¿DIALOGAR PARA CONVIVIR O DISCUTIR HASTA MORIR? Las ideas opuestas tienden a convertirnos en oponentes y, llevadas al extremo, terminan en la mutua deshumanización. Para integrarlas se han propuesto dos formas de debate: incidir en los acuerdos o en las discrepancias. No parece que estemos practicando la habilidad más afectiva.