3. Su planteamiento
Ágnes Heller, filósofa húngara nacida en Budapest en 1929, está considerada como una
de las pensadoras más significativas de nuestro tiempo.
Nace en el seno de una familia de origen judío. En su adolescencia fue testigo de los
horrores del Holocausto, experiencia que ejerció una fuerte influencia sobre toda su vida
y trabajo. Su padre, que ayudó a varias personas a huir de la Europa nazi, murió en el
campo de concentración de Auschwitz. Ella y su madre lograron sobrevivir a la guerra,
aunque estuvieron a punto de morir en varias ocasiones, como cuando le dispararon,
pero debido a su baja estatura, las balas le pasaron por encima de la cabeza.
Paradójicamente, la que se convirtió en una de las más brillantes representantes de la
llamada Escuela de Budapest, no era en el terreno filosófico donde pretendía destacar,
sino en el científico, sobre todo después de leer una biografía de Marie Curie que le
inspiró acerca del papel relevante que podía jugar una mujer en aquello que se
propusiera.
4. Al acabar la Segunda Guerra Mundial, comenzó a estudiar en la Universidad de Budapest.
Confiesa que por aquel entonces la filosofía le parecía algo completamente inútil, pero
asistir por casualidad a una clase del filósofo marxista György Lukács sobre Filosofía de la
cultura cambió su vida hasta tal punto que un año después tomó la decisión de elegir el
camino de la filosofía Y discípula de lukacs dedicado a entender el mundo, a encontrar
respuesta a los interrogantes que la acuciaban.
«Mi padre fue asesinado y también de mis amigos de la infancia. esta experiencia ejerció una
influencia inmensa sobre toda mi vida, Siempre estaba interesada en la pregunta: ¿cómo fue
posible que pasara esto? ¿Cómo puedo entenderlo? Y esta experiencia del Holocausto
estuvo acompañada de otra, la de vivir en un régimen totalitario. Esto despertó preguntas
muy similares ¿cómo puede pasar esto? ¿Cómo puede la gente hacer cosas como estas? Así
que tuve que averiguar qué moralidad hay en todo esto, cuál es la naturaleza del bien y el
mal, qué puedo saber sobre las fuentes de la moralidad y del mal. Este fue el primer
interrogante. El otro interrogante fue una pregunta de corte social: ¿qué tipo de mundo
puede producir esto? ¿Qué tipo de mundo permite que estas cosas pasen? ¿Qué es la
modernidad? ¿Podemos esperar redención?
5. En 1973, a raíz del llamado «juicio a los filósofos», resolución del Partido Comunista
húngaro que impedía trabajar en las instituciones a todos los hostiles al marxismo-
leninismo, numerosos filósofos y sociólogos, entre los que se encontraba Ágnes Heller, por
sus posiciones revisionistas del marxismo contrarias a la política oficial, se quedaron sin
trabajo en el Instituto de Filosofía y Sociología.
Ante esta situación y la de vigilancia policial y espionaje a que fue sometida, decide
abandonar el país.
Exilio