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Suplemento Cultural del Centro
Río Cuarto . Río Tercero . San Francisco . Villa María Miércoles 21 de agosto de 2019 . Año 19 N° 867
El Corredor Mediterráneo
humorsolini
POR HERALDO MUSSOLINI
PÁG. 8
Antonio de Nebrija,
padre de la gramática
castellana
POR ISABEL REZMO
PÁG. 4-5
El habla en la Biblia
Expresiones
castellanas
del habla bíblica
Por ATA-ECM
PÁG. 6
Así como La última cena de Leonardo Da Vinci inspiró enigmas para el popular
best-seller de Dan Brown, Las meninas, también parecen sugerir secretos ocultos
por Diego Velázquez, el gran maestro del barroco español.
PÁG. 2-3
Las libertadoras.
Mujeres en la
independencia
de América
FRANCISCO MARTÍNEZ
HOYOS
POR EDUARDO GARRIDO
PÁG. 7
EL CÓDIGO VELÁZQUEZ
LA COLUMNA
13, rue del
percebe
POR CONCHA GARCÍA
PÁG 8
CORREDOR_867_CORREDOR 8- 20/8/2019 12:20 Página 1
Las meninas, de Diego Rodríguez y
Velázquez, o La familia de Felipe IV
como se la llamó cuando fue pinta-
da en 1656, sorprendió desde el
principio por su originalidad compo-
sitiva y los juegos de espejos que el
pintor propone y que multiplican y
hasta desconciertan al espectador,
quien no puede evitar sentirse
parte de sus planos y espacios. Esta
percepción del cuadro ha dado
pábulo para que muchos piensen
que la obra esconde enigmas aún
no resueltos. “Los misterios que
esconde han contribuido en gran
medida a que [Las meninas] man-
tenga este liderazgo dos siglos des-
pués”, escribe Silvia Colomé en una
nota en el diario madrileño El País.
Pintores, escritores y pensadores
como Goya, Picasso, Manet, Rubén
Darío, Oscar Wilde, Borges Manet,
Borges, Oscar Wilde y Faucault,
entre otros no resistieron la atrac-
ción del cuadro y lo estudiaron
hasta la saciedad para encontrar sus
secretos. El historiador de arte
Jonathan Brown vio en esta obse-
sión artística una suerte de trastor-
no patológico al que denominó
Síndrome de la Fatiga de Las
Meninas (SFLM). Pero, como afirma
Javier Portús, jefe de Conservación
de Pintura Española hasta 1700 del
Museo del Prado, refiriéndose al
famoso cuadro “uno de sus grandes
atractivos es que hasta ahora se ha
mantenido en el misterio”, comen-
ta.
Pero la modernidad del cuadro no
sólo generó admiración, sino tam-
bién incomprensión y rechazo,
como lo puso de manifiesto,
Théophile Gautier, poeta romántico
francés, quien al verlo se preguntó
“¿Dónde está el cuadro?”. De
hecho, como afirma Silvia Colomé
“el logro más evidente de
Velázquez es precisamente éste: eli-
minar como por arte de magia la
barrera que separaba obra y espec-
tador”, a lo que un experto añade:
“Transgrede los límites entre lo
vivo, lo experimentado, y lo repre-
sentado. Este es el punto de partida
de Las meninas y lo que la ha con-
vertido en una obra maestra desde
que se creó” y por este motivo
“nadie sale defraudado, desde los
que buscan los mensajes más recón-
ditos hasta los que ven cómo la pin-
tura usurpa la propia realidad”,
añade Javier Portús.
Cuando la gran pinacoteca española
se inauguró en 1819, el cuadro se
expuso en la sala Basilical, la núme-
ro 12 del Museo y la misma donde se
encuentra actualmente, rodeado de
obras de otros artistas entonces y
de otras pinturas de Velázquez
ahora. Sin embargo, durante varias
décadas Las meninas se exhibió sola
en una sala creada especialmente,
que recreaba el mismo ambiente
del cuadro, con una ventana situada
a la derecha a través de la cual pene-
traba la luz natural y un espejo colo-
cado al fondo que reflejaba la ima-
gen del espectador diluyendo la
frontera entre éste y la obra. “Si se
miraba al espejo, desaparecía el
marco, lo que provocaba que la sen-
sación de tridimensionalidad se
hiciera más profunda” […]. “El
espectador podía concebirse como
dentro del cuadro”, porque el obje-
tivo era “potenciar las capacidades
ilusionistas de la obra”, explica
Portús, Sin embargo, continúa el
conservador, “no era un espacio
neutro ni inocente, condicionaba la
visión del espectador”. De ahí que
para evitar cualquier tipo de condi-
cionamiento, los responsables del
Museo decidieran devolver Las
meninas a la gran sala Basilical.
También influyó en el cambio de
sala el incremento exponencial de
visitantes. “Hay mucha gente que
aún añora esa antigua sala”, reco-
noce Portús, para quien, sin embar-
go, el lugar de exposición no altera
el atractivo y las enigmáticas suge-
rencias de la obra. “Nunca se desen-
trañará qué quiso representar
Velázquez, existen mensajes muy
diversos, desde los políticos a los
personales”, añade.
En primer lugar, son varios los
expertos que ven en el cuadro un
mensaje sobre la situación dinástica
del monarca español, quien, en ese
momento, aún no había concebido
un hijo varón que heredara el trono.
A pesar de esta circunstancia, la
continuidad dinástica estaba repre-
sentada por la infanta Margarita, la
primogénita de Felipe IV y la reina
Mariana de Austria. En el plano de
las conjeturas, hay expertos en arte
que creen ver en la disposición de
las cabezas de los principales perso-
najes un trazo de la constelación
Corona Boreales, “cuya estrella
El Corredor Mediterráneo / Página 2
El código
Velázquez
Por Redacción ECM-AT
CORREDOR_867_CORREDOR 8- 20/8/2019 12:20 Página 2
principal recibe el nombre de
Margarita y ocuparía exactamente
el lugar donde se encuentra la infan-
ta”, escribe Silvia Colomé.
No obstante este “mensaje” de
Velázquez carece de documentos
históricos que le den veracidad.
Para Portús, “el rey todavía espera-
ba tener un hijo varón”, y si bien la
pintura señala a Margarita como
princesa y no como a infanta, tal
cosa hubiese supuesto “un gran
monumento a la imposibilidad del
rey de concebir un heredero mascu-
lino”. No parece que esta hubiera
sido la intención del artista, a
menos que quisiera perder su privi-
legiado puesto de pintor de la
Corte. Por otro lado, pocos años
más tarde años nació Felipe
Próspero, quien murió a los tres
años, y Carlos II, quien heredaría la
corona real. Lo que bien podría con-
cordar con el tratamiento de prince-
sa que Velázquez da en el cuadro, es
el hecho comprobado de que Felipe
IV no excluyó en su testamento la
idea de que la infanta se coronara
reina si su frágil hermano moría.
El mismo Velázquez sería el prota-
gonista de otro de los enigmas
importantes de la obra. Se observa
que el autor de Las lanzas o La ren-
dición de Breda, parece ocupar un
lugar prominente en el espacio de
Las meninas. “Es un mensaje de
autoafirmación como pintor”,
expone Portús, como si pretendiera
su importancia no sólo como artis-
ta, sino también como personaje de
la corte. Cabe fijarse en que en el
cinto lleva la llave de aposentador
de palacio, un cargo próximo al rey
que se encargaba de cuidar el orden
en todos los lugares por donde
transcurría la vida cotidiana del
monarca. De modo que Velázquez
parece poner de manifiesto “su
doble condición de servidor del
palacio y de retratista de cámara”,
según afirma el conservador del
Museo y al mismo tiempo de artista
como creador. No debe olvidarse
que hasta el siglo XVI,. “la pintura
era considerada una artesanía” y
Velázquez parece querer demostrar
que era una ‘cosa mentale’, como
dejó escrito Leonardo da Vinci en su
famoso Tratado de la pintura. Por
esta causa, “no está pintando, nos
está mirando con una frente ancha
sobre la que cae la luz”, apunta
Javier Portús, y añade que “en Las
meninas hay un alarde de perspecti-
va matemática, nos habla de cien-
cia”. En otras palabras, aquí la figu-
ra de Velázquez parece querer
representar el valor de la pintura y
del artista y del intelecto como
fuente del ingenio artístico. El cua-
dro “nació para ser una obra maes-
tra de un hombre que ya tiene 57
años y que quiere su lugar en la his-
toria de la pintura”, afirma
Portús.“Sabía que Las meninas no
eran sólo para el Rey, sino que les
sobreviviría”.
La obra plantea otros enigmas aun-
que no parecen estar orientados a
la trascendencia sino al deseo de
experimentar con el tratamiento de
las figuras y de los espacios. No olvi-
demos su preocupación por la pers-
pectiva y la composición manifiesta
en La rendición de Breda, pintado
entre 1634 y 1635. ¿Quiénes son los
protagonistas del cuadro? ¿Los
reyes que aparecen reflejados en el
espejo? ¿La infanta Margarita, a
quien da el tratamiento de princesa,
y sus meninas? ¿Él mismo, que pare-
ce adoptar una postura desafiante?
¿Los espectadores a los que parece
interpelar? ¿Quiénes son esos otros
personajes que aparecen en el cua-
dro y cuya identidad no parece
tener relevancia histórica? Y algo
más ¿quién pintó sobre su pecho la
famosa cruz de la Orden de
Santiago si ésta le fue concedida
tiempo después, poco antes de
morir, cuando el cuadro ya llevaba
tiempo terminado, gracias a la inter-
vención de Felipe IV, debido a que
Velázquez no había podido demos-
trar que su linaje estaba limpio de
sangre judía?. Debido a este gesto
real de gran importancia, algunos
expertos sostienen que el pintor de
la cruz fue el mismo monarca, lo
que venía a demostrar “que
Velázquez era estimado por el rey y
que la pintura era un arte tan noble
como para que el monarca supiera
pintar”. Pero más allá de cualquier
especulación, los más probable es
que fuera el mismo Velázquez
quien, seguramente como permiso
real, fuese quien añadió la cruz
sobre su vestimenta como testimo-
nio de la posición alcanzada merced
a su genio artístico.
El Corredor Mediterráneo / Página 3
Lasmeninas,unadelasobrasmaestrasdeDiegoVelázquez,esunade
lasgrandesatraccionesdelmuseoespañoldeElPradodesdesuinau-
guración hace doscientos años. Su composición y su tratamiento del
espacio y la perspectiva no sólo abren nuevas propuestas plásticas
sino que, para algunos expertos, también suscitan preguntas al pare-
cer sin respuestas hasta ahora.
CORREDOR_867_CORREDOR 8- 20/8/2019 12:20 Página 3
El Corredor Mediterráneo / Página 4
“Para el colmo de nuestra felicidad y cum-
plimiento de todos los bienes ninguna otra
cosa nos falta sino el conocimiento de la
lengua”. Esto proclamaba en 1488 el gra-
mático español Antonio de Nebrija y por
ello hoy se hace necesario recoger su testi-
monio, su figura y su obra. Gracias a él el
castellano en Europa se la consideró una
lengua culta. Lo que el gramático sevillano
estaba ofreciendo era una revolución cul-
tural: por primera vez, un lengua vulgar, el
romancecastellano,seconvertíaenlengua
culta al disponer de una gramática propia,
laprimeravezensugénero,queesalengua
romance, así ennoblecida, se convertía en
el factor de cohesión y expansión de un
imperio que comenzaba a nacer sobre las
carabelas que cruzaban el Atlántico.
Nebrija le dio una dimensión política a su
obra, en adelante, el castellano "siempre
fue la lengua compañera del imperio".
VIDA
Antonio de Nebrija, uno de los grandes
humanistas del Renacimiento: autor de la
primera gramática española (1492) y el pri-
mer diccionario de nuestra lengua (1495).
Fue filólogo, historiador, pedagogo, gra-
mático, astrónomo y poeta.
Nacido en 1444 en Lebrija, en la provincia
de Sevilla, hijo de Juan y Catalina, bautiza-
do como Antonio Martínez de Cala e
Hinojosa, Nebrija empezó sus estudios a
los15añosenlaUniversidaddeSalamanca,
donde se graduó cuatro años más tarde en
Retórica y Gramática.
Trasrecibirsudiploma,viajóaItaliayseins-
cribió en la Universidad de Bolonia, alegan-
do que le interesaban, sobre todo, el buen
decir y un perfecto aprendizaje de griego y
latín, lenguas que él creía que en
Salamanca no eran tratadas como merecí-
an. En Bolonia, prosiguió sus estudios
durante diez años más, consagrándose a la
Teología, al latín, al griego, al hebreo, y
aprendió también Medicina, Derecho,
Cosmografía, Matemáticas, Geografía,
Historia y, por supuesto, la Gramática,
materia en la que tuvo como maestro a
Martino Galeotto. También recordaría más
tarde con cariño las clases de ética de
Pedro de Osma.
En Italia bebió con avidez de la fuente del
naciente humanismo, que estaba mucho
más avanzado que en España, probable-
mente debido a la Inquisición, que temía y
perseguía las nuevas ideas.
En 1470, Nebrija volvió a España como por-
tador el humanismo renacentista, “para
desbaratar la barbarie por todas partes de
España tan ancha y luengamente derrama-
da”. Fue por entonces que adoptó el nom-
bre con el cual lo conocemos. Añadió Elio
como homenaje al conquistador romano
que conquistó la Bética, que era el nombre
latino de Sevilla y "de Nebrija", por ser
Nebrissa el nombre en latín de su Lebrija
natal. Lo tomó de una familia ilustre de la
Bética, cuyo testimonio había quedado
grabado en las inscripciones que él mismo
había podido leer en los mármoles de las
antigüedades que yacían en aquellos cam-
pos andaluces.
A su regreso, contrajo matrimonio con
Isabel de Solís, con quien tuvo seis hijos y
una hija. Pero el matrimonio no atemperó
sus ímpetus de conquistador y se cuenta
que durante muchos años pasó por dificul-
tades económicas debido a sus gastos con
un incontable número de hijos habidos
fuera del matrimonio y de ex amantes que
lo acosaban.
En esta época, Nebrija trabajó durante
algún tiempo para el obispo Fonseca, pero
su ambición lo llamaba a Salamanca, adon-
de finalmente fue en 1475, decidido a revo-
lucionar la enseñanza del latín en España.
Con ese fin, publicó en 1481 Introductiones
latinae,queserviríacomotextodelosestu-
diantes de la lengua de los césares hasta el
siglo XIX.
Esta gramática latina se dividía en dos par-
tes: La Analogía, que trataba sobre morfo-
logía y otra parte que versaba sobre pro-
blemas de sintaxis, ortografía, prosodia,
figuras de dicción y un léxico que no era
muy extenso. Sorprendido por el retum-
banteéxitodesuobra,Nebrijaselanzóala
tarea de traducirla a la "lengua vulgar",
como se llamaba por entonces al castella-
no.Endiezaños,llevóacaboenSalamanca
una labor titánica y, a la llegada de los
humanistas italianos Mártir de Anglería y
Luigi Marineo, él había formado ya varias
generaciones de alumnos.
Confiado en su saber y dueño de la cátedra
de Retórica, arremetió contra sus compa-
ñeros claustro por el carácter poco científi-
co de sus enseñanzas. En medio de esta
lucha, cuando intentaban expulsarlo de la
Universidad, Nebrija obtuvo el apoyo del
maestre de la Orden de Alcántara y fre-
cuentó Alcalá de Henares, con la tarea de
corregir la Biblia Políglota. En 1490, se con-
sagró como poeta y conquistó el cargo de
cronista real, en el que permaneció hasta
1509, cuando decidió volver a Salamanca
como catedrático de Retórica.
Enlaviejauniversidaddondehabíacomen-
zado sus estudios, fue perseguido por sus
colegas, que le impidieron concursar en la
cátedra de Gramática, por lo que decidió
abandonar Salamanca y volver a Sevilla.
Pero su permanencia en Andalucía duró
menos de un año; el cardenal Cisneros lo
llamó a la Universidad de Alcalá donde
enseñó retórica y escribió un texto de esa
disciplina, además de terminar sus gramá-
ticas y léxicos.
Su Introductiones Latinae, que había publi-
cado en 1481, se constituyó en el texto más
importante escrito hasta entonces sobre
ese tema y se convirtió en manual para los
estudiantes hasta el siglo XIX.
Lo más importante de su obra se completó
en la última década del siglo XV, con su
Gramática de la lengua castellana y sus dos
diccionarios de latín y castellano.
En 1495, publicó una nueva obra en la
misma dirección: Su vocabulario español
latín,latín-español,elprimerdiccionariode
nuestra lengua.
Por Isabel Rezmo
Antonio de Nebrija,
padre de
la gramática
castellana
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El Corredor Mediterráneo / Página 5
A497 años de la muerte deAntonio de Nebrija y en momentos en que la
lengua castellana es bastardeada por el mal hablar y desconsiderada por
laignoranciadepretendidosreformadores,lapoetaespañolaIsabelRezmo
trae a los lectores de ECM la figura de quien le dio su sistema coherente
parahablarlayescribirlaelevándolaalaconsideracióndelenguaculta.
Pero Nebrija fue mucho más que un filólo-
go y un lingüista. Hombre de su tiempo,
con la amplitud de horizontes que carac-
terizaba a los intelectuales del
Renacimiento, se ocupó también la
Teología, de la que trató en
Quinquagenas; del Derecho, que abordó
en Lexicon Iurus Civilis; de Arqueología,
con Antigüedades de España; y de
Pedagogía, con De liberis educandis. Se
empeñó en difundir los clásicos, su obra
estuvomarcadatambiénpordeseodesis-
tematizar el conocimiento que había
adquiridoenSalamancayenBoloniaytor-
narlo accesible al mayor número posible
de personas.
Nebrija murió en Alcalá de Henares el 5 de
julio de 1522.
La obra y su importancia
En el año 1492 publica en 5 volúmenes su
obra Grammatica, Se trata del primer
librocentradoenelestudiodeunalengua
de la Europa occidental que no fuera el
latín, por lo que en su momento fue dura-
mente criticado. Nebrija dividió el estudio
delcastellanoencuatroámbitos:ortogra-
fía,prosodiaysílaba,etimologíaydicción,
y sintaxis. A estos cuatro apartados, refle-
jados en cuatro volúmenes, se le sumó un
quintovolumenconeltítulo“Delasintro-
ducciones de la lengua castellana para los
que de estraña lengua querrán depren-
der”. De todas sus obras, ninguna tuvo el
peso y la importancia histórica de su
Gramática, que se adelantó a todos los
estudios hechos en todas las lenguas
romances sobre esta materia. Fue el pri-
mer gramático de destaque en considerar
una lengua romance (por entonces llama-
da "lengua vulgar") como digna de ser
estudiada. La novedad de la gramática
residíaenquenuncaantessehabíaescrito
una gramática en una lengua contempo-
ránea.ParaloshombresdelaEdadMedia,
sóloellatínyelgriegoestabandotadosde
una grandeza que hacía esas lenguas
merecedoras de estudio y análisis, mien-
tras que las "lenguas vulgares" se regían
apenas por el gusto de los hablantes, sin
necesidad de que éste fuera estudiado ni
de que sus reglas se establecieran. La
Gramática de Nebrija inspiró el surgimien-
to de una serie de obras similares que fue
surgiendo en toda Europa, a medida que
los idiomas delViejo Continentecobraban
concienciadequeerantannoblescomoel
viejo latín.Con la publicación de esta obra,
la gramática pasaría a ser un importante
objeto de estudio para humanistas hasta
la aparición de la Lingüística en el siglo
XIX.
. El italiano tuvo su primera gramática en
1529; el portugués en 1536; el francés en
1550.Españafuelapioneraenfijaruncon-
juntodereglasynormaslingüísticasauna
lengua vulgar, como era el castellano,
para dar una homogeneidad y convertirla
en una lengua culta.
Introductiones latinae, obra dedicada al
cardenal Pedro de Mendoza, fue concebi-
da como libro de texto para aprender
latín. De hecho, el presente ejemplar con-
tiene numerosas notas manuscritas reali-
zadas por un alumno, que están redacta-
das en latín o indican la traducción caste-
llana de los términos latinos.
Estetrabajoeselprecedenteineludiblede
todas las gramáticas latinas posteriores.
LaobradeNebrija,unodelosautoresque
introdujeronlosprincipioshumanistasdel
Renacimiento en España, fue tan suma-
mente importante que se reimprimió
durante siglos.
IncunabledeGramáticacastellana,creada
porAntoniodeNebrijabajoelmecenazgo
deJuandeZúñiga,seconsideralaprimera
gramática del castellano y la primera de
una lengua vulgar que se imprime en
Europa .A pesar de que en la época el cas-
tellano no se consideraba como “lengua
de cultura”, Nebrija se adelanta a su
época y, después de haber publicado las
Introductiones latinae, llega a la conclu-
sióndequeesnecesarioaprenderelcaste-
llano para estudiar el latín. La obra está
dividida en cinco libros: «Ortografía»,
«Prosodia», «Etimología», «Sintaxis» e
«Introducciones de la lengua castellana
para los que de extraña lengua querrán
deprender». Se imprimió en un taller anó-
nimoque,segúnsedesprendedelosestu-
diostipográficos,estuvoactivoentre1492
y1500yenelqueseimprimieronnumero-
sas ediciones de este autor. Razones polí-
ticas habían llevado a Nebrija a escribir su
Gramática castellana. Como explicó en
una extraña premonición al presentarla a
Isabel la Católica, era preciso fijar la len-
gua,quesería"lacompañeradelImperio"
que nacería tras la Reconquista de
Granada y la llegada del Colón al Nuevo
Mundo. Nadie soñaba aún las consecuen-
cias del descubrimiento de América, pero
es como si Nebrija de algún modo hubiera
intuido que aquella oscura lengua nacida
en la tierra de los bárdulos, en el Norte de
España,estabaenvíasdeconvertirseenel
gran idioma internacional, segundo del
planeta, que es hoy el castellano.
Introductioneslatinae,Eslaobraprincipal
de Antonio de Nebrija. Constituye el pri-
mer manual de gramática latina que se
escribe en España y el texto más impor-
tante de la época para el estudio del latín.
Su primera edición fue impresa en
Salamanca en 1481. Este manuscrito copia
la segunda edición, de 1485. Fue realizado
para el Maestre de la Orden de Alcántara,
don Juan de Zúñiga, y su interés principal
reside en la magnífica miniatura a toda
página del comienzo del texto, que repre-
senta al autor impartiendo una lección en
casa de su protector.
CORREDOR_867_CORREDOR 8- 20/8/2019 12:20 Página 5
El Corredor Mediterráneo / Página 6
A partir de las primeras traduccio-
nes de la Biblia al castellano a media-
dos del siglo XVI – Biblia de los judíos
o de Ferrara en 1553 y de Casiodoro
de la Reina en 1569-, la naturaleza
proverbial del estilo bíblico fue
calando progresivamente en el
habla española en forma de dichos,
sentencias, adagios y expresiones
conformando un rico acervo de sabi-
duría popular. El grafismo expresivo
y la verdad conceptual que encierran
han sido factores decisivos para que
perduren desde hace siglos y conti-
núen definiendo y dando colorido a
situaciones y personajes de la vida
cotidiana.
«Antes que cante el gallo», el anun-
cio de Jesús a Pedro de que lo negará
(Lc 22,61), ha pasado a expresar algo
inminente o próximo a suceder, y al
mismo tiempo ha dado origen a la
frase «otro gallo le cantara», para
decir que mejor le hubiera ido si
hubiera obrado de otro modo.
Otra de las expresiones más popula-
res y vivas es «lavarse las manos»,
que significa desentenderse de un
asunto o eludir las responsabilida-
des o consecuencias provocado por
algo que se ha hecho, y que se inspi-
ra en el gesto con que Poncio Pilatos
dio a entender que no tenía nada
que ver con la condena a muerte de
Jesús (Mt 27,24).
El estilo proverbial
Uno de los atractivos del texto bíbli-
co radica precisamente en conservar
en su escritura la frescura de un
habla sentenciosa, para que el lector
comprenda la historia que se narra y
el carácter de sus personajes y sus
peripecias, y al mismo tiempo intuya
y deduzca ideas y conceptos, que no
se le ofrecen de un modo directo y
manifiesto, pero que apelan a su
memoria cultural, individual y colec-
tiva. Las verdades esenciales de los
dichos y sentencias bíblicos han enri-
quecido el acervo proverbial del cas-
tellano en el que conservan una
extraordinaria vitalidad.
Es frecuente oír «rasgarse las vesti-
duras» para señalar que alguien se
escandaliza con grandes aspavien-
tos, como hacen los judíos en señal
de duelo; también que alguno hace
algo de «Pascuas a Ramos», por
decir que lo hace de tarde en tarde,
pues el tiempo que media entre la
Pascua y el Domingo de Ramos es de
casi un año. En cambio «hacer la
Pascua» es fastidiar a alguien por
alusión a la matanza de los primogé-
nitos egipcios que coincidió con el
rito pascual (Éx 11, 4-5; 12, 21-29). Es
bíblica también la expresión «clamar
al cielo», que deriva de «clamar a
Yahveh» (Jc 4,3), dicha de algo que
requiere evidente justicia.
De la larga lista de sentencias y fra-
ses proverbiales procedentes de la
Biblia pueden citarse también «chivo
expiatorio», «gigante con pies de
barro», «de todo hay en la viña del
señor», «quien siembra vientos,
cosecha tempestades», «más viejo
que Matusalén», «pasar las de Caín»,
«sembrar cizaña», «tirar la primera
piedra», «trampa saducea», etc.
Asimismo nutren los proverbios el
carácter de algunos personajes,
como en los dichos «tener más
paciencia que un santo», que alude a
Job, o «ser un Judas» por traidor o
«ser un Jeremías», por quejoso.
EL HABLA
EN LA BIBLIA
Expresiones
castellanas
del habla bíblica
Por Redacción ATA-ECM
NOTA
CORREDOR_867_CORREDOR 8- 20/8/2019 12:20 Página 6
El Corredor Mediterráneo / Página 7
reseña Las libertadoras.
Mujeres en la
independencia
deAmérica
FRANCISCO
MARTÍNEZ HOYOS
Crítica, Barcelona, 2019
No se entiende la historia de España
sin América ni la de América sin
España. Al hablar de las independen-
cias de los distintos países latinoa-
mericanos, pocos nombres propios
nos vienen a la mente al margen de
Simón Bolívar, Francisco de Miranda
o San Martín y, por supuesto, ningu-
no de mujer. Las libertadoras propo-
ne una forma novedosa de acercarse
a este momento, clave en la historia
del continente, a partir del análisis
de la aportación femenina a la lucha
emancipadora.
Francisco Martínez Hoyos, doctor en
Historia por la Universidad de
Barcelona, se ha interesado profun-
damente en el pasado americano
con obras tales como Francisco de
Miranda (Arpegio, 2012), Hernán
Cortés (Nowtilus, 2014), La revolu-
ción mexicana (Nowtilus, 2015),
Kennedy (Sílex, 2017) o El indigenis-
mo (Cátedra, 2018).
Escrito con solvencia y precisión, el
historiador español, apoyado en una
exhaustiva bibliografía, hace gala de
una prosa ágil y amena, cuya lectura
discurre como si de un libro de aven-
turas se tratara. Es notable el esfuer-
zo de contención a la hora de no
extenderse en detalles que, sin
duda, podrían, por la entidad que se
deja traslucir, ocupar varias páginas.
Al concluir todos y cada uno de los
capítulos, sin excepción, como cuan-
do ves el primer episodio de una
buena serie, el lector se queda con la
sensación de que queda mucho jugo
que exprimir todavía. Quiere más.
Que nadie se llame a engaño, no se
trata de un alegato feminista. Es
cuestión de poner en su justo lugar a
las mujeres que en una situación
absolutamente extraordinaria (la
guerra siempre lo es) tomaron la
decisión de abandonar el lugar que
habitualmente ocupaban en aque-
llas primeras décadas del siglo XIX.
En este sentido, en la Introducción se
puede leer: “A las mujeres célebres
se las mitificó con un propósito,
crear un modelo ejemplarizante que
sirviera de pauta de lo que esperaba
la República de sus ciudadanas.
Siempre desde la convicción de que
su auténtico lugar era la paz del
espacio doméstico, ya que su entre-
ga a la causa patriota, al responder a
unas circunstancias excepcionales,
no podía servir como norma de con-
ducta. No se podía pedir que todas
emularan a la boliviana Juana
Azurduy, capaz de reclutar hombres
y manejar la espada como una ama-
zona”.
Sin perder en ningún momento el
rigor histórico, sus páginas trascu-
rren al ritmo de una buena crónica
periodística que nos traslada, acom-
pañando a las heroínas, de Perú a
México, Chile, Argentina o Colombia.
Patriotas o realistas, las soldaderas,
rabonas, troperas, juanas o guari-
chas, el nombre variaba según el
lugar, no actuaban como lo hacían
porque estuvieran poseídas por los
ideales patrióticos, sino por un
cúmulo de razones en las que la fide-
lidad al ser querido se mezclaba con
el pragmatismo. Asimismo, el nivel
social jugaba un papel determinan-
te. Las mujeres de clase alta utiliza-
ban sus salones y tertulias para cons-
pirar y fraguar planes independen-
tistas. Pero también estaban las que
hacían trabajos de correo o espías o
directamente luchaban en el frente
codo con codo junto a sus compañe-
ros masculinos.
A pesar de ser un tema aún poco
conocido, Martínez Hoyos desgrana
innumerables ejemplos con nombre
y apellidos, como la colombiana
Policarpa Salavarrieta o la ecuatoria-
na Manuela Sáenz de Vergara, que
tras ser arrestada por su oposición a
los patriotas escapó y se unió a las
tropas realistas. Su heroísmo se hizo
célebre en 1812 tras combatir en la
batalla de Mocha. La argentina
María Remedios del Valle participó
en diversas batallas y los soldados la
nombraron “Madre de la Patria”. Un
ejemplo a destacar entre las realistas
es, sin duda, el de María Antonia
Bolívar, la mismísima hermana del
Libertador. Mujer de principios
estrictos vivió avergonzada por el
lazo sanguíneo que la unía al líder
patriota.
Aunque de forma breve, merece una
mención la portada magnífica, atrac-
tiva y sugerente, muy bien resuelta.
Vaticinamos desde aquí que, en
breve, Las libertadoras se convertirá
en una obra de referencia tanto en
España como en América.
Aprovechando la oportunidad que
nos brinda la modestia de estas líne-
as, alentamos tanto al autor como a
la editorial a continuar la senda ini-
ciada con esta obra.
Eduardo Garrido
CORREDOR_867_CORREDOR 8- 20/8/2019 12:20 Página 7
El Corredor Mediterráneo / Página 8
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La Columna
humorsolini
Por Heraldo Mussolini
13, rue del percebe
Por Concha García
Todo era mentira. ¿Lo era? Con los años yo también me hice catala-
nista, como la señora P y como mis amigos del barrio —todos creí-
mos que era bueno que Cataluña tuviera una lengua, una cultura y
unas instituciones fuertes—, pero ahora ya no sé si lo soy, porque no
sé si el catalanismo es viable sin el nacionalismo, que ha demostrado
ser incompatible con la democracia. Por lo demás, la melancolía no
me alcanza para añorar el catalanismo católico, burgués y conserva-
dor de CiU, pero sí para preguntarme cómo es posible que se haya
podrido tan pronto el idealismo generoso y razonable de tantos
catalanistas honestos, a cuántos catalanes de pura cepa como la
señora P engañaron los políticos del procés. Y dónde están.” (Javier
Cercas)
Está claro que la cuestión de ser catalana no pasa por una volun-
tad propia, decido serlo y ya está, porque tengo todos los condi-
cionantes: hablo la lengua, la mayor parte de mi familia es catala-
na, colaboro con mis impuestos y me he educado en Cataluña.
Hay algo mucho más profundo, un corte, un sentimiento de que
España ha estafado a Cataluña, coreado desde los primeros años
del Gobierno de Jordi Pujol (que acaudaló una gran fortuna). Hay
un rencor histórico que se traduce en una sola cosa, o te convier-
tes en nacionalista, y como los bautizados ya eres de una religión,
o no serás más que un enemigo. No hay medias tintas. No olvide-
mos tampoco el gran despliegue que todo tipo de medios nos
atosiga cada día para que no nos olvidemos que un problema
desde la derecha nacionalista española hasta los fanáticos del
“procès”, un problema identitario ocupa todo el tiempo diferen-
tes escenas. una se teme lo peor.
Leyendo el artículo de Javier Cercás me he sentido identificada
cuando al final del mismo dice que la primera frase que aprendió
en catalán fue “M’agrada molt anar al col.legi”. Llegaba de un
pueblo de Extremadura, como muchas familias que llegaron
desde Andalucía; yo misma, desde la provincia de Córdoba. Había
un efecto llamada porque en nuestras poblaciones de origen
nadie había invertido y el dictador prefirió impulsar el desarrollo
industrial en Cataluña y País Vasco. Los latifundios empobrecían
las poblaciones y aunque mis abuelos poseían algunas tierras y un
pequeño negocio, la crisis y la ilusión de los jóvenes por irse de
aquella miseria, hicieron que Barcelona fuese una de las ciudades
elegidas por el mar y por la fama que tenía de acogedora.Y lo fue
durante muchos años.
Recuerdo el bloque de pisos donde nos dieron por sorteo una
vivienda espaciosa, luminosa, en Nou Barris. Mi tío, primo de mi
padre, tenía una buena posición como alto funcionario y median-
te su influencia, no nos engañemos, logramos aquella vivienda
construida en los años sesenta. Según la página del Ayuntamiento
de Barcelona, para acoger inmigrantes, gracias a la promoción de
la Obra Sindical del Hogar, la cooperativa La Puntual y de empre-
sas como Catalana de Gas, Telefónica y Fecsa.
Aquella escalera de siete pisos de altura y cuatro por rellano, con
ascensor y portería, era un lujo sin infrastructuras: ni bus, ni médi-
cos, ni colegio, ni apenas comercios. En el rellano nuestro había
una familia andaluza de un pueblo sevillano, otra gallega, otra
catalana y nosotros, que veníamos de Córdoba. Entonces, el
vecindario salía a la calle y se generaban lazos afectivos y de soli-
daridad. Recuerdo que se prestaban sal o azúcar, o dejaban al cui-
dado a los pequeños si alguien tenía que hacer una gestión. En
aquella escalera había una mujer catalana en el segundo que ven-
día telas, se amontonaban clientas. Mi madre compraba allí las
telas para hacernos los vestidos a mis hermanas, había también
una escuela de niños con síndrome de down en nuestro rellano
que era el tercero, al cuidado de una mujer muy cariñosa también
catalana de pura cepa. En el primero había una familia con cuatro
hijos que se quedaron huérfanos, recuerdo que el padre trabajaba
como operario en la Coca-cola, ¿qué habrá sido de ellos? A la veci-
na catalana que tenía la escuela en su casa le llamaban Señora, la
señora Gavaldà, el señor Gavaldà; a la gallega, simplemente
Conchita, y a la sevillana, María. No eran señoras. Yo iba a una
escuela que habían improvisado en otro piso de uno de los rasca-
cielos –así llamaban a los bloques más altos- durante un curso,
hasta que construyeron el colegio de monjas en la versión barrial
de la congregación de Jesús María. Viendo el trato diferente que
les otorgaban a los catalanes, también trabajadores, los vecinos
venidos de otras partes de España, lo que yo quería era llegar a
ser catalana, así que por las noches y gracias a un diccionario, -
debía tener unos 12 años- la primera frase que aprendí a decir fue:
Mireu, la porta está oberta. Mi gran ilusión era, al llegar a mi pue-
blo donde íbamos cada año, sorprender a la gente hablándoles en
catalán. Si nos metemos de lleno en el inconsciente, el deseo de
aquella niña era sin duda no ser minusvalorada por no haber naci-
do en aquella ciudad aparentemente tan acogedora.
SuPLEMENTO CuLTuRAL DEL CENTRO
DECLARADO DE INTERÉS CuLTuRAL POR EL
CONCEJO DELIBERANTE DE RíO CuARTO
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  • 1. Suplemento Cultural del Centro Río Cuarto . Río Tercero . San Francisco . Villa María Miércoles 21 de agosto de 2019 . Año 19 N° 867 El Corredor Mediterráneo humorsolini POR HERALDO MUSSOLINI PÁG. 8 Antonio de Nebrija, padre de la gramática castellana POR ISABEL REZMO PÁG. 4-5 El habla en la Biblia Expresiones castellanas del habla bíblica Por ATA-ECM PÁG. 6 Así como La última cena de Leonardo Da Vinci inspiró enigmas para el popular best-seller de Dan Brown, Las meninas, también parecen sugerir secretos ocultos por Diego Velázquez, el gran maestro del barroco español. PÁG. 2-3 Las libertadoras. Mujeres en la independencia de América FRANCISCO MARTÍNEZ HOYOS POR EDUARDO GARRIDO PÁG. 7 EL CÓDIGO VELÁZQUEZ LA COLUMNA 13, rue del percebe POR CONCHA GARCÍA PÁG 8 CORREDOR_867_CORREDOR 8- 20/8/2019 12:20 Página 1
  • 2. Las meninas, de Diego Rodríguez y Velázquez, o La familia de Felipe IV como se la llamó cuando fue pinta- da en 1656, sorprendió desde el principio por su originalidad compo- sitiva y los juegos de espejos que el pintor propone y que multiplican y hasta desconciertan al espectador, quien no puede evitar sentirse parte de sus planos y espacios. Esta percepción del cuadro ha dado pábulo para que muchos piensen que la obra esconde enigmas aún no resueltos. “Los misterios que esconde han contribuido en gran medida a que [Las meninas] man- tenga este liderazgo dos siglos des- pués”, escribe Silvia Colomé en una nota en el diario madrileño El País. Pintores, escritores y pensadores como Goya, Picasso, Manet, Rubén Darío, Oscar Wilde, Borges Manet, Borges, Oscar Wilde y Faucault, entre otros no resistieron la atrac- ción del cuadro y lo estudiaron hasta la saciedad para encontrar sus secretos. El historiador de arte Jonathan Brown vio en esta obse- sión artística una suerte de trastor- no patológico al que denominó Síndrome de la Fatiga de Las Meninas (SFLM). Pero, como afirma Javier Portús, jefe de Conservación de Pintura Española hasta 1700 del Museo del Prado, refiriéndose al famoso cuadro “uno de sus grandes atractivos es que hasta ahora se ha mantenido en el misterio”, comen- ta. Pero la modernidad del cuadro no sólo generó admiración, sino tam- bién incomprensión y rechazo, como lo puso de manifiesto, Théophile Gautier, poeta romántico francés, quien al verlo se preguntó “¿Dónde está el cuadro?”. De hecho, como afirma Silvia Colomé “el logro más evidente de Velázquez es precisamente éste: eli- minar como por arte de magia la barrera que separaba obra y espec- tador”, a lo que un experto añade: “Transgrede los límites entre lo vivo, lo experimentado, y lo repre- sentado. Este es el punto de partida de Las meninas y lo que la ha con- vertido en una obra maestra desde que se creó” y por este motivo “nadie sale defraudado, desde los que buscan los mensajes más recón- ditos hasta los que ven cómo la pin- tura usurpa la propia realidad”, añade Javier Portús. Cuando la gran pinacoteca española se inauguró en 1819, el cuadro se expuso en la sala Basilical, la núme- ro 12 del Museo y la misma donde se encuentra actualmente, rodeado de obras de otros artistas entonces y de otras pinturas de Velázquez ahora. Sin embargo, durante varias décadas Las meninas se exhibió sola en una sala creada especialmente, que recreaba el mismo ambiente del cuadro, con una ventana situada a la derecha a través de la cual pene- traba la luz natural y un espejo colo- cado al fondo que reflejaba la ima- gen del espectador diluyendo la frontera entre éste y la obra. “Si se miraba al espejo, desaparecía el marco, lo que provocaba que la sen- sación de tridimensionalidad se hiciera más profunda” […]. “El espectador podía concebirse como dentro del cuadro”, porque el obje- tivo era “potenciar las capacidades ilusionistas de la obra”, explica Portús, Sin embargo, continúa el conservador, “no era un espacio neutro ni inocente, condicionaba la visión del espectador”. De ahí que para evitar cualquier tipo de condi- cionamiento, los responsables del Museo decidieran devolver Las meninas a la gran sala Basilical. También influyó en el cambio de sala el incremento exponencial de visitantes. “Hay mucha gente que aún añora esa antigua sala”, reco- noce Portús, para quien, sin embar- go, el lugar de exposición no altera el atractivo y las enigmáticas suge- rencias de la obra. “Nunca se desen- trañará qué quiso representar Velázquez, existen mensajes muy diversos, desde los políticos a los personales”, añade. En primer lugar, son varios los expertos que ven en el cuadro un mensaje sobre la situación dinástica del monarca español, quien, en ese momento, aún no había concebido un hijo varón que heredara el trono. A pesar de esta circunstancia, la continuidad dinástica estaba repre- sentada por la infanta Margarita, la primogénita de Felipe IV y la reina Mariana de Austria. En el plano de las conjeturas, hay expertos en arte que creen ver en la disposición de las cabezas de los principales perso- najes un trazo de la constelación Corona Boreales, “cuya estrella El Corredor Mediterráneo / Página 2 El código Velázquez Por Redacción ECM-AT CORREDOR_867_CORREDOR 8- 20/8/2019 12:20 Página 2
  • 3. principal recibe el nombre de Margarita y ocuparía exactamente el lugar donde se encuentra la infan- ta”, escribe Silvia Colomé. No obstante este “mensaje” de Velázquez carece de documentos históricos que le den veracidad. Para Portús, “el rey todavía espera- ba tener un hijo varón”, y si bien la pintura señala a Margarita como princesa y no como a infanta, tal cosa hubiese supuesto “un gran monumento a la imposibilidad del rey de concebir un heredero mascu- lino”. No parece que esta hubiera sido la intención del artista, a menos que quisiera perder su privi- legiado puesto de pintor de la Corte. Por otro lado, pocos años más tarde años nació Felipe Próspero, quien murió a los tres años, y Carlos II, quien heredaría la corona real. Lo que bien podría con- cordar con el tratamiento de prince- sa que Velázquez da en el cuadro, es el hecho comprobado de que Felipe IV no excluyó en su testamento la idea de que la infanta se coronara reina si su frágil hermano moría. El mismo Velázquez sería el prota- gonista de otro de los enigmas importantes de la obra. Se observa que el autor de Las lanzas o La ren- dición de Breda, parece ocupar un lugar prominente en el espacio de Las meninas. “Es un mensaje de autoafirmación como pintor”, expone Portús, como si pretendiera su importancia no sólo como artis- ta, sino también como personaje de la corte. Cabe fijarse en que en el cinto lleva la llave de aposentador de palacio, un cargo próximo al rey que se encargaba de cuidar el orden en todos los lugares por donde transcurría la vida cotidiana del monarca. De modo que Velázquez parece poner de manifiesto “su doble condición de servidor del palacio y de retratista de cámara”, según afirma el conservador del Museo y al mismo tiempo de artista como creador. No debe olvidarse que hasta el siglo XVI,. “la pintura era considerada una artesanía” y Velázquez parece querer demostrar que era una ‘cosa mentale’, como dejó escrito Leonardo da Vinci en su famoso Tratado de la pintura. Por esta causa, “no está pintando, nos está mirando con una frente ancha sobre la que cae la luz”, apunta Javier Portús, y añade que “en Las meninas hay un alarde de perspecti- va matemática, nos habla de cien- cia”. En otras palabras, aquí la figu- ra de Velázquez parece querer representar el valor de la pintura y del artista y del intelecto como fuente del ingenio artístico. El cua- dro “nació para ser una obra maes- tra de un hombre que ya tiene 57 años y que quiere su lugar en la his- toria de la pintura”, afirma Portús.“Sabía que Las meninas no eran sólo para el Rey, sino que les sobreviviría”. La obra plantea otros enigmas aun- que no parecen estar orientados a la trascendencia sino al deseo de experimentar con el tratamiento de las figuras y de los espacios. No olvi- demos su preocupación por la pers- pectiva y la composición manifiesta en La rendición de Breda, pintado entre 1634 y 1635. ¿Quiénes son los protagonistas del cuadro? ¿Los reyes que aparecen reflejados en el espejo? ¿La infanta Margarita, a quien da el tratamiento de princesa, y sus meninas? ¿Él mismo, que pare- ce adoptar una postura desafiante? ¿Los espectadores a los que parece interpelar? ¿Quiénes son esos otros personajes que aparecen en el cua- dro y cuya identidad no parece tener relevancia histórica? Y algo más ¿quién pintó sobre su pecho la famosa cruz de la Orden de Santiago si ésta le fue concedida tiempo después, poco antes de morir, cuando el cuadro ya llevaba tiempo terminado, gracias a la inter- vención de Felipe IV, debido a que Velázquez no había podido demos- trar que su linaje estaba limpio de sangre judía?. Debido a este gesto real de gran importancia, algunos expertos sostienen que el pintor de la cruz fue el mismo monarca, lo que venía a demostrar “que Velázquez era estimado por el rey y que la pintura era un arte tan noble como para que el monarca supiera pintar”. Pero más allá de cualquier especulación, los más probable es que fuera el mismo Velázquez quien, seguramente como permiso real, fuese quien añadió la cruz sobre su vestimenta como testimo- nio de la posición alcanzada merced a su genio artístico. El Corredor Mediterráneo / Página 3 Lasmeninas,unadelasobrasmaestrasdeDiegoVelázquez,esunade lasgrandesatraccionesdelmuseoespañoldeElPradodesdesuinau- guración hace doscientos años. Su composición y su tratamiento del espacio y la perspectiva no sólo abren nuevas propuestas plásticas sino que, para algunos expertos, también suscitan preguntas al pare- cer sin respuestas hasta ahora. CORREDOR_867_CORREDOR 8- 20/8/2019 12:20 Página 3
  • 4. El Corredor Mediterráneo / Página 4 “Para el colmo de nuestra felicidad y cum- plimiento de todos los bienes ninguna otra cosa nos falta sino el conocimiento de la lengua”. Esto proclamaba en 1488 el gra- mático español Antonio de Nebrija y por ello hoy se hace necesario recoger su testi- monio, su figura y su obra. Gracias a él el castellano en Europa se la consideró una lengua culta. Lo que el gramático sevillano estaba ofreciendo era una revolución cul- tural: por primera vez, un lengua vulgar, el romancecastellano,seconvertíaenlengua culta al disponer de una gramática propia, laprimeravezensugénero,queesalengua romance, así ennoblecida, se convertía en el factor de cohesión y expansión de un imperio que comenzaba a nacer sobre las carabelas que cruzaban el Atlántico. Nebrija le dio una dimensión política a su obra, en adelante, el castellano "siempre fue la lengua compañera del imperio". VIDA Antonio de Nebrija, uno de los grandes humanistas del Renacimiento: autor de la primera gramática española (1492) y el pri- mer diccionario de nuestra lengua (1495). Fue filólogo, historiador, pedagogo, gra- mático, astrónomo y poeta. Nacido en 1444 en Lebrija, en la provincia de Sevilla, hijo de Juan y Catalina, bautiza- do como Antonio Martínez de Cala e Hinojosa, Nebrija empezó sus estudios a los15añosenlaUniversidaddeSalamanca, donde se graduó cuatro años más tarde en Retórica y Gramática. Trasrecibirsudiploma,viajóaItaliayseins- cribió en la Universidad de Bolonia, alegan- do que le interesaban, sobre todo, el buen decir y un perfecto aprendizaje de griego y latín, lenguas que él creía que en Salamanca no eran tratadas como merecí- an. En Bolonia, prosiguió sus estudios durante diez años más, consagrándose a la Teología, al latín, al griego, al hebreo, y aprendió también Medicina, Derecho, Cosmografía, Matemáticas, Geografía, Historia y, por supuesto, la Gramática, materia en la que tuvo como maestro a Martino Galeotto. También recordaría más tarde con cariño las clases de ética de Pedro de Osma. En Italia bebió con avidez de la fuente del naciente humanismo, que estaba mucho más avanzado que en España, probable- mente debido a la Inquisición, que temía y perseguía las nuevas ideas. En 1470, Nebrija volvió a España como por- tador el humanismo renacentista, “para desbaratar la barbarie por todas partes de España tan ancha y luengamente derrama- da”. Fue por entonces que adoptó el nom- bre con el cual lo conocemos. Añadió Elio como homenaje al conquistador romano que conquistó la Bética, que era el nombre latino de Sevilla y "de Nebrija", por ser Nebrissa el nombre en latín de su Lebrija natal. Lo tomó de una familia ilustre de la Bética, cuyo testimonio había quedado grabado en las inscripciones que él mismo había podido leer en los mármoles de las antigüedades que yacían en aquellos cam- pos andaluces. A su regreso, contrajo matrimonio con Isabel de Solís, con quien tuvo seis hijos y una hija. Pero el matrimonio no atemperó sus ímpetus de conquistador y se cuenta que durante muchos años pasó por dificul- tades económicas debido a sus gastos con un incontable número de hijos habidos fuera del matrimonio y de ex amantes que lo acosaban. En esta época, Nebrija trabajó durante algún tiempo para el obispo Fonseca, pero su ambición lo llamaba a Salamanca, adon- de finalmente fue en 1475, decidido a revo- lucionar la enseñanza del latín en España. Con ese fin, publicó en 1481 Introductiones latinae,queserviríacomotextodelosestu- diantes de la lengua de los césares hasta el siglo XIX. Esta gramática latina se dividía en dos par- tes: La Analogía, que trataba sobre morfo- logía y otra parte que versaba sobre pro- blemas de sintaxis, ortografía, prosodia, figuras de dicción y un léxico que no era muy extenso. Sorprendido por el retum- banteéxitodesuobra,Nebrijaselanzóala tarea de traducirla a la "lengua vulgar", como se llamaba por entonces al castella- no.Endiezaños,llevóacaboenSalamanca una labor titánica y, a la llegada de los humanistas italianos Mártir de Anglería y Luigi Marineo, él había formado ya varias generaciones de alumnos. Confiado en su saber y dueño de la cátedra de Retórica, arremetió contra sus compa- ñeros claustro por el carácter poco científi- co de sus enseñanzas. En medio de esta lucha, cuando intentaban expulsarlo de la Universidad, Nebrija obtuvo el apoyo del maestre de la Orden de Alcántara y fre- cuentó Alcalá de Henares, con la tarea de corregir la Biblia Políglota. En 1490, se con- sagró como poeta y conquistó el cargo de cronista real, en el que permaneció hasta 1509, cuando decidió volver a Salamanca como catedrático de Retórica. Enlaviejauniversidaddondehabíacomen- zado sus estudios, fue perseguido por sus colegas, que le impidieron concursar en la cátedra de Gramática, por lo que decidió abandonar Salamanca y volver a Sevilla. Pero su permanencia en Andalucía duró menos de un año; el cardenal Cisneros lo llamó a la Universidad de Alcalá donde enseñó retórica y escribió un texto de esa disciplina, además de terminar sus gramá- ticas y léxicos. Su Introductiones Latinae, que había publi- cado en 1481, se constituyó en el texto más importante escrito hasta entonces sobre ese tema y se convirtió en manual para los estudiantes hasta el siglo XIX. Lo más importante de su obra se completó en la última década del siglo XV, con su Gramática de la lengua castellana y sus dos diccionarios de latín y castellano. En 1495, publicó una nueva obra en la misma dirección: Su vocabulario español latín,latín-español,elprimerdiccionariode nuestra lengua. Por Isabel Rezmo Antonio de Nebrija, padre de la gramática castellana CORREDOR_867_CORREDOR 8- 20/8/2019 12:20 Página 4
  • 5. El Corredor Mediterráneo / Página 5 A497 años de la muerte deAntonio de Nebrija y en momentos en que la lengua castellana es bastardeada por el mal hablar y desconsiderada por laignoranciadepretendidosreformadores,lapoetaespañolaIsabelRezmo trae a los lectores de ECM la figura de quien le dio su sistema coherente parahablarlayescribirlaelevándolaalaconsideracióndelenguaculta. Pero Nebrija fue mucho más que un filólo- go y un lingüista. Hombre de su tiempo, con la amplitud de horizontes que carac- terizaba a los intelectuales del Renacimiento, se ocupó también la Teología, de la que trató en Quinquagenas; del Derecho, que abordó en Lexicon Iurus Civilis; de Arqueología, con Antigüedades de España; y de Pedagogía, con De liberis educandis. Se empeñó en difundir los clásicos, su obra estuvomarcadatambiénpordeseodesis- tematizar el conocimiento que había adquiridoenSalamancayenBoloniaytor- narlo accesible al mayor número posible de personas. Nebrija murió en Alcalá de Henares el 5 de julio de 1522. La obra y su importancia En el año 1492 publica en 5 volúmenes su obra Grammatica, Se trata del primer librocentradoenelestudiodeunalengua de la Europa occidental que no fuera el latín, por lo que en su momento fue dura- mente criticado. Nebrija dividió el estudio delcastellanoencuatroámbitos:ortogra- fía,prosodiaysílaba,etimologíaydicción, y sintaxis. A estos cuatro apartados, refle- jados en cuatro volúmenes, se le sumó un quintovolumenconeltítulo“Delasintro- ducciones de la lengua castellana para los que de estraña lengua querrán depren- der”. De todas sus obras, ninguna tuvo el peso y la importancia histórica de su Gramática, que se adelantó a todos los estudios hechos en todas las lenguas romances sobre esta materia. Fue el pri- mer gramático de destaque en considerar una lengua romance (por entonces llama- da "lengua vulgar") como digna de ser estudiada. La novedad de la gramática residíaenquenuncaantessehabíaescrito una gramática en una lengua contempo- ránea.ParaloshombresdelaEdadMedia, sóloellatínyelgriegoestabandotadosde una grandeza que hacía esas lenguas merecedoras de estudio y análisis, mien- tras que las "lenguas vulgares" se regían apenas por el gusto de los hablantes, sin necesidad de que éste fuera estudiado ni de que sus reglas se establecieran. La Gramática de Nebrija inspiró el surgimien- to de una serie de obras similares que fue surgiendo en toda Europa, a medida que los idiomas delViejo Continentecobraban concienciadequeerantannoblescomoel viejo latín.Con la publicación de esta obra, la gramática pasaría a ser un importante objeto de estudio para humanistas hasta la aparición de la Lingüística en el siglo XIX. . El italiano tuvo su primera gramática en 1529; el portugués en 1536; el francés en 1550.Españafuelapioneraenfijaruncon- juntodereglasynormaslingüísticasauna lengua vulgar, como era el castellano, para dar una homogeneidad y convertirla en una lengua culta. Introductiones latinae, obra dedicada al cardenal Pedro de Mendoza, fue concebi- da como libro de texto para aprender latín. De hecho, el presente ejemplar con- tiene numerosas notas manuscritas reali- zadas por un alumno, que están redacta- das en latín o indican la traducción caste- llana de los términos latinos. Estetrabajoeselprecedenteineludiblede todas las gramáticas latinas posteriores. LaobradeNebrija,unodelosautoresque introdujeronlosprincipioshumanistasdel Renacimiento en España, fue tan suma- mente importante que se reimprimió durante siglos. IncunabledeGramáticacastellana,creada porAntoniodeNebrijabajoelmecenazgo deJuandeZúñiga,seconsideralaprimera gramática del castellano y la primera de una lengua vulgar que se imprime en Europa .A pesar de que en la época el cas- tellano no se consideraba como “lengua de cultura”, Nebrija se adelanta a su época y, después de haber publicado las Introductiones latinae, llega a la conclu- sióndequeesnecesarioaprenderelcaste- llano para estudiar el latín. La obra está dividida en cinco libros: «Ortografía», «Prosodia», «Etimología», «Sintaxis» e «Introducciones de la lengua castellana para los que de extraña lengua querrán deprender». Se imprimió en un taller anó- nimoque,segúnsedesprendedelosestu- diostipográficos,estuvoactivoentre1492 y1500yenelqueseimprimieronnumero- sas ediciones de este autor. Razones polí- ticas habían llevado a Nebrija a escribir su Gramática castellana. Como explicó en una extraña premonición al presentarla a Isabel la Católica, era preciso fijar la len- gua,quesería"lacompañeradelImperio" que nacería tras la Reconquista de Granada y la llegada del Colón al Nuevo Mundo. Nadie soñaba aún las consecuen- cias del descubrimiento de América, pero es como si Nebrija de algún modo hubiera intuido que aquella oscura lengua nacida en la tierra de los bárdulos, en el Norte de España,estabaenvíasdeconvertirseenel gran idioma internacional, segundo del planeta, que es hoy el castellano. Introductioneslatinae,Eslaobraprincipal de Antonio de Nebrija. Constituye el pri- mer manual de gramática latina que se escribe en España y el texto más impor- tante de la época para el estudio del latín. Su primera edición fue impresa en Salamanca en 1481. Este manuscrito copia la segunda edición, de 1485. Fue realizado para el Maestre de la Orden de Alcántara, don Juan de Zúñiga, y su interés principal reside en la magnífica miniatura a toda página del comienzo del texto, que repre- senta al autor impartiendo una lección en casa de su protector. CORREDOR_867_CORREDOR 8- 20/8/2019 12:20 Página 5
  • 6. El Corredor Mediterráneo / Página 6 A partir de las primeras traduccio- nes de la Biblia al castellano a media- dos del siglo XVI – Biblia de los judíos o de Ferrara en 1553 y de Casiodoro de la Reina en 1569-, la naturaleza proverbial del estilo bíblico fue calando progresivamente en el habla española en forma de dichos, sentencias, adagios y expresiones conformando un rico acervo de sabi- duría popular. El grafismo expresivo y la verdad conceptual que encierran han sido factores decisivos para que perduren desde hace siglos y conti- núen definiendo y dando colorido a situaciones y personajes de la vida cotidiana. «Antes que cante el gallo», el anun- cio de Jesús a Pedro de que lo negará (Lc 22,61), ha pasado a expresar algo inminente o próximo a suceder, y al mismo tiempo ha dado origen a la frase «otro gallo le cantara», para decir que mejor le hubiera ido si hubiera obrado de otro modo. Otra de las expresiones más popula- res y vivas es «lavarse las manos», que significa desentenderse de un asunto o eludir las responsabilida- des o consecuencias provocado por algo que se ha hecho, y que se inspi- ra en el gesto con que Poncio Pilatos dio a entender que no tenía nada que ver con la condena a muerte de Jesús (Mt 27,24). El estilo proverbial Uno de los atractivos del texto bíbli- co radica precisamente en conservar en su escritura la frescura de un habla sentenciosa, para que el lector comprenda la historia que se narra y el carácter de sus personajes y sus peripecias, y al mismo tiempo intuya y deduzca ideas y conceptos, que no se le ofrecen de un modo directo y manifiesto, pero que apelan a su memoria cultural, individual y colec- tiva. Las verdades esenciales de los dichos y sentencias bíblicos han enri- quecido el acervo proverbial del cas- tellano en el que conservan una extraordinaria vitalidad. Es frecuente oír «rasgarse las vesti- duras» para señalar que alguien se escandaliza con grandes aspavien- tos, como hacen los judíos en señal de duelo; también que alguno hace algo de «Pascuas a Ramos», por decir que lo hace de tarde en tarde, pues el tiempo que media entre la Pascua y el Domingo de Ramos es de casi un año. En cambio «hacer la Pascua» es fastidiar a alguien por alusión a la matanza de los primogé- nitos egipcios que coincidió con el rito pascual (Éx 11, 4-5; 12, 21-29). Es bíblica también la expresión «clamar al cielo», que deriva de «clamar a Yahveh» (Jc 4,3), dicha de algo que requiere evidente justicia. De la larga lista de sentencias y fra- ses proverbiales procedentes de la Biblia pueden citarse también «chivo expiatorio», «gigante con pies de barro», «de todo hay en la viña del señor», «quien siembra vientos, cosecha tempestades», «más viejo que Matusalén», «pasar las de Caín», «sembrar cizaña», «tirar la primera piedra», «trampa saducea», etc. Asimismo nutren los proverbios el carácter de algunos personajes, como en los dichos «tener más paciencia que un santo», que alude a Job, o «ser un Judas» por traidor o «ser un Jeremías», por quejoso. EL HABLA EN LA BIBLIA Expresiones castellanas del habla bíblica Por Redacción ATA-ECM NOTA CORREDOR_867_CORREDOR 8- 20/8/2019 12:20 Página 6
  • 7. El Corredor Mediterráneo / Página 7 reseña Las libertadoras. Mujeres en la independencia deAmérica FRANCISCO MARTÍNEZ HOYOS Crítica, Barcelona, 2019 No se entiende la historia de España sin América ni la de América sin España. Al hablar de las independen- cias de los distintos países latinoa- mericanos, pocos nombres propios nos vienen a la mente al margen de Simón Bolívar, Francisco de Miranda o San Martín y, por supuesto, ningu- no de mujer. Las libertadoras propo- ne una forma novedosa de acercarse a este momento, clave en la historia del continente, a partir del análisis de la aportación femenina a la lucha emancipadora. Francisco Martínez Hoyos, doctor en Historia por la Universidad de Barcelona, se ha interesado profun- damente en el pasado americano con obras tales como Francisco de Miranda (Arpegio, 2012), Hernán Cortés (Nowtilus, 2014), La revolu- ción mexicana (Nowtilus, 2015), Kennedy (Sílex, 2017) o El indigenis- mo (Cátedra, 2018). Escrito con solvencia y precisión, el historiador español, apoyado en una exhaustiva bibliografía, hace gala de una prosa ágil y amena, cuya lectura discurre como si de un libro de aven- turas se tratara. Es notable el esfuer- zo de contención a la hora de no extenderse en detalles que, sin duda, podrían, por la entidad que se deja traslucir, ocupar varias páginas. Al concluir todos y cada uno de los capítulos, sin excepción, como cuan- do ves el primer episodio de una buena serie, el lector se queda con la sensación de que queda mucho jugo que exprimir todavía. Quiere más. Que nadie se llame a engaño, no se trata de un alegato feminista. Es cuestión de poner en su justo lugar a las mujeres que en una situación absolutamente extraordinaria (la guerra siempre lo es) tomaron la decisión de abandonar el lugar que habitualmente ocupaban en aque- llas primeras décadas del siglo XIX. En este sentido, en la Introducción se puede leer: “A las mujeres célebres se las mitificó con un propósito, crear un modelo ejemplarizante que sirviera de pauta de lo que esperaba la República de sus ciudadanas. Siempre desde la convicción de que su auténtico lugar era la paz del espacio doméstico, ya que su entre- ga a la causa patriota, al responder a unas circunstancias excepcionales, no podía servir como norma de con- ducta. No se podía pedir que todas emularan a la boliviana Juana Azurduy, capaz de reclutar hombres y manejar la espada como una ama- zona”. Sin perder en ningún momento el rigor histórico, sus páginas trascu- rren al ritmo de una buena crónica periodística que nos traslada, acom- pañando a las heroínas, de Perú a México, Chile, Argentina o Colombia. Patriotas o realistas, las soldaderas, rabonas, troperas, juanas o guari- chas, el nombre variaba según el lugar, no actuaban como lo hacían porque estuvieran poseídas por los ideales patrióticos, sino por un cúmulo de razones en las que la fide- lidad al ser querido se mezclaba con el pragmatismo. Asimismo, el nivel social jugaba un papel determinan- te. Las mujeres de clase alta utiliza- ban sus salones y tertulias para cons- pirar y fraguar planes independen- tistas. Pero también estaban las que hacían trabajos de correo o espías o directamente luchaban en el frente codo con codo junto a sus compañe- ros masculinos. A pesar de ser un tema aún poco conocido, Martínez Hoyos desgrana innumerables ejemplos con nombre y apellidos, como la colombiana Policarpa Salavarrieta o la ecuatoria- na Manuela Sáenz de Vergara, que tras ser arrestada por su oposición a los patriotas escapó y se unió a las tropas realistas. Su heroísmo se hizo célebre en 1812 tras combatir en la batalla de Mocha. La argentina María Remedios del Valle participó en diversas batallas y los soldados la nombraron “Madre de la Patria”. Un ejemplo a destacar entre las realistas es, sin duda, el de María Antonia Bolívar, la mismísima hermana del Libertador. Mujer de principios estrictos vivió avergonzada por el lazo sanguíneo que la unía al líder patriota. Aunque de forma breve, merece una mención la portada magnífica, atrac- tiva y sugerente, muy bien resuelta. Vaticinamos desde aquí que, en breve, Las libertadoras se convertirá en una obra de referencia tanto en España como en América. Aprovechando la oportunidad que nos brinda la modestia de estas líne- as, alentamos tanto al autor como a la editorial a continuar la senda ini- ciada con esta obra. Eduardo Garrido CORREDOR_867_CORREDOR 8- 20/8/2019 12:20 Página 7
  • 8. El Corredor Mediterráneo / Página 8 MunICIPAlIDAD DE lA CIuDAD DE Río CuARTo Subsecretaría de Cultura. CC DEL ANDINO Tel. 0358 - 4671995 MunICIPAlIDAD DE lA CIuDAD DE VIllA MARíA Bv. Sarmiento y San Martín Tel. 0353 4527092 Director: Antonio Tello Redacción: Diego Formía Liz Mellano Diseño: Gonzalo Sosa Colaboradores: Oscar Aimar Claudio Asaad Silvia Barei Abelardo Barra Ruatta Leandro Calle Eva Cháves Sergio G. Colautti Pablo Dema Verónica Dema José Di Marco Marcelo Fagiano Jorge Felippa Hernán Genero Alberto Hernández Francisco Martínez Hoyos Hugo Morales Solá Heraldo Mussolini Gonzalo Otero Pizarro Daila Prado Isabel Rezmo Jorge Rodríguez Hidalgo Bachi Salas Mario Trecek Ingrid Waisman Miguel Zupán Fotografía: Soraya Clop Jorge Tello Ilustración: José Aranguez Paco Rodríguez Ortega Jorge Sarraute Rocío Toledo DIRECCIón MunICIPAl DE CulTuRA DE lA CIuDAD DE SAn FRAnCISCo Bv. 9 de Julio 1190 (2400) San Francisco Tel. 03564-439157 La Columna humorsolini Por Heraldo Mussolini 13, rue del percebe Por Concha García Todo era mentira. ¿Lo era? Con los años yo también me hice catala- nista, como la señora P y como mis amigos del barrio —todos creí- mos que era bueno que Cataluña tuviera una lengua, una cultura y unas instituciones fuertes—, pero ahora ya no sé si lo soy, porque no sé si el catalanismo es viable sin el nacionalismo, que ha demostrado ser incompatible con la democracia. Por lo demás, la melancolía no me alcanza para añorar el catalanismo católico, burgués y conserva- dor de CiU, pero sí para preguntarme cómo es posible que se haya podrido tan pronto el idealismo generoso y razonable de tantos catalanistas honestos, a cuántos catalanes de pura cepa como la señora P engañaron los políticos del procés. Y dónde están.” (Javier Cercas) Está claro que la cuestión de ser catalana no pasa por una volun- tad propia, decido serlo y ya está, porque tengo todos los condi- cionantes: hablo la lengua, la mayor parte de mi familia es catala- na, colaboro con mis impuestos y me he educado en Cataluña. Hay algo mucho más profundo, un corte, un sentimiento de que España ha estafado a Cataluña, coreado desde los primeros años del Gobierno de Jordi Pujol (que acaudaló una gran fortuna). Hay un rencor histórico que se traduce en una sola cosa, o te convier- tes en nacionalista, y como los bautizados ya eres de una religión, o no serás más que un enemigo. No hay medias tintas. No olvide- mos tampoco el gran despliegue que todo tipo de medios nos atosiga cada día para que no nos olvidemos que un problema desde la derecha nacionalista española hasta los fanáticos del “procès”, un problema identitario ocupa todo el tiempo diferen- tes escenas. una se teme lo peor. Leyendo el artículo de Javier Cercás me he sentido identificada cuando al final del mismo dice que la primera frase que aprendió en catalán fue “M’agrada molt anar al col.legi”. Llegaba de un pueblo de Extremadura, como muchas familias que llegaron desde Andalucía; yo misma, desde la provincia de Córdoba. Había un efecto llamada porque en nuestras poblaciones de origen nadie había invertido y el dictador prefirió impulsar el desarrollo industrial en Cataluña y País Vasco. Los latifundios empobrecían las poblaciones y aunque mis abuelos poseían algunas tierras y un pequeño negocio, la crisis y la ilusión de los jóvenes por irse de aquella miseria, hicieron que Barcelona fuese una de las ciudades elegidas por el mar y por la fama que tenía de acogedora.Y lo fue durante muchos años. Recuerdo el bloque de pisos donde nos dieron por sorteo una vivienda espaciosa, luminosa, en Nou Barris. Mi tío, primo de mi padre, tenía una buena posición como alto funcionario y median- te su influencia, no nos engañemos, logramos aquella vivienda construida en los años sesenta. Según la página del Ayuntamiento de Barcelona, para acoger inmigrantes, gracias a la promoción de la Obra Sindical del Hogar, la cooperativa La Puntual y de empre- sas como Catalana de Gas, Telefónica y Fecsa. Aquella escalera de siete pisos de altura y cuatro por rellano, con ascensor y portería, era un lujo sin infrastructuras: ni bus, ni médi- cos, ni colegio, ni apenas comercios. En el rellano nuestro había una familia andaluza de un pueblo sevillano, otra gallega, otra catalana y nosotros, que veníamos de Córdoba. Entonces, el vecindario salía a la calle y se generaban lazos afectivos y de soli- daridad. Recuerdo que se prestaban sal o azúcar, o dejaban al cui- dado a los pequeños si alguien tenía que hacer una gestión. En aquella escalera había una mujer catalana en el segundo que ven- día telas, se amontonaban clientas. Mi madre compraba allí las telas para hacernos los vestidos a mis hermanas, había también una escuela de niños con síndrome de down en nuestro rellano que era el tercero, al cuidado de una mujer muy cariñosa también catalana de pura cepa. En el primero había una familia con cuatro hijos que se quedaron huérfanos, recuerdo que el padre trabajaba como operario en la Coca-cola, ¿qué habrá sido de ellos? A la veci- na catalana que tenía la escuela en su casa le llamaban Señora, la señora Gavaldà, el señor Gavaldà; a la gallega, simplemente Conchita, y a la sevillana, María. No eran señoras. Yo iba a una escuela que habían improvisado en otro piso de uno de los rasca- cielos –así llamaban a los bloques más altos- durante un curso, hasta que construyeron el colegio de monjas en la versión barrial de la congregación de Jesús María. Viendo el trato diferente que les otorgaban a los catalanes, también trabajadores, los vecinos venidos de otras partes de España, lo que yo quería era llegar a ser catalana, así que por las noches y gracias a un diccionario, - debía tener unos 12 años- la primera frase que aprendí a decir fue: Mireu, la porta está oberta. Mi gran ilusión era, al llegar a mi pue- blo donde íbamos cada año, sorprender a la gente hablándoles en catalán. Si nos metemos de lleno en el inconsciente, el deseo de aquella niña era sin duda no ser minusvalorada por no haber naci- do en aquella ciudad aparentemente tan acogedora. SuPLEMENTO CuLTuRAL DEL CENTRO DECLARADO DE INTERÉS CuLTuRAL POR EL CONCEJO DELIBERANTE DE RíO CuARTO CORREDOR_867_CORREDOR 8- 20/8/2019 12:20 Página 8