El sistema educativo nacional argentino surgió a fines del siglo XIX como parte de la conformación del estado nacional. Su función era procesar la tensión entre igualdad y diferenciación a través de la inclusión masiva de la población en la educación de manera uniforme. Aunque se expandió la matrícula educativa en las décadas de 1950-1970, el sistema se fragmentó y generó dos circuitos diferenciados relacionados con el origen social de los estudiantes, lo que dificultó una inclusión educativa igualitaria.