Este documento presenta varios sesgos cognitivos que afectan la toma de decisiones. Explica cómo la primera información que recibimos influye en nuestras estimaciones posteriores, tendemos a justificar decisiones pasadas aunque sean erróneas, y buscamos confirmar nuestras creencias iniciales en lugar de considerar nueva evidencia. También analiza cómo formulamos preguntas, sobreestimamos la precisión de nuestras estimaciones, y nos dejamos influir por estereotipos.
1. ALUMNA: TSU ELAINE SANCHEZ
CI. 17.012.926
ANALISIS Y PROBLEMAS EN LA TOMA DE DECISIONES
SAIA C
2. La mente da una importancia
desproporcionada a la
primera información que
recibe
¿Qué altura tiene la Torre Eiffel? Imaginemos que estamos
paseando por París y nuestra pareja nos pregunta por la
altura de la torre. No tenemos idea de cuánto puede medir,
de modo que nos damos a la tarea de hacer una estimación
"a ojo de buen cubero" . Primer caso: nuestra pareja nos
dice: "...yo creo que mide aproximadamente 200 metros...
¿tú qué opinas?"; Segundo caso: nuestra pareja nos dice:
"...yo creo que mide aproximadamente 400 metros... ¿tú
qué opinas?" Si somos como la gran mayoría de las personas,
la estimación que hagamos de la altura de la torre será
mayor si nuestra pareja nos hace la pregunta como en el
segundo caso (400 metros)..
3. Tendemos a dar valoraciones
desproporcionadamente altas a
la opción de quedarnos como
estamos (estatus-quo), a pesar de
tener otras opciones
objetivamente superiores
ANSIEDAD
4. Nos cuesta aceptar la
pérdida de tiempo
Supongamos que vamos viajando por carretera y se nos presenta una bifurcación
inesperada. Tras una breve reflexión decidimos tomar el camino de la derecha.
Continuamos conduciendo durante 15 minutos y nos damos cuenta de que nos hemos
equivocado. Probablemente hubiésemos llegado antes a nuestro destino de haber
tomado el camino de la izquierda. Sería más rápido detenernos ahora, regresar a la
bifurcación y tomar el camino de la izquierda. Frecuentemente tomamos decisiones
que tienden a justificar decisiones pasadas, por muy malas que éstas hayan sido.
5. Después de leer
ambos informes
estaremos más
convencidos de
nuestro punto de Inconscientemente buscaremos y
vista inicial resaltaremos información que
afirme nuestro punto de vista y
evitaremos tomar nota de
información que lo contradiga.
Supongamos que estamos en contra de la pena
de muerte. Alguien llega y nos da dos informes,
igualmente convincentes, uno que argumenta los
puntos a favor y otro que argumenta los puntos
en contra de la pena de muerte.
6. La manera de hacer
preguntas influye
profundamente en las
respuestas que obtenemos
Por ejemplo, supongamos que nos toca renovar nuestro carnet de
conducir. Al hacerlo, en la oficina de tráfico nos dan un formulario en el
que se lee: "[ ] Marque si desea ser donador de órganos una vez que haya
fallecido". Se ha demostrado empíricamente que se obtendría una lista
mucho mayor de oferentes de órganos si se formulara la pregunta de
la siguiente manera: "[ ] Marque si NO desea ser donador de órganos una
vez que haya fallecido". Consecuentemente, algunos países están
modificando la ley para que se les permita formular la pregunta de la
segunda forma y así contar con una lista más numerosa de oferentes
potenciales de órganos. Existen también otras maneras de hacernos caer
en esta trampa, especialmente cuando al hacer la pregunta se toma en
cuenta la aversión al riesgo que naturalmente tenemos la gran mayoría
de las personas.
7. Tendemos a creer que
son más exactas de lo
que realmente son
Supongamos que nos piden estimar la altura de la Torre Eiffel. Nuestra estimación
es: "de 270 a 300 metros" ¿Suena razonable? Hemos dado un margen de error
de aproximadamente un 10%. Sin embargo, estudios en psicología cognitiva
demuestran que el margen de error de las estimaciones que hace la gente común es
del 20 al 30%. Si asumimos que nuestras estimaciones son más precisas de lo que
realmente son, es decir, si pecamos de "exceso de autoconfianza", estaremos
incrementando innecesariamente el nivel de riesgo que asumimos en la decisión que
estamos tomando.
8. La gran mayoría de la gente amplifica la probabilidad de
que ocurran raros eventos catastróficos. Por ejemplo,
experimentamos más ansiedad al viajar en avión que al
viajar en coche, pese a que (en general) la probabilidad de
tener un accidente de avión es mucho menor que la
probabilidad de tener un accidente de coche. Esto se debe
a que los raros eventos catastróficos reciben mucha mayor
atención mediática y nuestro cerebro tiende a asociar la
frecuencia del evento con la intensidad con la que se nos
transmite la noticia.
9. Al hacer estimaciones,
tendemos a dejarnos llevar
por estereotipos
irracionales que muy
frecuentemente nos
inducen al error
Supongamos que nos presentan a Juan, un tipo
bajito, más bien delgado, con gafas circulares,
con peinado raya al medio. ¿Es más probable que
Juan sea bibliotecario o comercial de empresa?
La gran mayoría de las personas diríamos que es
más probable que sea bibliotecario, sin tomar en
cuenta que en el mundo existen muchos más
comerciales de empresa que bibliotecarios.
10. Supongamos que un directivo pide a su subordinado que haga una
estimación de las ventas del próximo año. Éste, a su vez, pide al
técnico de marketing que haga la estimación, ya que "es él quien
trabaja con los datos de campo". Se ha demostrado que en estos
casos lo más probable es que el técnico de marketing haga una
estimación precisa, pero al comunicarla la distorsione "hacia el
lado de la seguridad". Luego, sobre esa estimación, el
subordinado la modificará un poco más "hacia el lado de la
seguridad" y la transmitirá al directivo. Este, a su vez, al tomar la
decisión considerará la estimación que su subordinado,
modificándola una vez más "hacia el lado de la seguridad". Como
consecuencia, la decisión final será tomada sobre la base de
una estimación exageradamente distorsionada, alejada de la
realidad.
11. La fortuna que hayamos
tenido en los cuatro tiros
anteriores no afecta el
resultado del próximo tiro.
Esto nos hace percibir
erróneamente que la suerte
nunca nos llega y que
siempre hay alguien más
afortunado que nosotros.