La estructura organizacional de una institución se representa generalmente como una pirámide con diferentes niveles jerárquicos. En la base se encuentran los empleados y a medida que se asciende los niveles, el número de personal disminuye y aumenta el liderazgo y las responsabilidades administrativas. La estructura debe ser flexible para adaptarse a los cambios y definir claramente las funciones, obligaciones y líneas de autoridad de cada puesto.