Pablo VI creó el Sínodo de Obispos y promovió el diálogo ecuménico. Sin embargo, no logró establecer diálogo con China y enfrentó desafíos como la crisis de vocaciones y la disidencia de Lefebvre. Publicó la encíclica Humanae Vitae reafirmando la doctrina contra los anticonceptivos. Juan Pablo I quiso ser un pastor humilde siguiendo el Vaticano II, pero murió repentinamente después de solo 33 días como papa.
2. Algunos logros de Pablo VI
Creó el Sínodo de Obispos.
Orientó hacia el diálogo el protocolo de las
visitas “ad limina”.
No logró establecer el diálogo con China.
Algunos gestos: el triple abrazo al
patriarca Atenágoras; besó los pies del
enviado de Atenágoras a los diez años del
levantamiento de la excomunión.
Regaló su anillo de Arzobispo al Arzobispo
anglicano de Cantorbery.
3. • A Pablo VI le tocó ver con sus propios ojos cómo
malinterpretaban el concilio, cómo hubo abusos,
indisciplina; cómo descendieron las vocaciones y
cómo miles de sacerdotes y religiosaos entraban en
crisis y abandonaban su vocación. Lefebvre
desobedeció al papa en nombre de la ortodoxia.
Algunos clérigos en América Latina tomaron armas
para defender a los desposeídos del tercer mundo.
El papa sorteaba con prudencia todos estos
escollos. Muchos le tachaban de indeciso y débil,
pero Pablo VI fue un ejemplo de equilibrio, y de
mártir en la custodia de la fe y de la moral católica.
4. • Por este tiempo, se multiplican las
deserciones de sacerdotes, muchas veces con
la voluntad de reintegrar al sacerdocio en la
condición humana mediante el matrimonio, el
trabajo y el compromiso político. En realidad,
había una evidente pérdida de la identidad
sacerdotal. El papa quiso reservarse el tema
del celibato sacerdotal y sacó, después del
concilio, una encíclica valorando el celibato
sacerdotal como perla preciosa de la Iglesia
latina, a la que no podemos renunciar.
5. • La crisis sacerdotal se manifestó también en un alarmante
descenso de las vocaciones eclesiásticas y religiosas, que
afectaron tanto a las diócesis como a las órdenes y
congregaciones.
• Junto a la crisis sacerdotal y religiosa, vino también lo que
se ha llamado el secularismo. Se pensaba que el concilio
había hecho a la iglesia más atractiva, pero en los años que
siguieron se pudo comprobar un franco retroceso de las
prácticas religiosas y de las referencias cristianas en el
comportamiento, al menos en el mundo occidental .
Vino, pues, la avalancha del secularismo. Ya Dios –se diceno tiene cabida en nuestro mundo económico, social y
político. Este secularismo quiere tener su propia
autonomía, sin depender de Dios
6. • Este secularismo también se quiso extender al campo de la
moral sexual y se alió al hedonismo. No se quiso aceptar la
ética sexual y el respeto de la vida humana, para poder
gozar del placer inmediato, sensible, pero sin
responsabilidad. Se quería desligar del acto amoroso entre
esposos sus dos dimensiones esenciales: la dimensión
unitivia y la dimensión procreativa. En el plan de Dios
ambas deben respetarse.
• En el Concilio Vaticano II, los obispos no trataron el tema
de la regulación y limitación de nacimientos. También aquí
se había reservado el Papa Pablo VI esta cuestión. Había
confiado su estudio a una comisión que se inclinaba más
bien por una suavización de la postura tradicional de la
Iglesia en materia de anticonceptivos.
7. • El Papa, con la luz de Dios y el dictamen de su
propia conciencia, fue fiel a la doctrina tradicional
de la iglesia y no escuchó los consejos de la
comisión, sino que en la encíclica Humanae Vitae,
julio de 1968, rechazó todos los métodos no
naturales de regulación de los nacimientos, porque
no respetaban los dos fines de la relación íntima que
puso el Creador en el matrimonio: amor mutuo y
procreación. La encíclica fue mal acogida, no sólo
por los no católicos, sino por muchos católicos de
los países desarrollados
8. Algunas situaciones enfrentadas.
Entre 1963 y 1970 de 22,000 a
25,000 sacerdotes abandonan el
ministerio (= 5 % del clero).
Entre 1965 y 1972 bajan a la mitad
las ordenaciones sacerdotales en
Alemania 506 a 213.
Algunos razonan así: “post hoc, ergo
propter hoc” = Después del
Vaticano II, luego a causa del
Vaticano II.
9. Mons. Lefebvre en 1976.
• Deseaba mantener la fidelidad a la
Roma católica y no a la <<Roma de
tendencia neomodernista y
neoprotestante que se manifestó en
el Concilio Vaticano II” .
• Lefebvre se separa de la Iglesia y se
convierte en cismático excomulgado.
10. Paulo VI sobre lo que tocó vivir.
(1963 – 1978)
“Habríamos imaginado
que el día siguiente del
Concilio sería un día de
sol, pero en lugar de sol,
tenemos nubes,
tempestades y tinieblas”.
“Abrimos la ventana para
que entrara aire fresco y
lo que ha entrado es el
humo del diablo.
11. Juan Pablo I
26 Agosto – 28 Sept, 1978
Primer pontífice de origen obrero.
Tenía alma y modales sencillos, de
“buen párroco”, por la presencia
constante de la sonrisa en su rostro.
Su programa fue: oración, disciplina en
la iglesia y fidelidad al concilio
Vaticano II.
Humilde y sencillo. Rechazó la silla
gestatoria y la tiara; ni quiso ser
coronado Pidió ser investido con el
palio.
Quería dejar claro que sería un pastor.
12. Juan Pablo I (1978)
El éxito fue inmediato y general. Sin embargo,
duró poquísimo, sólo 33 días. Su muerte
repentina, causada por infarto, afectó y
sorprendió a todos de tal manera, que dio
lugar a indebidas y fantasiosas conjeturas.
¿Envenenado? Ha habido precedentes.
Ningún periodista serio le dio crédito a este
rumor.
En las alocuciones de los miércoles habló de
las virtudes teologales e iba a comenzar a
tratar las virtudes morales, cuando le
sobrevino la muerte. Dejó con su sonrisa un
ejemplo de amor y de entrega a Dios y a las
almas.