El humanismo renacentista defendió una visión positiva del hombre como ser extraordinariamente poderoso y activo, en contraste con la visión medieval del hombre como pecador sometido a Dios. Además, la nueva ciencia moderna que surgió en los siglos XV y XVI se diferenció de la ciencia aristotélica al ser experimental, técnica, matemática y basada en el método hipotético deductivo. Este contexto influyó en la filosofía de Descartes, quien buscó aplicar el método científico a la filosofía.