La educación ambiental ha existido desde las sociedades antiguas, donde los hombres aprendían en armonía con el medio ambiente. En la década de 1970 surgió una preocupación mundial por las condiciones ambientales, lo que llevó a conferencias como la de Estocolmo en 1972 y Belgrado en 1975 para promover la educación ambiental. La conferencia de Tbilisi en 1977 destacó la necesidad de incorporar la educación ambiental en los sistemas educativos formales, modificar actitudes hacia el medio ambiente y promover la participación comunitaria.