1. Universidad Fermín Toro
Vice-Rectorado Académico
Escuela de Administración
Las 10 trampas psicológicas
en la toma de decisiones
Integrante:
Eduardo Marrufo
CI: 20.017.383
2.
3. La trampa de la resistencia al cambio
(statu quo) es donde nuestra toma
de decisiones está sesgada hacia la
situación actual (status quo), por lo
general en un intento subconsciente
para proteger nuestro ego de
fracaso. El statu quo es la opción
"segura".
4. Los costos recuperables
son antiguas inversiones
de dinero o tiempo que
no se puede recuperar.
Esta trampa es muy fácil
caer ya que en las
empresas están haciendo
prestamos para recuperar
el dinero perdido durante
de la inversión.
5. A menudo buscan pruebas u
opiniones que apoyan y
justifican nuestra posición o las
decisiones y poner más peso
sobre estas cuestiones que se
merecen.
inconscientemente buscaremos
y resaltaremos información que
afirme nuestro punto de vista y
evitaremos tomar nota de
información que lo contradiga.
6. Los estudios han demostrado que en
situaciones en las que los encuestados se les
pidió que elegir entre dos alternativas de
igual valor si la pregunta se planteó como
una ganancia, entonces la gente responde al
ser más reacios al riesgo - que seleccionar la
opción menos arriesgada. Sin embargo, si la
misma cuestión se plantea en términos de
pérdidas evitando entonces la mayoría de las
personas se vuelven búsqueda de riesgo -
que se seleccione una opción más
arriesgada.
7. cuando hacemos estimaciones tendemos a creer que
son más exactas de lo que realmente son.
Supongamos que nos piden estimar la altura de la
Torre Eiffel. Nuestra estimación es: "de 270 a 300
metros" ¿Suena razonable? Hemos dado un margen
de error de aproximadamente un 10%. Sin embargo,
estudios en psicología cognitiva demuestran que el
margen de error de las estimaciones que hace la
gente común es del 20 al 30%. Si asumimos que
nuestras estimaciones son más precisas de lo que
realmente son, es decir, si pecamos de "exceso de
autoconfianza", estaremos incrementando
innecesariamente el nivel de riesgo que asumimos en
la decisión que estamos tomando.
8. La gran mayoría de la gente amplifica
la probabilidad de que ocurran raros
eventos catastróficos. Por ejemplo,
experimentamos más ansiedad al viajar
en avión que al viajar en coche, pese a
que (en general) la probabilidad de
tener un accidente de avión es mucho
menor que la probabilidad de tener un
accidente de coche.
Los raros eventos
catastróficos reciben
mucha mayor atención
mediática y nuestro
cerebro tiende a asociar la
frecuencia del evento con
la intensidad con la que
se nos transmite la noticia
9. El hecho de que exista un mayor
número de comerciales de
empresa que de bibliotecarios
implica que sea más probable (o
al menos más probable de lo
que pensamos) que ese tipo
bajito, más bien delgado, con
gafas circulares, con peinado
raya al medio sea comercial de
empresa.
Supongamos que nos presentan a Juan, un tipo bajito,
más bien delgado, con gafas circulares, con peinado raya
al medio. ¿Es más probable que Juan sea bibliotecario o
comercial de empresa? La gran mayoría de las personas
diríamos que es más probable que sea bibliotecario, sin
tomar en cuenta que en el mundo existen muchos más
comerciales de empresa que bibliotecarios. Al hacer
estimaciones, tendemos a dejarnos llevar por
estereotipos irracionales que muy frecuentemente nos
inducen al error.
10. Supongamos que un directivo pide a
su subordinado que haga una
estimación de las ventas del
próximo año. Éste, a su vez, pide al
técnico de marketing que haga la
estimación, ya que "es él quien
trabaja con los datos de campo". Se
ha demostrado que en estos casos
lo más probable es que el técnico de
marketing haga una estimación
precisa, pero al comunicarla la
distorsione "hacia el lado de la
seguridad"
Como consecuencia, la decisión final será tomada sobre la base de una estimación exageradamente
distorsionada, alejada de la realidad.
11. Supongamos que estamos jugando a los dados y en los
cuatro últimos tiros hemos sido muy afortunados. Si somos
como la generalidad de las personas, tenderemos a creer
que existe una probabilidad exageradamente alta ("la mano
mística", la "suerte") de que el siguiente tiro nos sea también
favorable. Esta creencia ilusoria ha sido la ruina de muchos
jugadores compulsivos y puede llevarnos también a nosotros
a tomar malas decisiones. Objetivamente, la fortuna que
hayamos tenido en los cuatro tiros anteriores no afecta el
resultado del próximo tiro.
12. Muchos de nosotros pensamos que no somos buenos en los juegos
de azar porque "casi nunca ganamos". A muchos de nosotros nos ha
pasado que al jugar al bingo, por ejemplo, Nacho gana varias veces
seguidas, pero casi nunca nos toca a nosotros ¿Significa esto que
tenemos mala suerte? La respuesta es NO.
La probabilidad de que ganemos varias veces seguidas es
muchísimo menor que la probabilidad de que alguien más
(cualquiera que sea) gane varias veces seguidas.
Nos cuesta mucho entender
que en los juegos de azar
todos tenemos la misma
probabilidad de ganar o
perder.