Este documento discute cómo la ciencia puede mejorar la calidad de vida a través del progreso de una manera responsable y humanista. Explica que la investigación científica y la educación son fundamentales para que los países en desarrollo participen en el progreso mundial, y que las instituciones de educación superior juegan un papel clave en enseñar ética científica y conducir investigaciones que mejoren la calidad de vida.