Este capítulo destaca la importancia de desarrollar un pensamiento complejo e interdisciplinario para comprender la realidad de manera más amplia. Se debe integrar diferentes disciplinas y conocimientos a través de un intercambio recíproco que permita generar nuevos conocimientos. Esto lleva a ampliar la capacidad de escuchar otras perspectivas y entender visiones diferentes para lograr una comprensión totalizadora pero también contextual de un sistema cambiante y pluridimensional.