Las revoluciones atlánticas del siglo XVIII, incluyendo la independencia de las 13 colonias, la Revolución Francesa y las guerras de independencia en América española, llevaron a cambios fundamentales en la forma de gobierno, difundiendo las ideas liberales e ilustradas de igualdad, derechos individuales y constitucionalismo. Estas revoluciones promovieron la soberanía popular y el nacionalismo, inspirando la creación de nuevos estados-nación y el progreso político y social.