No es fácil salir del ciclo redundante de “más de lo mismo” a que nos condena nuestra biología. El DESEO es inextingible y repetitivo. Así ha de ser para disfrutar de la vida, pero lo grave es que hace que nos olvidemos de nuestras METAS, es decir, de conducir nuestra vida. Es nuestra libertad personal la que está en juego. Si el nuevo “Neuromarketing”, potencialmente más peligroso que la vieja “Publicidad Subliminal”, comienza a jugar con nuestros deseos y no somos capaces de contrarrestarlos con nuestras metas… estamos perdidos (un dato: los videojuegos liberan en el cerebro tanta dopamina como las anfetaminas). La tecnología es adictiva y ya estamos “enganchados” a Internet, pese a creer que “controlamos”. Decía Ortega y Gasset: “la vida es quehacer, porque la vida que nos es dada no nos es dada hecha”. El compromiso con proyectos nos libera de las reacciones irreflexivas.