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E L P A N O P T I C O
J E R E M I A S B E
E , L P A N O P T I C O
M i c h e l F o u c a u l t
E L O J O D E L P O D E R
M a r í a J e s ú s M i r a n d a
B E N T H A M E N E S P A Ñ A
*Genealogíadel poderu, colección dirigida por
Julia Varelay Fernando Alvarex-UrFa
Título original:
L'oeil du pouvoir
Diseño cubierta
Roberto '1'uvc;gano
O Editions Pierre Relfond
C De la presente edición
I,crs I ~ ~ ~ C I O I I ( J ~d~ Lu Piyuefu
Sescña. 59. Madrid-8
ISRN: 84-7443-02-1-0
l3epósito l,egal : M. 12069-1979
Impreso en VELOCRA~
Tracia. 17. Madrid-1 7
I N D I C E
El ojo del poder, Michel Foucault ............................ 9
E1 Panóptico:
- Memoria.........................................................1.. 29
- - Informe ............................................................
- Apéndice ..........................................................
- Planos ..............................................................
Bentharn en España, María Jesús Miranda ..................129
E L O J O D E L P O D E R
E L O J O D E L P O D E R
Entrevista
con M i c h e l F o u c a u l t
Trad. de Julia Varela y Fernando Alvarez-Uria.
Jean-Pierre Barou: El Panóptico de Jeremías Bentham es una
obra editada a finales del siglo XVIII que ha permanecido descono-
cida. Sin embargo, tú has escrito una serie de frases sobre ella tan
sorprendentes como éstas: "Un acontecimiento en la historia del
espíritu humano", "Una especie de huevo de Colón en el campo de
la política". Por lo que se refiere a su autor, el jurista inglés Jere-
mías Bentham,lohasp~esentado,como el "Fourier de una sociedad
policial"'. Para nos.ofros es un misterio. Pero, explícanos, cómo
has descubierto El Panóptico.
Michel Foucault: Estudiando los orígenes de la medicina clíni-
ca; había pensado hacer un estudio sobre la arquitectura hospitala-
ria de la ~ g u n d amitad del siglo XVIII, en la época en la que se de-
sarrolla el gran movimiento de reforma de las instituciones médi:
.cas. Quería saber cómo se había institucionalizado la mirada.- médi-
csl.cómo se había inscrito realmente en el espacio social; cóm; la
nueva forma hospitalaria era a la vez el efecto y el sogorte de un-- --
1 Michel Foucault describe así El Panóptico y a Jeremías Bentham
en su obra Vigilary castigar, SigloXXI, México, 1976.
10 Michel Foucault
pueyo. tipo de mirada. Y examinando los diferentes proyectos ar-
qGtectónicos posteriores al segundo incendio del Hotel-Dieu en
1972 me di cuenta hasta qué punto el problema de la~otalvisibi-
li&d de los cuerpos, de los individuos,delascosas,bajo una mirada
centralizada, había sido uno de los principiosbásicos m4s constan-
tes. En el caso de los hospitales este problema presentaba una difi-
cultad suplementaria: era necesario evitar los contactos, los conta-
gios, la proximidad y los amontonamientos, asegurando al mismo
tiempo la aireación y la circulación del aire; se trataba a la vez de
dividir el espacio y de dejarlo abierto, de asegurar una vigilancia
que fuese global e individualizanteal mismo tiempo, separando cui-
dadosamente a los individuos que debían ser vigilados. Había pen-
sado durante mucho tiempo que estos eran problemaspropios de la
medicina del siglo XVIII y de sus concepcionesteóricas.
Después, estudiando los problemas de la penalidad, he visto
que todos los grandes proyectos de remozamiento de las prisiones
(que dicho sea de paso aparecen un poco más tarde, en la primera
mitad del siglo XR), retornaban al mismo tema, pero ahora refi-
riéndose casi siempre a Bentham. Casi no existían textos ni pro-
yectos acerca de las prisiones en los que no se encontrase el "in-
vento" de Bentham, es decir, el "panóptico".
El principio era: en la periferia un edificio circular; en el cen-
tro una torre; ésta aparece atravesada por amplias ventanas que se
abren sobre la cara interior del círculo. El edificio periférico está
dividido en celdas, cada una de las cualesocupa todo el espesor del
edificio. Estas celdas tienen dos ventanas: una abierta hacia el inte-
rior que se corresponde con las ventanas de la torre; y otra hacia el
exterior que deja pasar la luz de un lado al otro de la celda. Basta
pues situar un vigilante en la torre central y encerrar en cada celda
un loco, un enfermo, un condenádo, un obrero o un alumno. Me-
'diante el efecto de contra-luz se pueden captar desde la torre las
siluetas prisioneras en las celdas de la periferia proyectadas y recor-
tadas en la luz. En suma, se invierte el principio de la mazmorra. La
plena luz y la mirada de un vigilante captan mejor que la sombra
que en último término cumplía una función protectora.
Sorprende constatar que mucho antes que Bentham esta preo-
cupación existía ya. Parece que uno de los primerosmodelos de es-
ta visibilidad aislante había sido puesto en práctica en la Escuela
militar de París en 1755en lo referente a los dormitorios. Cada uno
de los alumnos debía disponer de una celda con cristalera a través
de la cual podía ser visto toda la noche sin tener ningún contacto
con sus condiscípulos, ni siquiera con los criados. Existía además
El ojo del poder 11
un mecanismo muy complicado con el único fin de que el peluque-
ro pudiese peinar a cada uno de los pensionistas sin tocarlo física-
mente: la cabeza del alumno pasaba a travks de un tragaluz, que-
dando el cuerpo del otro lado de un tabique de cristalesque permi-
tía ver todo lo que ocurría. Bentham ha contado que fuesu herma-
no el que visitando la Escuela militar tuvo la idea del panóptico. El
tema de todas formas estaba presente. Las realizaciones de Claude-
Nicolas Ledoux, concretamente la salina que construye en Arc-et-
Senans, se dirigen al mismo efecto de visibilidad, pero con un ele-
mento suplementario: que exista un punto central que $ea el lugar
del ejercicio y, al mismo tiempo, el lugar de registro de saber. De
todos modos si bien la idea del panóptico es anterior a Bentham,
será él quien realmente la formule, y ¡a bautice. El mismo nombre
de "panóptico" parece fundamental. Designa un principio global.
Bentham no ha pues simplemente imaginadouna figura arquitectó-
nica destinada a resolver un problema concreto, como el de la pri-
sión, la escuela o el hospital. Proclama una verdadera invención que
él mismo denomina "buevo de Colón". Y, en efecto, lo que busca-
ban los médicos, los industriales, los educadores y los penalistas,
Bentham se lo facilita: ha encontrado una tecnología de poder es-
pecífica para resolver los problemas de vigilancia. Conviene desta-
car una cosa importante: Bentham ha pensado y dicho que su pro-
cedimiento óptico era la gran innovación para ejercer bien y fácil-
mente el poder. De hecho, dicha innovación ha sido ampliamente
utilizada desde finales del siglo XVIII. Sin embargo los procedi-
mientos de poder puestos en práctica en las sociedadesgodernas
son mucho más numerosos, diversosy ricos. Sería falso decir que el
principio de visibilidad dirige toda la tecnología de poder desde el
siglo XIX.
Micheíie Perrot: ¡Pasando por la arquitectura! ¿Qué pensar
por otra parte de la arquitectura como modo de organizaciónpolí-
tica? Porque en último ténnino todo es espacial, no solo mental-
mente, sino materialmente en este pensamiento del siglo XVIII.
Foucault: Desde finalesdelsiglo XVIIIla arquitectura comien-
za a estar ligada a los problemas de población, de salud, de urbanis-
mo. Antes, el arte de construir respondía sobre todo a la necesidad
de manifestar el poder, la divinidad,la fuerza. El palacio y la iglesia
constituían las grandes formas, a las que hay que añadir las plazas-
fueGes; se manifestaba el poderío, se manifestaba el soberano, se
manifestaba Dios. La arquitectura se ha desarrollado durante mu-
cho tiempo alrededor de estas exigencias. Pero, a finales del siglo
XVIII, aparecen nuevosproblemas: se trata de servirse de la organi-
Michel Foucault
zación del espacio para fines económico-políticos)
Surge una arquitectura específica.PhilippeAries ha escrito co-
sas que me parecen importantes sobre el hecho de que la casa,hasta
el siglo XVIII, es un espacio indiferenciado. En este espacio hay ha-
# bitaciones en las que se duerme, se come, se recibe...,en fin poco
importa. Después, poco a poco, el espacio se especifica y se hace
funcional. Un ejemplo es el de la construcción de las ciudadesobre-
ras en los años 1830-1870. Se fijará a la familia obrera; se le va a
prescribir un tipo de moralidad asignándole un espacio de vida con
una habitación que es el lugar de la cocina y del comedor, otra ha-
bitación para los padres, que es el lugar de la procreación, y la habi-
tación de los hijos. Algunas veces, en el mejor de los casos, habrá
una habitación para las niñas y otra para los niños. Podría escribir-
se toda una "historia de los espacios" -que sería al mismo tiempo
una "historia de los poderesy'- que comprendería desde las grandes
estrategias de la geopolítica hasta las pequeñas tácticas del habitat,
de la arquitectura institucional, de la sala de clase o de la organiza-
ción hospitalaria, pasando por las implantaciones económico-polí-
ticas. Sorprende ver cuánto tiempo ha hecho falta para que el pro-
blema de los espacios aparezca como un problema histórico-polí-
tico, ya que o bien el espacio se reenviaba a la "naturaleza" -a lo
dado, a las determinaciones primeras, a la "geografía física9'- es
decir a una especie de capa "prehistoria",~bien se lo concebía co-
mo lugar de residencia o de expansión de un pueblo, de una cultu-
ra, de una lengua, o de un Estado. En suma, se lo analizaba o bien
como suelo, o bien como aire;lo que importaba era el sustrato o las
fronteras. Han sido necesarios Marc Bloch y Fernand Braudel para
que se desarrolle una historia de los espacios rurales o de los espa-
cios marítimos. Es preciso continuarla sin decirse simplementeque
el espacio predetermina una historia que a su vez lo remodela y se
sedimenta en él. El anclaje espacial es una forma económico-polí-
tica que hay que estudiar en detalle. Entre todas las razones que
han inducido durante tanto tiempo a una cierta negligencia respec-
to a los espacios, citaré solamente una que concierne al discursode
los filósofos. En el momento en el que comenzaba a desarrollarse
una política reflexiva de los espacios (finales del siglo XVIII), las
nuevas adquisiciones de la física teórica y experimental desaloja-
ron a la filosofía de su viejo derecho de hablar del mundo, del cos-
mos, del espacio finito o infinito. Esta doble ocupación del espa-
cio por una tecnología política y por una práctica científica ha cir-
cunscrito la filosofía a una problemática del tiempo. Desde Kant,
lo queel fiiósofotiene quepensar es el tiempo -Hegel, Bergson,Hei-
El ojo del poder 13
degger-, con una descalificación correlativa del espacioque apare-'
ce del lado del entendimiento, de lo analítico, de lo conceptual, de
lo muerto, de 1%fijo, de lo inerte. Recuerdo haber hablado, hace
una docena de años de estos problemas de una política de los espa-
cios, y se me respondió que era bien reaccionario insistir tanto so-
bre el espacio, que el tiempo, el proyecto, era la vida y el progreso.
Conviene decir que este reproche venía de un psicólogo -verdad y
vergüenza de la filosofía del sigloXIX-.
M.P.: De paso, me parece que la noción de sexualidad es muy
importante tal como señaló Vd. a propósito de la vigilancia en el
caso de los militares; de nuevo aparece este problema con la familia
obrera;es sin duda fundamental.
Foucault: Totalmente de acuerdo. En estos temas de vigilan-
cia, y en particular de la vigilancia escolar, los controles de la se-
xualidad se inscriben en la arquitectura. En el caso de la Escuela
militar las paredes hablan de la lucha contra la homosexualidad y la
masturbación.
MI'.: Siguiendo con la arquitectura, jno le parece que indivi-
duos como los médico's, cuya participación social es considerable a
finales del siglo XVIII, han desempeñado de algún modo un papel
de organizadores del espacio? La higiene social nace entonces; en
nombre de la limpieza,la salud, se controlan los lugares que ocupan
unos y otros. Y los médicos, con el renacimiento de la medicina hi-
pocrática, sesitúan entrelosmássensibilizadosalproblema del entor-
no, del lugar, de la temperatura, datos que encontramos en la en-
cuesta de Howard sobre las prisiones2.
Foucault: Los médicos eran entonces en cierta medida espe-
cialistas del espacio. Planteaban cuatro problemas fundamentales:
el de los emplazamientosr (climas regionales, naturaleza de los sue-
los, humedad y sequedad: bajo el nombre de "constitución", estu-
diaban la combinación de los determinantes locales y de las varia-
ciones de estación aue favorecenen un momento dado un determi-
nado tipo de enfermedad); :elde las coexistencias (ya sea de los
hombres entre sí: densidad y proximidad; ya sea de los hombres y
las cosas: aguas, alcantarillado, ventilación; ya sea de los hom-
bres y los animales: mataderos, establos; ya sea de los hom-
bres y los muertos: cementerios); el de las residencias (habitat,
urbanismo); el de los desplazamientos (emigración de los hom-
bres, propagación de las enfermedades). Los médicos han sido
2 John Howard publica los resultados de su encuesta en su libro: The
State of the Prisions in England and Wales, with Preliminary Observations
and unAccount of some Foreign Prisions and Hospitals. (1777).
14 Michel Foucault
con los militares, los primeros gestores del espacio colectivo. Pero
los militares pensaban sobre todo el espacio de las "campañas" (y
por lo tanto el de los "pasos") y el de las fortalezas. Los médicos
han pensado sobre todo el espacio de las residenciasy el de las ciu-
dades. No recuerdo quién ha buscado en Montesquieu y en Augus-
to Comte las grandes etapas del pensamiento sociológib. Es ser
bien ignorante. Elhaber s o c i o ~ ó ~ ~ ose forma más bien en prácticas
tales como las de los médicos. Guepinha escrito en los mismos co-
mienzos del siglo XIX un maravilloso análisis de la ciudad de Nan-
tes.
De hecho, si la intervención de los médicosha sido tan capital
en esta época, se debe a que estaba exigida por todo un conjunto
de problemas políticos y económicosnuevos: la importancia de los
hechos de población.
M.P.: Es chocante además la gran cantidad de personas que se
ven concernidas por la reflexión de Bentham. En distintos sitios di-
ce haber resuelto los problemas de disciplina planteados por un
gran número de individuosa cargo de unos pocos.
Foucault: Al igual que sus contemporáneos Bentham se en-
cuentra con el problema de la acumulaciónde hombres. Pero mien-
tras que los economistas planteaban el problema en términos de
riqueza (población-riquezaya que mano de obra, fuente de activi-
dad económica, consumo; y población-pobreza ya que excedente
u ociosa), Bentham plantea la cuestión en términos de poder la po-
blación como blanco de las relaciones de dominación. Se puede de-
cir, creo, que los mecanismos de poder, que intervenían incluso eri
una monarquía administrativa tan desarrollada como la francesa,
dejaban aparecer huecos bastante amplios sistema lacunar, aleato-
rio, giobal, que no entra en detalles, que se ejerce sobregrupos soli-
darios o practica el método del ejemplo (como puede verse clara-
mente en el sistema fiscal o en la justicia criminal); el poder tenía
pues una débil capacidad de "resolución" como se diría en térmi-
nos de fotografía, no era capaz de practicar un análisisindividuali-
zante y exhaustivo del cuerpo social. Ahora bien, las mutaciones
económicas del sgilo XVIII han hecho necesaria una circulación de
los efectos de poder a través de canales cada vez más finos, hasta al-
canzar a los propios individuos, su cuerpo, sus gestos, cada una de
sus habilidades cotidianas. Que el poder, inclusoteniendo que diri-
gir a una multiplicidad de hombres, sea tan eficaz como si se ejer-
ciese sobre uno solo.
M P.: Los crecimientos demográficos del siglo XVIII han con-
tribuido sin duda al desarrollode un poder semejante
El ojo del poder 15
J.-P. B.: ¿No es sorprendente entonces saber que la Revolu-
ción francesa a través de personas como La Fayette, ha acogido fa-
vorablemente el proyecto del panóptico? Se sabe que Bentham, co-
mo premio a sus desvelos, ha sido hecho "Ciudadano francés" en
1791.
Foucault: Yo diría que Bentham es el complemento de Rous-
seau. ¿Cuál es, en efecto, el sueño rousseauniano que ha animado a
' táfitos revolucionarios?: el de una sociedad transparente, visible y
legible a la vez en cada una de sus partes; que no exibtan zonas os-
curas, zonas ordenadas por los privilegios del poder red o por las
prerrogativas de tal o tal cuerpo, o incluso por el desorden;que ca-
da uno, desde el!lugar que ocupa, pueda ver el conjunto de la socie-
dad; que los corazones se comuniquen unos con otros, que las mira-
das no encuentren ya obstáculos, que la opinión reine, la de cada
uno sobre cada uno. Starobinski ha escrito páginas muy interesan-
tes respecto a este tema en La Transparenciay el obstáculo y en La
invenciónde la libertad.
Bent'iam es a la vez esto y todo lo contrario. Plantea el proble-
ma de la visibilidad, pero pensando en una visibilidad totalmente
organizada alrededor de una mirada dominadora y vigilante. Hace
funcionar el proyecto de una visibilidad universal, que actuaría en
provecho de un poder riguroso y meticuloso. Así, sobre el gran te-
ma rousseauniano -que es en alguna medida el lirismo de la Revo-
lución- se articula la idea técnica del ejercicio de un poder "omni-
contemplativo" que es la obsesión de Bentham. Los dos se unen y
el todo funciona: el lirismo de Rousseau y la obsesión deBentham.:
M.P.: Hay una frase en el Panóptico: "Cada camarada se con-
vierte en un vigilante".
Foucault:, Roussea-u habría dicho justamente lo inverso: que
cada vigilante sea un camarada. Véase El Emilio: el preceptor de
Emilio es un vigilante, es necesario que sea también un camarada.
J.-P. B.: La Revolución francesa no sólo no hace una lectura
próxima a la que hacemos ahora sino que incluso encuentra en el
proyecto de Bentham miras humanitarias.
Foucault: Justamente, cuando la Revolución se pregunta por
una nueva justicia el resorte para ella será la opinión. Su problema,
de nuevo, no ha sido hacer que las gentes fuesen castigadas, sino
hacer que ni siquiera puedan actuar mal en la medida en que se sen-
tirían sumergidas, inmersas, en un campo de visibilidad total en el
cual la opinión de los otros, la mirada de los otros, el discurso de
los otros, les impidan obrar mal o hacer lo que es nocivo. Esto está
presente constantemente en los textos de la Revolución.
16 Michel Foucault
MP.: El contexto inmediato ha jugado tambiSn su papel en la
adopción del panóptico por la Revolución: en este momento el
problema de las cárceles está a la orden del día. A partir de 1770
tanto en Inglaterra como en Francia existe una fuerte inquietud
respecto a este tema como puede constatarse a través de la encuesta
de Howard sobre las prisiones traducida al francésen 1788.4Iospi-
tales y cárceles son dos grandes temas de discusión en los salones
parísinos, en los círculos ilustrados. Se ha convertido en algo escan-
daloso el que las prisiones sean lo que son: una escuela del vicio y
del crimen; y lugares tan desprovistos de higiene que en ellos se
muere uno. Los médicos comienzan a decir cómo se deteriora el
cuerpo, cómo se dilapida en semejantes sitios. Llegada la Revolu-
ción francesa, emprende a su vez una encuesta de alcance europeo.
Un tal Duquesnoy es el encargado de hacer un informe sobre los
establecimientos llamados "de humanidad", vocablo que compren-
de hospitales y prisiones. ,
Foucault: Un miedo obsesivo ha recorrido la segunda mitad
del siglo XVIII: el espacio oscuro, la pantalla de oscuridad que im-
pide la entera visibilidad de las cosas, las gentes, las verdades. Di-
solverlos fragmentos de noche que se oponen a la luz, hacer que no
existan más espacios oscuros en la sociedad, demoler esas cámaras
negras en las que se fomenta la arbitrariedad política, los caprichos
del monarca,lassupersticionesreligiosas,los complots de los tiranos
y los frailes, las ilusionesde ignorancia,las epidemias.Los castiiios,
los hospitales, los depósitos de cadáveres, las casas de corrección,
los conventos, desde antes de la Revolución han suscitadouna des-
confianza o un odio que no fueron subestimados;el nuevo orden
político y moral no puede instaurarse sin su desaparición. Las no-
velas de terror en la época de la Revolución, desarrollan todo un
mundo fantástico de la muralla, de la sombra, de lo oculto, de la
mazmorra, de todo aquello que protege en una complicidad signi-
ficativa, a los truhanes y a los aristócratas, a los monjes y a los trai-
dores: los paisajes de Ann Radcliffe son montañas, bosques, cuevas,
castillos en ruinas, conventos en los que la oscuridad y el silencio
dan miedo. Ahora bien, estos espacios imaginarios son como la
"contra-figura" de las transparenciasy de las visibilidadesque se in-
tentan establecer entonces. Este reino de 'la opinión" que se invo-
ca con tanta frecuencia en esta época, es un modo de funciona-
miento en el que el poder podría ejercerse por el solo hecho de que
las cosas se sabrán y las gentes serán observadaspor una especie de
mirada inmediata, colectiva y anónima. Un poder cuyo resorte
principal fuese la opinión no podría tolerar regiones de sombra. Si
El ojo del poder 17
se han interesado por el proyecto de Bentham se debe a que, sien-
do aplicable a tantos campos diferentes, proporcionaba la fórmula
de un "poder por transparencia", de un sometimiento por "pro-
yección de claridad". El panópticc es un poco la utilización de la
forma "castillo" (torreón rodeado de murallas) para paradójica-
mente crear un espacio de legibilidad detallada.
J.-P. B.: Son en definitiva los rincones ocultos del hombre lo
que el Siglo de las Luces quiere hacer desaparecer.
Foucault: Indudablemente.
M.P.: Sorprenden también las 1 técnicas de poder qiie funcio-
nan en el interior del panóptico. La mirada fundamentalmente,
también la palabra puesto que existen esos famosos tubos de acero
-extraordinaria invención- que unen el inspector central con cada
una de las celdas en las que se encuentran, nos dice Bentham, no un
prisionero sino pequeños grupos de prisioneros. En último término,
la importancia de la disuasión está muy presente en el texto de
Bentham: "Es preciso -dice- estar incesantemente bajo la mirada
de un inspector; perder la facultad de hacer el mal y casi el pensa-
miento de quererlo", Nos encontramos de lleno con las preocupa-
ciones de la Revolución: impedir a las gentes obrar mal, quitarles
las ganas de desearlo,en resumen: no poder y no querer.
Foucault: Estamos hablando de dos cosas: de la rnirada y de
la interiorización. Y, en el fondo, ¿no se trata del problema del pre-
cio del poder? El poder, de hecho, no se ejerce sin gastos. Existe
evidentemente el coste económico, y Bentham lo dice. ¿Cuántos vi-
gilantes hacen falta? ¿Cuánto, en definitiva, costará la máquina?
Pero está además el coste propiamente político. Si se es muy vio-
lento se corre el riesgo de suscitarinsurrecciones;si se interviene de
forma discontinua se amesga uno a dejar que se produzcan, en los
intervalos, fenómenos de resistencia de un coste político elevado.
Así funcionaba el poder monárquico. Por ejemplo, la justicia, que
detenía una proporción irrisoria de criminales,argumentaba dicien-
do: conviene que el castigo sea espectacularpara que los demásten-
gan miedo. Poder violento por tanto que debía, mediante el ejem-
plo, asegurar las funciones de continuidad. A esto contestan los
nuevos teóricos del siglo XVIII: es un poder demasiado costoso y
con muy pocos resultados. Se hacen grandes gastos de violencia que
en realidad no tienen valor de ejemplo, se ve unoincluso obligadoa
multiplicar las violencias, de forma tal, que se multiplican las rebe-
liones.
M.P.: Eso es lo que sucedió con las insurreccionescontra el
patíbulo.
18 Michel Foucault
Foucault: Por el contrario, se cuenta con la mirada que va a
exigir pocos gastos. No hay necesidad de armas, de violencias físi-
cas, de coaccionesmateriales. Basta una mirada. Una mirada que vi-
gile, y que cada uno, sintiéndolapesar sobre sí, termine por interio-
rizarla hasta el punto de vigilarse a símismo; cada uno ejercerá esta
vigilancia sobre y contra símismo. ¡Fórmulamaravillosa: un poder
continuo y de un coste,en último término, ridículo! Cuando Benth-
am considera que él lo ha conseguido, cree que es el huevo de Co-
lón en el orden de la política, una fórmula exactamente inversa a la
del poder monárquico. De hecho, en las técnicas de poder desarro-
lladas en la época moderna, la mirada ha tenido una importancia
i enorme, pero como ya he dicho, está lejos de ser la única ni siquie-
ra la principal instrumentación puesta en práctica.
, M.P. : Parece que, respecto a esto, Bentham se plantea el pro-
blema del poder en función sobre todo de grupos pequeños. ¿Por
qué? ¿Por qué piensa que la parte es el todo, y que si se logra el
éxito a nivel de grupos puede luego extenderse al todo social? LO
bien es que el conjunto social, el poder a nivel del todo social es al-
go que entonces no se concebía realmente? i,Por qué?
Foucault: El problema consiste en evitar losobstáculos, las in-
terrupciones; al igual que ocurría en el Antiguo Régimen, con las
barreras que presentaban a las decisiones de poder los cuerpos cons-
tituidos, los privilegios de determinadas categorías, desde el clero,
hasta las corporaciones, pasando por los magistrados. Del mismo
modo que las barreras que, en el Antiguo Régimen presentaban los
cuerpos constituidos, los privilegios de determinadas categorías a
los decisiones de poder. La burguesía comprende perfectamente
que una nueva legislación o una nueva Constitución no son garan-
tía suficiente para mantener su hegemonía. Se da cuenta de que de-
be inventar una tecnología nueva que asegure la irrigación de todo
el cuerpo social de los efectos de poder llegandohasta sus más ínfi-
mos resquicios. Y en esto prec5;amente la burguesía ha hecho no
sólo una revolución política sino que también ha sabido implantar
una hegemonía social que desde entonces conserva. Esta es la razón
por la que todas estas invenciones han sido tan importantes y han
hecho de Bentham uno de los inventores más eiemplares de la tec-" -
nología de poder.
J.-P. B.: No obstante, no se sabe a quién beneficia el espacio
organizado tal como Bentham preconiza, si a los que habitan la to-
rre central o a los que vienen a visitarla. Se tiene la sensacibn de es-
tar ante un mundo infernal del que no escapa nadie, ni los que son
observados ni los que observan.
Foucault: Eso es sin duda lo que hay de diabólicoen esta idea
como en todas las aplicaciones a que ha dado lugar No existe en
ella un poder que radicaría totalrnecte en alguien y que ese alguien
El ojo del poder
ejercería él solo y de forma absoluta sobre los demás;es una @á9uj:
na en la que todo el mundo está aprisionado, tanto los que Sercen
el poder como aquellos sobre los que el poder se ejerce. Pienso que
esto es lo característico de las sociedades que se instauran en el si-
glo XIX. EljPodei ya no se identifica sustancialmente con un indi-
viduo que lo ejercería o lo poseería en virtud de su nacimiento, se
convierte en una maquinaria de la que nadie es titular. Sin duda, en
esta máquina nadie ocupa el mismo puesto, sin duda ciertos pues-
tos son preponderantes y permiten la producción de efectos de su-
premacía. De esta forma, estos puestos pueden asegurar una domi-
nación de clase en la misma medida en que disocian el poder de la
potestad individual.
M.P.: El funcionamiento del panóptico es, desde este punto de
vista, un tanto contradictorio. Está el inspector principal que des-
de la torre central vigila a los prisioneros. Pero, al mismo tiempo,
vigila a sus subalternos, es decir, al personal; este inspector central
no tiene ninguna confianza en los vigilantes, e incluso se refiere a
ellos de un modo un tiinto despectivo pese a que, en principio, es-
tán destinados a serle próximos. i~ensamiento,pues, aristocráti-
co!
Pero, al mismo tiempo, quisiera hacer esta observación en lo
que se refiere al personal subalterno: ha constituido un problema
para la sociedad industrial. No ha sido cómodo para los patronos
encontrar capataces, ingenieros capaces de dirigir y de vigilar las fá-
bricas.
Foiicault: Es un problema considerable que se plantea en el si-
glo XVIII. ¡Se puede constatar claramente en el caso del ejército,
cuando fue necesario fabricar "suboficiales" aue tuviesen conoci-
mientos auténticos para organizareficazmente las tropas en caso de
maniobras tácticas, con frecuencia difíciles, tanto más difíciles
cuanto que el fusil acababa de ser perfeccionado. Los movimien-
tos, los desplazamientos, las filas,las marchas exigían este personal
disciplinario. Más tarde los talleres vuelven a plantear a su modo el
mismo problema; también la escuela con susmaestros, sus ayudan-
tes, sus vigilantes. La Iglesia era entonces uno de los raros cuerpos
sociales en el que existían pequeños cuadros competentes. El reli-
gioso, ni muy alfabetizado ni totalmente ignorante, el cura, el vica-
rio entraron en lid cuando se necesitó escolarizar a centenas de mi-
llares de niños. El Estado no se dotó con pequeños cuadros simila-
res hasta mucho más tarde. Igual sucedió con los hospitales. No ha-
ce aún mucho que el personal subalterno hospitalario continuaba
estando constituido en su mayoría por religiosas.
20 Michel Foucault
M.P.:Estas mismas religiosas han desempeñado un papel con-
siderable en la aplicación de las mujeres al trabajo: aquí se sitúan
los famosos internados del siglo XIX en los que vivía y trabajaba un
personal femenino bajo el control de religiosas formadas especial-
mente para ejercerla disciplina de las fábricas.
El Panóptico está lejos de estar exento de estas preocupacio-
nes ya que se puede constatar la existenciade esta vigilanha del ins-
pector principal sobre el personal subalterno, y estavigilancia sobre
todos, a través de las ventanas de la torre, sucesión ininterrumpida
de miradas que hace pensar en "cada camarada se convierte en un
vigilante", hasta el punto de que se tiene la impresión, un poco ver-
tiginosa, de estar en presencia de una invención que en alguname-
dida se va de las manos de su creador. Bentham, en un principio,
quiere confiar en un poder único: el poder central. Pero, leyéndo-
lo uno se pregunta, ja quién mete Bentham en la torre? ¿Al ojo de
Dios? Sin embargo Dios está poco presente en su texto; la religión
no desempeña sino un papel de utilidad. Entonces, ja quién? En
definitiva es preciso decir que el mismo Bentham no ve muy claro a
quien confiar el poder.
Foucault: Bentham no puede confiar en nadie en la medida en
que nadie debe ser lo que era el rey en el antiguo sistema,es decir,
la fuente del poder y de la justicia. La teoría de la monarquía lo su-
ponía. Era preciso confiar en e1,rey.Por su propia existencia, que-
rida por Dios, él era la fuente de la jus-ia, de la ley, del poder. El
poder que radicaba en su persona no podía sino ser bueno; un mal
rey equivalía a un accidente de la historia o a un castigo del sobera-
no absolutamente perfecto, Dios. Por el contrario, no se puede con-
fiar en nadie cuando el poder está organizado como una máquina
que funciona según engranajescomplejos,en la que lo que es deter-
minante es el puesto de cada uno, no su naturaleza. Sila máquina
fuese tal que alguien estuviese fuera de ella, o que tuviese él sdo la
responsabilidad de su gestión, el poder se identificaría a un hombre
y estaríamos de nuevo en un poder de tipo monárquico. En el Pa-
nóptico, cada uno, según su puesto, está vigilado por todos los de-
más, o al menos por alguno de elios;se está en presencia de u11apa-
rato de desconfianza total y circulante porque carece de un punto
absoluto. La perfección de la vigilancia es una suma de insidias.
J.-P. B.: Una maquinaria diabólica, como has dicho, que no
perdona a nadie. La imagen quizá del poder de hoy. Pero, jcómo
crees que se ha llegado hasta aquí? ¿Por voluntad de quién y con
qué objeto?
Foucault: La cuestión del poder se simplifica cuando se plan-
El ojo del poder
tea únicamente en términos de legislación o de Constitución, o en
términos de Estado o de aparato de Estado. El poder es sin duda
más complicado, o de otro modo, más espeso y difuso que un con-
junto de leyes o un aparato de Estado. No se puede comprender el
desarrollo de las fuerzas productivas propias del capitalismo, ni
imaginar su desarrollo tecnológico, si no se conocen al mismo tiem-
po los aparatos de poder. En el caso, por ejemplo, de la división de
trabajo en los grandes talleres del siglo XVIII, ~ c Ó ~ ose habría lle-
gado a este reparto de tareas si no hubiese existido una nueva dis-
tribución del poder al propio nivel del remodelamiento de las fuer-
zas productivas? Lo mismo sucede con el ejército moderno: no bas-
ta con que exista otro tipo de armamento, ni otra forma de recluta-
miento, fue necesario que se produjera a la vez esta nueva distribu-
ción de poder que se lama disciplina, con sus jerarquías, sus cua-
dros, sus inspecciones, sus ejercicios, sus condicionamientos y do-
mesticaciones. Sin esto, el ejército tal como ha funcionado desde el
siglo XVIII no hubiera sido posible.
J.-P. B.: De todos modos, jexiste alguien o algunos que im-
pulsan el todo?
Foucault: Se impone una distinción. Está claro que en un dis-
positivo como el ejército, el taller, o cualquier tipo de institución,
la red del poder adopta una forma piramidal. Existe pues una cús-
pide. Sin embargo incluso en un caso así de simple,esta "cúspide"
no es la "fuente" o el "principio" de donde se derivaríatodo el po-
der como de un centro luminoso (esta esla imagen según la cual se
representa a la monarquía). La cúspide y los elementos inferiores
de la jerarquía están en una relación de sostén y de condiciona-
miento recíprocos; se "sostienen" (el poder como "chantaje" mu-
tuo e indefinido). Pero si lo que me preguntas es si esta nueva tec-
nología de poder tiene históricamente su origen en un individuo o
en un grupo de individuos determinados, que habrían decidido apli-
carla para servir sus propios intereses y utilizar así, en su beneficio,
el cuerpo social, te responderé: no. Estas tácticas han sido inventa-
das, orgariizadas, a partir de condicioneslocalesy de urgencias con-
cretas. Se han perfilado palmo a palmo antes de que una estrategia
de clase las solidifique en amplios conjuntos coherentes. Hay que
señalar además que estos conjuntos no consisten en una homogei-
nización sino más bien en un juego complejo de apoyos que adop-
tan los diferentes mecanismos de poder unos sobre otros permane-
ciendo sin embargo en su especificidad. Así, actualmente, la inter-
relación entre medicina, psiquiatría, psicoanálisis, escuela, justicia,
familia, en lo que se refiere a los niños, no homogeiniza estas dis-
22 Michel Foucault
tintas instancias sino que establece entre ellas conexiones, reenvíos,
complementariedades, delimitaciones, lo que supone que cada una
conserva hasta cierto punto las modalidades que le son propias.
M.P.: Vd. rechaza la idea de un poder que sería una super-es-
tructura, pero no la idea de un poder que es, en cierto modo, con-
sustancial al desarrollo de las fuerzas productivas, que forma parte
de él.
Foucault: Por supuesto. Y el poder se transforma continua-
mente con estas fuerzas. El Panóptico era una utopía-programa.
Pero ya en la época de Bentharn el tema de un poder espacializan-
te, vigilante, inrnovilizante, en una palabra, disciplinario, estaba
desbordado por mecanismos mucho más sutiles que permitían la re-
gulación de los fenómenos de población, el control de sus oscilacio-
nes, la compensación de sus irregularidades. Bentham es "arcaizan-
te" por la importancia que da a la mirada, es muy actual por la im-
portancia que concede a las técnicas de poder en general.
M.P.: No existe un Estado global, existen micro-sociedades,
microcosmos que se instauran.
J.-P. B.: ¿Es preciso entonces, frente al despliegue del panóp-
tico, poner en cuestión la sociedad industrial? ¿O conviene hacer
responsable a la sociedad capitalista?
Foucault: ¿Sociedad industrial o sociedad capitalista? No sa-
bría responder si no es diciendo que estas formas de poder se en-
cuentran también en las sociedades socialistas: la transferencia ha
sido inmediata. Pero, sobre este punto, preferiría que intervenga la
historiadora.
MP.: Es cierto que la acumulación de capital surge por una
tecnología industrial y por la puesta en marcha de todo un aparato
de poder. Pero no es menos cierto que un proceso semejanteapare-
ce de nuevo en la sociedad socialista soviética. El estalinismo, en
cierto modo, corresponde también a un período de acumulación de
capital y de instauración de un poder fuerte.
J.-P. B.: De nuevo encontramos, como de pasada, la noción
de beneficio; en este sentido, la máquina inhumana de Bentham se
muestra como algo muy valioso, al menos para algunos.
Foucault: ¡Evidentemente' Habría que tener el optimismo un
poco ingenuo de los "dandys" del siglo XM para imaginarse que la
burguesía es tonta. Por el contrario, conviene tener en cuenta sus
golpes de genio. Y, entre ellos justamente, está el hecho de que ha
sido capaz de construir máquinas de poder que posibilitan circuitos
de beneficios los cuales, a su vez, refuerzan y modifican los disposi-
tivos de poder, y esto de forma dinámica y circular. El poder feu-
El ojo del poder 23
$al, funcionando por deduccionesy gasto, se minaba a símismo. El
de la burguesía se mantiene no por la conservación sino mediante
transformaciones sucesivas. De aquí se deriva que la posibilidad de
su caída y de la Revolución formen parte de su historia práctica-
mente desde sus comienzos.
M.P.:Se puede señalar que Bentham concede una enorme im-
portancia al trabajo, al que se refiere una y otra vez.
Foucault: Ello responde al hecho de que las técnicas de poder
se han inventado para responder a las exigencias de la producción.
Me refiero a la producción en un sentido amplio (puede tratarse de
"producir" una destrucción, como en el caso del ejército).
J.-P. B.: Cuando, dicho sea de paso, empleasel término "tra-
bajo" en tus libros, raramente lo haces en relación al trabajo pro-
ductivo.
Foucault: Porque se da el caso de que me he ocupado de gen-
tes que estaban situadas fuera de los circuitos del trabajo producti-
vo: los locos, los enfermos, los prisioneros, y actualmente los ni-
ños. El trabajo para eilos, tal como deben realizarlo,tiene un valor
predominantemente disciplinario.
J.-P. B.: El trabajo como fowa de domesticación. ¿NOse da
siempre?
Foucault: Por supuesto. Siempre se ha hablado de la triple
función del trabajo: función productiva, función simbólica y fun-
ción de domesticación o disciplinaria.La función productiva es sen-
siblemente igual a cero para las categorías de las que me ocupo,
mientras que las funciones simbólicay disciplinaria son muy impor-
tantes. Pero, lo más frecuente, es que coexistan los tres componen-
tes.
M.P.:Bentham, en todo caso, me parece muy seguro de sí,
muy confiado en el poder penetrante de la mirada. Se tiene incluso
la sensación de que no calibra muy bien el grado de opacidad y de
resistencia del material que ha de corregir, que ha de integrar en la
sociedad -los famosos prisioneros-. Además, jno es el panóptico
de Bentham, en cierto modo, la ilusión del poder?
Foucault: Es la ilusión de casi todos los reformadores del si-
glo XVIII que han concedido a la opinión un poder considerable.
Puesto que la opinión necesariamenteera buena por ser la concien-
cia inmediata del cuerpo social entero, los reformadores creyeron
que las gentes se harían virtuosas por el hecho de ser observadas.
La opinión era para ellos como la reactualización espontánea del
contrato. Desconocían las condiciones reales de la opinión, los
"media", una materialidad que está aprisionadaen los mecanismos
24 Michel Foucault
de la economía y del poder bajo la forma de la prensa, de la edi-
ción, y más tarde del cine y de la televisión.
MP.: Cuando dice que han desconocido los "media", quiere
decir que no se han dado cuenta de que les haría falta utilizarlos.
Foucault: Y que esos media estarían necesariamentedirigidos
por intereses económico-políticos. No percibieron los cqmponen-
tes materiales y económicosde la opinión. Creyeron que la opinión
seríajusta por naturaleza, que se extendería por símisma,y que se-
ría una especie de vigilancia democrática. En el fondo, les el perio-
dismo -innovación capital del siglo XIX- el que ha puesto de ma-
nifiesto el carácter utópico de toda esta política de la mirada.
M.P.: En general los pensadores desconocen las dificultades
que van a encontrar para hacer "prender" su sistema. Ignoran que
siempre habrá escapatorias y que las resistencias jugarán su papel.
En el terreno de las cárceles, los detenidos no han sido gente pasi-
va; es Bentharn quien nos hace pensar lo contrario. El discursope-
nitenciario se despliega como si no existiese nadie frente a él, co-
mo si no existiese más que una "Tabula rasa"; gente que hay que
reformar para arrojar luego al circuito de la producción. En reali-
dad hay un material -los detenidos- que resiste de un modo for-
midable. Lo mismo se podría decir del taylorismo, sistema que
constituye una extraordinaria invención de un ingeniero que quie-
re luchar contra la gandulería, contra todo lo que hace más lento el
ritmo de producción. Pero en última instancia, se puede uno pre-
guntar. Lhafuncionado realmente alguna vez el taylorismo?
Fouault: En efecto, otro de los elementos que sitúa tam-
bién a Bentham en lo irreal es la resistencia efectiva de las gentes.
Cosas que Vd., Michelle Perrot, ha estudiado. ¿Cómo se ha opues-
to la gente en los talleres, en las ciudades, al sistema de vigilancia,
de pesquisas continuas? ¿Tenían conciencia del carácter coactivo,
de sometimiento insoportable de esta vigilancia? LOlo aceptaban
como algo natural? En suma, ¿han existido insurreccionescontra
la mirada?
M.P.: Sí, han existido insurreccionescontra la mirada. La re-
pugnancia de los trabajadores a habitar las ciudades obreras es un
hecho patente. Las ciudades obreras, durante mucho tiempo, han
sido un fracaso. Lo mismo sucede con la distribución del tiempo
tan presente en el Panóptico. La fábrica y sus horarios han suscita-
do durante largo tiempo una resistencia pasiva que se traducía en
el hecho de que, simplemente, no se iba. Es la prodigiosa historia
del San Lunes en el siglo XIX,día que los obreros habían inventa-
do para "tomar el aire" cada semana. Han existido múltiples for-
El ojo delpoder 25
mas de resistencia al sistema industrial obligando a los patronos a
dar marcha atrás en el primer momento. Otro ejemplo: los sistemas
de micro-poderes no se han instaurado de forma inmediata. Este ti-
po de vigilancia y de encuadramiento se ha desarrollado,en un pri-
mer tiempo, en los sectoresmecanizados que contaban mayoritaria-
mente con mujeres o niños, es decir, con personas habituadas a
obedecer: la mujer a su marido, el niño a su familia.Pero en los sec-
tores digamos viriles, como la metalurgia, se observa una situación
muy distinta. La patronal no llega a implantar inmediatamente su
sistema de vigilancia, y debe, durante la primera mitad del siglo
XIX, delegar sus poderes. Establece un contrato con el equipo de
obreros a través de su jefe que es generalmente el obrero más ancia-
no o más cualificado. Se ejerce un verdadero contra-poder por par-
te de los obreros profesionales,contra-poderque comporta algunas
veces dos facetas: una contra la patronal en defensa de la comuni-
dad obrera, la otra, a veces, contra los mismos obreros ya que el je-
fecillo op.Ame a sus aprendices o a sus camaradas. En realidad, es-
tas forma; de contra-ppder obrero existieron hasta el momento en
que la patronal supokecanizar las funciones que se le escapaban,
pudiendo abolir así el poder del obrero profesional. Existen nume-
rosos ejemplos: en el caso de los laminadores, eljefe de taller tuvo
los medios para resistir al patrón hasta el momento en que entraron
en escena máquinas casi automáticas. El golpe de ojo del laminador
-de nuevo aquí la mirada- que juzgaba si la materia estaba a pun-
to será sustituido por el control térmico;basta la lectura de un ter-
mómetro.
Foucault: Sabido esto, hay que analizar el conjunto de las re-
sistencias al panóptico en términos de táctica y de estrategia, pen-
sando que cada ofensiva que se produce en un lado sirve de apoyo
a una contra-ofensiva del otro. El análisisde los mecanismos de po-
der no tiene como finalidadmostrar que el poder es anónimo y a la
vez victorioso siempre. Se trata, por el contrario, de señalar las po-
siciones y los modos de acción de cada uno, las posibilidades de re-
sistenciay de contra-ataque de unos y otros.
J.-P. B.: Batdas, acciones, reacciones, ofensivas y contra-
ofensivas, hablas como un estratega. Las resistencias al poder,
¿tendrían características esencialmente físicas? ¿Qué pasa con el
contenido de las luchas y las aspiraciones que se manifiestan en
elias?
Foucault: En efecto, esa es una cuestión teórica v de método
importante. Me sorprende una cosa: se utiliza mucho, en determi-
nados discursos políticos el vocabulario de las relaciones de fuerza;
26 Michel Foucault
el término "lucha" es uno de los que aparecen Con más frecuencia.
Ahora bien, me parece que se duda a la hora de sacar consecuen-
cias, e incluso, a la de plantear el problema que subyace a este vo-
cabulario. Quiero decir: ¿Hay que analizar estas "luchas" en tanto
que peripecias de una guerra? ¿Hay que descifrarlas a partir de un
código que sería el de la estrategia y de la táctica? ¿La relación de
fuerzas en el orden de la política es una relación de guerra? Perso-
nalmente no me siento de momento preparado para responder sí o
no de una forma definitiva. Pienso solamente que la pura y simple
afirmación de una "lucha" no puede servir de explicación primera
y última en los análisis de las relaciones de poder. Este tema de la
lucha no es opera.tivo más que si se establece concretamente, y res-
pecto a cada caso: quién está en la lucha, en qué lugar, con qué ins-
trumentos y con qué racionalidad. En otros términos, si se toma en
serio la afirmación de que la lucha está en el corazón de las relacio-
nes de poder, hay que tener presente que la brava y vieja "lógica"
de la contradicción no basta, ni con mucho, para desembrollar los
procesos reales.
M.P.: Dicho de otro modo, y para volver al panóptico, Benth-
am no proyecta sólo una sociedad utópica, describe también una
sociedad existente.
Foucault: Describe en la utopía un sistema general de meca-
nismos concretos que existen realmente.
M.P.: Y, para los prisioneros, ¿tiene sentido tomar la torre
central?
Foucault: Sí, con la condición de que este no sea el sentido fi-
nal de la operación. Los prisioneros haciendo funcionar el panópti-
co y asentándose en la torre, jcree Vd. que entonces sería mucho
mejor que con los vigilantes?
E L P A N O P T I C O *
J e r e m í a s B e n t h a m
* Reproducción de Tratados de legislacióncivily penal...':
T.V. Imprenta de D. Fermin Villalpando. Madrid, 1822.
$obre un nucvo principio para qnstruir chsns de ins-
peccion ,y rspccin/iacntz cnsis de ' rcclusion
y 3rrabujo forsc:do.
ADVERTENCIA.
El aiitor ha compuesto sobre esta materia tres tornos
en dczavo, que e; han impreso, pero no se han pbli-
cado, 7 que se eomponian de fragmentos, adiciones
y correcciones sucesivas segun se estendian sus ideas, y
segun sus nuevas investigaciones le hab'ran sumiilistra-
do nuevos documentos.
De aquellos tres tomos fue estractads esta iiiemoria
eo fbrma de discurso ,y envia:la por el señor Bentham
en 1791alsefior Garran de Coulon ,mietilbro de la
AsamLiea legislativa y de una coniision nolnbrada para
la reforma de las leyes cri~iiinales.Coilforni5ndose con
el dictámen de esta junta ordenó la Asamblea la impre-
sien de esta memoria :, pero !iiego los actlcciniientos su-
cesivos no la dejara1 lugar para pensar en ella.
E¡ Directorio del clepartariieuto de París ,en qiie se
reunieron taotas luces y tanto espíritu píiblico ,distin-
giiió bien pronto este proyecto eiitre los riiucllísinio~
que se le presentaron para la rr:forlna de las prisiones
y de los hospitales y le parerió ii~iivsiil)erior-iílos cl11e
ha6ta entonces Labran uierecido mas la aprobacioii,tan-
29
30 ADVERTENCIA.
to con respecto á la economía cuanto con respecto 6 la
seguridad pílblica ;y que ofrecia una garantía ahsolilta-
inerite iiueva para la custodia y conservacion de los pre-
sos, y por la eficacia de los niedios cle reforma. Asi es
que fue adoptado unánimemente, y ya se tomaban me-
diclri pala ponerlo en egecucion cuando el departamen-
to rnis~ilofue arrastrado en el trastorno de la constitu-
cion y de la iiioiiarquía.
Parece que una fatalidad contraria persigue á este
plan. En Iriglaterra ,donde se delibera con tanta lenti-
tud, y se egecuta con tanta perseverancia, fue este niis-
mo Pdnópt~coaprobado por el ministerio ;.y el prla-
mento aljlicó por un hill la suma necesaria para sii
coiietrilccion , y por otro la que se necesitase para la
coiiipra de las tierras i,pero á pesar de estos clos bills
nada lray lieclio ;porqiie se excitaron dificultades lega-
les de miichas especies ,pero de las cuales ninguna tie-
ne coiiexion con el plan mismo, y el autor está como
el primer dia ,á excepciori del tiempo y de los gastos
ycrdidos eli la desgraciada prosecucion de este objcto.
TI:. coliseivdtio acjiii 14 n7cnro1-ia t ~ lcual yo la lia-
hia coii-ipcie,-[op r a Id A$~rit?ll)leanacional ,con algunas
atlicioiies subre la ac?ii-ii~iisr~nc;oriii~zeiiorde las prisio-
nes. No rne he cleteiiido en los pormenores sobre la
construccion del eclificio, ni sobre los trabajos en que se
püecle ociiyr,: A los presos ;porque el priinero de estos
objetos toca á los aiqiiitectos ,y el segunth>es negocio
particiilar tle los enrpiesarios ; pero he procurado no
oniitir nada de cuaiito puede interesar á los 1lornbrt.sde
e-tntlo, inas si Fe tiata de la egecuciori deberá consul-
taiw la oLia origiiial.
L>,Qwieiscaber ,decia el vYíor Bentliam en su car-
>)L,I ,il selnor C:air,in , tiast'i y116grnclo 1Irga riii peisua-
vsioii c'ie 1.i iii~l~oitaiici,~de este plan de irfornici, y cle
*>losgr,indes re,-ult,idos que se pueden espcrar dc el?
ADVERTENCIA. 31
,,dejaJme construir una prision con arreglo 6 este mo-
,,delo, y yo seré carcelero en clla. Ya vereis en la nie-
,jmoria misni3 qiie este carcelero no quiere salario ,y
,,nada costará á la nacion. Cuanto mas pienso en ello
,,tanto inas me aíirn~oen que este proyecto es uno de
asqt~eloscuya primera egecucion debe ponerse en ma-
*nos del inventor, y si allí se piensa del niismo mpdo
,,tal vez no habrá repugnancia en condescender cori mi
,>capricho. Corno quiera que sea , nii libro comprende
»!as instrucciot~esmas necesarias para el que se encar-
»gile de esto ; y coi110 aquel ayo de un príncipe de
tjqriien halla Fonteiielle ,yo lie hecho lo que he podi-
ndo por hacerme inírtil.
Segun los testiinonios de muchos observadores dig-
nos de crédito p~denios'~nearque las prisiones de Fi-
ladelfia han llegado á un grado de perfecciori que ape-
nas parecia posible ,¿pero deberá inferirse de esto que
aquellos estalleciniientos deban tomarse por modelos
en otros paises? no por cierto ;porque para conseguir
en otra parte los mismos efectos , sería necesario ante
todas cosas transportar el instrumento que los produce,
es Jciir ,aclnella sociedad religiosa ,aquella especie de
cartiijos protestantes que ponen en todas sus empresas
un celo , una pacieiicia y una perseverancia infatiga-
bles : y ti11 tapiritu de cuerpo que indemniza de todas
las privaciones. No debe olvidarse que los carceleros
europeos no son Curikers , y que lejos de egercer su
prefesioii con una bondad sublime, los mas de ellos
pierden en ella freeuentíainumeute 10sseiitimieritos Irlas
comunes de liumanidad.
Otra circunstancia muy importante hace ver tam.
bien la necesidad de recurrir á otros medios ,quiero
decir, el nzinicro de los presos. Todas saben que apenas
se conoce la iridiger~ciapropiame~itedicha en los Esta.
dos Unidos de Aiuérica ,y que un mendigo es en mu-
32 ADVERTENCIA.
cl~osde ellos tin objeto de cucicj~itlnd.Por coilsiguicnte
los delitos son al!;, muy raros ,y ~ i i i i y~jocovari:tJos ;y
asi el régimen doinílstico y. tiatr.iaiiiil (luo ~)vc(lf, )rodil-
cir buen efecto con un c,oiír) .iiíiiiiero (le presc Ir , rio
pueJe converiir á unos estal)lt.~i~iiiciitoseii cjue se jun-
tan millares de hoinlxes iiif~~statlosde todas lds esltecies
de levaduras ,que fermentan e11 nucssas grandes capi-
tales.
Establecimie7zto propuesto para guardar 20s presos
con mas seguridad y ecorzomia , y para trabajar
a2 mismo tiempo en su reforma nzora1, con medios
nuevos de asegurarse de su buena conducta ,y de
proveer ci su subsistencia despues
de su soltura.
Si se liallára un medio de hacerse dueño de t d o 10
qiie puede suceder á un cierto número de hombres, de
disponer todo lo que les rodea, de moclo que hiciese en
ellos la impresion que se quiere proclucir, de asegurar-
se de sus acciones, de sus conexiones, y de todas las cir-
cunstancias de su vida, de rnanera que nacla pudiera ig-
nornrse, ni coiltrariar el efecto deseado, no se puede
dudar que un instrumento de esta especie, seria un ins-
trumento nluy enérgico y muy í~tilque las gobiernos
podrian aplicar á diferentes objetos de la mayor irnpor-
tancia.
La educacion ,por egemplo ,no es otra,cosa que el
resultado de todas las circunstancias en que un niño
se ve. Velar sobre la educacion de un hombre, es velar
sobre todas sus acciones, es colocarle en una posicion
en que se pueda influir sobre él como se quiera ,por
la eleccion de los objetos que se le presentan y de las
ideaa que se hacen nacer en él.
33
Pero ;cótilo un hombre solo piiecle ser bastan*
te pnra velar pmfectaniente sobre uii gran nílmero
de inclividuos ? y aun chino un gr~inrií~nierode
ilidivicliios pollrinn velar pafectamente sobre un honi-
hre solo ? porcliie si se aclinite coi110 es preciso tina
sucesion de personas qne se releven unas á otras,
ya no liny i~nicla(len sus iristruccionrs ni consecuencia
en sus mt.totlos.
Siii dificultad pues se confesará que sería una idea
tan íitil coino nueva la que diese á un hombre solo un
poder de vigilancia que hasta ahora ha superado las
fuerzas reunidas de un gran níunero.
Este es el problema que el seÍíor Bentliam cree ha-
ber resuelto con la aplicacion constante de un princi-
pio muy sencillo, y entre los muclios establecimientos
á que podria aplicarse este principio, las casas de reciu-
sion han parecido merecer la primera atencion del le-
gislador. Importuncia ,variedad y clificultad son las ra-
zones de esta preferencia. Para hacer la aplicacion suce-
siva del misnio principio á todos los otros establecimien-
tos, no hdbria mas que hacer que despo~ará éste de
algiinas de las precaiiciones qiie exige.
Introducir una reforma conlpleta en las prisiones:
asegurarse de la biiena conducta actual, y de la enmieii-
da de los presos: fijar la salubridacl ,la limpieza, el ór-
den y la industria en estas mansiones infestadas hasta
ahor-a de corrupcion fisica y nioral: aomentar la seguri-
dad disminujeriilo el gasto en vez de hacerlo mayor, y
todo esto por una idea senciLLu de arqu~tecturaea el
~bjetode su obra.
El estracto de ella que voy á presentaros está saca-
do del original ingles que aun no se lia publicado, y
bastdrá pdra qiie se forine jiiicio de la naturaleza, y de
la efiwcbirt de los niedios que se proponen.
~QuC: debe ser una prision? Es una ~iiansionen que
PAN~PTICO. 35
se priva á ciertos intlividuos <lel~ Iil)ert,~d(le riiie han
ab~~sndo,con el fin de prevenir nuevos delitos, y con-
tener á los otros con el terror del egemplo ;y es aclcmas
una casa de correccion en que se debe tratar de refor-
mar las costumbres de las personas recli~sas,para que
cuando vuelvan á la libertad 110 sea esto una desgracia
para la sociedad ni para ellas mismas.
Los mayores rigores de las chrceles ,los grillos, 10s
calabozos solo se emplean para asegurar á los presos ;y
la reforma de ellos ha sido descuidada ,ó
sea por una indiferencia bárbara, ó sea porque se ha
clesesperarlo de conseguirla. Algilnos ensayos que se han
heclio sobre esto no han sido felices, y otros proyect~s
se lian abandonado porque exigian la anticipacion de
gastos considerables. Ello es que las prisiones han sido
hasta ahora una morada infecta, y hoiiible escuela cle to-
dos los delitos?y acinamiento de todas las miserias, que
no se podian visitar sin temblar ;porque iin acto de liu-
manidad era á veces castigado con la muerte, y curas
iniquidades se consumarian todavia en iin profundo mis-
terio, si el generoso Howard que innrió rnhtir de las
cárceles despues de haber vivido apóstol de ellas, no kiu-
biera dispertado la atencion pública sobre la suerte de
estos infelices sacrificados á todos los géneros Je corrnp-
cion por la indiferencia de los gobiernos.
¿Cómo se podrá establecer un nuevo órden de coa
sas? Y establecido i cómo se podrá tener seguridad de
que no degenerará?
La inspeccion: este es el principio único para esta-
blecer el órden y para conservarl~;pero tina itispeccion
de un nuevo género, que obra mas sobre la imciginacion
que sobre los sentidos, y rlue 1,one á centeIi;iirs de
hombres en la depeiidencia de ijno solo, t1,inrlo á tlste
llombre solo pna especie de t>rcseiiciau n i ~ersal e11 e! re-
cinto de su dominio.
Construccion del Panópt;co.
lTnaa s a de penitencia, segun el plan qtle os pro-
poogo ,deberia ser un edificio circular, í, por niejor
decir, dos eclificios enc~j~idosuno en otro. Los cuartos
de los presos foriiiarian el edificio de la eiici~nferenci;i
con seis altos, y podemos fig~irarnosestos cuartos colno
unas celdillas abiertas por la parte interior, porq-iie tina
reja de hierro bastante anclia los espone enteramente á
la vista. Uiia galería en cada alto sirve para la comuni-
cacion, y cada celdilla tieiie una puerta yiie se abre ld-
cia ésta galería.
Uria toire ocupa el centro ,y esta es In habitacion
de inspectores ; pero la torre no está dividida mas
que eii tres altos ,porque estan dispuestos de.niodo que
cada uno cloinina de lleno sobre dos Iíiieas de celdillas.
La torre de inspeccion está tarnbien rodeada de una ga-
lería cubierta coi1 una celosía trasparente que permite
á el inspector registrar todas las celclillas sin qrie le vean,
de tndriera qiie coii un3 miiacla ve la trrcern parte de sus
presos, y nioi ik~~ctoseel1 un peqiieíío espacio piiecte ver-
Jos á todos en iin riiiniita, pero aniiqne esté ausente ,la
.opinioil de su presei~ciaes tal eficdz conlo SLI presencia
rnis~iia.
Unos tirbss de hoja de laca oorresponden desde ]la
Iorre de inspeccinn central á cada celdilla, de manera
que el inspector sin esforzar la voz y sin incomodarse
piiecle advertir á los presos, dirigir sus trabajos, y lia-
cerles ver sil yigiiai~cia.Entre la torre y las celdillas de-
be haber un espacio vacío, ó iin poza circular, que qui-
ta á los presos todo me.cl~ode intentar algo contra los
inspectores.
El talo cie esre edificio es eomo una colmena, cu-
yas celdillas todas pueden verse desde un punto central.
JlivisiLle e1 ilispcctor reina romo u11 espíritu ; pero en
caso dr necrsicLjc1 ~iue~leeste espíi.i~iidar iiipiediata.
meute 1'1 I~riirtba:le su presencia r~'a1.
L t ; ] cbiisn(le peiiireiicia pocliia llaniarsc Yn?zdp;ico
p ~ r ; ~espresx coi1 uria sola palabra su utilitlad esencial,
que es Itr f ~ < ~ i ~ l t a dde ver con UILUm,irad~ztodo cuanto
sc l~crccCIL cllu.
Pcntajas ese12cinlesdel Patioptido.
La ventaja fundaniental del panóptico es tan evi-
det~te,que clnereila probar sería arriesgarse 5 oscure-
cerla. Estar iiicesaiiteineiite 6 la vista tíe un inspector,
es percler e11efecto el poder de hacer mal, y c ~ s iel pen-
sauli<.ntode i I I teiltarlo.
Uua CIF:lds giai~clesventajas colateralrs de este plan
es la de poner á {u.; sul>knsp~ctoresy á los s~i'ualtcjwos
de-_da especie bajo Id misri- inspeccion qiie á Icis Iire-
sos, de manera ,yile iiada liaeclt.li lidcei que 120 vea el
-r -
inspector en sefe. En las prisioues ordinarias iIn presa
rnaitl.atatlo por ws .guardas no tiene medio algurio de
apelar de esto á la Irit~i~anirlad(le sus siiperioiea, y si es
riial c~iiil,ictoú oprimido tiene que sufrir cou paclericiii;
pero en cl p;inóptico los ojos clel superior estan en todas
partes ;y J l i no puede haljer tiranía biibaitrriia, iii v e
jaciones secretas. Los presos por s13 parte tatnpoco pix-
den ii~sultar ni oieiider á sus guarctas;y asi se previenen
las Gltas recíprocas ,y en proporcio.~~son raros los casik-
gos.
La admiiiistraciori (le la justicia i~iterloies soecep-
tilde en este cstableciniiento (le ima perfecciori sin e**ein-
eplo. Los delitos serán couucicl9s en el moinento riiismo
en que se cotiietari: el acusado, el acusador, loa testigoy,
los jiieces, ioilos estaii presentes ;y el proceso, la sin-
teiicia y la egccucion de ella p~lederaverificarse sin pre-
38 ~ n ~ ó r ~ r c o .
cipitacion y sin iujusiicia en el inter~alode algunos mi-
nutos. Las penas ~ucdenEer tanto Eencs seleras ciian-
to mayor es su certidumbre ,y esta mitma certidumbre
hará muy raros los delitos.
Ved los reglamentos que se han hecho ya en Jn-
glaterra, ya en otras partes para los hospitales, para las
casas de trabajo, y para las prisiones : reglamentos que
anuncian miras de humanidad y de prudencia, y en
los cuales se ve una intencion sincera de prevenir los
incsnvenientes inhererites á estas diferentes reclusio-
nes, y una inquietud manifiesta, yauntemor continiio
de que no se deseniperien las nbligaciones que ellos
prescriben. Los erripleados deben ir freciientemente á
las salas, y recibir á n~eíiiidolas quejas.-El director
está obligado á ver y examinar á los individuos, presen-
tarse á ellos en el momento en que no le esperan, y
verlos á lo menos una vez cada semana, y diversos go-
bernadores estan encargados de visitar, de preguntar, de
hacer que les presenten los vestidos y los alimentos, de
observar la limpieza, la ma~utencion,las horas del tra-
bajo &c. Estos reglamentos, respetables en su objeto, no
pueban mas que una tentativa infructiiosa en muchos
puntos para conseguir con grandes esfuerzos y enormes
gastos una parte pequeñísima de los buenos efectos que
naturalniente produciria la inspeccion central.
No está todo reducido á esto: el principio panópti-
co facilita mucho ademas el desempeño de la obligacion
de los inspectores de un órden 'superior ,de los magis-
tradcis y de los jueces, que en el estado actual de las pri-
siones desempeñan con repugnancia una funcion que
coritrasta tanto con la limpieza ,el gusto y la elegancia
de su vida ordinaria. En los mejores planes formados
hasta el dia ,por los cuales los presos estan clistribtiidos
en un gran níiriiero cte cuartos, es preciso-que el niagis-
trado se los ha&? abrir uno á uno : que se ponga en
PAN~PTICO. 39
contacto con cada h,llitacite : que le repita las miqrnns
pregutitas, y que gaste dias enteros eri ver supcrficinl-
metite algunos cerlteiiares de press; p-ro eci el p'inóp-
tico no es necesario abrir los cllaitos que esidri siempre
patentes á su vist~.
Ulia causa bien natural de la repugnancia á visitar
las cárceles ,es 13 ii~l'ecciony fetidez de estas rnansio-
nes; de innnera que cuanto mas necesario sería visitar-
las, tanto mas se huye de ellas; cuanto snas funestas
son á sus hal)itantes, tanta menos esperanza tienen és-
tos de ser aliviados, en vez de que en la casa de peni-
tencia construitla sobre este principio no hay asco ni
peligro: ¿de dóricle podia venir ia infeccior-i? jcómo
poclria durar? Luego vereinos que se puede establecer
en ellas un asco tan grande coino en los ririvíos del ca-
pitan Cook, ó en las casas de Holanda. Debe tambien
advertirse que en las otras prisiones aunque sea inespe-
rada la visita del niagistrado, y ailrique sea tan pronta
en sus niovilnientos cornn sea posible, siempre hay
lugar para disimular el ,verdadero estado de las cosas;
porque mientras se examina una parte, se corppone y
arregla la otra, y hay tiempo para prevenir y amenazar
á los presos dictarles las respuestas qiie deben dar;
y ,pero en el parioptico en el rnoinerlto que entra el ma-
gistrado, toda l~ escena $epresenta á su vista.
Ademas de esto habrá curiosos, viapros, amigos 6
parientes de los presos, conociclus del inspector y de
los otros empleados de la prision ,que anirriados todos
por motivos diferentes vendrán á añddir fuerza al princi-
pio saludable de la inspeccion ,y celará11á los gefes,
como los gefes celarán á los siibalrernos. Esta gran co-
mision del público perfecciondrá todos los estableci-
mientos qiie esten sujetos á SU vigilancia y á su penetra-
cion.
La obra inglesa esplica todos 109 pormenores nece-
sarios para la coristrucciori del panóptico. El autor se liar
entregado á un estudio infinito sobre todos los grados de
perfeccion que se puede dar á un edificio de esta espe-
cie: ha consultado con arquitectos :se ha aprovechada
de todas las esperieneias de los hospitales: y nada Ira
omitido para adaptar á su plan las invenciones mas reA
cientes, prescindiendo de que la unidad del panóptico
y sn forma particular han dado motivo á aplicaciones
absolutamente nuevas de ~ I U C ~ O ~principios de arqui-
tectura y de econorilía; pero esta parte de la obra que
compone un volíimen íio es susceptible de iin estracto
seguido. El plan del panóptico no ha cle jrizgarse por es-
tos pormenores ,y si se aprueba el principio fundamen-
tal ,bien pronto se convendrá en los medios de egecw
cioii. Sin embargos, estractaremos de este volúmen al-
gunas obcetvaciones sueltas que ayuden á edtender la
utilidad que puede saeane de este nilevo sistema.
El primer objeto es la seguridad de la casa contra
las tentativas interiores y contra los ataques hostiles de
fuera. La seguridad del interior está perfectamente esta-
blecida, ya por el principio mismo de la inspeccion, ya
pos la forma de las celdillas, ya por el ai~lamientode
la torre cle los inspectores, ya por lo estrecho de los pa-
sos, y ya por otras rnil precauciones absolutamente nue-
vas, que deben quitar á los presos hasta la idea misma
de una sublevacion y de un proyecto de evasion, porqile
no se forman proyectos cuando se ve la imposibilidad
de egecutarlos: los hombres se acomodan naturalmente
á $11 sitiiacion,y una sumision forzada produce poco á
poco una obediencia maquinal.
La seguridad de fuera se establece por una especie
P ~ N ~ P T I C O . 41
de fortificacionque da á esta plaza toda la fuerza que de-
be tener contra una insurreccion momentánea y co ntra
un niovin~ientopopular sin hacer de ella una fortaleza
peligrosa podrá resistir á todo como no sea al canon.
4
Los pormenores en este punto son tantos que es preciso
remitirse á la obra original; pero aqui se debe notar
una idea nueva. Enfrente de la entrada del pandptico,
y en todo lo largo del camino real, habrá un muro de
proteccion que sirva de abrigo á todos los que en el
momento en que la prision fuese atacada quisiesen pa-
sar sin mezclarse en esta liostilidad, de manera, que asi
no se arriesgaria el hacer una casniceria inconsiderada
al defender la casa, y castigar al inocente con el culpsdo:
porque solamente los mal intencionados serían los que
atravesasen la calle sepa~acladel camino público por es-
ta muralla de proteccion.
Por fin repito que esta prision nunca sería atacada
precisamente, porque no podrá esperarse triunfas en el
ataque. La humanidad exige que se prevengan estos
atentados haciéndolos impracticables ; y se: junta la
crueldad i la irirprudencia cuando se hacen los instru-
mentos de la justicia bastante débiles en apariencia pa-
ra provocar á los destructores á una audacia criminal.
El de la capilla no puede concebirse bien sino
por una larga descripcion. Basta decir aqui, que de Ia
torre misma de los inspectores, haciéndose en ella los
domingos una transformacion con la apertura de las ga-
lerias, se hace una capilla eu que éntre el publico ,y
en que los presos sin salir de siis celdillas pueden ver y
oir al sacerdote que oficie.
El autor responde á una objecioii que 'se le ha he-
cha, y es, que rsponienclo entonces los presos á la vista
de todo el 111nnc10,se les qilitaria la vergüenza, y asi se
perjullicaria al fin de la reforma moral.
Esta objecioii puede no ser tan fuerte como parece
42 YAN~PTICO.
á primera vista; porque particla ld atencion de lo; cs-
pectadorcss entre todos los presos, no se fija individual-
meirte eir alguno, y ellos encerrados en sus celdas á una
cierta (listanci~pcrisardn mas en el espectáculo que ten-
drán á la vista que en aquel de qiie ellos mismos sexán
10s objetos; pero por otra parte nada hay mas fácil que
darles tina mascara, y asi el delito abstracto estará es-
puesto á la vergiienza y no se mortificará al delincuente:
para éste la huinillacion no tendrá su punta dolorosa, y
en los espectadores se fortificará mas que se debilitará
la impresion del espectAculo. Una escena de esta espe-
cie sin darla colores demasi~donegros es tal en sí mis-
ma que se impriaisria en la imaginacion, sería utilísi-
ma para lograr el grande objeto del egemplo, y la pri-
rion se convertiria en un teatro moral, cuyas representa-
ciones impritnirian el terror del delito.
Es muy particular que la mas horrible de todas las
instituciones presente en este punto iin modelo escefen-
te. La inquisicioli con sus procesioiles solenines, sus
vestidos emblernaticosy con sus dceoracionese6pantosas
hdbia hallado el verdadero secreto de mover la imagi-
nacion y de hablar á el alma. En una buena comicion
de leyes penales la persona mas esencial es la que está
encargacla de combinar el efrcto teatral.
Volviendo al pnnóprico, no debe olvidarse qrie es-
ta es la unica oeacion que tendrán los presos de parecer
á la vista del público. En cualquiera otro tiempo los vi-
sitadores serán invisibles cotno los inspectores, y asi
no debe temerse que los presos se acostumbren á desprea
ciar la vista del público y se hagan insensibles á ld ver-
guenza.
Una capilla pública es de muchísima importancia
en tina casa de penitencia destinada al egernplo; y ea
adeinas uii me;iio infalible de asegiirar la observancia
de los ryldmentos relativos á la limpieza, á Id sdlubri-
PARÓYTICO. 43
dad, y á la Liirna admi~~istraciondel panóptico.
La eleceizri <!elos materiales para la construccion es
tal q1;e c7a la n~r;pcrrsegitiidad contra el ~-)ejigro(le un
furgo: el hielr c ~kitwpie que puede emplearse: ni~~guna
mac!cra :, y el E L ~ C ~ Ode las celdas si es de piedra ó de ]la-
dril!o ctcbe cstar ciibierto cc:ri una capa de yeso para
que no tímiendo intersticios no encubra inmundicias ni
principios de enfermedades, y para que ademris sea in-
coriibust~ble.
.Howard no sabiendo cómo determinarse en la elece
cion de los inconvenientes no quiere ventanas en las
celdas, porque la perspectiva del campo distrae á los
presas del trabajo, y solamente deja una abertura alta
inaccesible á la vista con un contraviento de madera
para evitar la nieve y la lluvia. Tampoco les da fuego
por el riesgo á que estaría espuesta la prision, y cree
ocurrir á la diferencia de Ias estaciones con la diferencia
de los vestidos.
En el panóptico se multiplican las ventanas, por-
qtie con tantas precauciones no puede temerse la evn-
sion dc 10s presos: y porque aun cuando se escapasen
á la vista de sus inspectores, tendrian aun que vencer á
fuera una multitud de obstaciilos muy poderosos. La
niultiplicacion de las vei~tanasno es solamente un ali-
vio necesario en la cautividad, sino que es tambien un
medio de sanidad y de industria, pues hay muchas
especies de trabajos para los cuales se necesita rnucba
luz, y que es necesario abandonar sino puede el traba-
jador sustraerse á las sariacio~nesdel tiempo, qrie nece-
sariamente se han de sentir por una alertiira liechri en
lo alto de una celda.
Quitar á un hombre s11 libertad no es condenarle á
paclerer el frio ni á respirar un aire fétido. Las estiifas pa-
ra calentar las prisiones tendrian muchos iticonveriierites
indicados en la obra inglesa; pero con un glisto mediano
se puede lincer que pasen por las celdas unos tubos que
sedn conductores del calor y sirvan al misrno tienipo pa-
r3 renovar el aire. Esta pcecaucion diciada,por la huil~a-
riidad es couforrue á la ecoiiomía ,lioryiie los pnesos-po-
drán continuar sus trabajos sin interrupcioil,
Otros tubos pueden distribuir el agua en las celdas,
"Si se ahorrará mucho trabajo en el servicio don~éstico,
y los pcesos no estarán espuestos á padecer por el des.
cuido ó por la malicia de un carcelero.
Aqni daremos fin al ectracto sobre la coiistruccion
del panóptico; porque sería preciso traducirlo todo pa-
ra liacer ver que la atencion del a~itorse I-ia estendido h
una multitud de objetos oinitidos, ó imposibles de lo-
grar en las carceles ordinarias.
El gran problema~esdar á 13 aplicacion del princi-
pio panóptico el grado de perfeccioii de que es suscepti-
ble. Para esto es ilecesario hacer de modo que pueda es-
tenderse á cada individuo de los presos, á cada instante
de su vida, y por consiguiente á cada porcion del espa-
cio que le encierra. Este proble'mn exige una gran va-
- riedad de soluciones, y el autor las ha dado todas. Esta
parte toca principalmente á los arquitectos; y lo que
toca enteraliiexite á los legisladores es la aclministraciori
interior de la casa ,que es de lo que trata la segunda
parte de esta memoria.
PARTE SEGUNDA.
La adrninistrncion de las casas dc penitencia es uno de
los objetos sobre los cuales es mas dificil rei~nirlas
opiniones; porque cada liornbre , sPgun la diferencia
de sus disposiciones, prescribe n~eclidasdiferentes de tt -
ve-riidd ó de indulgencia. Algilnos olvidan que un pre-
so, encerrado por sus colpas: es un ente sensible ;y
otros no reflexionan que su estado es un castigo : 10s
unos quisierai-i quitarles todos los pequeiios goces c1i:e
pueden mitigar su miseria, a1 paso cjue los otros cla-
man contra la inhumanidad sobre todos los puntos dc
esta disciplina penitencial.
Yo voy 6 sentar algunos principios fundamentales,
por desgracia aun dejan en la aplicacion un campo
muy vasto á fa incertidumbre y á las opiniones contra-
rias ;pero que á lo nienos tienen la ventaja de aclarar
la cuestion ,y poner á las personas qt-ie disputan en es-
tado en entenderse,
Antes de todo conviene recordar sumariame~~telos
objetos á que debe rnirarse en toda instit~icioride est'i
clase. Retraer de la irnitac:iciii de los delitos cori el esern-
plo de la pena : prevenir los delitos cle los presos du-
rante sii caintividad : mantener entre ellos la decencia:
conservar su salu(.i y la limpieza ,que es parte cle*ella:
estorbar su fugx procurdrles iiieclios de subsistencia para
el tiempo de su soltura : clarles las instrucciones nece-
sarias : Iiacerles adquirir hábitos virtuosos : prest.rrarles
de todo n~altrato ilegítimo : procurarles el bien estar
de que es susceptible su estado ,sin ir contra el objeto
del castigo: y en fin ,loarar todo esto por medios eco-
. .nómicas, por una admtnlstracion iiiteresada eri el buen
éxito , y por reglas de sulcidiriacian interior, que po-
nen ií todos los empleados hajo la mano del gefe ,y al
gcfe misrno bajo los ojos del público : estos son 10s di-
 ersos objetos cjue se deben buscar en el,estab ecimien-
to de iina carcel.
Todos los planes cpe se han propnesto h ~ ~ aahora
son defectuosos ,ó por un esceso dr severidad ó por uri
esceso de indulgentia ,ó por una exngerack~nen los gas-
to, 12 cual ha htcho que todo se malogre. Las tres re-
glas siguientes servirán muclio para evitar estos diferen-
tes errores.
Regla de dulzura.
La condicion ordinaria de un preso condenado 6 un
trabajo forzado por largo tiempo no debe estar acompn-
Gada de malos tratamientos corporales, perniciosos 6 pea
ligrosos para su salud ó para su vida.
Regla de severidad.
Salvos los miramientos debiclos á la vida ,á la salad,
y al bien estar fisico, un preso que sufre esta pena por
delitos que casi siempre se cometen por individuos de la
clase mas pobre, no debe gozar de una condicion me-
jor que la de los individuos de la misma clase que vi-
ven en u11 estado de iriocencia y de libertad.
Regla de economía.
Salvo lo que se debe á la vida, á la salud, al bien
estar firico, a la instruecian necefiaria y á los recursos
futtiros de los presos, la economía debe ser una consi-
deracion de prirnrr órderi en todo 10 que colicieriie 6 la
administracion; pero no se debe admitir algun gasto pú-
blico iii desecliar ganancia alguna por motivos de seve.
rid~ctó de iriclulgencia.
La regla (le dulzrtra está Eunclada en razones de la
niayor Luerza. Los rigorcs que afectan Id vida y la salud
de los presos encerrados en el secreto <'reuna cdrcel son
absolutainente perdidos para el objeto principal de las
penas legales, que es el egcniplo. Por otra parte, como
estos rigores se prolongan durarite un largo periodo, las
prision se convierte ea una peria inas rig~osaque otras
penas que en la iiitericioil de la ley deben ser nias se-
veras. Asi por un trastorno de la ~usticia,unos hombres
menos culpados que otros se hsll,~nconrlenados á iin
castigo niayor: y en fin como estos rigores abrevian Ia
vida, son equivalentes á una pena capital aunqr.ie no se
les dé cste noinlxe. Si el poder egecutivo espone piies la
vida de lcs presos con severiddes que el legislactor no
autoriza, comete iin verdadero homicidio ; pero si el
poder legislativo autoriza estas severidades, el resultado
es que rio condena á un hombre á miierte, y que sin em-
bargo le hace morir, no por un suplicio de un instante
sino por un suplicio lento y horrible que dura á veces
rnuchos , aiios: y resulta tambien que estos presos no
son castigarlos con proporcion á la eilormidad de sus de-
litos, sino con proporcion :í su fuerza mayor ó menor,
y á sus facultactes de resistir mas ó menos á los rigores
del trato qite se ]lesdi.
La regla de severidad no es rnenos esencial;por-
que tina prision que ofreciese 3. los delincuentes una si-
tudcion mejor que sil condicion ordinaria en el estado
de inocenciii, sería uria tentacion para los hombres
cos y desgraciados, ó á lo menos no tendria el carácter
de la pena que debe intimidar al que se siente tentado á
cometci un delito.
La regla de economia siempre importante en sí mis-
nla, lo es uiuclio ni.ts en uii sistema en que se ha que-
48 PANGPTICO.
rido remover la principal ol~jerionque se lia rilcsto
siein )re contia la refoi ma de las prisioilc 6 ;á sílt)erel es-
cesi.co gasto, y crxiveriia hacer ver que el sisteiiia pro-
puesto reunía todas las otras ventajas 5 la de una eco-
n a d a supe1ior.
j, Pero cólno podrá lograrse la eronomia ? por los
ri~isrnosmeclios que la hacen reinar en un obrador ó
en iina E6l)rica. Los eetabfecimieuitos píit)licos estdn es-
puestos á clescuirlos ó robos; pero los esrableciniientos
particulcrres prosperan bajo le custotlia y vigilancia de]
interks personal: luego se debe confiar á la vigilancia
del interés personal la econori~íade las casas de peni-
teucia. Este artículo es esencial, y pide una esplicacion
deterlida y circuiirtanciada.
Comparacion dc los dos modos de adrizilzistracion,
cl uno por contrato ,y el otro de confianza.
Solamente se puede escoger entre estas dos especies
de arlministracion : administracion por contrato ,ó ad-
xi-iinistracioi~de coilfian~a.La administracion por con-
trnio es la de un homL!z que trata con el gobierno, qire
se encarga de guardar y mantener á los presos á tanto
por cabeza, y que aplica el trabajo y la industria de
ellos á su provecho personal, como hace un maestro con
sus aprendices. La admiuistracion de confianza es la de
un solo individuo, ó de una junta que hace los gastos
del establecimiento á costa del público, y porie en el
tesoro píibfico los proclilctos del trabajo de los presos.
Para determinarse en la eleccion de estos dos me-
dios, bastaria al parecer proponer las cuestiones si-
guientes: ide quién se debe esperar mas celo y vigilan-
cia al frente de un establecimieiito de esta n~ttwaieza?
idel qlie tiene milcho interes en qiie 1)ioqwie,6 dcl
que tiene muy poco, b ningurio? del que piticipa
PANÓPTLCO. 49
ig~ialuietitede las perdidas y (le lis ganancias, ó del que
tiene las ganancias sin las pérclidao?Ldeaquel cuyas ga-
nancias serán siempre proporcionadas á su buena cori-
ducta, 6 de aquel cuyos emolume~itosestan seguros, y
son siempre los inismos, cim administre bien, ó que
administre mal?
La economía tiene dos grandes enemigos ,el pecu-
lado, y la negligencia, y iIna adiiiinistracion de con-
fianza está espnesta al uno y al otro ;pero una adminis-
tracion ppr contrato hace la negligencia improbable, y
el peciilado imposible.
No se dice que unos admiriistradoics desinteresados
nunca desempenasen los deberes de sus empleos: el
amor al poder, 6 la novedad y á la reputacion : el espí-
ritu público y la benevolencia son i~tctivosque pueden
conservar su celo, é inspirarles vigilancia ; pero el em-
presario por contrato .no puede tambien ser animado
. 6.
por estos diversos principios? El peso de un nuevo mo-
tivo, idestruiria la fnfiueocia de los otros ? El amor al
poder está sujeto á dormitar ;el interés nun-
ca se duerme: el espíritu píiblico se entibia, y la nove-
dad se borra ; pero el interés pecuriiario se hace mas
fuerte y mas ardiente con la edad.
Concedamos que los adininistraclorcs clesintcresados
nunca serán culpables de peculado n i de negligencia
grosera: ¿podrán nrsrica montar los resortes de la econo-
mía y del trabajo eri el misiilo piiiito que un hon~bre
interesado personalmente en el buen éxito de sus cuida-
dos? Bueno y malo son terrninos de coniparacion : vues-
tra administracion puede paieceros Aorecieiite y produc-
tiva, y sin embargo, no podeis saber qué epiteto rnere-
ce hasta que la hayais visto en manos intcreeadas Este
es su verdadero critcrio ,pues puede ser buena en com-
paracioti de b que ha sido, y mala en comparacion de
lo que podria ser.
50 PAN~PTICO.
Hay aun mas: los adminislradores desinteresados,
es decir, que no tienen conlo el empresario los yrove-
clios de la casa ,gozan sin embargo de i ~ i isalario, ha-
gan su obligacion Ó no la hagan : pues ahora .bien, un
salario es cn gran motivo para tomar un empleo; pero
no lo es para JesetnpeÍíar exactamente sus funciones; y
al coiitrario ,debilita la union qne debe existir'entre el
interes y la obligacion. Cuanto rnas considerable es este
salario, tanto mas pone á un lioinlre sob're su empleo,
tanto rnas le lanza en medio del mundo y de los place-
res, tanto. mas le disgusta de uiu atencion que le parece
eerv-il y minuciosa; y si el salario es l>astLtntegrande, el
f~~ncionariopíiblico busca al instante un oficial, ó un
diptado*que hace todo el trabajo ;de manera, que lo
'¿p~&hace que éste marche, no es 10 que dais al gefe, si-
nulo qbe el gefe da-4 su subdelegado. El salario mismo
en py~prcionde lo grande que es, tiene una tendencia
funesta 6 no dejar eleccion para los empleos sino entre
los hombres mas incapaces, porqne las plazas muy dota-
das.siempre son para intrigantes acreditados, hijos mi-
mados de la forruna l que son, no los cortesanos ,sino
los criados de los rilinistros de cada mi~iistro,cuyo
,y.
mérito consiste en sil opulencia, al paso que sil título
consiste en sus nereridaclrs, y cu)o orgullo es taii su-
perior á la aplicacion de los negocios, como son infe-
riores sus talentos.
Se hallarán sin durl3 algtinos administraclores que
querrhn servir sin inteses por el honor y el bien píibli-
co 4 p~>roau,iqne pucbc!cin trabajar mejor que los que tu-
viesen st~eltlo,~ J U I I L , ~tr~i),~jaliantrtrnbien c o ~ i ~ oun em-
presario. Amar e1 poder y la autoriclad de un empleo,
no es siempre amar I:i fjtina las iiiconiodidades de él,
.Y
y aun amar 135 ft~ncioi~esnlle~ltrastienen el barniz de
la novetlart ,no da segiirirlarl de que se amarán cilando
la no.ieílad llriya p~sado.Por otra parte , donde no se
PAN~PTICO. 51
Iialla el celo del iiitcrks 3~ieJesicn~prefaltar 11:ucho á
,.1
13 activirlncl c?ela iiicliistrla.
Pero la grande objci-ioli contra 10s adnii~iistradores
gratuitos, es clue cuanto mas seguro está ti11 lioriibre de
obtener la coiifiriiiza piiblica , tanto menos esfuerzos
Iixe para niereccria. La en iclia es I,i alma del gobier-
iio; y la traaparencia de la a~lniinistracion,si puede de-
cirse asi ,es la íinica seguridad durable; pero la traspa-
reilcia riiisiiia no basta, si no hay observadbres C U ~ ~ O S O S
que lo examinen todo con utericion. Véase al empresario
por contrato: todo el mundo le espía coi1 desconfianza,
todo el mundo le mira coiiio un agerite soupechoso, que
es menester no perder de vista para que no tiranice y
oprima A los presos: se ponderariari todas sus faltas ,y
se publicarian todas sus, injusticias ;pero el administra-
dor gratuito, encantado de su propia generosidad ,espe-
ra de todo el niundo una estin~acioucasi ciega, uila de-
ferencia casi iliii-iitada,y parece que desde la altura de
sus virtudes dice al público, >,que un Iioinbre como 61,
>,que sirve sin interés, y desprecia el dinero, tiene de-
mecha á la confianza y al respeto : que las sospecl~asle
tjofenderian, y que si se digna de dar cuentas, ésta es
nuna obra de subrerogcfon á qae nada le obliga mas
5,qiie su honor." El píiblico piensa tlrl inisnio modo, y
si algiino se atreve á notar los abusos, los desciiidos, y
aun las vejaciones de esta administracion generosa, se le-
vanta contra él un grito general de indignacion.
Por lo que toca á los inconvenientes de una admi-
nistracion confiada á muclias personas, todos los que tie-
nen alguna esperiencia los conocen. La multiplicidad de
los administradores destruye la unidad del plan, cansa
una fluctuacion perpetua en las providencias, y acarrea
la discordia: y despues de una lucha larga y penosa en-
tre los asociados, el mas fuerte ó el inas porfiado que-
da dueño de] campo de batalla. Si el poder es suscepti-
ble de particion, los administradores se componen entre
sí pala ser cada irnu absoluto en su ramo, y corno la
naturaleza repara los errores de iiri ineclico ,ti11 contra-
to tácito corrige asi el vicio de la ley eri un, junta de
ad~1inistr~cioi.i.
h. mas de todo esto ,el público, qiie siempre ena-
morado de la virtud y de la generosida(l en teoría, yuer.
ria mas peider ciricuenta rriil libras por rieg!igencia,
que ver qrie un hon~bregane mil por ~~eculado, no
dejar5 de gritar qiie el plan de poner á los presos en-
tre las nianos de uti empresario, es 1111 1-ilat-i inhuma-
n o , iina usura bjrbara ,y que se esporie 6 éstos infelices
á toclos los malos tratamientos que puccleii resultar de
la codicia de EIJ amo, interesado en darles un mal ali-
mento, y en sujetarlos á un trabajo escesivo. Una com-
paracion que se presenta por sí niisma con la esclavitud
de los negros, concluirá el cuadro, y hará rnuy odioso
este proyecto.
Con todo este hermoso lenguage de li~imnnicl~d,los
presos han sido hasta ahora los n-ias ~lesgraci~~doscle los
erites : ésto viene de quc todo se rediice á !.~CCC repla-
mentos, y los regIame:itos serán siempre arios hasu
qiie se haya liüjlado el medio de itleritificar el interés de
los presos, y el clc sal gobernador ,lo que no puede lo-
grarse sirio cori la aclniinistracion por enlpresa.
Estari tan ligarlos en este establecimieiito los deberes
del emlrresario parL+con los iiidividiios co~iii~~tlosá su
cuidado por1 su i~iteréspropio, que se verá [~recisadoá
hacer por su propia utilidad 10 que no qiierria liacer
por la cle ellos.
El priiicil,io es el rnisrno para asegurar los
deberes de 1'1 l-iurnanid~ll,y los de la economía.
Se le debe asignar un beneficio qiae crezca en propor-
cioo del bien 'pie haga, y sujetarle á una pérdida propor-
cionada al mal que resulte cle la ornieioii de sus deberes,
PANÓIJTICO. 53
Los segiiros sobre la vida de los ho~ilbresson una
lierii.ios,i in.ieiicion que puede aplicarse ái muchísimos
11~0s; pero sobre todo, en el caso en que se trate de li-
gar el ir1terí.s tle uri tlorilbre á la conservacion: de inu-
clius.
Siipongamos trescientos presos, y que por rin cál-
culo nictlio dc las edades, y liaciendo entrar e n él las
circunktaiicias particulares de los habitantes de una pri-
rion, se coiiipuia por egernplo que cada a& niorirá m o
<le~einte:dknsc al en~presariodiez libras esterlinas por
cada liornbre que clebe morir, es decir, en 1ii suposicion
qiie heii~oshecho ciento y cincuenta libras esterlinas, ye-
ro con la coildicion de que al fin del a80 pagará diez
libras esterlinas por cada individuo que haya pesclido,
sea por rriuerte, ó sea por fuga. Se podrá si se quiere
doblar esta sulila para aumentar la influencia de su in-
terés : y si se llalla mds rico al fin clel año, si hace en
cierto tiiodo una econori~íade la vida huri~ana,j, qiié di-
nero debe sclitirse menos que el que se haya en.ir>leado
en comprar la conservacion y el bien estar de iiiuclios
hombres?
Pero no debe fiarse en este solo medio cualquiera
que sea su eriergia real, f~~ndaclaen un interés fácil cie
calcular. La publicidad es la primera de las fianzas: e!la
10 perfecciona todo,. y es el niejor niedio de poiier eii
accion todos los motlvos morales ,y todos los recursos
intelectualcs. Pues ahora bien: una circe1 eclificacla con
arreglo al 1,riocipio panóptico, es como transparente, y
Ilena el deseo de aquel virtuoso romano q i ~ chubiera
qucrirlo vivir cii lo interior de su farnilia ii la vista tlel
público: El panóptico es un espectáculo patexite á todo
el nilunclo, y basta en cierto rnodo una rniracla para ver-
lo todo critero Cual(iriiera pi~edejuzgar por sí riiismo si
el empresario cuinple coi1 las coiitliciones de su empleo,
y él no tiene cjrie esperar favor ;porque el público nias
54 I'AXÚPT~GO.
properiso 6 la con1pasiori cjue al rigor, siempre cree15
que las quejas de los presos merecen ser mejor escuclia-
das que las razones clel enipresario.
Para anmentar la fuerza de esta sancion se le ol~li-
gará á publicar todas sus ciientas, todo lo que ha lieclio,
todos los pormenores de su gobierno, en una p~labra,
toda la liistoria de su prision: y esta cuenta será jurada,
y se someter; á un exán~encontradictorio.
Pero para alejar todo interés pecuniario ciije pudiera
moverle á disiliiular ,es menester que su enipleo le es-
té asegiirado por toda su vida bajo las reservas ordina-
rias de buena conducta, porque no sería ni prudente,
ni justo abligarIe á publicar todos siis rriedios de ganar
y sacar partido de esto contra él ,ya sea para aumentar
el precio de su contrato, ya sea para llamar otros concur-
rentes.
Pero bien se ve que aurique las condiciones de es-
tos contratos sean al principio poco ventajosas + luego
se harán mejores para el gobierno, á medida que el in-
terés particular haya perfeccionado estas empresas. Un
hombre indtistrioso hará una ganancia legítima, tal vez
considerable; pero el gobierno se aprovechará de esto en
los tratos subsiguientes.
Lo repito otra vez, porque conviene insistir cuan-
do se atacan preocupaciones públicas ; y sobre todo
preocupaciones respetables. Todo sistema de administra-
cien, fundado en e1 desinterés real 6 presiimido, es rui-
noso en sus bases ,y aunque pueda tener en el princi-
pio un buen éxito momentáneo , no será durable. El
n~otivocon que se debe contar mas, es aquel cuya in-
Aoencia es tnas poderosa, mas continua, mas uniforme
y nias general, y este motivo es el interés personal, cor-
regido por la mayor publicidad.
Despues de haber probado que una aJrninistr3cion
por contrato pron~eteInas vigilancia y ccokioiili~qiie
~ii~I<~ilirri.otra especie de adininistracion ,voy Q entrar
eri el exárne1-i de los difererites objetos clel gobierno in-
terior tle estos asilos de penitencia.
Separacion de Los sexos.
El ii-iedio que desde luego se presenta para efectuar
esta separacion ,es tener dos panópticos ; pero la,razon
de econoriiia se opone á ésto, tanto mas, cuanto en el
número total de los presos no habrá un tercio de rnuge-
res; y l-iacieaclo'dos establecimientos para los dos sexos,
se tendrán cornparativarnente pocos individuos para el
uno, y deinasiados para el otro, sin que se pueda aco-
modar el sobrante de modo que se establezca el nivel
entre los dos.
En la obra ingl& se esplica largamente cómo pue-
de salvarse esta dificultad en el panóptico, poniendo en
un lado las celdas de los Iiombres, y en el otro las tle
las mugeres ;y como con precauciones de estructura,
de inspeccion ,y de cliscipliria ,puede prevenirse todo
lo que pidiera ofender á la decencia.
Scparacion en clases y en compn~iias.
La mayor dificultad ha sido hasta ahora el repartir
los presos en lo interior de las cárceles. El modo mas
comun , y-sin embargo el mas defectuoso en todo, es
el confi~ndirlosjuntos, poner á los jóvenes con los vie-
jos, á los ladrories con los asesinos, á los deudores con
los delincuentes ,y nrnontonarios en una prision como
en una cloaca, en la cnal lo que rio está mas que me.
dio corroinpido ,no t a r d ~en ser atacado de una corrup-
cioti total, y en cjue la feticléz del aire es rrienos dariosa á
su sdlntl, qiie 1.i infeccion moral es nociva á su corazon.
Desde luego se conoce que el ruido, la agitacion,
el rurnu!lo, y rotfc~s13s escenas que continuamente
ce el interior de una cárcel en que estan atinados 1-
presos, no dejan iritervalo alguno eri que pueda trabajar
la reflexioa, y en que el arrepeiitimiento pueda bi.o:dr
y friictificar.
Otro efecto no menos palpable de una ctsociacion
semejante, es endurecer á los lloinbres contra la ver-
giiei-iza. La vergiienza es el temor de la censura (le aque-
llos cori quiencs vivimos; y el delito, ,j puede ser cen-
surado por deliiicuentes? cuál (leellos se conclcriará á
~í inlsnio? jcu31 iio proci-iraiá aclyuirit.ail-iig{isiiids l>ieil
q i ~ eenemigos entre aquellos COQ c~uienesestá forzado á
vivir? La opiriion que nos sirve de regla y de pinci-
pio es la de las geutes que nos rodean. Unos Iiombres se-
cuestrados de este modo hacen un píblico aparte: su
lengua y sus costumbres se asii-iiilai~,y por un consen-
timiento tácito é insensibletnente se hace una ley local,
cuyos ailtores son los mas abandonados de los hombres
porque en iina sociedad semejante los mas depravados
son los mas audaces, y los lilas malvados se hacen te-
mer y respetar de los otros.-Este pí~blico,compuesto de
este modo, apela de la condenacivn del píiblico este-
rior , y revoca sils seiitencias ; y cuanto inas riume-
roso es este pueblo encerrado en este recinto, cuanto
mas ruitlo hacen sus clamores, tanto mas fácil es aho-
gar eii el rurniilto la débil voz de la conciencia ,cl re-
cuqidode aquella opinion pública que ya no se oye, y
el deseo de recobrar la estimacion de los honlbres que
ya no se ver].
El inoclo mas opuesto á éste es el confinar á los pre-
sos en una soledad absoluta para substraerlos entera-
mewe a3 contagio moral, y entregarlos á la reflexion
y al arrepentiinie~ito;pero el juicioso y buen Howard,
que ha l-iecho tantas observaciones acerca de los presos,
vi; y conoció perfectameiite que la soledad absoluta
c111c prodiice al principio un efecto sali~rlaLle,picrcle
p,roiii,iiiientc su eficacia, y hace caer á un infeliz caiiti-
YO eri 1,i desesperacion, en la lociir~ó en la irisensilili-
d'itl. Eii etecto, ¿qué otro resultado priede esperarse
cuaiicio se dejii á iina alliia vacía, atormetitarse á sí mis-
ma 1x1s~ncsesy por ahoe enteros ? Esta cs pues una pe.
niteiicia cjrie puede ser íitil por algiinos dias para domar
iili c~pírittide rekelion; pero que no se debe prolongai-,
;)si con10 Ia qiiitin y el ailtin~oniono deben usarse como
alimentos ortliliarios.
La soledad absbliita ,tan contraria á la justicia y i
la huinaiiidad, cuatido se hace de ella un estado perma-
vente, es tarnbien por fortiina combatida por las mas
fi~erksrazones de economía, porque exige un gasto
cnorm~:eii edificios : clolda los gastos para alumbrar,
conservar la limpieza, y renovar cl aire, y limita la
eleccioti de los trabajos estrecharido deniasiado la esteri-
sion de las celdas ,y escluyencto las profesiones que exi-
g e ~ ~la reunion de dos G mas trabajadores. Perjudica tam-
bien á la industria , ya porque no hay medio de dar
aprendices á ciertos ilrtnsi?+losesperi~l~entados,y yn por-
que el abatiiiiiento de la s~ledaddestruye la actividad y
la etnulacion cpe se escienden eil un trabajo hecho en
coinpahía.
El tercer sistema consiste en agrandar las celdas, y
darlas bastante capacidad para recibir á dos, tres, 6 cun-
tro presos, y aun mas, asimilándolos, corno muy pronto
diré, del modo mas coiiveniente por los caractéres y las
edades.
La construccion misn~adel panóptico da tantas se-
guridades contra las siiblevaciones y conspiraciones en-
tre los presos, qiie no debe terrierse su reunion en peque-
6as compañías ,porque nada hay que pueda favorecer
su evasion , y hay muchos medios combinados para
hacerla iinposible.
Se dirá tal vez que esta sociedaJ será mas bien (1ii.i
escuela de delitos en qrie los riienos perversos se perfec-
cionarán en el arte de la m~ldailcon las lecciones de los
que tienen una larga práctica de ella ;pero se puede
prevenir este inconveniente distinguiendo á los presos
en diferentes clases segun su edad, el grado de sil deli-
to, la perversicldcl que manifiestan ,la aplicacion al tra-
hajo, y las seÍidles que dan de arrepentimiento. El iris-
pector debe ser bien poco inteligente y bien inaplicado,
b i e11POCO tiempo no conoce el carácter de sus presos;
lo bastante á lo menos para coinbinarlos de manera que
de su asoclacion reculre un freno natural, y un n~otivo
de s~ibordinacioriy de industria.
Na debemos dejarnos engañar por las palabras: to-
dos los qile estar1 presos sor1 culpatlos; pero no todos es-
tan pervertirlos. El libertiliage por egemplo ,no es la
rnisnla cosa que la violencia, y aqiielios cuyas culpas con-
sisten en actos de una iniquiddd tímida ,corno los ra .teros y los ladrones ri~aiíosos,son mas de temer en ca-
lidad cle corrnptores y maestros de maldad, que en cali-
dad de l-iomhres peligrosos para la seguridad de la pri-
sion ,y por la audacia de sus erilpresas. Los que por la
primeia vez se han abandoiiado al delito por la tenra-
cion de la pobreza y del egemplo, se distingiien nluy
fácilmente cle los malhechores endurecidos. La embria-
guez, fuente de tantos delitos ,iio puede ensefiarse en
una casa de prnitcncia en que rao hay medio alguno de
embriagarse. Independientemente de estas diferencias
esencidles, bien pronto se reconocerd á los que tienen
uiia disposiciori mas visible á reformarse, y contraer
niievos hábitos, y todas estas observaciones servirhn pa-
ra formar 1'1s asimilaciones de las celdas, y las corupa-
TiLs de los presos,
Despiies de esta precaucion fiindamei-ital,jqué hay
que temer?jcl libertiriage? El principio de la inspeccioii
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El ojo del poder: Foucault descubre El Panóptico de Bentham

  • 1.
  • 2. E L P A N O P T I C O
  • 3.
  • 4. J E R E M I A S B E E , L P A N O P T I C O M i c h e l F o u c a u l t E L O J O D E L P O D E R M a r í a J e s ú s M i r a n d a B E N T H A M E N E S P A Ñ A
  • 5. *Genealogíadel poderu, colección dirigida por Julia Varelay Fernando Alvarex-UrFa Título original: L'oeil du pouvoir Diseño cubierta Roberto '1'uvc;gano O Editions Pierre Relfond C De la presente edición I,crs I ~ ~ ~ C I O I I ( J ~d~ Lu Piyuefu Sescña. 59. Madrid-8 ISRN: 84-7443-02-1-0 l3epósito l,egal : M. 12069-1979 Impreso en VELOCRA~ Tracia. 17. Madrid-1 7
  • 6. I N D I C E El ojo del poder, Michel Foucault ............................ 9 E1 Panóptico: - Memoria.........................................................1.. 29 - - Informe ............................................................ - Apéndice .......................................................... - Planos .............................................................. Bentharn en España, María Jesús Miranda ..................129
  • 7.
  • 8. E L O J O D E L P O D E R
  • 9.
  • 10. E L O J O D E L P O D E R Entrevista con M i c h e l F o u c a u l t Trad. de Julia Varela y Fernando Alvarez-Uria. Jean-Pierre Barou: El Panóptico de Jeremías Bentham es una obra editada a finales del siglo XVIII que ha permanecido descono- cida. Sin embargo, tú has escrito una serie de frases sobre ella tan sorprendentes como éstas: "Un acontecimiento en la historia del espíritu humano", "Una especie de huevo de Colón en el campo de la política". Por lo que se refiere a su autor, el jurista inglés Jere- mías Bentham,lohasp~esentado,como el "Fourier de una sociedad policial"'. Para nos.ofros es un misterio. Pero, explícanos, cómo has descubierto El Panóptico. Michel Foucault: Estudiando los orígenes de la medicina clíni- ca; había pensado hacer un estudio sobre la arquitectura hospitala- ria de la ~ g u n d amitad del siglo XVIII, en la época en la que se de- sarrolla el gran movimiento de reforma de las instituciones médi: .cas. Quería saber cómo se había institucionalizado la mirada.- médi- csl.cómo se había inscrito realmente en el espacio social; cóm; la nueva forma hospitalaria era a la vez el efecto y el sogorte de un-- -- 1 Michel Foucault describe así El Panóptico y a Jeremías Bentham en su obra Vigilary castigar, SigloXXI, México, 1976.
  • 11. 10 Michel Foucault pueyo. tipo de mirada. Y examinando los diferentes proyectos ar- qGtectónicos posteriores al segundo incendio del Hotel-Dieu en 1972 me di cuenta hasta qué punto el problema de la~otalvisibi- li&d de los cuerpos, de los individuos,delascosas,bajo una mirada centralizada, había sido uno de los principiosbásicos m4s constan- tes. En el caso de los hospitales este problema presentaba una difi- cultad suplementaria: era necesario evitar los contactos, los conta- gios, la proximidad y los amontonamientos, asegurando al mismo tiempo la aireación y la circulación del aire; se trataba a la vez de dividir el espacio y de dejarlo abierto, de asegurar una vigilancia que fuese global e individualizanteal mismo tiempo, separando cui- dadosamente a los individuos que debían ser vigilados. Había pen- sado durante mucho tiempo que estos eran problemaspropios de la medicina del siglo XVIII y de sus concepcionesteóricas. Después, estudiando los problemas de la penalidad, he visto que todos los grandes proyectos de remozamiento de las prisiones (que dicho sea de paso aparecen un poco más tarde, en la primera mitad del siglo XR), retornaban al mismo tema, pero ahora refi- riéndose casi siempre a Bentham. Casi no existían textos ni pro- yectos acerca de las prisiones en los que no se encontrase el "in- vento" de Bentham, es decir, el "panóptico". El principio era: en la periferia un edificio circular; en el cen- tro una torre; ésta aparece atravesada por amplias ventanas que se abren sobre la cara interior del círculo. El edificio periférico está dividido en celdas, cada una de las cualesocupa todo el espesor del edificio. Estas celdas tienen dos ventanas: una abierta hacia el inte- rior que se corresponde con las ventanas de la torre; y otra hacia el exterior que deja pasar la luz de un lado al otro de la celda. Basta pues situar un vigilante en la torre central y encerrar en cada celda un loco, un enfermo, un condenádo, un obrero o un alumno. Me- 'diante el efecto de contra-luz se pueden captar desde la torre las siluetas prisioneras en las celdas de la periferia proyectadas y recor- tadas en la luz. En suma, se invierte el principio de la mazmorra. La plena luz y la mirada de un vigilante captan mejor que la sombra que en último término cumplía una función protectora. Sorprende constatar que mucho antes que Bentham esta preo- cupación existía ya. Parece que uno de los primerosmodelos de es- ta visibilidad aislante había sido puesto en práctica en la Escuela militar de París en 1755en lo referente a los dormitorios. Cada uno de los alumnos debía disponer de una celda con cristalera a través de la cual podía ser visto toda la noche sin tener ningún contacto con sus condiscípulos, ni siquiera con los criados. Existía además
  • 12. El ojo del poder 11 un mecanismo muy complicado con el único fin de que el peluque- ro pudiese peinar a cada uno de los pensionistas sin tocarlo física- mente: la cabeza del alumno pasaba a travks de un tragaluz, que- dando el cuerpo del otro lado de un tabique de cristalesque permi- tía ver todo lo que ocurría. Bentham ha contado que fuesu herma- no el que visitando la Escuela militar tuvo la idea del panóptico. El tema de todas formas estaba presente. Las realizaciones de Claude- Nicolas Ledoux, concretamente la salina que construye en Arc-et- Senans, se dirigen al mismo efecto de visibilidad, pero con un ele- mento suplementario: que exista un punto central que $ea el lugar del ejercicio y, al mismo tiempo, el lugar de registro de saber. De todos modos si bien la idea del panóptico es anterior a Bentham, será él quien realmente la formule, y ¡a bautice. El mismo nombre de "panóptico" parece fundamental. Designa un principio global. Bentham no ha pues simplemente imaginadouna figura arquitectó- nica destinada a resolver un problema concreto, como el de la pri- sión, la escuela o el hospital. Proclama una verdadera invención que él mismo denomina "buevo de Colón". Y, en efecto, lo que busca- ban los médicos, los industriales, los educadores y los penalistas, Bentham se lo facilita: ha encontrado una tecnología de poder es- pecífica para resolver los problemas de vigilancia. Conviene desta- car una cosa importante: Bentham ha pensado y dicho que su pro- cedimiento óptico era la gran innovación para ejercer bien y fácil- mente el poder. De hecho, dicha innovación ha sido ampliamente utilizada desde finales del siglo XVIII. Sin embargo los procedi- mientos de poder puestos en práctica en las sociedadesgodernas son mucho más numerosos, diversosy ricos. Sería falso decir que el principio de visibilidad dirige toda la tecnología de poder desde el siglo XIX. Micheíie Perrot: ¡Pasando por la arquitectura! ¿Qué pensar por otra parte de la arquitectura como modo de organizaciónpolí- tica? Porque en último ténnino todo es espacial, no solo mental- mente, sino materialmente en este pensamiento del siglo XVIII. Foucault: Desde finalesdelsiglo XVIIIla arquitectura comien- za a estar ligada a los problemas de población, de salud, de urbanis- mo. Antes, el arte de construir respondía sobre todo a la necesidad de manifestar el poder, la divinidad,la fuerza. El palacio y la iglesia constituían las grandes formas, a las que hay que añadir las plazas- fueGes; se manifestaba el poderío, se manifestaba el soberano, se manifestaba Dios. La arquitectura se ha desarrollado durante mu- cho tiempo alrededor de estas exigencias. Pero, a finales del siglo XVIII, aparecen nuevosproblemas: se trata de servirse de la organi-
  • 13. Michel Foucault zación del espacio para fines económico-políticos) Surge una arquitectura específica.PhilippeAries ha escrito co- sas que me parecen importantes sobre el hecho de que la casa,hasta el siglo XVIII, es un espacio indiferenciado. En este espacio hay ha- # bitaciones en las que se duerme, se come, se recibe...,en fin poco importa. Después, poco a poco, el espacio se especifica y se hace funcional. Un ejemplo es el de la construcción de las ciudadesobre- ras en los años 1830-1870. Se fijará a la familia obrera; se le va a prescribir un tipo de moralidad asignándole un espacio de vida con una habitación que es el lugar de la cocina y del comedor, otra ha- bitación para los padres, que es el lugar de la procreación, y la habi- tación de los hijos. Algunas veces, en el mejor de los casos, habrá una habitación para las niñas y otra para los niños. Podría escribir- se toda una "historia de los espacios" -que sería al mismo tiempo una "historia de los poderesy'- que comprendería desde las grandes estrategias de la geopolítica hasta las pequeñas tácticas del habitat, de la arquitectura institucional, de la sala de clase o de la organiza- ción hospitalaria, pasando por las implantaciones económico-polí- ticas. Sorprende ver cuánto tiempo ha hecho falta para que el pro- blema de los espacios aparezca como un problema histórico-polí- tico, ya que o bien el espacio se reenviaba a la "naturaleza" -a lo dado, a las determinaciones primeras, a la "geografía física9'- es decir a una especie de capa "prehistoria",~bien se lo concebía co- mo lugar de residencia o de expansión de un pueblo, de una cultu- ra, de una lengua, o de un Estado. En suma, se lo analizaba o bien como suelo, o bien como aire;lo que importaba era el sustrato o las fronteras. Han sido necesarios Marc Bloch y Fernand Braudel para que se desarrolle una historia de los espacios rurales o de los espa- cios marítimos. Es preciso continuarla sin decirse simplementeque el espacio predetermina una historia que a su vez lo remodela y se sedimenta en él. El anclaje espacial es una forma económico-polí- tica que hay que estudiar en detalle. Entre todas las razones que han inducido durante tanto tiempo a una cierta negligencia respec- to a los espacios, citaré solamente una que concierne al discursode los filósofos. En el momento en el que comenzaba a desarrollarse una política reflexiva de los espacios (finales del siglo XVIII), las nuevas adquisiciones de la física teórica y experimental desaloja- ron a la filosofía de su viejo derecho de hablar del mundo, del cos- mos, del espacio finito o infinito. Esta doble ocupación del espa- cio por una tecnología política y por una práctica científica ha cir- cunscrito la filosofía a una problemática del tiempo. Desde Kant, lo queel fiiósofotiene quepensar es el tiempo -Hegel, Bergson,Hei-
  • 14. El ojo del poder 13 degger-, con una descalificación correlativa del espacioque apare-' ce del lado del entendimiento, de lo analítico, de lo conceptual, de lo muerto, de 1%fijo, de lo inerte. Recuerdo haber hablado, hace una docena de años de estos problemas de una política de los espa- cios, y se me respondió que era bien reaccionario insistir tanto so- bre el espacio, que el tiempo, el proyecto, era la vida y el progreso. Conviene decir que este reproche venía de un psicólogo -verdad y vergüenza de la filosofía del sigloXIX-. M.P.: De paso, me parece que la noción de sexualidad es muy importante tal como señaló Vd. a propósito de la vigilancia en el caso de los militares; de nuevo aparece este problema con la familia obrera;es sin duda fundamental. Foucault: Totalmente de acuerdo. En estos temas de vigilan- cia, y en particular de la vigilancia escolar, los controles de la se- xualidad se inscriben en la arquitectura. En el caso de la Escuela militar las paredes hablan de la lucha contra la homosexualidad y la masturbación. MI'.: Siguiendo con la arquitectura, jno le parece que indivi- duos como los médico's, cuya participación social es considerable a finales del siglo XVIII, han desempeñado de algún modo un papel de organizadores del espacio? La higiene social nace entonces; en nombre de la limpieza,la salud, se controlan los lugares que ocupan unos y otros. Y los médicos, con el renacimiento de la medicina hi- pocrática, sesitúan entrelosmássensibilizadosalproblema del entor- no, del lugar, de la temperatura, datos que encontramos en la en- cuesta de Howard sobre las prisiones2. Foucault: Los médicos eran entonces en cierta medida espe- cialistas del espacio. Planteaban cuatro problemas fundamentales: el de los emplazamientosr (climas regionales, naturaleza de los sue- los, humedad y sequedad: bajo el nombre de "constitución", estu- diaban la combinación de los determinantes locales y de las varia- ciones de estación aue favorecenen un momento dado un determi- nado tipo de enfermedad); :elde las coexistencias (ya sea de los hombres entre sí: densidad y proximidad; ya sea de los hombres y las cosas: aguas, alcantarillado, ventilación; ya sea de los hom- bres y los animales: mataderos, establos; ya sea de los hom- bres y los muertos: cementerios); el de las residencias (habitat, urbanismo); el de los desplazamientos (emigración de los hom- bres, propagación de las enfermedades). Los médicos han sido 2 John Howard publica los resultados de su encuesta en su libro: The State of the Prisions in England and Wales, with Preliminary Observations and unAccount of some Foreign Prisions and Hospitals. (1777).
  • 15. 14 Michel Foucault con los militares, los primeros gestores del espacio colectivo. Pero los militares pensaban sobre todo el espacio de las "campañas" (y por lo tanto el de los "pasos") y el de las fortalezas. Los médicos han pensado sobre todo el espacio de las residenciasy el de las ciu- dades. No recuerdo quién ha buscado en Montesquieu y en Augus- to Comte las grandes etapas del pensamiento sociológib. Es ser bien ignorante. Elhaber s o c i o ~ ó ~ ~ ose forma más bien en prácticas tales como las de los médicos. Guepinha escrito en los mismos co- mienzos del siglo XIX un maravilloso análisis de la ciudad de Nan- tes. De hecho, si la intervención de los médicosha sido tan capital en esta época, se debe a que estaba exigida por todo un conjunto de problemas políticos y económicosnuevos: la importancia de los hechos de población. M.P.: Es chocante además la gran cantidad de personas que se ven concernidas por la reflexión de Bentham. En distintos sitios di- ce haber resuelto los problemas de disciplina planteados por un gran número de individuosa cargo de unos pocos. Foucault: Al igual que sus contemporáneos Bentham se en- cuentra con el problema de la acumulaciónde hombres. Pero mien- tras que los economistas planteaban el problema en términos de riqueza (población-riquezaya que mano de obra, fuente de activi- dad económica, consumo; y población-pobreza ya que excedente u ociosa), Bentham plantea la cuestión en términos de poder la po- blación como blanco de las relaciones de dominación. Se puede de- cir, creo, que los mecanismos de poder, que intervenían incluso eri una monarquía administrativa tan desarrollada como la francesa, dejaban aparecer huecos bastante amplios sistema lacunar, aleato- rio, giobal, que no entra en detalles, que se ejerce sobregrupos soli- darios o practica el método del ejemplo (como puede verse clara- mente en el sistema fiscal o en la justicia criminal); el poder tenía pues una débil capacidad de "resolución" como se diría en térmi- nos de fotografía, no era capaz de practicar un análisisindividuali- zante y exhaustivo del cuerpo social. Ahora bien, las mutaciones económicas del sgilo XVIII han hecho necesaria una circulación de los efectos de poder a través de canales cada vez más finos, hasta al- canzar a los propios individuos, su cuerpo, sus gestos, cada una de sus habilidades cotidianas. Que el poder, inclusoteniendo que diri- gir a una multiplicidad de hombres, sea tan eficaz como si se ejer- ciese sobre uno solo. M P.: Los crecimientos demográficos del siglo XVIII han con- tribuido sin duda al desarrollode un poder semejante
  • 16. El ojo del poder 15 J.-P. B.: ¿No es sorprendente entonces saber que la Revolu- ción francesa a través de personas como La Fayette, ha acogido fa- vorablemente el proyecto del panóptico? Se sabe que Bentham, co- mo premio a sus desvelos, ha sido hecho "Ciudadano francés" en 1791. Foucault: Yo diría que Bentham es el complemento de Rous- seau. ¿Cuál es, en efecto, el sueño rousseauniano que ha animado a ' táfitos revolucionarios?: el de una sociedad transparente, visible y legible a la vez en cada una de sus partes; que no exibtan zonas os- curas, zonas ordenadas por los privilegios del poder red o por las prerrogativas de tal o tal cuerpo, o incluso por el desorden;que ca- da uno, desde el!lugar que ocupa, pueda ver el conjunto de la socie- dad; que los corazones se comuniquen unos con otros, que las mira- das no encuentren ya obstáculos, que la opinión reine, la de cada uno sobre cada uno. Starobinski ha escrito páginas muy interesan- tes respecto a este tema en La Transparenciay el obstáculo y en La invenciónde la libertad. Bent'iam es a la vez esto y todo lo contrario. Plantea el proble- ma de la visibilidad, pero pensando en una visibilidad totalmente organizada alrededor de una mirada dominadora y vigilante. Hace funcionar el proyecto de una visibilidad universal, que actuaría en provecho de un poder riguroso y meticuloso. Así, sobre el gran te- ma rousseauniano -que es en alguna medida el lirismo de la Revo- lución- se articula la idea técnica del ejercicio de un poder "omni- contemplativo" que es la obsesión de Bentham. Los dos se unen y el todo funciona: el lirismo de Rousseau y la obsesión deBentham.: M.P.: Hay una frase en el Panóptico: "Cada camarada se con- vierte en un vigilante". Foucault:, Roussea-u habría dicho justamente lo inverso: que cada vigilante sea un camarada. Véase El Emilio: el preceptor de Emilio es un vigilante, es necesario que sea también un camarada. J.-P. B.: La Revolución francesa no sólo no hace una lectura próxima a la que hacemos ahora sino que incluso encuentra en el proyecto de Bentham miras humanitarias. Foucault: Justamente, cuando la Revolución se pregunta por una nueva justicia el resorte para ella será la opinión. Su problema, de nuevo, no ha sido hacer que las gentes fuesen castigadas, sino hacer que ni siquiera puedan actuar mal en la medida en que se sen- tirían sumergidas, inmersas, en un campo de visibilidad total en el cual la opinión de los otros, la mirada de los otros, el discurso de los otros, les impidan obrar mal o hacer lo que es nocivo. Esto está presente constantemente en los textos de la Revolución.
  • 17. 16 Michel Foucault MP.: El contexto inmediato ha jugado tambiSn su papel en la adopción del panóptico por la Revolución: en este momento el problema de las cárceles está a la orden del día. A partir de 1770 tanto en Inglaterra como en Francia existe una fuerte inquietud respecto a este tema como puede constatarse a través de la encuesta de Howard sobre las prisiones traducida al francésen 1788.4Iospi- tales y cárceles son dos grandes temas de discusión en los salones parísinos, en los círculos ilustrados. Se ha convertido en algo escan- daloso el que las prisiones sean lo que son: una escuela del vicio y del crimen; y lugares tan desprovistos de higiene que en ellos se muere uno. Los médicos comienzan a decir cómo se deteriora el cuerpo, cómo se dilapida en semejantes sitios. Llegada la Revolu- ción francesa, emprende a su vez una encuesta de alcance europeo. Un tal Duquesnoy es el encargado de hacer un informe sobre los establecimientos llamados "de humanidad", vocablo que compren- de hospitales y prisiones. , Foucault: Un miedo obsesivo ha recorrido la segunda mitad del siglo XVIII: el espacio oscuro, la pantalla de oscuridad que im- pide la entera visibilidad de las cosas, las gentes, las verdades. Di- solverlos fragmentos de noche que se oponen a la luz, hacer que no existan más espacios oscuros en la sociedad, demoler esas cámaras negras en las que se fomenta la arbitrariedad política, los caprichos del monarca,lassupersticionesreligiosas,los complots de los tiranos y los frailes, las ilusionesde ignorancia,las epidemias.Los castiiios, los hospitales, los depósitos de cadáveres, las casas de corrección, los conventos, desde antes de la Revolución han suscitadouna des- confianza o un odio que no fueron subestimados;el nuevo orden político y moral no puede instaurarse sin su desaparición. Las no- velas de terror en la época de la Revolución, desarrollan todo un mundo fantástico de la muralla, de la sombra, de lo oculto, de la mazmorra, de todo aquello que protege en una complicidad signi- ficativa, a los truhanes y a los aristócratas, a los monjes y a los trai- dores: los paisajes de Ann Radcliffe son montañas, bosques, cuevas, castillos en ruinas, conventos en los que la oscuridad y el silencio dan miedo. Ahora bien, estos espacios imaginarios son como la "contra-figura" de las transparenciasy de las visibilidadesque se in- tentan establecer entonces. Este reino de 'la opinión" que se invo- ca con tanta frecuencia en esta época, es un modo de funciona- miento en el que el poder podría ejercerse por el solo hecho de que las cosas se sabrán y las gentes serán observadaspor una especie de mirada inmediata, colectiva y anónima. Un poder cuyo resorte principal fuese la opinión no podría tolerar regiones de sombra. Si
  • 18. El ojo del poder 17 se han interesado por el proyecto de Bentham se debe a que, sien- do aplicable a tantos campos diferentes, proporcionaba la fórmula de un "poder por transparencia", de un sometimiento por "pro- yección de claridad". El panópticc es un poco la utilización de la forma "castillo" (torreón rodeado de murallas) para paradójica- mente crear un espacio de legibilidad detallada. J.-P. B.: Son en definitiva los rincones ocultos del hombre lo que el Siglo de las Luces quiere hacer desaparecer. Foucault: Indudablemente. M.P.: Sorprenden también las 1 técnicas de poder qiie funcio- nan en el interior del panóptico. La mirada fundamentalmente, también la palabra puesto que existen esos famosos tubos de acero -extraordinaria invención- que unen el inspector central con cada una de las celdas en las que se encuentran, nos dice Bentham, no un prisionero sino pequeños grupos de prisioneros. En último término, la importancia de la disuasión está muy presente en el texto de Bentham: "Es preciso -dice- estar incesantemente bajo la mirada de un inspector; perder la facultad de hacer el mal y casi el pensa- miento de quererlo", Nos encontramos de lleno con las preocupa- ciones de la Revolución: impedir a las gentes obrar mal, quitarles las ganas de desearlo,en resumen: no poder y no querer. Foucault: Estamos hablando de dos cosas: de la rnirada y de la interiorización. Y, en el fondo, ¿no se trata del problema del pre- cio del poder? El poder, de hecho, no se ejerce sin gastos. Existe evidentemente el coste económico, y Bentham lo dice. ¿Cuántos vi- gilantes hacen falta? ¿Cuánto, en definitiva, costará la máquina? Pero está además el coste propiamente político. Si se es muy vio- lento se corre el riesgo de suscitarinsurrecciones;si se interviene de forma discontinua se amesga uno a dejar que se produzcan, en los intervalos, fenómenos de resistencia de un coste político elevado. Así funcionaba el poder monárquico. Por ejemplo, la justicia, que detenía una proporción irrisoria de criminales,argumentaba dicien- do: conviene que el castigo sea espectacularpara que los demásten- gan miedo. Poder violento por tanto que debía, mediante el ejem- plo, asegurar las funciones de continuidad. A esto contestan los nuevos teóricos del siglo XVIII: es un poder demasiado costoso y con muy pocos resultados. Se hacen grandes gastos de violencia que en realidad no tienen valor de ejemplo, se ve unoincluso obligadoa multiplicar las violencias, de forma tal, que se multiplican las rebe- liones. M.P.: Eso es lo que sucedió con las insurreccionescontra el patíbulo.
  • 19. 18 Michel Foucault Foucault: Por el contrario, se cuenta con la mirada que va a exigir pocos gastos. No hay necesidad de armas, de violencias físi- cas, de coaccionesmateriales. Basta una mirada. Una mirada que vi- gile, y que cada uno, sintiéndolapesar sobre sí, termine por interio- rizarla hasta el punto de vigilarse a símismo; cada uno ejercerá esta vigilancia sobre y contra símismo. ¡Fórmulamaravillosa: un poder continuo y de un coste,en último término, ridículo! Cuando Benth- am considera que él lo ha conseguido, cree que es el huevo de Co- lón en el orden de la política, una fórmula exactamente inversa a la del poder monárquico. De hecho, en las técnicas de poder desarro- lladas en la época moderna, la mirada ha tenido una importancia i enorme, pero como ya he dicho, está lejos de ser la única ni siquie- ra la principal instrumentación puesta en práctica. , M.P. : Parece que, respecto a esto, Bentham se plantea el pro- blema del poder en función sobre todo de grupos pequeños. ¿Por qué? ¿Por qué piensa que la parte es el todo, y que si se logra el éxito a nivel de grupos puede luego extenderse al todo social? LO bien es que el conjunto social, el poder a nivel del todo social es al- go que entonces no se concebía realmente? i,Por qué? Foucault: El problema consiste en evitar losobstáculos, las in- terrupciones; al igual que ocurría en el Antiguo Régimen, con las barreras que presentaban a las decisiones de poder los cuerpos cons- tituidos, los privilegios de determinadas categorías, desde el clero, hasta las corporaciones, pasando por los magistrados. Del mismo modo que las barreras que, en el Antiguo Régimen presentaban los cuerpos constituidos, los privilegios de determinadas categorías a los decisiones de poder. La burguesía comprende perfectamente que una nueva legislación o una nueva Constitución no son garan- tía suficiente para mantener su hegemonía. Se da cuenta de que de- be inventar una tecnología nueva que asegure la irrigación de todo el cuerpo social de los efectos de poder llegandohasta sus más ínfi- mos resquicios. Y en esto prec5;amente la burguesía ha hecho no sólo una revolución política sino que también ha sabido implantar una hegemonía social que desde entonces conserva. Esta es la razón por la que todas estas invenciones han sido tan importantes y han hecho de Bentham uno de los inventores más eiemplares de la tec-" - nología de poder. J.-P. B.: No obstante, no se sabe a quién beneficia el espacio organizado tal como Bentham preconiza, si a los que habitan la to- rre central o a los que vienen a visitarla. Se tiene la sensacibn de es- tar ante un mundo infernal del que no escapa nadie, ni los que son observados ni los que observan. Foucault: Eso es sin duda lo que hay de diabólicoen esta idea como en todas las aplicaciones a que ha dado lugar No existe en ella un poder que radicaría totalrnecte en alguien y que ese alguien
  • 20. El ojo del poder ejercería él solo y de forma absoluta sobre los demás;es una @á9uj: na en la que todo el mundo está aprisionado, tanto los que Sercen el poder como aquellos sobre los que el poder se ejerce. Pienso que esto es lo característico de las sociedades que se instauran en el si- glo XIX. EljPodei ya no se identifica sustancialmente con un indi- viduo que lo ejercería o lo poseería en virtud de su nacimiento, se convierte en una maquinaria de la que nadie es titular. Sin duda, en esta máquina nadie ocupa el mismo puesto, sin duda ciertos pues- tos son preponderantes y permiten la producción de efectos de su- premacía. De esta forma, estos puestos pueden asegurar una domi- nación de clase en la misma medida en que disocian el poder de la potestad individual. M.P.: El funcionamiento del panóptico es, desde este punto de vista, un tanto contradictorio. Está el inspector principal que des- de la torre central vigila a los prisioneros. Pero, al mismo tiempo, vigila a sus subalternos, es decir, al personal; este inspector central no tiene ninguna confianza en los vigilantes, e incluso se refiere a ellos de un modo un tiinto despectivo pese a que, en principio, es- tán destinados a serle próximos. i~ensamiento,pues, aristocráti- co! Pero, al mismo tiempo, quisiera hacer esta observación en lo que se refiere al personal subalterno: ha constituido un problema para la sociedad industrial. No ha sido cómodo para los patronos encontrar capataces, ingenieros capaces de dirigir y de vigilar las fá- bricas. Foiicault: Es un problema considerable que se plantea en el si- glo XVIII. ¡Se puede constatar claramente en el caso del ejército, cuando fue necesario fabricar "suboficiales" aue tuviesen conoci- mientos auténticos para organizareficazmente las tropas en caso de maniobras tácticas, con frecuencia difíciles, tanto más difíciles cuanto que el fusil acababa de ser perfeccionado. Los movimien- tos, los desplazamientos, las filas,las marchas exigían este personal disciplinario. Más tarde los talleres vuelven a plantear a su modo el mismo problema; también la escuela con susmaestros, sus ayudan- tes, sus vigilantes. La Iglesia era entonces uno de los raros cuerpos sociales en el que existían pequeños cuadros competentes. El reli- gioso, ni muy alfabetizado ni totalmente ignorante, el cura, el vica- rio entraron en lid cuando se necesitó escolarizar a centenas de mi- llares de niños. El Estado no se dotó con pequeños cuadros simila- res hasta mucho más tarde. Igual sucedió con los hospitales. No ha- ce aún mucho que el personal subalterno hospitalario continuaba estando constituido en su mayoría por religiosas.
  • 21. 20 Michel Foucault M.P.:Estas mismas religiosas han desempeñado un papel con- siderable en la aplicación de las mujeres al trabajo: aquí se sitúan los famosos internados del siglo XIX en los que vivía y trabajaba un personal femenino bajo el control de religiosas formadas especial- mente para ejercerla disciplina de las fábricas. El Panóptico está lejos de estar exento de estas preocupacio- nes ya que se puede constatar la existenciade esta vigilanha del ins- pector principal sobre el personal subalterno, y estavigilancia sobre todos, a través de las ventanas de la torre, sucesión ininterrumpida de miradas que hace pensar en "cada camarada se convierte en un vigilante", hasta el punto de que se tiene la impresión, un poco ver- tiginosa, de estar en presencia de una invención que en alguname- dida se va de las manos de su creador. Bentham, en un principio, quiere confiar en un poder único: el poder central. Pero, leyéndo- lo uno se pregunta, ja quién mete Bentham en la torre? ¿Al ojo de Dios? Sin embargo Dios está poco presente en su texto; la religión no desempeña sino un papel de utilidad. Entonces, ja quién? En definitiva es preciso decir que el mismo Bentham no ve muy claro a quien confiar el poder. Foucault: Bentham no puede confiar en nadie en la medida en que nadie debe ser lo que era el rey en el antiguo sistema,es decir, la fuente del poder y de la justicia. La teoría de la monarquía lo su- ponía. Era preciso confiar en e1,rey.Por su propia existencia, que- rida por Dios, él era la fuente de la jus-ia, de la ley, del poder. El poder que radicaba en su persona no podía sino ser bueno; un mal rey equivalía a un accidente de la historia o a un castigo del sobera- no absolutamente perfecto, Dios. Por el contrario, no se puede con- fiar en nadie cuando el poder está organizado como una máquina que funciona según engranajescomplejos,en la que lo que es deter- minante es el puesto de cada uno, no su naturaleza. Sila máquina fuese tal que alguien estuviese fuera de ella, o que tuviese él sdo la responsabilidad de su gestión, el poder se identificaría a un hombre y estaríamos de nuevo en un poder de tipo monárquico. En el Pa- nóptico, cada uno, según su puesto, está vigilado por todos los de- más, o al menos por alguno de elios;se está en presencia de u11apa- rato de desconfianza total y circulante porque carece de un punto absoluto. La perfección de la vigilancia es una suma de insidias. J.-P. B.: Una maquinaria diabólica, como has dicho, que no perdona a nadie. La imagen quizá del poder de hoy. Pero, jcómo crees que se ha llegado hasta aquí? ¿Por voluntad de quién y con qué objeto? Foucault: La cuestión del poder se simplifica cuando se plan-
  • 22. El ojo del poder tea únicamente en términos de legislación o de Constitución, o en términos de Estado o de aparato de Estado. El poder es sin duda más complicado, o de otro modo, más espeso y difuso que un con- junto de leyes o un aparato de Estado. No se puede comprender el desarrollo de las fuerzas productivas propias del capitalismo, ni imaginar su desarrollo tecnológico, si no se conocen al mismo tiem- po los aparatos de poder. En el caso, por ejemplo, de la división de trabajo en los grandes talleres del siglo XVIII, ~ c Ó ~ ose habría lle- gado a este reparto de tareas si no hubiese existido una nueva dis- tribución del poder al propio nivel del remodelamiento de las fuer- zas productivas? Lo mismo sucede con el ejército moderno: no bas- ta con que exista otro tipo de armamento, ni otra forma de recluta- miento, fue necesario que se produjera a la vez esta nueva distribu- ción de poder que se lama disciplina, con sus jerarquías, sus cua- dros, sus inspecciones, sus ejercicios, sus condicionamientos y do- mesticaciones. Sin esto, el ejército tal como ha funcionado desde el siglo XVIII no hubiera sido posible. J.-P. B.: De todos modos, jexiste alguien o algunos que im- pulsan el todo? Foucault: Se impone una distinción. Está claro que en un dis- positivo como el ejército, el taller, o cualquier tipo de institución, la red del poder adopta una forma piramidal. Existe pues una cús- pide. Sin embargo incluso en un caso así de simple,esta "cúspide" no es la "fuente" o el "principio" de donde se derivaríatodo el po- der como de un centro luminoso (esta esla imagen según la cual se representa a la monarquía). La cúspide y los elementos inferiores de la jerarquía están en una relación de sostén y de condiciona- miento recíprocos; se "sostienen" (el poder como "chantaje" mu- tuo e indefinido). Pero si lo que me preguntas es si esta nueva tec- nología de poder tiene históricamente su origen en un individuo o en un grupo de individuos determinados, que habrían decidido apli- carla para servir sus propios intereses y utilizar así, en su beneficio, el cuerpo social, te responderé: no. Estas tácticas han sido inventa- das, orgariizadas, a partir de condicioneslocalesy de urgencias con- cretas. Se han perfilado palmo a palmo antes de que una estrategia de clase las solidifique en amplios conjuntos coherentes. Hay que señalar además que estos conjuntos no consisten en una homogei- nización sino más bien en un juego complejo de apoyos que adop- tan los diferentes mecanismos de poder unos sobre otros permane- ciendo sin embargo en su especificidad. Así, actualmente, la inter- relación entre medicina, psiquiatría, psicoanálisis, escuela, justicia, familia, en lo que se refiere a los niños, no homogeiniza estas dis-
  • 23. 22 Michel Foucault tintas instancias sino que establece entre ellas conexiones, reenvíos, complementariedades, delimitaciones, lo que supone que cada una conserva hasta cierto punto las modalidades que le son propias. M.P.: Vd. rechaza la idea de un poder que sería una super-es- tructura, pero no la idea de un poder que es, en cierto modo, con- sustancial al desarrollo de las fuerzas productivas, que forma parte de él. Foucault: Por supuesto. Y el poder se transforma continua- mente con estas fuerzas. El Panóptico era una utopía-programa. Pero ya en la época de Bentharn el tema de un poder espacializan- te, vigilante, inrnovilizante, en una palabra, disciplinario, estaba desbordado por mecanismos mucho más sutiles que permitían la re- gulación de los fenómenos de población, el control de sus oscilacio- nes, la compensación de sus irregularidades. Bentham es "arcaizan- te" por la importancia que da a la mirada, es muy actual por la im- portancia que concede a las técnicas de poder en general. M.P.: No existe un Estado global, existen micro-sociedades, microcosmos que se instauran. J.-P. B.: ¿Es preciso entonces, frente al despliegue del panóp- tico, poner en cuestión la sociedad industrial? ¿O conviene hacer responsable a la sociedad capitalista? Foucault: ¿Sociedad industrial o sociedad capitalista? No sa- bría responder si no es diciendo que estas formas de poder se en- cuentran también en las sociedades socialistas: la transferencia ha sido inmediata. Pero, sobre este punto, preferiría que intervenga la historiadora. MP.: Es cierto que la acumulación de capital surge por una tecnología industrial y por la puesta en marcha de todo un aparato de poder. Pero no es menos cierto que un proceso semejanteapare- ce de nuevo en la sociedad socialista soviética. El estalinismo, en cierto modo, corresponde también a un período de acumulación de capital y de instauración de un poder fuerte. J.-P. B.: De nuevo encontramos, como de pasada, la noción de beneficio; en este sentido, la máquina inhumana de Bentham se muestra como algo muy valioso, al menos para algunos. Foucault: ¡Evidentemente' Habría que tener el optimismo un poco ingenuo de los "dandys" del siglo XM para imaginarse que la burguesía es tonta. Por el contrario, conviene tener en cuenta sus golpes de genio. Y, entre ellos justamente, está el hecho de que ha sido capaz de construir máquinas de poder que posibilitan circuitos de beneficios los cuales, a su vez, refuerzan y modifican los disposi- tivos de poder, y esto de forma dinámica y circular. El poder feu-
  • 24. El ojo del poder 23 $al, funcionando por deduccionesy gasto, se minaba a símismo. El de la burguesía se mantiene no por la conservación sino mediante transformaciones sucesivas. De aquí se deriva que la posibilidad de su caída y de la Revolución formen parte de su historia práctica- mente desde sus comienzos. M.P.:Se puede señalar que Bentham concede una enorme im- portancia al trabajo, al que se refiere una y otra vez. Foucault: Ello responde al hecho de que las técnicas de poder se han inventado para responder a las exigencias de la producción. Me refiero a la producción en un sentido amplio (puede tratarse de "producir" una destrucción, como en el caso del ejército). J.-P. B.: Cuando, dicho sea de paso, empleasel término "tra- bajo" en tus libros, raramente lo haces en relación al trabajo pro- ductivo. Foucault: Porque se da el caso de que me he ocupado de gen- tes que estaban situadas fuera de los circuitos del trabajo producti- vo: los locos, los enfermos, los prisioneros, y actualmente los ni- ños. El trabajo para eilos, tal como deben realizarlo,tiene un valor predominantemente disciplinario. J.-P. B.: El trabajo como fowa de domesticación. ¿NOse da siempre? Foucault: Por supuesto. Siempre se ha hablado de la triple función del trabajo: función productiva, función simbólica y fun- ción de domesticación o disciplinaria.La función productiva es sen- siblemente igual a cero para las categorías de las que me ocupo, mientras que las funciones simbólicay disciplinaria son muy impor- tantes. Pero, lo más frecuente, es que coexistan los tres componen- tes. M.P.:Bentham, en todo caso, me parece muy seguro de sí, muy confiado en el poder penetrante de la mirada. Se tiene incluso la sensación de que no calibra muy bien el grado de opacidad y de resistencia del material que ha de corregir, que ha de integrar en la sociedad -los famosos prisioneros-. Además, jno es el panóptico de Bentham, en cierto modo, la ilusión del poder? Foucault: Es la ilusión de casi todos los reformadores del si- glo XVIII que han concedido a la opinión un poder considerable. Puesto que la opinión necesariamenteera buena por ser la concien- cia inmediata del cuerpo social entero, los reformadores creyeron que las gentes se harían virtuosas por el hecho de ser observadas. La opinión era para ellos como la reactualización espontánea del contrato. Desconocían las condiciones reales de la opinión, los "media", una materialidad que está aprisionadaen los mecanismos
  • 25. 24 Michel Foucault de la economía y del poder bajo la forma de la prensa, de la edi- ción, y más tarde del cine y de la televisión. MP.: Cuando dice que han desconocido los "media", quiere decir que no se han dado cuenta de que les haría falta utilizarlos. Foucault: Y que esos media estarían necesariamentedirigidos por intereses económico-políticos. No percibieron los cqmponen- tes materiales y económicosde la opinión. Creyeron que la opinión seríajusta por naturaleza, que se extendería por símisma,y que se- ría una especie de vigilancia democrática. En el fondo, les el perio- dismo -innovación capital del siglo XIX- el que ha puesto de ma- nifiesto el carácter utópico de toda esta política de la mirada. M.P.: En general los pensadores desconocen las dificultades que van a encontrar para hacer "prender" su sistema. Ignoran que siempre habrá escapatorias y que las resistencias jugarán su papel. En el terreno de las cárceles, los detenidos no han sido gente pasi- va; es Bentharn quien nos hace pensar lo contrario. El discursope- nitenciario se despliega como si no existiese nadie frente a él, co- mo si no existiese más que una "Tabula rasa"; gente que hay que reformar para arrojar luego al circuito de la producción. En reali- dad hay un material -los detenidos- que resiste de un modo for- midable. Lo mismo se podría decir del taylorismo, sistema que constituye una extraordinaria invención de un ingeniero que quie- re luchar contra la gandulería, contra todo lo que hace más lento el ritmo de producción. Pero en última instancia, se puede uno pre- guntar. Lhafuncionado realmente alguna vez el taylorismo? Fouault: En efecto, otro de los elementos que sitúa tam- bién a Bentham en lo irreal es la resistencia efectiva de las gentes. Cosas que Vd., Michelle Perrot, ha estudiado. ¿Cómo se ha opues- to la gente en los talleres, en las ciudades, al sistema de vigilancia, de pesquisas continuas? ¿Tenían conciencia del carácter coactivo, de sometimiento insoportable de esta vigilancia? LOlo aceptaban como algo natural? En suma, ¿han existido insurreccionescontra la mirada? M.P.: Sí, han existido insurreccionescontra la mirada. La re- pugnancia de los trabajadores a habitar las ciudades obreras es un hecho patente. Las ciudades obreras, durante mucho tiempo, han sido un fracaso. Lo mismo sucede con la distribución del tiempo tan presente en el Panóptico. La fábrica y sus horarios han suscita- do durante largo tiempo una resistencia pasiva que se traducía en el hecho de que, simplemente, no se iba. Es la prodigiosa historia del San Lunes en el siglo XIX,día que los obreros habían inventa- do para "tomar el aire" cada semana. Han existido múltiples for-
  • 26. El ojo delpoder 25 mas de resistencia al sistema industrial obligando a los patronos a dar marcha atrás en el primer momento. Otro ejemplo: los sistemas de micro-poderes no se han instaurado de forma inmediata. Este ti- po de vigilancia y de encuadramiento se ha desarrollado,en un pri- mer tiempo, en los sectoresmecanizados que contaban mayoritaria- mente con mujeres o niños, es decir, con personas habituadas a obedecer: la mujer a su marido, el niño a su familia.Pero en los sec- tores digamos viriles, como la metalurgia, se observa una situación muy distinta. La patronal no llega a implantar inmediatamente su sistema de vigilancia, y debe, durante la primera mitad del siglo XIX, delegar sus poderes. Establece un contrato con el equipo de obreros a través de su jefe que es generalmente el obrero más ancia- no o más cualificado. Se ejerce un verdadero contra-poder por par- te de los obreros profesionales,contra-poderque comporta algunas veces dos facetas: una contra la patronal en defensa de la comuni- dad obrera, la otra, a veces, contra los mismos obreros ya que el je- fecillo op.Ame a sus aprendices o a sus camaradas. En realidad, es- tas forma; de contra-ppder obrero existieron hasta el momento en que la patronal supokecanizar las funciones que se le escapaban, pudiendo abolir así el poder del obrero profesional. Existen nume- rosos ejemplos: en el caso de los laminadores, eljefe de taller tuvo los medios para resistir al patrón hasta el momento en que entraron en escena máquinas casi automáticas. El golpe de ojo del laminador -de nuevo aquí la mirada- que juzgaba si la materia estaba a pun- to será sustituido por el control térmico;basta la lectura de un ter- mómetro. Foucault: Sabido esto, hay que analizar el conjunto de las re- sistencias al panóptico en términos de táctica y de estrategia, pen- sando que cada ofensiva que se produce en un lado sirve de apoyo a una contra-ofensiva del otro. El análisisde los mecanismos de po- der no tiene como finalidadmostrar que el poder es anónimo y a la vez victorioso siempre. Se trata, por el contrario, de señalar las po- siciones y los modos de acción de cada uno, las posibilidades de re- sistenciay de contra-ataque de unos y otros. J.-P. B.: Batdas, acciones, reacciones, ofensivas y contra- ofensivas, hablas como un estratega. Las resistencias al poder, ¿tendrían características esencialmente físicas? ¿Qué pasa con el contenido de las luchas y las aspiraciones que se manifiestan en elias? Foucault: En efecto, esa es una cuestión teórica v de método importante. Me sorprende una cosa: se utiliza mucho, en determi- nados discursos políticos el vocabulario de las relaciones de fuerza;
  • 27. 26 Michel Foucault el término "lucha" es uno de los que aparecen Con más frecuencia. Ahora bien, me parece que se duda a la hora de sacar consecuen- cias, e incluso, a la de plantear el problema que subyace a este vo- cabulario. Quiero decir: ¿Hay que analizar estas "luchas" en tanto que peripecias de una guerra? ¿Hay que descifrarlas a partir de un código que sería el de la estrategia y de la táctica? ¿La relación de fuerzas en el orden de la política es una relación de guerra? Perso- nalmente no me siento de momento preparado para responder sí o no de una forma definitiva. Pienso solamente que la pura y simple afirmación de una "lucha" no puede servir de explicación primera y última en los análisis de las relaciones de poder. Este tema de la lucha no es opera.tivo más que si se establece concretamente, y res- pecto a cada caso: quién está en la lucha, en qué lugar, con qué ins- trumentos y con qué racionalidad. En otros términos, si se toma en serio la afirmación de que la lucha está en el corazón de las relacio- nes de poder, hay que tener presente que la brava y vieja "lógica" de la contradicción no basta, ni con mucho, para desembrollar los procesos reales. M.P.: Dicho de otro modo, y para volver al panóptico, Benth- am no proyecta sólo una sociedad utópica, describe también una sociedad existente. Foucault: Describe en la utopía un sistema general de meca- nismos concretos que existen realmente. M.P.: Y, para los prisioneros, ¿tiene sentido tomar la torre central? Foucault: Sí, con la condición de que este no sea el sentido fi- nal de la operación. Los prisioneros haciendo funcionar el panópti- co y asentándose en la torre, jcree Vd. que entonces sería mucho mejor que con los vigilantes?
  • 28. E L P A N O P T I C O * J e r e m í a s B e n t h a m * Reproducción de Tratados de legislacióncivily penal...': T.V. Imprenta de D. Fermin Villalpando. Madrid, 1822.
  • 29.
  • 30. $obre un nucvo principio para qnstruir chsns de ins- peccion ,y rspccin/iacntz cnsis de ' rcclusion y 3rrabujo forsc:do. ADVERTENCIA. El aiitor ha compuesto sobre esta materia tres tornos en dczavo, que e; han impreso, pero no se han pbli- cado, 7 que se eomponian de fragmentos, adiciones y correcciones sucesivas segun se estendian sus ideas, y segun sus nuevas investigaciones le hab'ran sumiilistra- do nuevos documentos. De aquellos tres tomos fue estractads esta iiiemoria eo fbrma de discurso ,y envia:la por el señor Bentham en 1791alsefior Garran de Coulon ,mietilbro de la AsamLiea legislativa y de una coniision nolnbrada para la reforma de las leyes cri~iiinales.Coilforni5ndose con el dictámen de esta junta ordenó la Asamblea la impre- sien de esta memoria :, pero !iiego los actlcciniientos su- cesivos no la dejara1 lugar para pensar en ella. E¡ Directorio del clepartariieuto de París ,en qiie se reunieron taotas luces y tanto espíritu píiblico ,distin- giiió bien pronto este proyecto eiitre los riiucllísinio~ que se le presentaron para la rr:forlna de las prisiones y de los hospitales y le parerió ii~iivsiil)erior-iílos cl11e ha6ta entonces Labran uierecido mas la aprobacioii,tan- 29
  • 31. 30 ADVERTENCIA. to con respecto á la economía cuanto con respecto 6 la seguridad pílblica ;y que ofrecia una garantía ahsolilta- inerite iiueva para la custodia y conservacion de los pre- sos, y por la eficacia de los niedios cle reforma. Asi es que fue adoptado unánimemente, y ya se tomaban me- diclri pala ponerlo en egecucion cuando el departamen- to rnis~ilofue arrastrado en el trastorno de la constitu- cion y de la iiioiiarquía. Parece que una fatalidad contraria persigue á este plan. En Iriglaterra ,donde se delibera con tanta lenti- tud, y se egecuta con tanta perseverancia, fue este niis- mo Pdnópt~coaprobado por el ministerio ;.y el prla- mento aljlicó por un hill la suma necesaria para sii coiietrilccion , y por otro la que se necesitase para la coiiipra de las tierras i,pero á pesar de estos clos bills nada lray lieclio ;porqiie se excitaron dificultades lega- les de miichas especies ,pero de las cuales ninguna tie- ne coiiexion con el plan mismo, y el autor está como el primer dia ,á excepciori del tiempo y de los gastos ycrdidos eli la desgraciada prosecucion de este objcto. TI:. coliseivdtio acjiii 14 n7cnro1-ia t ~ lcual yo la lia- hia coii-ipcie,-[op r a Id A$~rit?ll)leanacional ,con algunas atlicioiies subre la ac?ii-ii~iisr~nc;oriii~zeiiorde las prisio- nes. No rne he cleteiiido en los pormenores sobre la construccion del eclificio, ni sobre los trabajos en que se püecle ociiyr,: A los presos ;porque el priinero de estos objetos toca á los aiqiiitectos ,y el segunth>es negocio particiilar tle los enrpiesarios ; pero he procurado no oniitir nada de cuaiito puede interesar á los 1lornbrt.sde e-tntlo, inas si Fe tiata de la egecuciori deberá consul- taiw la oLia origiiial. L>,Qwieiscaber ,decia el vYíor Bentliam en su car- >)L,I ,il selnor C:air,in , tiast'i y116grnclo 1Irga riii peisua- vsioii c'ie 1.i iii~l~oitaiici,~de este plan de irfornici, y cle *>losgr,indes re,-ult,idos que se pueden espcrar dc el?
  • 32. ADVERTENCIA. 31 ,,dejaJme construir una prision con arreglo 6 este mo- ,,delo, y yo seré carcelero en clla. Ya vereis en la nie- ,jmoria misni3 qiie este carcelero no quiere salario ,y ,,nada costará á la nacion. Cuanto mas pienso en ello ,,tanto inas me aíirn~oen que este proyecto es uno de asqt~eloscuya primera egecucion debe ponerse en ma- *nos del inventor, y si allí se piensa del niismo mpdo ,,tal vez no habrá repugnancia en condescender cori mi ,>capricho. Corno quiera que sea , nii libro comprende »!as instrucciot~esmas necesarias para el que se encar- »gile de esto ; y coi110 aquel ayo de un príncipe de tjqriien halla Fonteiielle ,yo lie hecho lo que he podi- ndo por hacerme inírtil. Segun los testiinonios de muchos observadores dig- nos de crédito p~denios'~nearque las prisiones de Fi- ladelfia han llegado á un grado de perfecciori que ape- nas parecia posible ,¿pero deberá inferirse de esto que aquellos estalleciniientos deban tomarse por modelos en otros paises? no por cierto ;porque para conseguir en otra parte los mismos efectos , sería necesario ante todas cosas transportar el instrumento que los produce, es Jciir ,aclnella sociedad religiosa ,aquella especie de cartiijos protestantes que ponen en todas sus empresas un celo , una pacieiicia y una perseverancia infatiga- bles : y ti11 tapiritu de cuerpo que indemniza de todas las privaciones. No debe olvidarse que los carceleros europeos no son Curikers , y que lejos de egercer su prefesioii con una bondad sublime, los mas de ellos pierden en ella freeuentíainumeute 10sseiitimieritos Irlas comunes de liumanidad. Otra circunstancia muy importante hace ver tam. bien la necesidad de recurrir á otros medios ,quiero decir, el nzinicro de los presos. Todas saben que apenas se conoce la iridiger~ciapropiame~itedicha en los Esta. dos Unidos de Aiuérica ,y que un mendigo es en mu-
  • 33. 32 ADVERTENCIA. cl~osde ellos tin objeto de cucicj~itlnd.Por coilsiguicnte los delitos son al!;, muy raros ,y ~ i i i i y~jocovari:tJos ;y asi el régimen doinílstico y. tiatr.iaiiiil (luo ~)vc(lf, )rodil- cir buen efecto con un c,oiír) .iiíiiiiero (le presc Ir , rio pueJe converiir á unos estal)lt.~i~iiiciitoseii cjue se jun- tan millares de hoinlxes iiif~~statlosde todas lds esltecies de levaduras ,que fermentan e11 nucssas grandes capi- tales.
  • 34. Establecimie7zto propuesto para guardar 20s presos con mas seguridad y ecorzomia , y para trabajar a2 mismo tiempo en su reforma nzora1, con medios nuevos de asegurarse de su buena conducta ,y de proveer ci su subsistencia despues de su soltura. Si se liallára un medio de hacerse dueño de t d o 10 qiie puede suceder á un cierto número de hombres, de disponer todo lo que les rodea, de moclo que hiciese en ellos la impresion que se quiere proclucir, de asegurar- se de sus acciones, de sus conexiones, y de todas las cir- cunstancias de su vida, de rnanera que nacla pudiera ig- nornrse, ni coiltrariar el efecto deseado, no se puede dudar que un instrumento de esta especie, seria un ins- trumento nluy enérgico y muy í~tilque las gobiernos podrian aplicar á diferentes objetos de la mayor irnpor- tancia. La educacion ,por egemplo ,no es otra,cosa que el resultado de todas las circunstancias en que un niño se ve. Velar sobre la educacion de un hombre, es velar sobre todas sus acciones, es colocarle en una posicion en que se pueda influir sobre él como se quiera ,por la eleccion de los objetos que se le presentan y de las ideaa que se hacen nacer en él. 33
  • 35. Pero ;cótilo un hombre solo piiecle ser bastan* te pnra velar pmfectaniente sobre uii gran nílmero de inclividuos ? y aun chino un gr~inrií~nierode ilidivicliios pollrinn velar pafectamente sobre un honi- hre solo ? porcliie si se aclinite coi110 es preciso tina sucesion de personas qne se releven unas á otras, ya no liny i~nicla(len sus iristruccionrs ni consecuencia en sus mt.totlos. Siii dificultad pues se confesará que sería una idea tan íitil coino nueva la que diese á un hombre solo un poder de vigilancia que hasta ahora ha superado las fuerzas reunidas de un gran níunero. Este es el problema que el seÍíor Bentliam cree ha- ber resuelto con la aplicacion constante de un princi- pio muy sencillo, y entre los muclios establecimientos á que podria aplicarse este principio, las casas de reciu- sion han parecido merecer la primera atencion del le- gislador. Importuncia ,variedad y clificultad son las ra- zones de esta preferencia. Para hacer la aplicacion suce- siva del misnio principio á todos los otros establecimien- tos, no hdbria mas que hacer que despo~ará éste de algiinas de las precaiiciones qiie exige. Introducir una reforma conlpleta en las prisiones: asegurarse de la biiena conducta actual, y de la enmieii- da de los presos: fijar la salubridacl ,la limpieza, el ór- den y la industria en estas mansiones infestadas hasta ahor-a de corrupcion fisica y nioral: aomentar la seguri- dad disminujeriilo el gasto en vez de hacerlo mayor, y todo esto por una idea senciLLu de arqu~tecturaea el ~bjetode su obra. El estracto de ella que voy á presentaros está saca- do del original ingles que aun no se lia publicado, y bastdrá pdra qiie se forine jiiicio de la naturaleza, y de la efiwcbirt de los niedios que se proponen. ~QuC: debe ser una prision? Es una ~iiansionen que
  • 36. PAN~PTICO. 35 se priva á ciertos intlividuos <lel~ Iil)ert,~d(le riiie han ab~~sndo,con el fin de prevenir nuevos delitos, y con- tener á los otros con el terror del egemplo ;y es aclcmas una casa de correccion en que se debe tratar de refor- mar las costumbres de las personas recli~sas,para que cuando vuelvan á la libertad 110 sea esto una desgracia para la sociedad ni para ellas mismas. Los mayores rigores de las chrceles ,los grillos, 10s calabozos solo se emplean para asegurar á los presos ;y la reforma de ellos ha sido descuidada ,ó sea por una indiferencia bárbara, ó sea porque se ha clesesperarlo de conseguirla. Algilnos ensayos que se han heclio sobre esto no han sido felices, y otros proyect~s se lian abandonado porque exigian la anticipacion de gastos considerables. Ello es que las prisiones han sido hasta ahora una morada infecta, y hoiiible escuela cle to- dos los delitos?y acinamiento de todas las miserias, que no se podian visitar sin temblar ;porque iin acto de liu- manidad era á veces castigado con la muerte, y curas iniquidades se consumarian todavia en iin profundo mis- terio, si el generoso Howard que innrió rnhtir de las cárceles despues de haber vivido apóstol de ellas, no kiu- biera dispertado la atencion pública sobre la suerte de estos infelices sacrificados á todos los géneros Je corrnp- cion por la indiferencia de los gobiernos. ¿Cómo se podrá establecer un nuevo órden de coa sas? Y establecido i cómo se podrá tener seguridad de que no degenerará? La inspeccion: este es el principio único para esta- blecer el órden y para conservarl~;pero tina itispeccion de un nuevo género, que obra mas sobre la imciginacion que sobre los sentidos, y rlue 1,one á centeIi;iirs de hombres en la depeiidencia de ijno solo, t1,inrlo á tlste llombre solo pna especie de t>rcseiiciau n i ~ersal e11 e! re- cinto de su dominio.
  • 37. Construccion del Panópt;co. lTnaa s a de penitencia, segun el plan qtle os pro- poogo ,deberia ser un edificio circular, í, por niejor decir, dos eclificios enc~j~idosuno en otro. Los cuartos de los presos foriiiarian el edificio de la eiici~nferenci;i con seis altos, y podemos fig~irarnosestos cuartos colno unas celdillas abiertas por la parte interior, porq-iie tina reja de hierro bastante anclia los espone enteramente á la vista. Uiia galería en cada alto sirve para la comuni- cacion, y cada celdilla tieiie una puerta yiie se abre ld- cia ésta galería. Uria toire ocupa el centro ,y esta es In habitacion de inspectores ; pero la torre no está dividida mas que eii tres altos ,porque estan dispuestos de.niodo que cada uno cloinina de lleno sobre dos Iíiieas de celdillas. La torre de inspeccion está tarnbien rodeada de una ga- lería cubierta coi1 una celosía trasparente que permite á el inspector registrar todas las celclillas sin qrie le vean, de tndriera qiie coii un3 miiacla ve la trrcern parte de sus presos, y nioi ik~~ctoseel1 un peqiieíío espacio piiecte ver- Jos á todos en iin riiiniita, pero aniiqne esté ausente ,la .opinioil de su presei~ciaes tal eficdz conlo SLI presencia rnis~iia. Unos tirbss de hoja de laca oorresponden desde ]la Iorre de inspeccinn central á cada celdilla, de manera que el inspector sin esforzar la voz y sin incomodarse piiecle advertir á los presos, dirigir sus trabajos, y lia- cerles ver sil yigiiai~cia.Entre la torre y las celdillas de- be haber un espacio vacío, ó iin poza circular, que qui- ta á los presos todo me.cl~ode intentar algo contra los inspectores. El talo cie esre edificio es eomo una colmena, cu- yas celdillas todas pueden verse desde un punto central.
  • 38. JlivisiLle e1 ilispcctor reina romo u11 espíritu ; pero en caso dr necrsicLjc1 ~iue~leeste espíi.i~iidar iiipiediata. meute 1'1 I~riirtba:le su presencia r~'a1. L t ; ] cbiisn(le peiiireiicia pocliia llaniarsc Yn?zdp;ico p ~ r ; ~espresx coi1 uria sola palabra su utilitlad esencial, que es Itr f ~ < ~ i ~ l t a dde ver con UILUm,irad~ztodo cuanto sc l~crccCIL cllu. Pcntajas ese12cinlesdel Patioptido. La ventaja fundaniental del panóptico es tan evi- det~te,que clnereila probar sería arriesgarse 5 oscure- cerla. Estar iiicesaiiteineiite 6 la vista tíe un inspector, es percler e11efecto el poder de hacer mal, y c ~ s iel pen- sauli<.ntode i I I teiltarlo. Uua CIF:lds giai~clesventajas colateralrs de este plan es la de poner á {u.; sul>knsp~ctoresy á los s~i'ualtcjwos de-_da especie bajo Id misri- inspeccion qiie á Icis Iire- sos, de manera ,yile iiada liaeclt.li lidcei que 120 vea el -r - inspector en sefe. En las prisioues ordinarias iIn presa rnaitl.atatlo por ws .guardas no tiene medio algurio de apelar de esto á la Irit~i~anirlad(le sus siiperioiea, y si es riial c~iiil,ictoú oprimido tiene que sufrir cou paclericiii; pero en cl p;inóptico los ojos clel superior estan en todas partes ;y J l i no puede haljer tiranía biibaitrriia, iii v e jaciones secretas. Los presos por s13 parte tatnpoco pix- den ii~sultar ni oieiider á sus guarctas;y asi se previenen las Gltas recíprocas ,y en proporcio.~~son raros los casik- gos. La admiiiistraciori (le la justicia i~iterloies soecep- tilde en este cstableciniiento (le ima perfecciori sin e**ein- eplo. Los delitos serán couucicl9s en el moinento riiismo en que se cotiietari: el acusado, el acusador, loa testigoy, los jiieces, ioilos estaii presentes ;y el proceso, la sin- teiicia y la egccucion de ella p~lederaverificarse sin pre-
  • 39. 38 ~ n ~ ó r ~ r c o . cipitacion y sin iujusiicia en el inter~alode algunos mi- nutos. Las penas ~ucdenEer tanto Eencs seleras ciian- to mayor es su certidumbre ,y esta mitma certidumbre hará muy raros los delitos. Ved los reglamentos que se han hecho ya en Jn- glaterra, ya en otras partes para los hospitales, para las casas de trabajo, y para las prisiones : reglamentos que anuncian miras de humanidad y de prudencia, y en los cuales se ve una intencion sincera de prevenir los incsnvenientes inhererites á estas diferentes reclusio- nes, y una inquietud manifiesta, yauntemor continiio de que no se deseniperien las nbligaciones que ellos prescriben. Los erripleados deben ir freciientemente á las salas, y recibir á n~eíiiidolas quejas.-El director está obligado á ver y examinar á los individuos, presen- tarse á ellos en el momento en que no le esperan, y verlos á lo menos una vez cada semana, y diversos go- bernadores estan encargados de visitar, de preguntar, de hacer que les presenten los vestidos y los alimentos, de observar la limpieza, la ma~utencion,las horas del tra- bajo &c. Estos reglamentos, respetables en su objeto, no pueban mas que una tentativa infructiiosa en muchos puntos para conseguir con grandes esfuerzos y enormes gastos una parte pequeñísima de los buenos efectos que naturalniente produciria la inspeccion central. No está todo reducido á esto: el principio panópti- co facilita mucho ademas el desempeño de la obligacion de los inspectores de un órden 'superior ,de los magis- tradcis y de los jueces, que en el estado actual de las pri- siones desempeñan con repugnancia una funcion que coritrasta tanto con la limpieza ,el gusto y la elegancia de su vida ordinaria. En los mejores planes formados hasta el dia ,por los cuales los presos estan clistribtiidos en un gran níiriiero cte cuartos, es preciso-que el niagis- trado se los ha&? abrir uno á uno : que se ponga en
  • 40. PAN~PTICO. 39 contacto con cada h,llitacite : que le repita las miqrnns pregutitas, y que gaste dias enteros eri ver supcrficinl- metite algunos cerlteiiares de press; p-ro eci el p'inóp- tico no es necesario abrir los cllaitos que esidri siempre patentes á su vist~. Ulia causa bien natural de la repugnancia á visitar las cárceles ,es 13 ii~l'ecciony fetidez de estas rnansio- nes; de innnera que cuanto mas necesario sería visitar- las, tanto mas se huye de ellas; cuanto snas funestas son á sus hal)itantes, tanta menos esperanza tienen és- tos de ser aliviados, en vez de que en la casa de peni- tencia construitla sobre este principio no hay asco ni peligro: ¿de dóricle podia venir ia infeccior-i? jcómo poclria durar? Luego vereinos que se puede establecer en ellas un asco tan grande coino en los ririvíos del ca- pitan Cook, ó en las casas de Holanda. Debe tambien advertirse que en las otras prisiones aunque sea inespe- rada la visita del niagistrado, y ailrique sea tan pronta en sus niovilnientos cornn sea posible, siempre hay lugar para disimular el ,verdadero estado de las cosas; porque mientras se examina una parte, se corppone y arregla la otra, y hay tiempo para prevenir y amenazar á los presos dictarles las respuestas qiie deben dar; y ,pero en el parioptico en el rnoinerlto que entra el ma- gistrado, toda l~ escena $epresenta á su vista. Ademas de esto habrá curiosos, viapros, amigos 6 parientes de los presos, conociclus del inspector y de los otros empleados de la prision ,que anirriados todos por motivos diferentes vendrán á añddir fuerza al princi- pio saludable de la inspeccion ,y celará11á los gefes, como los gefes celarán á los siibalrernos. Esta gran co- mision del público perfecciondrá todos los estableci- mientos qiie esten sujetos á SU vigilancia y á su penetra- cion.
  • 41. La obra inglesa esplica todos 109 pormenores nece- sarios para la coristrucciori del panóptico. El autor se liar entregado á un estudio infinito sobre todos los grados de perfeccion que se puede dar á un edificio de esta espe- cie: ha consultado con arquitectos :se ha aprovechada de todas las esperieneias de los hospitales: y nada Ira omitido para adaptar á su plan las invenciones mas reA cientes, prescindiendo de que la unidad del panóptico y sn forma particular han dado motivo á aplicaciones absolutamente nuevas de ~ I U C ~ O ~principios de arqui- tectura y de econorilía; pero esta parte de la obra que compone un volíimen íio es susceptible de iin estracto seguido. El plan del panóptico no ha cle jrizgarse por es- tos pormenores ,y si se aprueba el principio fundamen- tal ,bien pronto se convendrá en los medios de egecw cioii. Sin embargos, estractaremos de este volúmen al- gunas obcetvaciones sueltas que ayuden á edtender la utilidad que puede saeane de este nilevo sistema. El primer objeto es la seguridad de la casa contra las tentativas interiores y contra los ataques hostiles de fuera. La seguridad del interior está perfectamente esta- blecida, ya por el principio mismo de la inspeccion, ya pos la forma de las celdillas, ya por el ai~lamientode la torre cle los inspectores, ya por lo estrecho de los pa- sos, y ya por otras rnil precauciones absolutamente nue- vas, que deben quitar á los presos hasta la idea misma de una sublevacion y de un proyecto de evasion, porqile no se forman proyectos cuando se ve la imposibilidad de egecutarlos: los hombres se acomodan naturalmente á $11 sitiiacion,y una sumision forzada produce poco á poco una obediencia maquinal. La seguridad de fuera se establece por una especie
  • 42. P ~ N ~ P T I C O . 41 de fortificacionque da á esta plaza toda la fuerza que de- be tener contra una insurreccion momentánea y co ntra un niovin~ientopopular sin hacer de ella una fortaleza peligrosa podrá resistir á todo como no sea al canon. 4 Los pormenores en este punto son tantos que es preciso remitirse á la obra original; pero aqui se debe notar una idea nueva. Enfrente de la entrada del pandptico, y en todo lo largo del camino real, habrá un muro de proteccion que sirva de abrigo á todos los que en el momento en que la prision fuese atacada quisiesen pa- sar sin mezclarse en esta liostilidad, de manera, que asi no se arriesgaria el hacer una casniceria inconsiderada al defender la casa, y castigar al inocente con el culpsdo: porque solamente los mal intencionados serían los que atravesasen la calle sepa~acladel camino público por es- ta muralla de proteccion. Por fin repito que esta prision nunca sería atacada precisamente, porque no podrá esperarse triunfas en el ataque. La humanidad exige que se prevengan estos atentados haciéndolos impracticables ; y se: junta la crueldad i la irirprudencia cuando se hacen los instru- mentos de la justicia bastante débiles en apariencia pa- ra provocar á los destructores á una audacia criminal. El de la capilla no puede concebirse bien sino por una larga descripcion. Basta decir aqui, que de Ia torre misma de los inspectores, haciéndose en ella los domingos una transformacion con la apertura de las ga- lerias, se hace una capilla eu que éntre el publico ,y en que los presos sin salir de siis celdillas pueden ver y oir al sacerdote que oficie. El autor responde á una objecioii que 'se le ha he- cha, y es, que rsponienclo entonces los presos á la vista de todo el 111nnc10,se les qilitaria la vergüenza, y asi se perjullicaria al fin de la reforma moral. Esta objecioii puede no ser tan fuerte como parece
  • 43. 42 YAN~PTICO. á primera vista; porque particla ld atencion de lo; cs- pectadorcss entre todos los presos, no se fija individual- meirte eir alguno, y ellos encerrados en sus celdas á una cierta (listanci~pcrisardn mas en el espectáculo que ten- drán á la vista que en aquel de qiie ellos mismos sexán 10s objetos; pero por otra parte nada hay mas fácil que darles tina mascara, y asi el delito abstracto estará es- puesto á la vergiienza y no se mortificará al delincuente: para éste la huinillacion no tendrá su punta dolorosa, y en los espectadores se fortificará mas que se debilitará la impresion del espectAculo. Una escena de esta espe- cie sin darla colores demasi~donegros es tal en sí mis- ma que se impriaisria en la imaginacion, sería utilísi- ma para lograr el grande objeto del egemplo, y la pri- rion se convertiria en un teatro moral, cuyas representa- ciones impritnirian el terror del delito. Es muy particular que la mas horrible de todas las instituciones presente en este punto iin modelo escefen- te. La inquisicioli con sus procesioiles solenines, sus vestidos emblernaticosy con sus dceoracionese6pantosas hdbia hallado el verdadero secreto de mover la imagi- nacion y de hablar á el alma. En una buena comicion de leyes penales la persona mas esencial es la que está encargacla de combinar el efrcto teatral. Volviendo al pnnóprico, no debe olvidarse qrie es- ta es la unica oeacion que tendrán los presos de parecer á la vista del público. En cualquiera otro tiempo los vi- sitadores serán invisibles cotno los inspectores, y asi no debe temerse que los presos se acostumbren á desprea ciar la vista del público y se hagan insensibles á ld ver- guenza. Una capilla pública es de muchísima importancia en tina casa de penitencia destinada al egernplo; y ea adeinas uii me;iio infalible de asegiirar la observancia de los ryldmentos relativos á la limpieza, á Id sdlubri-
  • 44. PARÓYTICO. 43 dad, y á la Liirna admi~~istraciondel panóptico. La eleceizri <!elos materiales para la construccion es tal q1;e c7a la n~r;pcrrsegitiidad contra el ~-)ejigro(le un furgo: el hielr c ~kitwpie que puede emplearse: ni~~guna mac!cra :, y el E L ~ C ~ Ode las celdas si es de piedra ó de ]la- dril!o ctcbe cstar ciibierto cc:ri una capa de yeso para que no tímiendo intersticios no encubra inmundicias ni principios de enfermedades, y para que ademris sea in- coriibust~ble. .Howard no sabiendo cómo determinarse en la elece cion de los inconvenientes no quiere ventanas en las celdas, porque la perspectiva del campo distrae á los presas del trabajo, y solamente deja una abertura alta inaccesible á la vista con un contraviento de madera para evitar la nieve y la lluvia. Tampoco les da fuego por el riesgo á que estaría espuesta la prision, y cree ocurrir á la diferencia de Ias estaciones con la diferencia de los vestidos. En el panóptico se multiplican las ventanas, por- qtie con tantas precauciones no puede temerse la evn- sion dc 10s presos: y porque aun cuando se escapasen á la vista de sus inspectores, tendrian aun que vencer á fuera una multitud de obstaciilos muy poderosos. La niultiplicacion de las vei~tanasno es solamente un ali- vio necesario en la cautividad, sino que es tambien un medio de sanidad y de industria, pues hay muchas especies de trabajos para los cuales se necesita rnucba luz, y que es necesario abandonar sino puede el traba- jador sustraerse á las sariacio~nesdel tiempo, qrie nece- sariamente se han de sentir por una alertiira liechri en lo alto de una celda. Quitar á un hombre s11 libertad no es condenarle á paclerer el frio ni á respirar un aire fétido. Las estiifas pa- ra calentar las prisiones tendrian muchos iticonveriierites indicados en la obra inglesa; pero con un glisto mediano
  • 45. se puede lincer que pasen por las celdas unos tubos que sedn conductores del calor y sirvan al misrno tienipo pa- r3 renovar el aire. Esta pcecaucion diciada,por la huil~a- riidad es couforrue á la ecoiiomía ,lioryiie los pnesos-po- drán continuar sus trabajos sin interrupcioil, Otros tubos pueden distribuir el agua en las celdas, "Si se ahorrará mucho trabajo en el servicio don~éstico, y los pcesos no estarán espuestos á padecer por el des. cuido ó por la malicia de un carcelero. Aqni daremos fin al ectracto sobre la coiistruccion del panóptico; porque sería preciso traducirlo todo pa- ra liacer ver que la atencion del a~itorse I-ia estendido h una multitud de objetos oinitidos, ó imposibles de lo- grar en las carceles ordinarias. El gran problema~esdar á 13 aplicacion del princi- pio panóptico el grado de perfeccioii de que es suscepti- ble. Para esto es ilecesario hacer de modo que pueda es- tenderse á cada individuo de los presos, á cada instante de su vida, y por consiguiente á cada porcion del espa- cio que le encierra. Este proble'mn exige una gran va- - riedad de soluciones, y el autor las ha dado todas. Esta parte toca principalmente á los arquitectos; y lo que toca enteraliiexite á los legisladores es la aclministraciori interior de la casa ,que es de lo que trata la segunda parte de esta memoria.
  • 46. PARTE SEGUNDA. La adrninistrncion de las casas dc penitencia es uno de los objetos sobre los cuales es mas dificil rei~nirlas opiniones; porque cada liornbre , sPgun la diferencia de sus disposiciones, prescribe n~eclidasdiferentes de tt - ve-riidd ó de indulgencia. Algilnos olvidan que un pre- so, encerrado por sus colpas: es un ente sensible ;y otros no reflexionan que su estado es un castigo : 10s unos quisierai-i quitarles todos los pequeiios goces c1i:e pueden mitigar su miseria, a1 paso cjue los otros cla- man contra la inhumanidad sobre todos los puntos dc esta disciplina penitencial. Yo voy 6 sentar algunos principios fundamentales, por desgracia aun dejan en la aplicacion un campo muy vasto á fa incertidumbre y á las opiniones contra- rias ;pero que á lo nienos tienen la ventaja de aclarar la cuestion ,y poner á las personas qt-ie disputan en es- tado en entenderse, Antes de todo conviene recordar sumariame~~telos objetos á que debe rnirarse en toda instit~icioride est'i clase. Retraer de la irnitac:iciii de los delitos cori el esern- plo de la pena : prevenir los delitos cle los presos du- rante sii caintividad : mantener entre ellos la decencia: conservar su salu(.i y la limpieza ,que es parte cle*ella: estorbar su fugx procurdrles iiieclios de subsistencia para el tiempo de su soltura : clarles las instrucciones nece- sarias : Iiacerles adquirir hábitos virtuosos : prest.rrarles de todo n~altrato ilegítimo : procurarles el bien estar de que es susceptible su estado ,sin ir contra el objeto del castigo: y en fin ,loarar todo esto por medios eco- . .nómicas, por una admtnlstracion iiiteresada eri el buen
  • 47. éxito , y por reglas de sulcidiriacian interior, que po- nen ií todos los empleados hajo la mano del gefe ,y al gcfe misrno bajo los ojos del público : estos son 10s di- ersos objetos cjue se deben buscar en el,estab ecimien- to de iina carcel. Todos los planes cpe se han propnesto h ~ ~ aahora son defectuosos ,ó por un esceso dr severidad ó por uri esceso de indulgentia ,ó por una exngerack~nen los gas- to, 12 cual ha htcho que todo se malogre. Las tres re- glas siguientes servirán muclio para evitar estos diferen- tes errores. Regla de dulzura. La condicion ordinaria de un preso condenado 6 un trabajo forzado por largo tiempo no debe estar acompn- Gada de malos tratamientos corporales, perniciosos 6 pea ligrosos para su salud ó para su vida. Regla de severidad. Salvos los miramientos debiclos á la vida ,á la salad, y al bien estar fisico, un preso que sufre esta pena por delitos que casi siempre se cometen por individuos de la clase mas pobre, no debe gozar de una condicion me- jor que la de los individuos de la misma clase que vi- ven en u11 estado de iriocencia y de libertad. Regla de economía. Salvo lo que se debe á la vida, á la salud, al bien estar firico, a la instruecian necefiaria y á los recursos futtiros de los presos, la economía debe ser una consi- deracion de prirnrr órderi en todo 10 que colicieriie 6 la administracion; pero no se debe admitir algun gasto pú-
  • 48. blico iii desecliar ganancia alguna por motivos de seve. rid~ctó de iriclulgencia. La regla (le dulzrtra está Eunclada en razones de la niayor Luerza. Los rigorcs que afectan Id vida y la salud de los presos encerrados en el secreto <'reuna cdrcel son absolutainente perdidos para el objeto principal de las penas legales, que es el egcniplo. Por otra parte, como estos rigores se prolongan durarite un largo periodo, las prision se convierte ea una peria inas rig~osaque otras penas que en la iiitericioil de la ley deben ser nias se- veras. Asi por un trastorno de la ~usticia,unos hombres menos culpados que otros se hsll,~nconrlenados á iin castigo niayor: y en fin como estos rigores abrevian Ia vida, son equivalentes á una pena capital aunqr.ie no se les dé cste noinlxe. Si el poder egecutivo espone piies la vida de lcs presos con severiddes que el legislactor no autoriza, comete iin verdadero homicidio ; pero si el poder legislativo autoriza estas severidades, el resultado es que rio condena á un hombre á miierte, y que sin em- bargo le hace morir, no por un suplicio de un instante sino por un suplicio lento y horrible que dura á veces rnuchos , aiios: y resulta tambien que estos presos no son castigarlos con proporcion á la eilormidad de sus de- litos, sino con proporcion :í su fuerza mayor ó menor, y á sus facultactes de resistir mas ó menos á los rigores del trato qite se ]lesdi. La regla de severidad no es rnenos esencial;por- que tina prision que ofreciese 3. los delincuentes una si- tudcion mejor que sil condicion ordinaria en el estado de inocenciii, sería uria tentacion para los hombres cos y desgraciados, ó á lo menos no tendria el carácter de la pena que debe intimidar al que se siente tentado á cometci un delito. La regla de economia siempre importante en sí mis- nla, lo es uiuclio ni.ts en uii sistema en que se ha que-
  • 49. 48 PANGPTICO. rido remover la principal ol~jerionque se lia rilcsto siein )re contia la refoi ma de las prisioilc 6 ;á sílt)erel es- cesi.co gasto, y crxiveriia hacer ver que el sisteiiia pro- puesto reunía todas las otras ventajas 5 la de una eco- n a d a supe1ior. j, Pero cólno podrá lograrse la eronomia ? por los ri~isrnosmeclios que la hacen reinar en un obrador ó en iina E6l)rica. Los eetabfecimieuitos píit)licos estdn es- puestos á clescuirlos ó robos; pero los esrableciniientos particulcrres prosperan bajo le custotlia y vigilancia de] interks personal: luego se debe confiar á la vigilancia del interés personal la econori~íade las casas de peni- teucia. Este artículo es esencial, y pide una esplicacion deterlida y circuiirtanciada. Comparacion dc los dos modos de adrizilzistracion, cl uno por contrato ,y el otro de confianza. Solamente se puede escoger entre estas dos especies de arlministracion : administracion por contrato ,ó ad- xi-iinistracioi~de coilfian~a.La administracion por con- trnio es la de un homL!z que trata con el gobierno, qire se encarga de guardar y mantener á los presos á tanto por cabeza, y que aplica el trabajo y la industria de ellos á su provecho personal, como hace un maestro con sus aprendices. La admiuistracion de confianza es la de un solo individuo, ó de una junta que hace los gastos del establecimiento á costa del público, y porie en el tesoro píibfico los proclilctos del trabajo de los presos. Para determinarse en la eleccion de estos dos me- dios, bastaria al parecer proponer las cuestiones si- guientes: ide quién se debe esperar mas celo y vigilan- cia al frente de un establecimieiito de esta n~ttwaieza? idel qlie tiene milcho interes en qiie 1)ioqwie,6 dcl que tiene muy poco, b ningurio? del que piticipa
  • 50. PANÓPTLCO. 49 ig~ialuietitede las perdidas y (le lis ganancias, ó del que tiene las ganancias sin las pérclidao?Ldeaquel cuyas ga- nancias serán siempre proporcionadas á su buena cori- ducta, 6 de aquel cuyos emolume~itosestan seguros, y son siempre los inismos, cim administre bien, ó que administre mal? La economía tiene dos grandes enemigos ,el pecu- lado, y la negligencia, y iIna adiiiinistracion de con- fianza está espnesta al uno y al otro ;pero una adminis- tracion ppr contrato hace la negligencia improbable, y el peciilado imposible. No se dice que unos admiriistradoics desinteresados nunca desempenasen los deberes de sus empleos: el amor al poder, 6 la novedad y á la reputacion : el espí- ritu público y la benevolencia son i~tctivosque pueden conservar su celo, é inspirarles vigilancia ; pero el em- presario por contrato .no puede tambien ser animado . 6. por estos diversos principios? El peso de un nuevo mo- tivo, idestruiria la fnfiueocia de los otros ? El amor al poder está sujeto á dormitar ;el interés nun- ca se duerme: el espíritu píiblico se entibia, y la nove- dad se borra ; pero el interés pecuriiario se hace mas fuerte y mas ardiente con la edad. Concedamos que los adininistraclorcs clesintcresados nunca serán culpables de peculado n i de negligencia grosera: ¿podrán nrsrica montar los resortes de la econo- mía y del trabajo eri el misiilo piiiito que un hon~bre interesado personalmente en el buen éxito de sus cuida- dos? Bueno y malo son terrninos de coniparacion : vues- tra administracion puede paieceros Aorecieiite y produc- tiva, y sin embargo, no podeis saber qué epiteto rnere- ce hasta que la hayais visto en manos intcreeadas Este es su verdadero critcrio ,pues puede ser buena en com- paracioti de b que ha sido, y mala en comparacion de lo que podria ser.
  • 51. 50 PAN~PTICO. Hay aun mas: los adminislradores desinteresados, es decir, que no tienen conlo el empresario los yrove- clios de la casa ,gozan sin embargo de i ~ i isalario, ha- gan su obligacion Ó no la hagan : pues ahora .bien, un salario es cn gran motivo para tomar un empleo; pero no lo es para JesetnpeÍíar exactamente sus funciones; y al coiitrario ,debilita la union qne debe existir'entre el interes y la obligacion. Cuanto rnas considerable es este salario, tanto mas pone á un lioinlre sob're su empleo, tanto rnas le lanza en medio del mundo y de los place- res, tanto. mas le disgusta de uiu atencion que le parece eerv-il y minuciosa; y si el salario es l>astLtntegrande, el f~~ncionariopíiblico busca al instante un oficial, ó un diptado*que hace todo el trabajo ;de manera, que lo '¿p~&hace que éste marche, no es 10 que dais al gefe, si- nulo qbe el gefe da-4 su subdelegado. El salario mismo en py~prcionde lo grande que es, tiene una tendencia funesta 6 no dejar eleccion para los empleos sino entre los hombres mas incapaces, porqne las plazas muy dota- das.siempre son para intrigantes acreditados, hijos mi- mados de la forruna l que son, no los cortesanos ,sino los criados de los rilinistros de cada mi~iistro,cuyo ,y. mérito consiste en sil opulencia, al paso que sil título consiste en sus nereridaclrs, y cu)o orgullo es taii su- perior á la aplicacion de los negocios, como son infe- riores sus talentos. Se hallarán sin durl3 algtinos administraclores que querrhn servir sin inteses por el honor y el bien píibli- co 4 p~>roau,iqne pucbc!cin trabajar mejor que los que tu- viesen st~eltlo,~ J U I I L , ~tr~i),~jaliantrtrnbien c o ~ i ~ oun em- presario. Amar e1 poder y la autoriclad de un empleo, no es siempre amar I:i fjtina las iiiconiodidades de él, .Y y aun amar 135 ft~ncioi~esnlle~ltrastienen el barniz de la novetlart ,no da segiirirlarl de que se amarán cilando la no.ieílad llriya p~sado.Por otra parte , donde no se
  • 52. PAN~PTICO. 51 Iialla el celo del iiitcrks 3~ieJesicn~prefaltar 11:ucho á ,.1 13 activirlncl c?ela iiicliistrla. Pero la grande objci-ioli contra 10s adnii~iistradores gratuitos, es clue cuanto mas seguro está ti11 lioriibre de obtener la coiifiriiiza piiblica , tanto menos esfuerzos Iixe para niereccria. La en iclia es I,i alma del gobier- iio; y la traaparencia de la a~lniinistracion,si puede de- cirse asi ,es la íinica seguridad durable; pero la traspa- reilcia riiisiiia no basta, si no hay observadbres C U ~ ~ O S O S que lo examinen todo con utericion. Véase al empresario por contrato: todo el mundo le espía coi1 desconfianza, todo el mundo le mira coiiio un agerite soupechoso, que es menester no perder de vista para que no tiranice y oprima A los presos: se ponderariari todas sus faltas ,y se publicarian todas sus, injusticias ;pero el administra- dor gratuito, encantado de su propia generosidad ,espe- ra de todo el niundo una estin~acioucasi ciega, uila de- ferencia casi iliii-iitada,y parece que desde la altura de sus virtudes dice al público, >,que un Iioinbre como 61, >,que sirve sin interés, y desprecia el dinero, tiene de- mecha á la confianza y al respeto : que las sospecl~asle tjofenderian, y que si se digna de dar cuentas, ésta es nuna obra de subrerogcfon á qae nada le obliga mas 5,qiie su honor." El píiblico piensa tlrl inisnio modo, y si algiino se atreve á notar los abusos, los desciiidos, y aun las vejaciones de esta administracion generosa, se le- vanta contra él un grito general de indignacion. Por lo que toca á los inconvenientes de una admi- nistracion confiada á muclias personas, todos los que tie- nen alguna esperiencia los conocen. La multiplicidad de los administradores destruye la unidad del plan, cansa una fluctuacion perpetua en las providencias, y acarrea la discordia: y despues de una lucha larga y penosa en- tre los asociados, el mas fuerte ó el inas porfiado que- da dueño de] campo de batalla. Si el poder es suscepti-
  • 53. ble de particion, los administradores se componen entre sí pala ser cada irnu absoluto en su ramo, y corno la naturaleza repara los errores de iiri ineclico ,ti11 contra- to tácito corrige asi el vicio de la ley eri un, junta de ad~1inistr~cioi.i. h. mas de todo esto ,el público, qiie siempre ena- morado de la virtud y de la generosida(l en teoría, yuer. ria mas peider ciricuenta rriil libras por rieg!igencia, que ver qrie un hon~bregane mil por ~~eculado, no dejar5 de gritar qiie el plan de poner á los presos en- tre las nianos de uti empresario, es 1111 1-ilat-i inhuma- n o , iina usura bjrbara ,y que se esporie 6 éstos infelices á toclos los malos tratamientos que puccleii resultar de la codicia de EIJ amo, interesado en darles un mal ali- mento, y en sujetarlos á un trabajo escesivo. Una com- paracion que se presenta por sí niisma con la esclavitud de los negros, concluirá el cuadro, y hará rnuy odioso este proyecto. Con todo este hermoso lenguage de li~imnnicl~d,los presos han sido hasta ahora los n-ias ~lesgraci~~doscle los erites : ésto viene de quc todo se rediice á !.~CCC repla- mentos, y los regIame:itos serán siempre arios hasu qiie se haya liüjlado el medio de itleritificar el interés de los presos, y el clc sal gobernador ,lo que no puede lo- grarse sirio cori la aclniinistracion por enlpresa. Estari tan ligarlos en este establecimieiito los deberes del emlrresario parL+con los iiidividiios co~iii~~tlosá su cuidado por1 su i~iteréspropio, que se verá [~recisadoá hacer por su propia utilidad 10 que no qiierria liacer por la cle ellos. El priiicil,io es el rnisrno para asegurar los deberes de 1'1 l-iurnanid~ll,y los de la economía. Se le debe asignar un beneficio qiae crezca en propor- cioo del bien 'pie haga, y sujetarle á una pérdida propor- cionada al mal que resulte cle la ornieioii de sus deberes,
  • 54. PANÓIJTICO. 53 Los segiiros sobre la vida de los ho~ilbresson una lierii.ios,i in.ieiicion que puede aplicarse ái muchísimos 11~0s; pero sobre todo, en el caso en que se trate de li- gar el ir1terí.s tle uri tlorilbre á la conservacion: de inu- clius. Siipongamos trescientos presos, y que por rin cál- culo nictlio dc las edades, y liaciendo entrar e n él las circunktaiicias particulares de los habitantes de una pri- rion, se coiiipuia por egernplo que cada a& niorirá m o <le~einte:dknsc al en~presariodiez libras esterlinas por cada liornbre que clebe morir, es decir, en 1ii suposicion qiie heii~oshecho ciento y cincuenta libras esterlinas, ye- ro con la coildicion de que al fin del a80 pagará diez libras esterlinas por cada individuo que haya pesclido, sea por rriuerte, ó sea por fuga. Se podrá si se quiere doblar esta sulila para aumentar la influencia de su in- terés : y si se llalla mds rico al fin clel año, si hace en cierto tiiodo una econori~íade la vida huri~ana,j, qiié di- nero debe sclitirse menos que el que se haya en.ir>leado en comprar la conservacion y el bien estar de iiiuclios hombres? Pero no debe fiarse en este solo medio cualquiera que sea su eriergia real, f~~ndaclaen un interés fácil cie calcular. La publicidad es la primera de las fianzas: e!la 10 perfecciona todo,. y es el niejor niedio de poiier eii accion todos los motlvos morales ,y todos los recursos intelectualcs. Pues ahora bien: una circe1 eclificacla con arreglo al 1,riocipio panóptico, es como transparente, y Ilena el deseo de aquel virtuoso romano q i ~ chubiera qucrirlo vivir cii lo interior de su farnilia ii la vista tlel público: El panóptico es un espectáculo patexite á todo el nilunclo, y basta en cierto rnodo una rniracla para ver- lo todo critero Cual(iriiera pi~edejuzgar por sí riiismo si el empresario cuinple coi1 las coiitliciones de su empleo, y él no tiene cjrie esperar favor ;porque el público nias
  • 55. 54 I'AXÚPT~GO. properiso 6 la con1pasiori cjue al rigor, siempre cree15 que las quejas de los presos merecen ser mejor escuclia- das que las razones clel enipresario. Para anmentar la fuerza de esta sancion se le ol~li- gará á publicar todas sus ciientas, todo lo que ha lieclio, todos los pormenores de su gobierno, en una p~labra, toda la liistoria de su prision: y esta cuenta será jurada, y se someter; á un exán~encontradictorio. Pero para alejar todo interés pecuniario ciije pudiera moverle á disiliiular ,es menester que su enipleo le es- té asegiirado por toda su vida bajo las reservas ordina- rias de buena conducta, porque no sería ni prudente, ni justo abligarIe á publicar todos siis rriedios de ganar y sacar partido de esto contra él ,ya sea para aumentar el precio de su contrato, ya sea para llamar otros concur- rentes. Pero bien se ve que aurique las condiciones de es- tos contratos sean al principio poco ventajosas + luego se harán mejores para el gobierno, á medida que el in- terés particular haya perfeccionado estas empresas. Un hombre indtistrioso hará una ganancia legítima, tal vez considerable; pero el gobierno se aprovechará de esto en los tratos subsiguientes. Lo repito otra vez, porque conviene insistir cuan- do se atacan preocupaciones públicas ; y sobre todo preocupaciones respetables. Todo sistema de administra- cien, fundado en e1 desinterés real 6 presiimido, es rui- noso en sus bases ,y aunque pueda tener en el princi- pio un buen éxito momentáneo , no será durable. El n~otivocon que se debe contar mas, es aquel cuya in- Aoencia es tnas poderosa, mas continua, mas uniforme y nias general, y este motivo es el interés personal, cor- regido por la mayor publicidad. Despues de haber probado que una aJrninistr3cion por contrato pron~eteInas vigilancia y ccokioiili~qiie
  • 56. ~ii~I<~ilirri.otra especie de adininistracion ,voy Q entrar eri el exárne1-i de los difererites objetos clel gobierno in- terior tle estos asilos de penitencia. Separacion de Los sexos. El ii-iedio que desde luego se presenta para efectuar esta separacion ,es tener dos panópticos ; pero la,razon de econoriiia se opone á ésto, tanto mas, cuanto en el número total de los presos no habrá un tercio de rnuge- res; y l-iacieaclo'dos establecimientos para los dos sexos, se tendrán cornparativarnente pocos individuos para el uno, y deinasiados para el otro, sin que se pueda aco- modar el sobrante de modo que se establezca el nivel entre los dos. En la obra ingl& se esplica largamente cómo pue- de salvarse esta dificultad en el panóptico, poniendo en un lado las celdas de los Iiombres, y en el otro las tle las mugeres ;y como con precauciones de estructura, de inspeccion ,y de cliscipliria ,puede prevenirse todo lo que pidiera ofender á la decencia. Scparacion en clases y en compn~iias. La mayor dificultad ha sido hasta ahora el repartir los presos en lo interior de las cárceles. El modo mas comun , y-sin embargo el mas defectuoso en todo, es el confi~ndirlosjuntos, poner á los jóvenes con los vie- jos, á los ladrories con los asesinos, á los deudores con los delincuentes ,y nrnontonarios en una prision como en una cloaca, en la cnal lo que rio está mas que me. dio corroinpido ,no t a r d ~en ser atacado de una corrup- cioti total, y en cjue la feticléz del aire es rrienos dariosa á su sdlntl, qiie 1.i infeccion moral es nociva á su corazon. Desde luego se conoce que el ruido, la agitacion,
  • 57. el rurnu!lo, y rotfc~s13s escenas que continuamente ce el interior de una cárcel en que estan atinados 1- presos, no dejan iritervalo alguno eri que pueda trabajar la reflexioa, y en que el arrepeiitimiento pueda bi.o:dr y friictificar. Otro efecto no menos palpable de una ctsociacion semejante, es endurecer á los lloinbres contra la ver- giiei-iza. La vergiienza es el temor de la censura (le aque- llos cori quiencs vivimos; y el delito, ,j puede ser cen- surado por deliiicuentes? cuál (leellos se conclcriará á ~í inlsnio? jcu31 iio proci-iraiá aclyuirit.ail-iig{isiiids l>ieil q i ~ eenemigos entre aquellos COQ c~uienesestá forzado á vivir? La opiriion que nos sirve de regla y de pinci- pio es la de las geutes que nos rodean. Unos Iiombres se- cuestrados de este modo hacen un píblico aparte: su lengua y sus costumbres se asii-iiilai~,y por un consen- timiento tácito é insensibletnente se hace una ley local, cuyos ailtores son los mas abandonados de los hombres porque en iina sociedad semejante los mas depravados son los mas audaces, y los lilas malvados se hacen te- mer y respetar de los otros.-Este pí~blico,compuesto de este modo, apela de la condenacivn del píiblico este- rior , y revoca sils seiitencias ; y cuanto inas riume- roso es este pueblo encerrado en este recinto, cuanto mas ruitlo hacen sus clamores, tanto mas fácil es aho- gar eii el rurniilto la débil voz de la conciencia ,cl re- cuqidode aquella opinion pública que ya no se oye, y el deseo de recobrar la estimacion de los honlbres que ya no se ver]. El inoclo mas opuesto á éste es el confinar á los pre- sos en una soledad absoluta para substraerlos entera- mewe a3 contagio moral, y entregarlos á la reflexion y al arrepentiinie~ito;pero el juicioso y buen Howard, que ha l-iecho tantas observaciones acerca de los presos, vi; y conoció perfectameiite que la soledad absoluta
  • 58. c111c prodiice al principio un efecto sali~rlaLle,picrcle p,roiii,iiiientc su eficacia, y hace caer á un infeliz caiiti- YO eri 1,i desesperacion, en la lociir~ó en la irisensilili- d'itl. Eii etecto, ¿qué otro resultado priede esperarse cuaiicio se dejii á iina alliia vacía, atormetitarse á sí mis- ma 1x1s~ncsesy por ahoe enteros ? Esta cs pues una pe. niteiicia cjrie puede ser íitil por algiinos dias para domar iili c~pírittide rekelion; pero que no se debe prolongai-, ;)si con10 Ia qiiitin y el ailtin~oniono deben usarse como alimentos ortliliarios. La soledad absbliita ,tan contraria á la justicia y i la huinaiiidad, cuatido se hace de ella un estado perma- vente, es tarnbien por fortiina combatida por las mas fi~erksrazones de economía, porque exige un gasto cnorm~:eii edificios : clolda los gastos para alumbrar, conservar la limpieza, y renovar cl aire, y limita la eleccioti de los trabajos estrecharido deniasiado la esteri- sion de las celdas ,y escluyencto las profesiones que exi- g e ~ ~la reunion de dos G mas trabajadores. Perjudica tam- bien á la industria , ya porque no hay medio de dar aprendices á ciertos ilrtnsi?+losesperi~l~entados,y yn por- que el abatiiiiiento de la s~ledaddestruye la actividad y la etnulacion cpe se escienden eil un trabajo hecho en coinpahía. El tercer sistema consiste en agrandar las celdas, y darlas bastante capacidad para recibir á dos, tres, 6 cun- tro presos, y aun mas, asimilándolos, corno muy pronto diré, del modo mas coiiveniente por los caractéres y las edades. La construccion misn~adel panóptico da tantas se- guridades contra las siiblevaciones y conspiraciones en- tre los presos, qiie no debe terrierse su reunion en peque- 6as compañías ,porque nada hay que pueda favorecer su evasion , y hay muchos medios combinados para hacerla iinposible.
  • 59. Se dirá tal vez que esta sociedaJ será mas bien (1ii.i escuela de delitos en qrie los riienos perversos se perfec- cionarán en el arte de la m~ldailcon las lecciones de los que tienen una larga práctica de ella ;pero se puede prevenir este inconveniente distinguiendo á los presos en diferentes clases segun su edad, el grado de sil deli- to, la perversicldcl que manifiestan ,la aplicacion al tra- hajo, y las seÍidles que dan de arrepentimiento. El iris- pector debe ser bien poco inteligente y bien inaplicado, b i e11POCO tiempo no conoce el carácter de sus presos; lo bastante á lo menos para coinbinarlos de manera que de su asoclacion reculre un freno natural, y un n~otivo de s~ibordinacioriy de industria. Na debemos dejarnos engañar por las palabras: to- dos los qile estar1 presos sor1 culpatlos; pero no todos es- tan pervertirlos. El libertiliage por egemplo ,no es la rnisnla cosa que la violencia, y aqiielios cuyas culpas con- sisten en actos de una iniquiddd tímida ,corno los ra .teros y los ladrones ri~aiíosos,son mas de temer en ca- lidad cle corrnptores y maestros de maldad, que en cali- dad de l-iomhres peligrosos para la seguridad de la pri- sion ,y por la audacia de sus erilpresas. Los que por la primeia vez se han abandoiiado al delito por la tenra- cion de la pobreza y del egemplo, se distingiien nluy fácilmente cle los malhechores endurecidos. La embria- guez, fuente de tantos delitos ,iio puede ensefiarse en una casa de prnitcncia en que rao hay medio alguno de embriagarse. Independientemente de estas diferencias esencidles, bien pronto se reconocerd á los que tienen uiia disposiciori mas visible á reformarse, y contraer niievos hábitos, y todas estas observaciones servirhn pa- ra formar 1'1s asimilaciones de las celdas, y las corupa- TiLs de los presos, Despiies de esta precaucion fiindamei-ital,jqué hay que temer?jcl libertiriage? El principio de la inspeccioii