría asegurar que he vivido intensamente fotografiando
vivencias múltiples, tanto como que, inversamente, he fotografiado experiencias
dispares viviendo entusiasmadamen-te. Y es que en este nivel de vivenciación
sensible y de interés fotográfico, la cámara registradora de instantes se convierte en
una especie de apéndice del fotógrafo y de asidero vital, aún sin motivación
profesional; te permite mirar el mundo visible de un modo distinto a como se hace
directamente y te impulsa a sentir la realidad de una manera más plena, de modo que
más que hacer fotos las vives, y más que ser mero testigo o espectador de lo que
acontece ante el objetivo o la pantalla eres un experimentador entusiasta que te
impregnas de lo que estás viviendo y haciendo. Por lo tanto, mi experiencia en este
país andino ha estado mediatizada ineludiblemente por el uso de mi modesta Canon,
disparada en infinidad de ocasiones, aunque de momento la rentabilidad plástica haya
sido escasa, pues, como ya he comentado, a diferencia de la exposición sobre
Myanmar y de las otras en las que he presentado construcciones fotográficas, he
utilizado solamente una fotografía en cada construc-ción; sin embargo, este uso
restringido de instantáneas en el proyecto que he desarrollado no me ha impedido, ni
siquiera limitado, desvelar algunas de mis vivencias en ese territorio americano y
confrontar las tareas de reproducción y recreación como me he propuesto.
Ya he venido comentando que la génesis de cada construcción fotográfica es
siempre una instantánea de un asunto peruano, pero conviene aclarar que eso es así
desde el punto de vista material dado que ella constituye la única materia prima, no
necesariamente lo es desde el ideativo o especulativo. En ocasiones, abordo los
trabajos partiendo de una fotografía concreta, de observarla y pensarla, posteriormente
voy concibiendo ideas compositivas y narrativas y las voy ejecutando (de algún modo
realizo lo que la foto “me pide”, ella marca la pauta); este ha sido el caso de: “Policías
seriadas” (págs. 12 y 52), “Geofauna” (págs. 16 y 54), “Transportador de maletas”
(págs. 24 y 58), “Muro franqueable” (págs. 26 y 59), “Muros humanos” (págs. 28 y 60),
“Difícil escapar” (págs. 30 y 61), “Real vs. surreal” (págs. 42 y 67), “Arqueología
pendiente” (págs. 44 y 68), “Fachada caprichosa” (págs. 46 y 69), “Niña expectante”
(págs. 48 y 70) y de “Paisaje subvertido” (págs. 50 y 71). Pero en otras coyunturas,
antagónicamente, tengo como punto de partida una idea constructiva o/y semántica
previa, y luego busco entre mi nutrido archivo fotográfico la foto que mejor se presta
para desarrollarla (en este caso ejecuto una idea con la captura que me resulta más
adecuada, siendo la idea preconcebida la que señala el planteamiento); es lo que ha
sucedido en: “Islas flotantes” (págs. 14 y 53), “Cruz andina” (págs. 18 y 55),
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“Espejismo” (págs. 20 y 56), “Variaciones tonales regladas” (págs. 22 y 57), “Realidad
distorsionada” (págs. 32 y 62), “Guacamayo domesticado” (págs. 34 y 63), “Llama
exótica” (págs. 36 y 64), “Metamorfosis de una escultura chavín” (págs. 38 y 65) y en
“Cajamarquina futurista” (págs. 40 y 66). Como tengo la tendencia a concebir ideas a
priori (aunque también a pensar en posibilidades de materiales -fotos- concretos),
comencé estos trabajos con un listado de una veintena de ideas (hubiera tenido, pues,
suficientes como para cerrarlos con él) que, no obstante, posteriormente fue acrecen-
tándose; sin embargo, se han quedado muchas ideas del listado por desarrollar
sencillamente porque, a menudo, el poder con que cuentan algunas fotografías es
suficientemente sugerente como para saber qué se puede hacer con ellas y qué es
posible expresar.
De cualquier manera las ideas, constituyan el punto de inicio del proceso creativo o
sean la consecuencia del contacto con el material -con la fotografía-, al irse
materializando se van definiendo y abriéndose a otras que las completan o las
modifican parcialmente, hasta que la obra queda concluida, con un desarrollo
particular para cada una; lo que contribuye a garantizar la diversidad de procesos y de
resultados, consiguiendo que cada construcción sea peculiar y diferente a todas las
demás. Así, por ejemplo, “Metamorfosis de una escultura chavín”, que la principié con
la vaga idea de recrear una abstracción de una imagen concreta a seleccionar (de
contenido realista como había hecho con “Guacamayo domesticado” procedente de
“Guacamayo” -pág. 33-), y con “Llama exótica” obtenida de “Llama atenta” -pág. 35-), o
de contenido figurativo esquemático, opción que finalmente elegí con su germen en
“Cabeza de cóndor chavín”-pág. 37-), acabó presentando un complejo desarrollo que
finalizó efectivamente en la confección de una abstracción, pero añadí una figuración y
convertí ambas piezas en una instalación artística expuesta en una sala. Y
“Geofauna”, de proceso ejecutivo menos complejo, que la emprendí a partir de la
contemplación de una foto que me seducía (“Rumbo a las Islas Ballestas” -pág. 15-),
fue encontrando paulatinamente una evolución convincente por adición de ideas que
iban brotando casi espontáneamente, y que se iban integrando constructivamente en
el producto en elaboración estimuladas, a su vez, por éste. Me parece oportuno
comentar que mi metodología de trabajo se caracteriza por abrir caminos por los que
transito libremente buscando salidas y destinos satisfactorios; por ello, normalmente
los procesos que comienzo en una dirección u otra suelen ser concluidos, acaban
naturalmente tomando un cuerpo u otro puesto que casi nunca los desecho.
Este fluir que se produce entre lo material y lo ideal, o entre lo concreto y lo
abstracto, supone forzosamente la aplicación de reflexión y buenas dosis de
azarosidad, que hacen que la obra se vaya concretando, tanto en los aspectos
materiales como en los de significación y titulación. Por ejemplo, en “Muro franquea-
ble”, originado en la percepción de “Montando su puestecillo de venta I” (pág. 25),
establecí una asociación entre las bolsas y la operación que realiza la protagonista de
extraer su contenido, con la eruptiva del volcán que terminé mimetizando en una bolsa
más; y la presencia de las dos bolsas en la foto matriz me suscitó el levantamiento de
un muro con ellas, que asimilé a diferentes muros físicos y metafóricos humanos, y
que al entender que pueden ser franqueables la denominación de la obra concluyó
haciéndose eco de ello. Estos aspectos ideativos y materiales -incluyendo en ellos los
procedimentales- siguieron su curso de forma casi rodada, como acontece habitual-
mente. Otras veces la idea previa aporta ya la titulación desde el inicio, como en
“Realidad distorsionada”, cuya ejecución consistió sencillamente en lo que pretendía
hacer, en practicar una distorsión plástica de la toma de referencia “Montando su
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puestecillo de venta II” (pág. 31), y que remite a la distorsión de cualquier realidad.
Como queda reflejado en los comentarios de las fichas técnicas de las obras (págs. 51
a 71), todas encierran diversos contenidos semánticos que incluyen algunos
simbolismos, de los que la titulación viene a ser esquemática expresión o, inversamen-
te, de la denominación de la construcción fotográfica se siguen los diferentes conteni-
dos narrativos, según los casos.
Dicha alternancia en la que la selección del material y las ideas -o viceversa- se va
determinando sobre la marcha, sea el que sea el comienzo, se produce con un ritmo
particular de desarrollo, que unas veces es más rápido y la obra se concluye
resolutivamente como en “Variaciones tonales regladas”, en “Guacamayo domestica-
do” o en “Paisaje subvertido”; y otras es más pausado y el trabajo resulta laborioso
como en “Arqueología pendiente”, en “Metamorfosis de una escultura chavín”,
curiosamente de temática arqueológica ambas (expresión simbólica de lo trabajoso de
la tarea arqueológica y de lo que queda por hacer en Perú en ese campo), o en
“Transportador de maletas” (que desvela lo que subyace oculto bajo la superficie como
hacen los yacimientos arqueológicos). A propósito de la conexión desvelada entre
algunas de las obras citadas, quiero destacar también como peculiaridad de este
grupo de trabajos la existencia de interrelaciones entre unos y otros de tipo temático
(por ejemplo entre “Real vs. surreal” y “Cruz andina”, que tienen por asunto el poblado
inca Machu Picchu y aspectos de la cultura incaica), la presencia de ideas plásticas
comunes de naturaleza procedimental (así ocurre entre “Cajamarquina futurista” y
“Realidad distorsionada”, por ejemplo, que someto a distorsiones de abstracción), o de
tipo narrativo (como sucede con “Muros humanos”, que surgió como una expansión de
“Muro franqueable” y que tiene un claro antecedente en la fotografía “Policía” -pág. 11-
). Se trata de una cierta interdependencia que otorga más unidad al conjunto de obras
presentadas, y que, al tiempo, coexiste con la singularidad de cada una.
A pesar de que Perú me haya brindado un poderoso escenario temático, el hecho
de ceñirme a un número limitado de instantáneas, aunque haya elegido clara variedad
de contenidos, y de supeditarme exclusivamente a ellas para efectuar las
correspondientes recreaciones que muestro, quizá suponga una cierta restricción; pero
el trabajo plástico y su presentación, tal y como yo lo asumo, entraña precisamente
centrase en un grupo de obras de unas características elegidas, que conllevan
supeditarse a unos contenidos plásticos temáticos, a unos materiales, a unos
procedimientos y recursos técnicos de expresión, a unas expresiones concretas...,
simplemente porque esa praxis es una forma, peculiar eso sí, de abordar pequeños
aspectos de la realidad, excluyendo ciertamente otros muchos, y no puede pretender
encararla en su inmensa totalidad. No obstante, no debe entenderse por ello que la
actividad plástica está condenada a aportar insignificancias, puesto que, si bien acepta
ese tipo de limitaciones, la expresión que emplea puede ser, paradójicamente,
abiertamente liberadora e influyente en alguna medida.
No quiero cerrar este texto de presentación de la exposición sin agradecer a las
componentes del grupo del viaje (Gumer -la promotora y principal organizadora- Cristi,
Isabel, Manel, Asumpta, Teresa, Montse, Sunsi y María Antonia) su excepcional buen
talante, puesto que con él facilitaron que la experiencia del recorrido por Perú fuera
cautivadora y exitosa, contribuyendo a que ese fascinante lugar lo pareciera más aún,
y confirmando la máxima matizada de que la realidad es como es pero también como
se vive y se ayuda a vivir. Evidentemente, la sensación de satisfacción lograda
7. 7
estimula la realización de nuevas salidas y el planteamiento de nuevos proyectos
expositivos basados en la actividad fotográfica que mantenga en ellas.
Luis J. Ferreira Calvo
El Sauzal, Julio de 2018
Nota:
La referencia a páginas que aparece en el texto corresponde a la publicación en
formato libro de la exposición, de igual título que ella, concebida como un catálogo
bastante completo.