El documento discute la complejidad de las artes visuales y la cognición. Explica que la realidad es compleja y que las obras de arte no siguen parámetros fijos, lo que dificulta su comprensión. También presenta varios argumentos cognitivos a favor de las artes, como que fomentan la flexibilidad cognitiva, la integración del conocimiento, la imaginación y experiencias estéticas. Finalmente, señala que las imágenes son el resultado de múltiples interacciones entre lo humano, individual, cultural y social.