Este documento discute los desafíos del sistema educativo argentino, incluyendo la resistencia de los docentes a las nuevas tecnologías, el enfoque tradicional y pasivo de los estudiantes, y la falta de pensamiento crítico. También analiza las dimensiones evidentes e intangibles de estos problemas, como el deseo de los docentes de mantener el poder en el aula y depender de estructuras rígidas. Finalmente, enfatiza la importancia de cambiar esta realidad a través del diálogo y la colaboración.