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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
     UNIVERSIDAD FERMIN TORO
     BARQUISIMETO CABUDARE




            Alumno: AURELIO GUEDEZ
                     C.I.: 17.784.676
Trampas psicológicas en la toma de decisiones



La trampa del ancla
("The ANCHORING trap")
¿Qué altura tiene la Torre Eiffel? Imaginemos que estamos
paseando por París y nuestra pareja nos pregunta por la altura de la
torre. No tenemos idea de cuánto puede medir, de modo que nos
damos a la tarea de hacer una estimación "a ojo de buen cubero" .
Primer caso: nuestra pareja nos dice: "...yo creo que mide
aproximadamente 200 metros... ¿tú qué opinas?"; Segundo caso:
nuestra pareja nos dice: "...yo creo que mide aproximadamente 400
metros... ¿tú qué opinas?" Si somos como la gran mayoría de las
personas, la estimación que hagamos de la altura de la torre será
mayor si nuestra pareja nos hace la pregunta como en el segundo
caso (400 metros). La mente da una importancia
desproporcionada a la primera información que recibe.
La trampa de la resistencia al cambio

("The STATUS QUO trap")
La resistencia al cambio es un fenómeno que todos
hemos experimentado alguna vez. Hay muchos
ejemplos. En general, si somos como la mayoría de la
gente, el cambio nos produce ansiedad y encontramos
confort en el estatus-quo. Esto influye por supuesto en
la toma de decisiones, pues tendemos a dar
valoraciones desproporcionadamente altas a la
opción de quedarnos como estamos (estatus-quo), a
pesar de tener otras opciones objetivamente superiores.
La trampa de los costos irrecuperables
("The SUNK-COST trap")

Supongamos que vamos viajando por carretera y
se nos presenta una bifurcación inesperada. Tras
una breve reflexión decidimos tomar el camino
de la derecha. Continuamos conduciendo durante
15 minutos y nos damos cuenta de que nos
hemos equivocado. Probablemente hubiésemos
llegado antes a nuestro destino de haber tomado
el camino de la izquierda. Sería más rápido
detenernos ahora, regresar a la bifurcación y
tomar el camino de la izquierda. Pues bien, un
sorprendente número de personas no lo
hacemos, continuamos por el camino equivocado
porque nos cuesta aceptar la pérdida de
tiempo. Frecuentemente tomamos decisiones que
tienden a justificar decisiones pasadas, por muy
malas que éstas hayan sido.
La trampa de ver lo que nos              da   la   gana
("The CONFIRMING EVIDENCE trap")

Supongamos que estamos en contra de la pena de
muerte. Alguien llega y nos da dos informes, igualmente
convincentes, uno que argumenta los puntos a favor y
otro que argumenta los puntos en contra de la pena de
muerte. Si somos como la gran mayoría de las personas,
después de leer ambos informes estaremos más
convencidos de nuestro punto de vista inicial, ¡sin
importar cuál haya sido éste! Al leer los dos informes,
inconscientemente     buscaremos      y    resaltaremos
información que afirme nuestro punto de vista y
evitaremos tomar nota de información que lo contradiga.
La trampa de la forma de hacer las preguntas
("The FRAMING trap")

La    manera      de     hacer    preguntas   influye
profundamente en las respuestas que obtenemos.
Por ejemplo, supongamos que nos toca renovar
nuestro carnet de conducir. Al hacerlo, en la oficina
de tráfico nos dan un formulario en el que se lee: "[
] Marque si desea ser donador de órganos una vez
que     haya    fallecido".    Se   ha    demostrado
empíricamente que se obtendría una lista mucho
mayor de oferentes de órganos si se formulara
la pregunta de la siguiente manera: "[ ] Marque
si NO desea ser donador de órganos una vez que
haya fallecido". Consecuentemente, algunos países
están modificando la ley para que se les permita
formular la pregunta de la segunda forma y así
contar con una lista más numerosa de oferentes
potenciales de órganos. Existen también otras
maneras de hacernos caer en esta trampa,
especialmente cuando al hacer la pregunta se toma
en cuenta la aversión al riesgo que naturalmente
tenemos la gran mayoría de las personas.
La trampa del exceso de autoconfianza
("The OVERCONFIDENCE trap")

En general, cuando hacemos estimaciones
tendemos a creer que son más
exactas de lo que realmente son.
Supongamos que nos piden estimar la
altura de la Torre Eiffel. Nuestra
estimación es: "de 270 a 300 metros"
¿Suena razonable? Hemos dado un
margen de error de aproximadamente un
10%. Sin embargo, estudios en psicología
cognitiva demuestran que el margen de
error de las estimaciones que hace la
gente común es del 20 al 30%. Si
asumimos que nuestras estimaciones son
más precisas de lo que realmente son, es
decir, si pecamos de "exceso de
autoconfianza", estaremos incrementando
innecesariamente el nivel de riesgo que
asumimos en la decisión que estamos
tomando.
La   trampa  de    los   raros    eventos
             catastróficos
("The RECALLABILITY trap")

La gran mayoría de la gente amplifica la
probabilidad de que ocurran raros
eventos catastróficos. Por ejemplo,
experimentamos más ansiedad al viajar
en avión que al viajar en coche, pese a
que (en general) la probabilidad de tener
un accidente de avión es mucho menor
que la probabilidad de tener un accidente
de coche. Esto se debe a que los raros
eventos catastróficos reciben mucha
mayor atención mediática y nuestro
cerebro tiende a asociar la frecuencia del
evento con la intensidad con la que se
nos transmite la noticia.
La     trampa    de      los   estereotipos
("The BASE-RATE trap")

Supongamos que nos presentan a Juan, un
tipo bajito, más bien delgado, con gafas
circulares, con peinado raya al medio. ¿Es
más probable que Juan sea bibliotecario o
comercial de empresa? La gran mayoría de
las personas diríamos que es más probable
que sea bibliotecario, sin tomar en cuenta
que en el mundo existen muchos más
comerciales de empresa que bibliotecarios.
Al hacer estimaciones, tendemos a
dejarnos      llevar   por    estereotipos
irracionales que muy frecuentemente
nos inducen al error. El hecho de que
exista un mayor número de comerciales de
empresa que de bibliotecarios implica que
sea más probable (o al menos más probable
de lo que pensamos) que ese tipo bajito,
más bien delgado, con gafas circulares, con
peinado raya al medio sea comercial de
empresa.
La trampa del exceso         de   prudencia
("The PRUDENCE trap")

Supongamos que un directivo pide a su
subordinado que haga una estimación de
las ventas del próximo año. Éste, a su vez,
pide al técnico de marketing que haga la
estimación, ya que "es él quien trabaja con
los datos de campo". Se ha demostrado
que en estos casos lo más probable es que
el técnico de marketing haga una
estimación precisa, pero al comunicarla la
distorsione "hacia el lado de la
seguridad". Luego, sobre esa estimación,
el subordinado la modificará un poco más
"hacia el lado de la seguridad" y la
transmitirá al directivo. Este, a su vez, al
tomar la decisión considerará la estimación
que su subordinado, modificándola una vez
más "hacia el lado de la seguridad". Como
consecuencia, la decisión final será
tomada      sobre     la   base   de   una
estimación                exageradamente
distorsionada, alejada de la realidad.
La     trampa  de    la  buena     racha
("The OUTGUESSING RANDOMNESS trap")

Supongamos que estamos jugando a los
dados y en los cuatro últimos tiros hemos
sido muy afortunados. Si somos como la
generalidad de las personas, tenderemos a
creer     que    existe   una   probabilidad
exageradamente alta ("la mano mística", la
"suerte") de que el siguiente tiro nos sea
también favorable. Esta creencia ilusoria ha
sido   la   ruina    de  muchos    jugadores
compulsivos y puede llevarnos también a
nosotros    a    tomar   malas    decisiones.
Objetivamente, la fortuna que hayamos
tenido en los cuatro tiros anteriores no
afecta el resultado del próximo tiro.
. La trampa de los muy afortunados
("The SURPRISED by SURPRISES trap")

Muchos de nosotros pensamos que no somos buenos en los juegos
de azar porque "casi nunca ganamos". A muchos de nosotros nos ha
pasado que al jugar al bingo, por ejemplo, Nacho gana varias veces
seguidas, o Ángeles, o Pedro, o Maria... pero casi nunca nos toca a
nosotros ¿Significa esto que tenemos mala suerte? La respuesta es
NO. La probabilidad de que ganemos varias veces seguidas es
muchísimo menor que la probabilidad de que alguien más
(cualquiera que sea) gane varias veces seguidas. Esto nos hace
percibir erróneamente que la suerte nunca nos llega y que
siempre hay alguien más afortunado que nosotros. Nos cuesta
mucho entender que en los juegos de azar todos tenemos la misma
probabilidad de ganar o perder y que, sin embargo, es muy probable
que haya por ahí algún "suertudo(a)" que gane varias veces
seguidas. En unos casos será Nacho, en otros será María, en otros
Ángeles, pero difícilmente seremos nosotros... en especial si no nos
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  • 1. REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA UNIVERSIDAD FERMIN TORO BARQUISIMETO CABUDARE Alumno: AURELIO GUEDEZ C.I.: 17.784.676
  • 2. Trampas psicológicas en la toma de decisiones La trampa del ancla ("The ANCHORING trap") ¿Qué altura tiene la Torre Eiffel? Imaginemos que estamos paseando por París y nuestra pareja nos pregunta por la altura de la torre. No tenemos idea de cuánto puede medir, de modo que nos damos a la tarea de hacer una estimación "a ojo de buen cubero" . Primer caso: nuestra pareja nos dice: "...yo creo que mide aproximadamente 200 metros... ¿tú qué opinas?"; Segundo caso: nuestra pareja nos dice: "...yo creo que mide aproximadamente 400 metros... ¿tú qué opinas?" Si somos como la gran mayoría de las personas, la estimación que hagamos de la altura de la torre será mayor si nuestra pareja nos hace la pregunta como en el segundo caso (400 metros). La mente da una importancia desproporcionada a la primera información que recibe.
  • 3. La trampa de la resistencia al cambio ("The STATUS QUO trap") La resistencia al cambio es un fenómeno que todos hemos experimentado alguna vez. Hay muchos ejemplos. En general, si somos como la mayoría de la gente, el cambio nos produce ansiedad y encontramos confort en el estatus-quo. Esto influye por supuesto en la toma de decisiones, pues tendemos a dar valoraciones desproporcionadamente altas a la opción de quedarnos como estamos (estatus-quo), a pesar de tener otras opciones objetivamente superiores.
  • 4. La trampa de los costos irrecuperables ("The SUNK-COST trap") Supongamos que vamos viajando por carretera y se nos presenta una bifurcación inesperada. Tras una breve reflexión decidimos tomar el camino de la derecha. Continuamos conduciendo durante 15 minutos y nos damos cuenta de que nos hemos equivocado. Probablemente hubiésemos llegado antes a nuestro destino de haber tomado el camino de la izquierda. Sería más rápido detenernos ahora, regresar a la bifurcación y tomar el camino de la izquierda. Pues bien, un sorprendente número de personas no lo hacemos, continuamos por el camino equivocado porque nos cuesta aceptar la pérdida de tiempo. Frecuentemente tomamos decisiones que tienden a justificar decisiones pasadas, por muy malas que éstas hayan sido.
  • 5. La trampa de ver lo que nos da la gana ("The CONFIRMING EVIDENCE trap") Supongamos que estamos en contra de la pena de muerte. Alguien llega y nos da dos informes, igualmente convincentes, uno que argumenta los puntos a favor y otro que argumenta los puntos en contra de la pena de muerte. Si somos como la gran mayoría de las personas, después de leer ambos informes estaremos más convencidos de nuestro punto de vista inicial, ¡sin importar cuál haya sido éste! Al leer los dos informes, inconscientemente buscaremos y resaltaremos información que afirme nuestro punto de vista y evitaremos tomar nota de información que lo contradiga.
  • 6. La trampa de la forma de hacer las preguntas ("The FRAMING trap") La manera de hacer preguntas influye profundamente en las respuestas que obtenemos. Por ejemplo, supongamos que nos toca renovar nuestro carnet de conducir. Al hacerlo, en la oficina de tráfico nos dan un formulario en el que se lee: "[ ] Marque si desea ser donador de órganos una vez que haya fallecido". Se ha demostrado empíricamente que se obtendría una lista mucho mayor de oferentes de órganos si se formulara la pregunta de la siguiente manera: "[ ] Marque si NO desea ser donador de órganos una vez que haya fallecido". Consecuentemente, algunos países están modificando la ley para que se les permita formular la pregunta de la segunda forma y así contar con una lista más numerosa de oferentes potenciales de órganos. Existen también otras maneras de hacernos caer en esta trampa, especialmente cuando al hacer la pregunta se toma en cuenta la aversión al riesgo que naturalmente tenemos la gran mayoría de las personas.
  • 7. La trampa del exceso de autoconfianza ("The OVERCONFIDENCE trap") En general, cuando hacemos estimaciones tendemos a creer que son más exactas de lo que realmente son. Supongamos que nos piden estimar la altura de la Torre Eiffel. Nuestra estimación es: "de 270 a 300 metros" ¿Suena razonable? Hemos dado un margen de error de aproximadamente un 10%. Sin embargo, estudios en psicología cognitiva demuestran que el margen de error de las estimaciones que hace la gente común es del 20 al 30%. Si asumimos que nuestras estimaciones son más precisas de lo que realmente son, es decir, si pecamos de "exceso de autoconfianza", estaremos incrementando innecesariamente el nivel de riesgo que asumimos en la decisión que estamos tomando.
  • 8. La trampa de los raros eventos catastróficos ("The RECALLABILITY trap") La gran mayoría de la gente amplifica la probabilidad de que ocurran raros eventos catastróficos. Por ejemplo, experimentamos más ansiedad al viajar en avión que al viajar en coche, pese a que (en general) la probabilidad de tener un accidente de avión es mucho menor que la probabilidad de tener un accidente de coche. Esto se debe a que los raros eventos catastróficos reciben mucha mayor atención mediática y nuestro cerebro tiende a asociar la frecuencia del evento con la intensidad con la que se nos transmite la noticia.
  • 9. La trampa de los estereotipos ("The BASE-RATE trap") Supongamos que nos presentan a Juan, un tipo bajito, más bien delgado, con gafas circulares, con peinado raya al medio. ¿Es más probable que Juan sea bibliotecario o comercial de empresa? La gran mayoría de las personas diríamos que es más probable que sea bibliotecario, sin tomar en cuenta que en el mundo existen muchos más comerciales de empresa que bibliotecarios. Al hacer estimaciones, tendemos a dejarnos llevar por estereotipos irracionales que muy frecuentemente nos inducen al error. El hecho de que exista un mayor número de comerciales de empresa que de bibliotecarios implica que sea más probable (o al menos más probable de lo que pensamos) que ese tipo bajito, más bien delgado, con gafas circulares, con peinado raya al medio sea comercial de empresa.
  • 10. La trampa del exceso de prudencia ("The PRUDENCE trap") Supongamos que un directivo pide a su subordinado que haga una estimación de las ventas del próximo año. Éste, a su vez, pide al técnico de marketing que haga la estimación, ya que "es él quien trabaja con los datos de campo". Se ha demostrado que en estos casos lo más probable es que el técnico de marketing haga una estimación precisa, pero al comunicarla la distorsione "hacia el lado de la seguridad". Luego, sobre esa estimación, el subordinado la modificará un poco más "hacia el lado de la seguridad" y la transmitirá al directivo. Este, a su vez, al tomar la decisión considerará la estimación que su subordinado, modificándola una vez más "hacia el lado de la seguridad". Como consecuencia, la decisión final será tomada sobre la base de una estimación exageradamente distorsionada, alejada de la realidad.
  • 11. La trampa de la buena racha ("The OUTGUESSING RANDOMNESS trap") Supongamos que estamos jugando a los dados y en los cuatro últimos tiros hemos sido muy afortunados. Si somos como la generalidad de las personas, tenderemos a creer que existe una probabilidad exageradamente alta ("la mano mística", la "suerte") de que el siguiente tiro nos sea también favorable. Esta creencia ilusoria ha sido la ruina de muchos jugadores compulsivos y puede llevarnos también a nosotros a tomar malas decisiones. Objetivamente, la fortuna que hayamos tenido en los cuatro tiros anteriores no afecta el resultado del próximo tiro.
  • 12. . La trampa de los muy afortunados ("The SURPRISED by SURPRISES trap") Muchos de nosotros pensamos que no somos buenos en los juegos de azar porque "casi nunca ganamos". A muchos de nosotros nos ha pasado que al jugar al bingo, por ejemplo, Nacho gana varias veces seguidas, o Ángeles, o Pedro, o Maria... pero casi nunca nos toca a nosotros ¿Significa esto que tenemos mala suerte? La respuesta es NO. La probabilidad de que ganemos varias veces seguidas es muchísimo menor que la probabilidad de que alguien más (cualquiera que sea) gane varias veces seguidas. Esto nos hace percibir erróneamente que la suerte nunca nos llega y que siempre hay alguien más afortunado que nosotros. Nos cuesta mucho entender que en los juegos de azar todos tenemos la misma probabilidad de ganar o perder y que, sin embargo, es muy probable que haya por ahí algún "suertudo(a)" que gane varias veces seguidas. En unos casos será Nacho, en otros será María, en otros Ángeles, pero difícilmente seremos nosotros... en especial si no nos gustan