Jesús advierte contra la codicia y el afán de poseer riquezas para uno mismo, ya que eso puede llevar al olvido de Dios y del prójimo. Relata la parábola del hombre rico insensato que planea acumular bienes sólo para sí mismo pero muere esa misma noche, mostrando que la vida no consiste en la abundancia de posesiones. Enseña que es mejor ser ricos en orden a Dios compartiendo los bienes con los necesitados.