Este documento presenta varios sesgos cognitivos que afectan la toma de decisiones. Explica cómo la información inicial recibida influye en nuestras estimaciones posteriores, tendemos a justificar decisiones pasadas aunque sean erróneas, y buscamos confirmar nuestros puntos de vista iniciales en lugar de considerar nueva evidencia. También analiza cómo formulamos preguntas puede sesgar las respuestas y cómo sobreestimamos la precisión de nuestras propias estimaciones.
2. La mente da una importancia
desproporcionada a la primera
información que recibe
¿Qué altura tiene la Torre Eiffel? Imaginemos que estamos paseando
por París y nuestra pareja nos pregunta por la altura de la torre. No
tenemos idea de cuánto puede medir, de modo que nos damos a la
tarea de hacer una estimación "a ojo de buen cubero" . Primer caso:
nuestra pareja nos dice: "...yo creo que mide
aproximadamente 200 metros... ¿tú qué opinas?"; Segundo caso:
nuestra pareja nos dice: "...yo creo que mide
aproximadamente 400 metros... ¿tú qué opinas?" Si somos como la
gran mayoría de las personas, la estimación que hagamos de la altura
de la torre será mayor si nuestra pareja nos hace la pregunta como en
el segundo caso (400 metros)..
3. ANSIEDAD
Tendemos a dar valoraciones
desproporcionadamente altas a la
opción de quedarnos como estamos
(estatus-quo), a pesar de tener otras
opciones objetivamente superiores
4. Nos cuesta aceptar la
pérdida de tiempo
Supongamos que vamos viajando por carretera y se nos presenta una bifurcación
inesperada. Tras una breve reflexión decidimos tomar el camino de la derecha.
Continuamos conduciendo durante 15 minutos y nos damos cuenta de que nos hemos
equivocado. Probablemente hubiésemos llegado antes a nuestro destino de haber
tomado el camino de la izquierda. Sería más rápido detenernos ahora, regresar a la
bifurcación y tomar el camino de la izquierda. Frecuentemente tomamos decisiones
que tienden a justificar decisiones pasadas, por muy malas que éstas hayan sido.
5. Después de leer ambos
informes estaremos
más convencidos de
nuestro punto de vista
Inconscientemente buscaremos y
inicial
resaltaremos información que afirme
nuestro punto de vista y evitaremos
tomar nota de información que lo
contradiga.
Supongamos que estamos en contra de la pena de
muerte. Alguien llega y nos da dos informes,
igualmente convincentes, uno que argumenta los
puntos a favor y otro que argumenta los puntos en
contra de la pena de muerte.
6. La manera de hacer preguntas
influye profundamente en las
respuestas que obtenemos
Por ejemplo, supongamos que nos toca renovar nuestro carnet de
conducir. Al hacerlo, en la oficina de tráfico nos dan un formulario en el
que se lee: "[ ] Marque si desea ser donador de órganos una vez que
haya fallecido". Se ha demostrado empíricamente que se obtendría una
lista mucho mayor de oferentes de órganos si se formulara la
pregunta de la siguiente manera: "[ ] Marque si NO desea ser
donador de órganos una vez que haya fallecido". Consecuentemente,
algunos países están modificando la ley para que se les permita formular
la pregunta de la segunda forma y así contar con una lista más numerosa
de oferentes potenciales de órganos. Existen también otras maneras de
hacernos caer en esta trampa, especialmente cuando al hacer la pregunta
se toma en cuenta la aversión al riesgo que naturalmente tenemos la
gran mayoría de las personas.
7. Tendemos a creer que
son más exactas de lo
que realmente son
Supongamos que nos piden estimar la altura de la Torre Eiffel. Nuestra estimación
es: "de 270 a 300 metros" ¿Suena razonable? Hemos dado un margen de error
de aproximadamente un 10%. Sin embargo, estudios en psicología cognitiva
demuestran que el margen de error de las estimaciones que hace la gente común es
del 20 al 30%. Si asumimos que nuestras estimaciones son más precisas de lo que
realmente son, es decir, si pecamos de "exceso de autoconfianza", estaremos
incrementando innecesariamente el nivel de riesgo que asumimos en la decisión que
estamos tomando.
8. La gran mayoría de la gente amplifica la probabilidad de que
ocurran raros eventos catastróficos. Por ejemplo,
experimentamos más ansiedad al viajar en avión que al viajar en
coche, pese a que (en general) la probabilidad de tener un
accidente de avión es mucho menor que la probabilidad de tener
un accidente de coche. Esto se debe a que los raros eventos
catastróficos reciben mucha mayor atención mediática y nuestro
cerebro tiende a asociar la frecuencia del evento con la
intensidad con la que se nos transmite la noticia.
9. Al hacer estimaciones,
tendemos a dejarnos llevar
por estereotipos irracionales
que muy frecuentemente nos
inducen al error
Supongamos que nos presentan a Juan, un tipo
bajito, más bien delgado, con gafas circulares, con
peinado raya al medio. ¿Es más probable que Juan
sea bibliotecario o comercial de empresa? La gran
mayoría de las personas diríamos que es más
probable que sea bibliotecario, sin tomar en cuenta
que en el mundo existen muchos más comerciales
de empresa que bibliotecarios.
10. Supongamos que un directivo pide a su subordinado que haga
una estimación de las ventas del próximo año. Éste, a su vez,
pide al técnico de marketing que haga la estimación, ya que "es
él quien trabaja con los datos de campo". Se ha demostrado que
en estos casos lo más probable es que el técnico de marketing
haga una estimación precisa, pero al comunicarla la distorsione
"hacia el lado de la seguridad". Luego, sobre esa estimación, el
subordinado la modificará un poco más "hacia el lado de la
seguridad" y la transmitirá al directivo. Este, a su vez, al tomar la
decisión considerará la estimación que su subordinado,
modificándola una vez más "hacia el lado de la
seguridad". Como consecuencia, la decisión final será tomada
sobre la base de una estimación exageradamente
distorsionada, alejada de la realidad.
11. La fortuna que hayamos tenido
en los cuatro tiros anteriores no
afecta el resultado del próximo
tiro.
Esto nos hace percibir
erróneamente que la suerte
nunca nos llega y que siempre
hay alguien más afortunado que
nosotros.