El documento argumenta que la iglesia debería centrarse menos en las reuniones en edificios de la iglesia y más en las casas de las personas, donde los creyentes pueden vivir y compartir su fe en comunidad. Propone que la iglesia debería reformarse para apoyar a los grupos pequeños en los hogares, en lugar de depender de grandes reuniones dirigidas por el clero, para que la iglesia pueda llegar a más personas y cumplir mejor su misión.