Este documento resume el evangelio de la multiplicación de los panes y peces. Jesús se retira a orar después de enterarse de la muerte de Juan Bautista, pero luego atiende a las multitudes hambrientas. Aunque solo tiene cinco panes y dos peces, Jesús bendice la comida y todos comen hasta saciarse, sobrando incluso comida. Este milagro muestra la generosidad infinita de Dios para saciar todas las necesidades. La Iglesia tiene la misión de dar de comer no solo pan físico sino también la palabra de Dios para
2. …y tomando los cinco
panes y los dos peces, alzó
la mirada al cielo,
pronunció la bendición,
partió los panes y se los dio
a los discípulos; los
discípulos los dieron a la
gente.
Comieron todos hasta
quedar satisfechos y
recogieron doce cestos
llenos de sobras.
Mateo 14, 13-21.
3. El evangelio de hoy, que narra la multiplicación de los
panes, nos invita a ahondar en cuatro aspectos de la
personalidad y la misión de Jesús.
4. Cuando Jesús sabe la
muerte de Juan
Bautista se retira a
orar. El vínculo entre
Jesús y Juan era
estrecho: Juan había
predicado un reino por
llegar; Jesús hacía
presente ese reino con
su persona. Jesús
sintió dolor y buscó un
espacio de paz y
sosiego para meditar
sobre lo ocurrido.
Necesitaba el duelo.
5. Pero no pudo disfrutar mucho tiempo de su retiro.
La fama por sus milagros lo precedía y la gente,
hambrienta de dios, lo buscaba. Jesús renunció a
su descanso para atender a las multitudes y curar
a los enfermos.
6. Hoy la gente también
busca a Jesús, pero de
otra manera. La necesidad
de trascendencia sigue
acechando al hombre
postmoderno. Muchas
personas buscan y no
encuentran, perdidas en
el laberinto de su
existencia. Carentes y
sedientas, se hunden en
la pobreza y el
desconcierto.!
7. El dolor físico no puede
compararse al dolor del
alma enferma y
hambrienta.
Si nuestra vida no tiene
un sentido
trascendente, se nos
rompe algo por dentro.
Estamos hechos así,
somos seres con alma y
solo Dios puede
colmarnos.
8. Después de escuchar a Jesús durante horas, la
multitud está hambrienta. Los discípulos
aconsejan a Jesús que los despida, pero Jesús no
puede desentenderse de ellos. Entonces pide
que le traigan los panes y los peces que un joven
lleva consigo.
9. La bendición del pan evoca la eucaristía. ¡Qué importante
es bendecir! Ahora Jesús da pan; más tarde él mismo
se convertirá en alimento para todos.
Cinco panes y dos peces ¡son muy poco! Pero Dios
multiplica su gracia cuando ofrecemos lo poco que
tenemos. Basta que demos con generosidad.
10. «Dadles vosotros de
comer». La Iglesia tiene la
misión urgente de dar de
comer a la gente. No sólo
pan físico, sino el pan de la
palabra de Dios.
La Iglesia está presente en
lugares azotados por la
hambruna, dando alimento
y ayuda. Pero el pan que
está llamada a distribuir es
la palabra de esperanza
que el mundo necesita: el
mismo Cristo.
11. Todos comieron y quedaron satisfechos. Nadie pasó
hambre. Dios no es tacaño y puede saciar a todos.
Sabe nuestras necesidades y las satisface con
esplendidez. No regatea, su generosidad es infinita.
Tanto, que aún nos sobrará. Así es su magnificencia, no
conoce límites.
12. Nosotros, cristianos de
hoy, ¿qué hemos de hacer?
San Pablo nos alienta: nada
nos podrá apartar de Dios.
Ni cielos, ni tierra, ni
ángeles ni potestad alguna,
ni la vida ni la muerte.
Cuando estamos en
comunión con Cristo, nada
nos puede alejar. No está a
nuestro lado, ¡está dentro
de nosotros! Y nadie nos
arrebatará el gozo de su
presencia.
13. Bien alimentados de Cristo, hemos de contribuir a que
nadie en el mundo pase hambre, ni física ni de Dios.
Nuestra misión es impedir que nadie muera porque le
falta el pan de Dios. Jesús nos necesita para salir,
entregarnos y dar de comer su pan a las gentes.
La respuesta depende de nosotros.
¡Imitemos la generosidad de Dios!