Arte renacentista

1. Alberto Durero

2. Alberto Durero es figura fundamental del arte alemán del s.XVI. Hombre de gran formación
artística y cultural, fue dibujante, grabador, pintor y tratadista de arte. Educado en la
tradición germánica, se sintió fuertemente atraído por el arte del Renacimiento Italiano.
Artista profundamente religioso, su pensamiento se inserta de pleno en la tradición del
humanismo cristiano. De gran curiosidad intelectual, se interesó científicamente por el
hombre, la naturaleza, los animales y las plantas. Posee una técnica depurada, en la que
destaca lo extraordinario de su dibujo, fundamento de toda su obra artística. Revolucionó
las técnicas del grabado- a buril y xilografías-, siendo sin duda el más grande grabador de su
tiempo. Durante siglos sus imágenes grabadas han sido fuente de inspiración para la pintura
europea.

3. Practicó la acuarela con delicadeza y finura exquisita. Sus retratos, en general de medio
cuerpo, se caracterizan por la intensidad y agudeza del rostro y gran elegancia en el
porte. Entre ellos se encuentran sus autorretratos y los retratos de nobles, humanistas
y burgueses que conformaron su clientela.
Considera el arte como indagación científica: su preocupación por la teoría y práctica
del arte las plasma en sus “Tratados sobre geometría y perspectiva”, y “Los cuatro libros
de la proporción humana”.
Su principal mecenas fue el emperador Maximiliano I. Para conservar su memoria lo
retrató y realizó encargos que exaltan, a la manera renacentista, la idea del príncipe y el
ejercicio del poder. Asimismo trabajó para Federico de Sajonia, para el rey de
Dinamarca…
Sentó las bases del Renacimiento del Norte sintetizando las tradiciones naturalistas
flamencas y alemanas con la “maniera” italiana

4. Adoración del Niño

5. Jesús entre
doctores

6. Liebre

7. Autorretrato

8. Virgen con el niño

9. Adán y Eva

10. Comentario Adán y Eva
• Se trata de dos tablas independientes y complementarias. Pintadas por Durero para él mismo. Cristina de
Suecia las regala a Felipe IV. Carlos III y Carlos IV ordenan su destrucción pero finalmente se expusieron en el
Prado.
• Son de tema religioso, Adán y Eva en el Paraíso y el Pecado Original. Procede de la Biblia-Génesis. En la tabla
de Eva, el árbol del Bien y del Mal con la serpiente enroscada en el tronco ofreciéndole la manzana, el fruto
prohibido, símbolo del pecado. La serpiente simboliza al demonio que tienta a Eva. Ambos tienen la
manzana en la mano, aún no han caído en pecado, aunque ya se cubren con las hojas del árbol. Ejecutadas
con total perfección al óleo, dibujadas de manera impecable.
• Su composición es simple, clásica, con verticales marcadas en ambas figuras y una horizontal en el suelo.
Destacan sobre un fondo oscuro, la profundidad se consigue con la luz, que proyecta tenues sombras sobre
el suelo creando sensación espacial.
• La luz resbala por el cuerpo de Eva modelándolo con suavidad, mientras lo hace más vigorosamente en el de
Adán. El tratamiento del desnudo evoca la escultura clásica de Praxíteles. Importancia del dibujo que perfila
las dos figuras, de contornos más mórbidos Eva. La postura cimbreante de Eva, el canon alargado de 9
cabezas, junto con la intensidad emotiva del rostro de Adán y la crispación de sus manos, anticipan tal vez el
manierismo.
• El color es severo y reducido a negros, tierras ocres y dorados. Bronceado el cuerpo masculino, blanco-
rosado el de Eva.
• El asunto bíblico es mero pretexto en busca de la perfección ideal de los cuerpos de Adán y Eva, primeros
desnudos de tamaño natural de la pintura nórdica.