La administración pública federal en México está compuesta por órganos centralizados que dependen directamente del poder ejecutivo y cumplen funciones asignadas por ley para llevar a cabo la actividad estatal. La Oficina de la Presidencia apoya directamente al Presidente, mientras que las Secretarías de Estado se encargan de áreas específicas como gobernación, relaciones exteriores y defensa nacional. También existen órganos auxiliares como la Consejería Jurídica que asesora al Presidente.