El documento discute los tratamientos psicológicos basados en evidencia, destacando su efectividad demostrada para varios trastornos. Señala que los ensayos clínicos han mostrado que terapias como la cognitivo-conductual son igual o más efectivas que la medicación para trastornos como el pánico y la depresión. También resalta el aumento en la diseminación de estas terapias debido a una mejor comprensión de la patología y a sistemas de salud que promueven prácticas basadas en evidencia.